Mi esposa con amigo nuevo

Hola, que tal queridos lectores, me presento, mi nombre es Eduardo y mi esposa Belinda, casados desde hace ya 3 años, ambos de 38 años. Mi esposa es de piel morena, cabello negro, ojos grandes y de cuerpo unas tetas grandes y un culo perfecto, la verdad que como mujer tiene un excelente cuerpo, pues siempre está haciendo ejercicio y tonificado su cuerpo.

Bueno, vamos al relato, que empezó a los dos años de casados, un tiempo me fue mal en el trabajo y tuvimos que cambiar nuestras rutinas de gym a gym en casa; mi esposa hacía ejercicio por la mañana y yo por la tarde, era temporada de calor y mi esposa vestía pequeños shorts y blusas muy escotadas, casi se salían sus pechos, se miraba deliciosa, pues cuando llegaba a casa me tocaba verla antes de meterse a bañar.

En unas de esas ocasiones en las que hacía ejercicio, salía a la tienda para comprar algo para la comida, y es ahí donde se volvía el centro de atención de varios hombres, pues cerca de nuestra casa están algunos locales, entre ellos una tortillería y atrás de la casa un taller mecánico, cuando yo llegaba a casa, me comentaba que había un tipo que se le quedaba viendo mucho cuando salía a la tienda, que ella sentía que el tipo la comía con la mirada, y yo le decía: claro, si sales así, como no, jajaja.

Con el pasar de los días, el tipo se fue animando a conocer más a mi esposa, pues le preguntó su nombre y siempre que se miraban la saludaba, mi esposa me comentaba cuando llegaba a casa, amor no vas a creer lo que me pasó hoy, salí a la tienda a comprar para comer y me topé a Luis el mecánico, me saludó como siempre, pero como esta vez estaba sola, la tienda no salía nadie aún para atendernos y se acercó a mí, detrás de mi oreja y me dijo: «Que hermosa eres», la verdad que no me lo esperaba y solo me ruboricé, empecé a notar que este tipo no era indiferente a mi esposa, creyendo que también le gustaba a mi esposa, al principio me dieron algo de celos, pero también empezó a trabajarme la cabeza de muchas formas, podría incluir a este tipo en nuestras fantasías y así lograría ver hasta. Dónde sería capaz de hacer mi esposa.

En una de las ocasiones que estábamos teniendo sexo, le comenté que si no había visto a Luis, y me contestó que sí, y te dijo hoy que te veías hermosa, sí, te excita que te diga lo guapa que estás. En este punto no me contestó nada, pero como ella estaba cabalgando mi verga, la miré como cerraba sus ojos y comenzó a moverse como poseída, dándome la mejor cogida que no habíamos tenido en algún tiempo. Así estuvimos unos minutos, cuando ella tuvo un increíble orgasmo, bañando mis huevos con sus jugos. Yo también me vine adentro de su coño, llenándola de leche.

Pues resulta que una vez se me chingó la camioneta del trabajo y me dijeron que estos tipos eran buenos, así que no dudé en acudir a ellos, me comentó Luis que debido al problema tendría que dejar la camioneta y que le diera mi número de celular para llamarme en cuanto estuviera lista, se lo iba a dar cuando se me ocurrió la idea de darle el número de mi esposa, lo siento Luis, pero no tengo mi celular a la mano, te paso el de mi esposa y que ella me comunique que avances llevas, ok, excelente, dijo Luis, y nos despedimos.

Pasaron dos días y sonó el teléfono de mi mujer, ella respondió y la vi que se le dibujó una sonrisa, y pronto me comentó que le dijo Luis que ya estaba lista la camioneta, fui por ella y todo bien, mi esposa me preguntó que por qué le di su teléfono y le contesté que el mío no recibía llamadas por excesos de pago, con los días empezaba a notar que chateaba más de lo normal y le pregunté que con quién chateaba y solo me decía que con unas amigas, hasta cierto punto le creí, hasta que un día ella me confesó que Luis le mandaba mensajes todas las mañanas, de esos típicos mensajes, hola, cómo estás, espero que tengas un excelente día, que hermosa estás, y ese tipo de cosas que no tenían importancia, lo dejaba pasar.

Los días transcurrían y mi esposa me comentó que Luis la había invitado a un café, que había tenido buena química con él y que se estaban haciendo amigos, yo le comenté «solo amigos», jajaja, claro que sí, no seas bobo, dijo mi esposa, ok amor, te doy permiso de salir con él, solo una cosa, quiero que me mandes una foto de cómo irás vestida, sí claro amor, no hay problema, esa noche no tuvimos sexo y así también lo quise yo, para que estuviera con más ganas de ver a Luis y ver si llegaban a algo más.

Llegó el día, era un miércoles, tuve que salir temprano al trabajo, así que no miré qué es lo que se iba a poner, solo le di un beso, aún mi esposa dormía, me despedí de ella y salí rápido al trabajo, las horas pasaban, a eso de las 10 am, mi esposa me manda una foto al WhatsApp, traía un vestido de flores poco arriba de la rodilla, se veía hermosa y con un gran escote que dejaba ver el inicio de sus enormes senos, ya me voy al café con Luis, amor, te mando mensaje cuando vuelva.

Mi esposa nunca me mandó mensaje, hasta que llegué a la casa y la vi haciendo la cena, todo parecía normal.

– hola amor como te fue con Luis

– muy bien amor gracias la pasé muy padre, nos estamos haciendo amigos

– que bueno mi amor me da mucho gusto
y así fue nuestra conversación,
pero llegando la hora de dormir, ella me busco para que hiciéramos el amor, y fue cuando dentro de mi pensé que sería por lo ocurrido hoy en el café con Luis, así que le hice el amor, comencé chupando su vagina y después le pedí que me montará, la nalgueba un poco más fuerte que de costumbre y le pregunté te gusta Luis y ella no respondió solo cerró sus ojos, volví a preguntar
– te gustaría coger con alguien más?
– claro que no, no digas esas cosas
y solté la pregunta fulminante te gustaría que Luis te cogiera?
ella igual no respondió pero la sentí cabalgarme con más fuerza y termino en un increíble orgasmo, igual yo tmb me corrí dentro de ella, ya acostados me preguntó que porque le dije eso y le dije que solo era una fantasía que podíamos usar cuando tuviéramos sexo,
– está bien amor pero recuerda que Luis es solo un amigo ok
asi fueron pasando los días y si parecía que no llegaban a nada solo salían a desayunar o al café, así que tenía que hacer algo y dar el siguiente paso si quería que mi mujer se fijará en otro hombre.

un fin de semana tuvimos una fiesta familiar en casa de mis suegros y ella le prestó su celular a un sobrino pequeño de ella para que viera videos,
en un momento de descuido que no me viera mi esposa le pedí el celular al sobrino y busque en WhatsApp el número de Luis y le envié una foto de ella que habiamos tomado en algunas sesiones de sexo, la foto era ella acostada en la cama con una fina lencería un tanga azul y un brasier transparente que dejaba ver sus grandes pechos y negros pezones, y ella mordiéndose los labios se miraba exquisita, devolví el celular al sobrino y seguimos en la fiesta.

llegando a casa, comenzamos a cambiarnos para dormir y mi esposa comenzó a ver sus redes sociales, se miro en su rostro una leve preocupación
– amor, no vas a cree esto, mi sobrino le mando una foto a Luis
– que tipo de foto amor?
– las que me tomaste el otro día mira
– no manches amor, jajaja de seguro se le paro a Luis
– jajaja que bromista eres, no estoy está mal
– que te contesto Luis amor
– nada deja lo llamo
-Luis buenas noches soy Belinda, oye lo siento preste mi celular a un niño y mira lo que te mando, estoy súper apenada
– No te preocupes Belinda, si imaginé que no eras tú, por eso no conteste nada
– estoy con mi marido y el ya sabe, te pido de favor que borres esa foto y de nuevo te pido una disculpa
– no te preocupes belinda ya borre la foto y todo bien no te preocupes, buenas noches

mi esposa quedó más tranquila, pero tmb la notaba exitada, era la primera vez que otro hombre después de mi la veía en ropa interior, así que no desaproveche la situación y comencé a darle un masaje para relajarla y poniendo atención en su espalda, bajando directo a sus nalgas, ella se dejaba hacer, le dije que se diera vuelta para masajear su pecho, sus pezones estaban durísimos y cuando baje mi mano a su vagina, ohh vaya sorpresa estaba super mojada, y sabía que no solo era por mi, saque mi pene y lo acerque a su boca que no dudo en mamar enseguida, me estaba haciendo una mamada como no había hecho en mucho tiempo.

– que rico me estás mamando amor, o estás pensando en alguien más?

ella no contesto nada solo siguió su mamada y solo dijo

– ya cogeme quiero sentir tu verga en mi chochito.

comencé a cogerla, pero mi esposa era la que más se movía casi cogiendose ella sola así que la voltie para ponerla en 4 y se la deje ir de un golpe
– mueve ese culo amor, cogete tu solita
y ella se movía de atrás hacia adelante y fue cuando comencé con mis preguntas

– te gustó que Luis te viera en poca ropa
– si amor me exito mucho
– si estuviera aquí te lo follarias
se hizo un pequeño silencio
– si amor, si me lo cogería
– cómo te lo cogerias ?
y en ese momento Belinda se sacó mi verga, volteando hacia mi me tumbó sobre la cama y me empezó a cabalgar
– así te gusta amor? te gusta como me cojo a Luis
– me encantas amor sigue
– ahhh ahhh me vengo, me vengo ahhh
– yo TMB me vengo donde quieres la leche de Luis pregunté
– vente adentro, quiero sentir su leche
y ambos estallamos en un increíble orgasmo

al día siguiente nadie comento nada, de la increíble sesión de sexo que tuvimos la noche anterior

los días fueron pasando, como todos los miércoles, se vio con Luis para desayunar, ya llegando la tarde Belinda me comenta que Luis nos invitó al club Obregón, es un muy buen lugar para bailar y pasar el rato así que acepte para salir un poco de la rutina

El viernes siguiente, fuimos al Club Obregón y empezamos a tomar cerveza,en lo que llegaba Luis pues el dijo que nos encontraría estando en el bar, ella iba con un vestido rojo que le llegaba arriba de las rodillas, con un escote normal, zapatillas negras, el pelo suelto y un abrigo, ya que hacia frio por la noche.

llegó Luis y nos saludamos como si fuéramos amigos de hace tiempo, el por su parte saludo de lo más amable a mi esposa y le dio un efusivo beso en su mejilla, como si tuvieran tiempo sin verse. Mi esposa también respondió con cierta efusividad el saludo y muy sonriente.

Yo para hacerme sentir y decirles “Hey aquí estoy!”, intervine en su momento de presentación y empecé por preguntarle por su vida, si todavía tenían el motel, por su esposa, su hija, etc. El igual, me pregunto sobre mi vida y mis actividades.

Yo le hice el comentario que actualmente estaba trabajando en otra ciudad, a tres horas de donde vivía con mi familia. Él se interesó mucho en ese punto, me preguntaba que si cuanto tiempo pasaba fuera de la ciudad, que hacía (como si le interesara mucho), pero sobre todo, pedía muchos detalles del tiempo que duraba fuera. Yo “amablemente” le daba la información correspondiente, con el fin de que tuviera bien a bien, que mi mujer, pasaba esa temporada “sola”, de su hombre y en la cama.

El grupo tocaba buena música y la pista de baile estaba llena de los parroquianos, en la mesa, el alcohol no faltaba. Luis sacaba platica de todo, reía y nos hacía reír, pero veía cierto interés en mi mujer, a quien le servía la cerveza, le hacía comentarios y no dejaba de verle las piernas. También noté que trataba de mirar más allá de su escote. Debo decir que mi esposa es una mujer de 37 años, mide casi 165 cms de altura, ni recuerdo su talla de bra pero si tiene unas tetas grandes, no es delgada, pero tampoco es gorda. Es talla media.

Yo veía que Belina movía sus pies al compás de la música, con ganas de bailar, pero yo quería que el amigo Luis le hiciera los honores y la sacara a bailar. A esas alturas, Belinda ya estaba con el alcohol un poco arriba de lo normal, se veía muy risueña, a cada comentario que Luis le hacía, reía y de vez en cuando volteaba a verme, para saber mí reacción. En un momento de la plática y con el fin de descubrir hasta donde quería llegar mi esposa Belinda y el amigo Luis, les dije que me permitieran ir al baño y que no se fueran a ir a otra parte, sin mí; lanzando una carcajada como si hubiera contado un gran chiste y remate diciéndoles: “Si quieren, pueden ir a bailar una pieza en mi ausencia”.

Me levante y me fui rumbo al baño, entre y aprovechando que el baño estaba saturado, saque mi teléfono y me puse a revisar mis redes sociales, quería darles tiempo para saber que harían: Si Luis la invitaba a mi Belinda a bailar y si ella aceptaba

Tarde tal vez, unos 8-10 minutos y cuando salí mire hacía la mesa y vi que no estaban ni belinda, ni luis. Interiormente me alegre, porque dije para mí: “La saco a bailar, signos de que le interesa mi mujer”. Así que a partir de ese momento trataría por todos los medios poner a tono a mi mujer.

Los empecé a buscar en la pista de baile y después de un momento los vi bailando abrazados. El grupo tocaba la canción de Nunca es suficiente con Natalia Lafourcade y Angeles Azules, lo cual era extraño, esas canciones no se bailan precisamente abrazados. me quede a la sombra, porque veía que Belinda volteaba al baño como buscándome o volteaba a la mesa para saber si ya había llegado. Me espere otra canción más. Para ese entonces ya habían pasado tal vez 15 minutos, más menos, por lo que salí de donde me escondía y me fui a la mesa. Al término de la tercera canción, regresaron a la mesa, Belinda se sentó a mi lado derecho y Luis se disculpó para ir al baño. Al retirarse, Belinda trato de explicarme su salida a bailar con Luis y me pidió disculpas. Me dijo:

–       Discúlpame Eduardo, yo no quería ir a bailar (seguramente me dije para mis adentros), el insistió en sacarme a bailar en cuanto me dejaste sola con él…

–       No te preocupes, le dije yo, me parece bien que hayas decidido ir a bailar con él, por lo menos le conozco. Aunque tampoco me hubiera molestado que hubieras bailado con otro en mi ausencia…}

–       Como? Dijo ella. Ósea que te vale que tu mujercita ande bailando con otros hombres?

–       Yo no dije eso, le respondí. Solo te digo que no lo veo como una traición o un abuso contra mí. Está bien, vinimos a divertirnos y a pasarla bien. No le veo nada de malo que hayas bailado con Luis.

–       Que conste, eh? Me dijo con una mirada y una cara de maldad y vicio. Que conste, tú lo dijiste! Asentó.

–       Porque dices eso? Pregunte…

–       Es que Luis me dijo, que si no había problema contigo, deseaba seguir bailando conmigo y como a ti no se te da mucho esto del baile, pues espero no te enojes si vuelvo a bailar con el…

–       Está bien mamacita, no me voy a enojar, al contario, me alegro que te diviertas…

–       Mamacita? Y eso de “mamacita”? De dónde? Jamás me dices así…

–       Que tiene que te diga “mamacita”? Para mí lo eres, el vestido se te ve genial, tus piernas y tu escote, se te ven deliciosos. Cualquiera de los presentes quisiera bailar con tan linda mujer. Además, que no sabes que estas en esa edad, en que las mujeres, son apetecibles hasta para los jovencitos? Les llaman MILF…

–       Les llaman como?

–       MILF!!! Le dije

–       Que es eso? Me respondió

–       Pues que eres una mujer madura, que es deseable para muchos hombres, de menor y mayor edad, cualquiera quisiera tenerte donde te tengo yo en las noches y donde te voy a tener al rato…

–       Cállate simple! Capaz y escuchen los que están alrededor…

–       Jajajaja le dije, es la verdad. Estas bien rica “mamacita”

Ella se reía y en una de edad me planto un beso en la boca.

Estábamos en eso, cuando llego luis y se sentó del lado izquierdo de Belinda y dijo:

–       Que tal? De que me perdí? Porque tanta efusividad?

–       No, por nada dijo belinda, es que Eduardo es un payaso y le gusta hacerme bromas y me hace reír.

–       Que hiciste amigo, me pregunto luis.

–       Nada, es que Belinda es muy penosa y no le gusta que le diga lo que es…

–       Y que es? Pregunto Luis

Yo aprovechando la situación, las copas que ya se le habían subido a la cabeza de belinda, sabía que su libido estaba llegando a sus máximos niveles, mi excitación al pensar que el amigo Luis la quería hacer suya y el bulto que se le notaba en la entre pierna, le dije:

–       Pues que Belinda no cree, que a su edad, aún levante pasiones entre los presentes. Se apena que le diga esas cosas y yo le digo que hasta dos, que tres morritos que andan aquí, la voltean a ver cuándo ha ido al baño o andaba bailando contigo

–       Luis soltó la carcajada y le dijo: “Eso es cierto, también lo hice yo y lo noté cuando bailábamos….”

A Belinda se le noto que dichos comentarios, los míos y su amigo Luis, le causaron algún tipo de efecto. Se levantó y dijo, “Ahorita regreso, voy al baño, disculpen”

Se levantó y agarro rumbo al baño, mientras Luis no le quitaba la vista de sus nalgas, yo también la vi retirarse y de reojo veía como Luis no le quitaba la vista.

Seguimos platicando cosas, antes de que llegará Belinda de vuelta, me pregunto que si porque no bailaba y le conté de un problema que tuve en una rodilla y no me permitía bailar. Entonces me dijo:

–       Entonces “me prestas a tu mujer” para bailarla?

Sé que su comentario llevaba jiribilla, con doble sentido

–       Yo le respondí que sí, mientras ella quisiera, no tenía problema.

Al rato regreso belinda y Luis no le dio chanza de que se sentara y la volvió a invitar a bailar, ella volteó a verme, como extrañada, como preguntándose que pasaba. Me vio extrañada y le dije:

–       Vayan, vayan, yo acá los observo… y le sonreí

Se fueron a la pista y yo me quedé viéndolos, observándolos en su baile. De vez en cuando ella volteaba a la mesa y me regalaba una sonrisa. Pero para la tercera canción, notaba que se decían cosas al oído, ella reía y escondía su cara en el pecho de Luis. Luego ella le decía algo y Luis también sonreía. Después el grupo toco una canción romántica y ella se acurruco en su torso. Hasta cierto punto, sentía celos, pero también una excitación por ver a mi esposa bailar con otro hombre y el cual sabía, ya le había echado el ojo.

Bailaron 5 canciones, cuando regresaron a la mesa, Belinda venía muy ruborizada y Luis me vio con una cara de triunfo. Seguimos tomando y al rato, Belinda me dijo que quería bailar conmigo. Nos levantamos y fuimos a la pista. Cuando estábamos bailando mi mujer me dijo:

–       Luis, es medio pasadito, no?

–       -Porque? Respondí

–       Porque cuando estamos bailando, me confeso, le hizo algunos comentarios sobre su vestido, lo bien que se le veía el escote y sus piernas.

–       Me pregunto que si que talla de brasier usaba y si no me gustaba andar sin ropa interior. Me dijo que a él lo enloquecían las mujeres que no usaban ropa interior.

–       Me pregunto si pasabas mucho tiempo fuera de la ciudad. Yo le dije que hasta solías pasar dos o tres semanas, dependiendo tu trabajo.

–       Me dijo que si no se me hacía mucho tiempo para estar sin compañía de mi hombre y que si como le hacía en tus ausencias… Fue muy atrevido.

–       Y tú que le dijiste? Le pregunte, con cara de supuesto enojado…

–       Pues no supe que responder unas cosas y otras si se las respondí, porque insistía mucho.

–       Como que le respondiste y que no? Le pregunte

–       Por ejemplo, dijo belinda, le dije que tú me habías comprado un vibrador y que en los días que te necesitaba, lo usaba en tu ausencia. Pero después me pregunto, si el consolador era más grande que tu pene o al revés. Yo no quería responderle eso, porque me estaba dando pena y a la vez me empecé a excitar y créeme, que ahorita estoy muy excitada!

–       En serio? Le dije. En serio estas excitada por lo que te dijo?

–       No solo por lo que me dijo, también por lo que sentí cuando bailábamos en mi estómago…

–       Que? A poco sentías mariposas? Le dije entre risas

–       No, tonto! Me dijo. Sentía su cosa que me la restregaba en mi panza y parece que la tiene grande y gruesa, porque no dejo de restregármela. No viste cuando en un momento del baile se posó detrás mío?

–       No! Le dije.

–       Pues ahí me restregó “su cosa” entre mis nalgas, creí que me la quería meter ahí mismo… Por favor vámonos, porque ya estoy muy excitada y quiero estar contigo…

–       Entonces, Luis te excito? Pregunte

–       No, no el, bueno si, fue él o sus preguntas o….

–       O que? Le dije yo…

–       Pues su cosa… Y puso una cara de inocente…

–       Su que? Le dije yo, que es su cosa? Preguntaba como si no supiera a que se refería…

–       A su cosa, me dijo

–       Pero que es su cosa? Me hacia el güey

–       Pues su pene, me dijo. Su pene, me excitaba mucho que me lo restregara en el estómago y atrás, en mis nalgas… Vámonos por favor! Insistió

 

Ahí fue donde di con el momento en el que quería tenerla, quería que estuviera excitada, quería que me pidiera la llevará a la cama y le hiciera el amor. Pero ese no era mi plan, en ese momento. Quería que se rindiera y me suplicara la llevara a coger, no hacer el amor, quería que me pidiera me la cogiera.

 

Le dije, Ok ahorita nos vamos, solo déjame ir al baño, antes de que venga Luis y quiera seguir con su plática y sacándote a bailar. Ella me dijo, yo también quiero ir al baño.

 

–       Ok le dije. Pero concédeme un deseo, cuando estés en el baño, trame tu pantaleta, quítatela, no sabes lo caliente que me vas a poner.

–       Estás loco o que? Me dijo ella

–       Ándale, no sea malita, le suplique

–       No, me dijo de nuevo

–       No quieres que me caliente yo también. No quieres que este muy excitado como lo estas ahora tú?

–       Si, dijo ella, pero como me la voy a quitar aquí, capaz que alguien se dé cuenta, estás loco y ya andas tomado.

–       Bueno, le dije yo, si no me traes tu pantaleta, le diré a Luis que te saque a bailar otra vez…

–       Está bien, está bien cabroncito, tu sabes lo que haces…

 

Entonces agarramos cada quien para los sanitarios, en eso vi venir a Luis y le dije;

 

–       Ahí te encargo a belinda cuando salga, yo voy al baño

–       Donde está? Pregunto

–       En el baño, respondí, ahorita sale…

–       Ok, acá te la cuido, me dijo con una sonrisa pervertida

Me metí al baño, orine y me quede un rato adentro, checando el celular, las redes sociales, para hacer tiempo y darle chanza a Belinda que saliera primero. Cuando salí me quede parado a un lado del baño de mujeres, porque vi que mi esposa ya estaba con Luis, platicando y tomando en la mesa. Me hice el loco un rato, quería que Luis la volviera sacar a bailar. Eso no tardo mucho, porque vi que mi esposa se levantó junto con Luis, se tomaron de la mano como novios y se fueron a bailar.

Esta vez puse atención a los movimientos de luis. Quería ver si se lanzaba contra Belinda, como ella me había dicho.

Al rato los veía con risitas cómplices y vi, como la mano de Luis empezó a bajar por su cintura, creí ver, que le tocaba las nalgas. También note como se la repegaba con su pelvis cada que podía. Al rato estaba bailando ella dándole la espalda a Luis y este la abrazaba por detrás. Ella en momentos cerraba los ojos. Notaba como la mano de Luis, empezaba a recorrer la cintura de belinda; cuando se puso de frente a él, Luis la abrazo con sus dos brazos por la parte baja de la cintura, así tenía control sobre ella. En cambio Belinda, paso sus dos brazos sobre su cuello y su cabeza la descanso sobre su pecho. De vez en cuando Belinda me volteaba a ver y me guiñaba el ojo o me lanzaba besos. Después de unas canciones regresaron a la mesa, el acerco más la silla a ella, parecía que la pareja de mi esposa era él y no yo. Entonces acerque mi cara a su oído para darle un beso y le dije:

–       Nos vamos?

–       No, ya no, me respondió. Vamos a quedarnos un rato más y extendiéndome la mano, me dio su palma como saludándome y cual sería mi sorpresa, que me deposito en mi mano, su calzón. Cuando vi lo que era, no sé de que manera la vi, que me dijo

–       Eras la que querías, no?

–       Por supuesto, dije yo

–       Pues guárdamela, yo puse ese calzoncito debajo de la mesa para abrirlo un poco y vaya sorpresa estaba totalmente empapado de sus jugos,me la puse en la bolsa de la chamarra de la manera más discreta.

Seguimos ingiriendo alcohol Belinda y yo, Luis dejo de beber y se pidió una botella de agua. En uno de los momentos, llego la mesera, una señora mayorcita en edad, pero graciosa y me pregunto si queríamos más bebida, le dije que sí, pero como dije, solo para belinda y para mí, ya que luis ya no quiso beber alcohol.

Cuando regreso con las cervezas, vi que la señora le lanzo una mirada con una sonrisita a Luis y con los ojos le señalo algo hacia las piernas de mi mujer, fue entonces que me percate que Luis tenía su mano sobre el muslo de mi esposa, no se desde cuando la había puesto ahí. Belinda no decía nada, como si la mano de su amigo no estuviera ahí o simplemente, no se había percatado. Luis solo esbozo una sonrisa a la mesera y esta se retiró con una sonrisa en sus labios, como previendo lo que ocurriría esa noche, entre él y mi esposa.

Las pláticas siguieron entre ella y Luis, risas cómplices, juguetonas, tal vez hasta calientes, y notaba como su mano subía por las piernas de mi mujer tal vez queriendo tocar algo de más.

Faltando como media hora para el cierre del local, belinda me acerco su boca al oído y me dijo:
–       Dice “luis”, recargando la voz en ello, que si le podemos llevar a su casa, porque no trae carro.

–       Si, claro, le dije.

–       Otra cosa, donde dejaste mi calzón?

–       Aquí lo tengo en la bolsa. Lo quieres? Pregunte

–       No, ahí cuídalo, creo que esta noche ya no lo necesitare y soltó una carcajada… No me preocupa “luis” (otra vez ese tonito), ya sabe que no traigo nada abajo. De hecho me dijo que si no traía calzones, para que traía brasier. Y me recordó de nuevo, lo mucho que le excitan las mujeres que no usan ropa interior!

 

Yo me quede con cara de WTF???

 

–       Pero como se enteró que no traes calzones? Pregunte

–       Yo le dije cuando estábamos bailando, por eso me restregó su vergota por todos lados,y masajeaba mi culo en todo momento, no lo notaste?

Yo estaba mudo por cómo se desarrollaban las cosas. Sentía un nudo en la garganta, una especie de celos, pero mi verga se estaba poniendo dura y parecía que quería reventarse. Después me dijo

–       Ahorita vengo voy al baño, se levantó y salió casi corriendo al baño.

 

No había pasado nada de tiempo, cuando venía de regreso, luis solo alcanzo a decirme

 

–       Eduardo, donde la vamos a seguir ahorita? O ya no la van a seguir. Belinda me dijo que quería seguir la fiesta…

–       Yo le dije que no había problema, que en el carro traía un 12 de Micheloub Ultra y que por ese lado no había bronca.

 

Cuando mi esposa llego hasta la mesa nos dijo

 

–       Nos vamos ya?

–       Claro! Dijimos los dos

Yo me puse del lado derecho de mi esposa y Luis inicialmente caminaba detrás, pero nada más al salir del Club él se puso del lado derecho de mi esposa y yo del izquierdo. Llegamos al vehículo y ella se subió al frente como copiloto y Luis detrás de Belinda. Cuando ella se sentó, abrió la puerta de la guantera y volteando hacía mí, con una risa, que nunca le había visto, metió su brasier y me pidió le entregara su calzón. Lo saqué de mí bolsa y se lo entregué. Pero estaba sorprendido, porque a eso había ido al baño a quitarse el bra, para darle gusto a Luis. Las cosas definitivamente estaban girando muy rápido. Encendió la radio y puso la estación de radio Stereo 100, música en inglés.

Después volteando hacía nuestro visitante, le dijo que si para donde seguía la fiesta y Luis le dijo, que a donde quería ir ella. Ella respondió

–       Quiero ir a un lugar donde pueda divertirme, bailar, pero solo los tres, sin más gente.

–       Sé a dónde ir, dice Luis y me ordena enfile hacia el norte de la ciudad

 

Durante el trayecto Luis me fue indicando que ruta tomar. Pero ocurrió algo, que me sorprendió mucho más, de lo que hasta ese momento había visto. Mi Belinda, se abrió su abrigo y se sacó las tetas por arriba del escote del vestido, dejando al descubierto sus pechos y eufórica bailaba al ritmo que en la radio deslizaban.

Yo cuando vi ese hermoso espectáculo,  no supe cómo reaccionar y lo primero que hice, fue agarrarle su seno izquierdo y sobarle su pezón. Pero quien tampoco perdió tiempo, fue Luis quien volteo a verme, pidiendo mi autorización y sin dársela, metió la mano por el lado derecho y le apaño la teta derecha. Mi esposa estaba bien salida, bailaba y gritaba con sus tetas al aire. Después quite las manos para seguir manejando y nuestro pasajero aprovecho para pasar su mano izquierda al frente y así agarrarle las dos tetas de mi esposa. También aprovecho para subirle el vestido. Lo hizo hasta donde se empezaba a divisar su vagina peludita. En un momento el trato de meterle la mano entre las piernas de mi esposa, pero ella no se lo permitió y las cerró, así que le retiro la mano de su pubis, se subió el vestido y se cerró el abrigo. Pero eso no significaba que estuviera enojada, ella seguía con su fiesta y volteó hacía atrás y le guiño su ojo a su amigo Luis.

Por fin llegamos a nuestro destino, un motel al norte de la ciudad, cuando llegamos y nos iban atender, Luis le dijo a la empleada que era el y la mujer lo reconoció y le dijo

–       Disculpe patrón, no lo reconocí

–       Entonces yo le pregunte ¿Es tuyo el negocio?

–       Es de la familia, mío solo, no.

Negocio redondo, pensé yo. Las caza en la calle y viene a cogérselas a su motel y quien le diga algo. Y en esta ocasión la presa sería mi esposa, que estaba irreconocible.

Entramos a la habitación e inmediatamente Luis prendió el televisor, Belinda se sentó a un lado de la cama, yo en una silla y Luis, se quedó parado un momento. Después me pregunto:

–       No traías cervezas?

–       Si, respondí

–       Pues te estas tardando, porque Belinda quiere una, verdad Belinda?

Yo salí del cuarto al carro para bajar la hielera y cuando regrese, Luis ya estaba sentado al otro lado de la cama y recargado hacia el lado en que estaba mi mujer. Yo saque tres cervezas y le di una a Luis, la abrió y se la paso a Belinda muy caballeroso. Entonces empezamos a platicar. Más bien el empezó a preguntar, cuantos años teníamos de casados, cuántos hijos, etc. etc. Hasta que entro a los temas sexuales.

Nos empezó a preguntar sobre nuestra actividad sexual, cuantas veces a la semana lo hacíamos, si ya habíamos hacho tríos, si habíamos hecho intercambio de parejas. Casi todas las respuestas las daba Belinda,

–       Tenemos 3 años de casados, sexo tenemos cuando él está aquí, siempre anda fuera por el trabajo. Pero no significa que cojamos como conejos. Nunca hemos tenido ni intercambio de parejas, ni tríos ni nada de eso. Es este enfermo que nada más anda pensando en sus perversiones, sabrá que hará en los lugares donde anda.

–       Jajajajaja soltó una risa Luis

–       En serio, dijo Belinda. De una fecha acá, cuando tenemos sexo me insinúa que si me gustaría estar con otro, que me imagine que soy otro el que se la está cogiendo, hasta me compro un consolador, más grande que su pene. Quiere que lo use cuando no estoy con el…

 

La interrumpí y dije:

 

–       También lo hemos usado juntos y dile a Luis como te lo he metido por atrás, mientras yo te la meto en la vagina…

Belinda se sonrió y dijo

–       Oye, que te pasa? No cuentes esas cosas de nuestra intimidad…

Durante la plática, yo veía que Luis se agarraba la verga por encima del pantalón y se notaba que su bulto iba “increchendo”, diría el italiano… Pero Luis no perdía el tiempo en hacer preguntas, que pusieran más en tono a mi belinda y que fuera ella quien se entregará sola y le pregunto

–       Y tu que deseas “Belinda”? Te gustaría probar otra verga, agarrándose su bulto descaradamente, para que Belinda lo viera. Haz probado otra que no sea la de tu marido?

–       No, nunca he estado con otro más que con Eduardo. Él fue mi único novio… Le respondía Belinda, entre risas y pudor, pudor que se iba perdiendo conforme avanzaba la charla. Belinda, para darse valor, tomaba tragos de su cerveza constantemente.

–       No te gustaría saber que siente que otro te la meta? Así sabrías si te estás perdiendo de algo o no, No crees? Volvió a decirle Luis.

Belinda entre risas y nervios, no respondía solo volteaba a verme, como esperando mi autorización. Pero técnicamente, yo solo era un espectador, ya que la plática era entre mi esposa y Luis. De pronto y sin que Belinda se diera cuenta, Luis se abrió el pantalón y se sacó su verga. La cual era muy parecida a la mia, no mucho, pero sí lo era. Se la empezó a acariciarla, ya estaba dura, no había duda y empezó hacer movimientos masturbatorios. Bajabas y subía lentamente su mano, sobre su pene. En una de esas nuestras miradas se encontraron y esbozo una sonrisa, como diciéndome: “esta noche me voy a culiar a tu mujer”.

Cuando mi esposa se percató de lo que había hecho Luis, se le quedo viendo, pero no a él, a su pene. Se quedó como hipnotizada, lo veía y claramente vi cómo se relamió sus labios, tal vez se le estaba empezando a antojar. Volteo a verme, como diciéndome: “Ya se la viste? Se me está antojando mucho!”. Yo solo sonreí, mi mente y mi verga estaban en un viaje, que ya no tendría regreso.

belinda de pronto dijo:

–       Esto se esta poniendo un poco caliente y me dijo a mí, pon algo de música para bailar un poco…

Luis me paso el control de la televisión y me fui al canal de videorola y estaba una canción romántica norteña. luis se levantó, con su verga de fuera y le dijo a mi esposa si quería bailar, ella acepto y ambos se pararon. El la agarro de la cintura y la arremango hacía él.

Empezaron a bailar, pero Luis parecía un pulpo, trataba de acariciarla por todos lados. Cuando mi esposa me daba la espalda, Luis volteaba a verme y se reía. belinda en cambio, se había acurrucado en su pecho y tenía los ojos cerrados. Creo que era porque sentía su pene de fuera, que le estaba haciendo presión en su estómago… Eso creía yo. Porque en un momento determinado del baile, Luis me hizo una seña con sus ojos y se puso de lado, para que viera que mi esposa le estaba agarrándo la verga, la sobaba, con una masturbación lenta, al ritmo de la música.

Yo quería sacar mi herramienta en ese mismo instante y jalármela hasta correrme, pero solo me la acariciaba por encima del pantalón. luis me vio y me dijo sin decirlo: “Ya se chingo”.

Poco a poco, Luis la fue acercando a la cama y ya estando a un lado, la sentó a la orilla de la misma y él se quedó parado, se agacho y le dio un beso en la boca, que mi esposa correspondió de igual manera. Después, este fue bajando por su cuello, una parte muy sensible de mi esposa y con su mano empezó a hurgar por encima del vestido, a tocarle sus senos; esos senos que tanto me gustan y excitan. Ella seguía con los ojos cerrados y disfrutaba lo que Luis le hacía. Le ordeno que se quitara el saco y después le desabrocho el vestido y le bajo la parte de arriba del vestido, la cual quedo a la altura de su cintura. El la recostó sobre la cama y empezó a sobarle un seno y el otro a metérselo a su boca. Se los chupaba o más bien se lo succionaba, se daba un buen banquete de tetas, mientras que sus dedos apretaban el pezón del otro. Posteriormente alterno con el otro. Se los chupaba y dejaba llenos de su saliva. En tanto Belinda estaba entrando en calor, porque gemía ante las caricias que Luis le estaba propinando.

Después de un rato de estar estrujando y deleitándose con sus tetas, tetas que hasta ese momento solo yo las había disfrutado, Luis le pidió que se quitara en su totalidad el vestido, pero que se quedara con las zapatillas. Hay que recordar que la ropa interior, belinda ya se había despojado de ella, desde que estábamos en el Club Obregón.

Ella obedeció inmediatamente y se despojó de su vestido, quedando totalmente desnuda para quien sería su primer amante y el segundo hombre en su vida.

Ella se quedó parada y Luis la empezó a observar, la rodeo, como viendo la mercancía que iba a adquirir. Le agarro las tetas, le amacizo las nalgas y hasta le dio una nalgada, que arranco de mi mujer un suspiro. Luego se puso frente a ella y le metió los dedos entre sus piernas. belinda empezó a gemir, y se apoyó con una mano en el hombro de Luis. Él le acariciaba su raja con el dedo medio de su mano derecha y luego le metió el dedo índice de su mano izquierda en la boca, mientras seguía acariciando su vagina. belinda agarro la mano que Luis usaba para meterle el dedo en su boca y tomo su dedo medio como si tomara una verga y empezó a meterse el dedo en la boca como si estuviera mamando un pene. Los dos estaban decididos a jugar su juego y yo era un espectador de primera fila. Estaba excitado, viendo como mi esposa se entregaba a otro hombre, después de mí. Pero lo estaba haciendo de una manera que parecía una profesional de la putería. Para ambos, yo no existía, no estaba presente, porque había notado que ya ni volteaban a verme.

Luis empezó acelerar la dedeada que le estaba dando a mi mujercita y esta estaba llegando a su primer orgasmo, porque así lo decían sus gemidos y sus espasmos. Tanto que tuvo que dejarse caer en la cama, se corrió irremediablemente, los dedos de su primer amante, estaban llenos de sus secreciones vaginales y ahí me lleve una nueva sorpresa de mi esposa. Tal cual lo hacen las actrices porno, agarro la mano con la que Luis la había masturbada y empezó a chuparle los dedos, algo que yo le había ofrecido hacer antes y me lo había negado. Pero a su nuevo amante le estaba regalando un espectáculo digno de una película porno. Después y como ella estaba sentada en la cama y mi amigo estaba de pie y por si no lo recuerdan, con su pene de fuera, mi mujer le agarro su herramienta y primero la empezó acariciar. Después se la empezó a pasar por su cara, por su boca, se la restregaba por toda su cara y entonces Luis dijo:

–       Te gusta mujer? Te gusta mi verga?

–       Si, dijo Belinda, quien seguía jugando con la verga de su amante en la cara

–       Porque te gusta mi verga? Pregunto Luis.

Y por primera vez, que empezaron a jugar ambos, volteo a verme y le dijo

 

–       Porque la tienes bien parada, y esta grande igual que la de Eduardo

–       Voltea a verme, mírame a los ojos cuando me hables, vuelve a decirme porque te gusta más mi verga, que la de tu marido?

 

Y en un estado éxtasis le respondió casi a un grito

 

–       PORQUE LA TIENES BIEN PARADA

Después Luis le dijo

–       Díselo a él, velo a los ojos y dile claramente porque te gusta más mi verga que la de él, ordeno luis

–       PORQUE LA TIENE GRANDE, ESTA GORDA Y PORQUE ME ESTUVO CALENTANDO TODA LA NOCHE Y SE QUE ME VA DAR UNA BUENA COGIDA HOY Y TAL VEZ OTRAS MAS!

Dicho esto mi mujer se metió esa verga a la boca, mientras ella seguía mamando su verga, Luis se empezó a despojar de su camisa y mi esposa le bajo el pantalón a los tobillos, le ayudo a quitarse los zapatos y después los pantalones y una vez conseguido eso, siguió en cuclillas mamando su verga y en una de esas, volteo hacía donde estaba y me miro diciendo:

–       Así querías ver a tu mujercita, como toda una puta? Mira que rico se la chupo, esta gruesa, grande y bien dura, te gusta como lo hago? Se agarraba una teta, se metía la mano para acariciarse la vagina, pero con su otra mano, no soltaba la verga de su amante.

Después Luis le ordeno que se subiera a la cama y se abriera de piernas y dijo:

–       A lo que viniste, a recibir una buena ración de verga, para que veas la diferencia entre tu esposo y yo.

Yo debo confesar que estoy plenamente enamorado de mi esposa y que es el amor de mi vida, definitivamente, pero el solo hecho de imaginarla siendo poseída por otro hombre me excitaba muchísimo; y este día había llegado,  cumplir esa fantasía y lo estaba disfrutando en verdad, pero creo que Belinda, también estaba maravillada y sumamente excitada por el momento. Al parecer ella era la más feliz con mi deseo.

Belinda se acostó boca arriba, abrió sus piernas y con su mano empezó a frotar su vagina, que estaba mojada como nunca. Luis saco de su pantalón un preservativo y aquí vino otra sorpresa para mí, una más en la noche. belinda le dijo al segundo hombre en la vida que tendría entre sus piernas:

–       No, no te pongas el condón, si le voy a poner los cuernos a mi maridito, que se así, sin preservativo. Él quería que otro hombre me cogiera, pero las condiciones las pongo yo. Y no quiero que te pongas condón.

Luis lanzo una sonrisa victoriosa y dijo

–       Así me gustan las mujeres, si van andar de putas, que lo hagan bien. Y si quieres que te la meta sin condón, te la meteré y te llenaré toda con mi verga.

Se agarró la verga y la blandeo cual espada sobre mi mujer y se dispuso a poseerla. Le metió una almohada debajo de su espalda, él estaba parado a un lado de la cama y mi esposa acostada, con sus piernas abiertas, listas para recibirlo. Entonces, luis se agarró la verga con una mano y con la otra le alzo una pierna y volteo a verme, esperando que le diera mi aprobación y yo solo atiné a decirle:

–       Cógete a mi esposa…

–       Seguro? Me dijo

–       Si, seguro

El nuevo amante de mi esposa empezó a pasar su verga por la panochita de mi esposa, que estaba totalmente mojada, jugaba con los labios vaginales de mi mujer y de paso lubricaba su mástil, para que entrara lubricado y sin ningún contratiempo.

Belinda desesperada le dijo que quería que le metiera la verga ya

–       Métela ya! La necesito adentro, grito Belinda

Entonces su nuevo amante, puso la cabeza de su verga en la entrada de su vagina y lentamente empezó a meterle la reata, como disfrutando cada centímetro.

Belinda, empezó a gruñir a cada centímetro que avanzaba luis y no dejaba de verlo y a animarlo para que la metiera. Cuando hubo metido toda su verga en la vagina de mi esposa, se quedó un momento sin moverse, como disfrutando esa victoria sobre mi esposa y sobre mí. Entonces mi esposa, le dijo:

–       Que? Ahí te vas a quedar?

–       Espérate mamacita, ahorita te empiezo a dar lo tuyo…

Entonces luis inicio un lento mete saca, despacio, lento. Como queriendo acostumbrarse al interior de mi mujer, ella gemía y él le decía que estaba bien rica, que la estaba llenado…

–       Que rico la siento, que rico entra, dale duro, la necesito, por favor

–       Pídemelo como la puta que eres! Le ordeno Luis

–       Por favor méteme tu verga en mi caliente panocha mi dueño, quiero que el cornudo de mi marido vea que es un macho de verdad y quiero que se vaya enterando que tan puta puede ser su mujer…

El alcohol y la calentura habían cambiado a mi mujer, porque estaba desconocida para mí. Usaba un lenguaje desconocido para mí

–       Aaaahhhh Luisito que vergota tienes, como me llena.

 

–       Toma puta, que rica estás. Le decía el

 

–       Cogeme, cógeme duro papacito

 

–       Dime, le pregunto Luis, ¿que soy desde ahora para ti?

 

–       Vas a ser mi macho, mi culiador, el que le pondrá los cuernos, al cornudo de mi marido

–       También vas a ser mi puta

 

–       Si quiero ser tu puta, respondía mi Belinda, mi inocente Belinda

Hablaba como nunca lo había hecho, el placer, al parecer era enorme, sentía podía sentir y escuchar como entraba y salía de mí mujer. Tomó sus piernas y las puso sobre sus hombros, su verga entraba más profundo, la movía lento, entraba y salía y belinda solo gemía de placer disfrutando las penetraciones.  Así estuvo un rato, después Luis la cargo sin sacársela, la hizo brincar sobre su verga, ella lo disfrutaba y lo demostraba con la forma en que se dejaba caer sobre su verga, pero era inevitable que el orgasmo hiciera acto de presencia. Y mi esposa exploto y algo que nunca había pasado conmigo, fue ver como chorreaba sus líquidos sobre la verga de su nuevo macho.

–       Que bien coges, eres el rey de la verga! Dijo ella.

Después de eso, la hizo ponerse de perrito y se la volvió a meter, comenzó a meter y sacar muy rápido, yo estaba extasiado con ese espectáculo, era la mejor película porno que había visto hasta ese momento y la actriz principal era mi esposa, su vagina era un mar de placer, se escuchaban los escarcheos que produce lo mojado de su vagina, con el golpe de las nalgas de ella y la pelvis del culiador. Luis era un buen macho, ya había aguantado muchísimo, pero había llegado su turno y de un golpe se la saco, le ordeno que se volteara y descargo toda su leche en su cara y sus grandes tetas.

Belinda abría la boca para recibir lo que podía de esa leche caliente. Luis se masturbo hasta sacarse la última gota de su semen y ahí recibí una sorpresa más. Mi santa mujer hizo algo que jamás hizo conmigo, se dirigió a Luis y le dijo:

–       Acuéstate aquí mi chulo, voy a limpiarte tu vergota.

Luis se dejó caer boca arriba sobre la cama y ella, como buena afanadora empezó a limpiarle su flácida verga. La chupaba y se tragaba todo lo que encontraba. Lo hizo hasta que la dejo totalmente limpia.

Y como si yo no existiera, mi mujer se acostó a un lado de Luis, su nuevo amante y su corneador, y lo abrazo como lo hace conmigo, subiendo una de sus piernas en el cuerpo de luis.

Yo me quede ahí, sentado, como mudo espectador. Observando a esa nueva pareja. Creo que  por los efectos del alcohol, ya me quede dormido y alrededor de las 7 am, mi esposa me despertó con un beso en la boca y me dijo,

–       Despierta dormilón, hay que irnos a la casa…

Mire alrededor, Luis ya no estaba y mi mujer estaba desnuda, con la toalla en la mano, para meterse a asear… Me agarró mi verga, la cual estaba flácida y me dijo:

–       Lástima que no esté como debería, para haberle dado una buena mamada y sacarte la leche que traes, porque cogida no te iba dejar, traigo toda inflamada y rosada mi panochita… En la noche vemos como sigue y te agradezco el regalo de hoy.

Y se metió a bañar, mientras yo la esperaba para irnos a casa…

Compartir en tus redes!!
Nantic723
Nantic723
Artículos: 5

3 comentarios

  1. Muy buen relato, gran experiencia, por los lugares que describes en tu ralato, somos de la misma ciudad, me gustaría contactarlos les dejo mi x , saludos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *