Mi novia es muy libre de hace lo que quiere

Hola, me presento solo para contarles un poco de mi novia.

Soy Josel, tengo mi novia desde hace años. No vivimos juntos, ella es muy libre de hacer lo que quiera. La conocí hace más o menos 19 años, ella vivía con su ex en ese entonces. Estuvimos viéndonos como 2 años hasta que quedó embarazada. Ella, por no saber qué hacer, porque no sabía de quién había quedado embarazada, se separó del hombre con el que vivía y se fue a vivir con su mamá.

Durante su embarazo nos seguimos viendo, y también seguía viendo a su ex, según lo que me contaba. Cuando tuvo a su hijo decidió seguir viviendo con su madre, como hasta ahora. Luego me confesó que su hijo podría ser de su ex, mío… o de otro más, de alguien que yo ni sabía que existía en ese tiempo. Hoy en día seguimos como novios, porque a ella le gusta ser libre y hacer lo que quiera.

Y eso es lo que me mantiene a su lado: esa forma suya de ser una mujer libre, descarada y muy puta. Me calienta como no tienen idea saber que anda con otros hombres, que se viste provocativa y que, sin esconderlo, disfruta que la miren, que la deseen y que se la cojan sin compromiso.

Muchas veces llega y me cuenta, con esa sonrisa de traviesa, cómo estuvo con alguien en un carro, cómo se dejó meter mano en un bar, o cómo un tipo la arrinconó en un baño y ella abrió las piernas sin pensarlo. Yo la escucho, duro como una piedra, y en lugar de enojarme me corro con solo imaginarlo.

Me excita pensar que ese hijo que tuvo quizá no sea mío, que tal vez pertenezca a otro cabrón que también la follaba en ese entonces. Esa duda me persigue, pero no como tormento, sino como un morbo delicioso. Porque sé que mi novia es una puta de verdad, que no le teme a nada, y que al final de todo vuelve a mí para contármelo con lujo de detalles.

A veces llega oliendo a sexo, con la ropa arrugada, el coño todavía húmedo, y se acuesta a mi lado como si nada. Me abraza y me susurra al oído: “Hoy me follé a otro, ¿quieres que te cuente cómo me lo metió?”. Y yo me muero de placer, porque esa sinceridad perra me enciende más que cualquier otra cosa.

Lo mejor es que, después de todo, cuando me toca a mí, la siento distinta: más abierta, más mojada, con ese cuerpo caliente que acaba de ser usado. Y yo la cojo con rabia, con deseo, como marcando mi lugar, como recordándole que no importa cuántos hombres la disfruten, ella siempre va a ser mi novia, mi amante, mi puta perfecta.

Compartir en tus redes!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *