Exponiendo a mi hermosa novia

Previamente había compartido mi fetiche con que vean el cuerpo de mi novia. Habiendo pasado ya buen tiempo en nuestra relación, ella poco a poco se ha dado cuenta de lo que me prende. E incluso ella se ha prestado a participar en situaciones que propicien este deseo que tengo de exponerla. La siguiente historia sucedió una noche en la que se me cumplió una de mis fantasías gracias a la audacia de mi pareja.

Comienzo por describirla una vez más. Sara es una mujer joven, alta de 1.80 m. Tiene unas piernas muy lindas con grandes muslos y unas nalgas bonitas y redondas. Y claro, mis favoritos, sus hermosos senos. Una teta más grande que la otra pero ambas de muy buen tamaño y con unos pezones enormes y difíciles de aparentar bajo la ropa. Tal vez busque conseguir una fotografía de ese buen par de tetas para que puedan imaginarlas en el relato a continuación.

Todo sucedió una noche de sábado. Recién salíamos del motel puesto que no teníamos un lugar privado para el romance. Muy comunmente paramos en alguna tienda de conveniencia para comprar algo de cenar después del ejercicio, y ésta no fue la excepción. Sara traía puesta una blusa algo transparente y debajo un brasier deportivo azul celeste que mencioné en el relato anterior. El brasier bien podría pasar por un top deportivo de los que se usan en el gym. Pero si te fijas bien, no tenía nada de esponjas o algo de relleno por lo que se marcan muchísimo los pezones. Antes de bajarnos del auto y a manera de broma/reto, le dije a Sara que debería bajar a la tienda sin la blusa, que a fin y al cabo ya era lo suficientemente transparente para ver la ropa interior. No sé si fue que aún no se le pasaba la excitación de unos momentos antes, o el hecho de que nos tomamos unos tragos en el motel, pero ella accedió. Se quitó la blusa y nos dirigimos a la tienda a comprar algo.

Las miradas de la gente eran las esperadas. Lo usual cuando vez una chica guapa en top deportivo, enseñando, pero cubriendo apenas lo suficiente. La cara de la gente que prestó más atención lo decía todo. A Sara se le marcaban muy claramente los pezones. Dos puntos sobresalientes sobre el claro azul de la tela. Y sobre el brasier se alcanzaba a ver una pequeña parte de una aureola que delataba unos grandes pezones marrones completamente erectos. Un chico de unos 18 años no paraba de verle el pecho a mi novia. Caminaba por los pasillos intentando toparse con nosotros “accidentalmente”. Y no lo culpo, pues con cada paso que daba Sara provocaba que sus tetas rebotaran casi rogando brincar fuera de la delgada prenda.

El espectáculo duró unos minutos mientras escogimos nuestros bocadillos nocturnos. Cuando fuimos a pagar, la cajera hizo una expresión que aún no sé si fue de desagrado por la exhibición que estábamos dando o de celos por el busto tan envidiable que tenía frente a ella. Nos devolvimos al auto y yo ya traía una elección durísima. Sara, con un poco de vergüenza puesto que nunca había hecho algo así, tan descarado. Pero yo sólo me quedé queriendo más.

Continuando nuestro camino no pude evitar jalar el brasier de Sara para sacarle esas deliciosas tetas. Comencé a apretarlas y a acariciar sus pezones mientras conducía, diciéndole que ese pecho no está hecho para ser escondido. Hicimos otra parada en la gasolinera para cargar combustible. Parece que Sara entendió completamente lo que tenía en mente. Nos detuvimos y abrí la ventana del copiloto, mientras las tetas de mi novia seguían expuestas. El despachador se acerco a la ventana, puesto que el combustible se llena del lado derecho del auto. El hombre se detuvo un momento sorprendido de lo que veía. Los pechos de Sara al aire, sostenidos por debajo por el brasier, lo que provocaba que estuvieran levantados y empalmados.

Los pezones tan duros como mi verga en ese momento. El despachador comenzó a cargar el combustible y se paró junto a la ventana, donde supuestamente no veíamos que estaba de mirón. Estuvo un buen rato escribiendo el cobro en la terminal. Tal vez no podía concentrarse con tal distracción o tal vez estaba trabajando a paso lento a propósito para prolongar el vistazo. Cuando me entregó la terminal estiró su brazo hacia mí y por accidente rozó el pezón derecho de Sara. Ella aguantaba las ganas de cubrirse. Se notaba la vergüenza que tenía pero también el morbo que le daba. Me tardé una eternidad en escribir mi PIN y finalmente salimos de ahí.

Sara se moría de la pena por lo que se acababa de atrever a hacer. Me dijo que esperaba que hubiera disfrutado el show porque se acababa por hoy. Sin embargo, le di un último reto. Le dije que se quitara todo el brasier. Ella lo hizo sin saber exactamente por qué. Poco antes de llegar a su casa, en una calle sola, me detuve cerca de la banqueta y abrí la ventana del copiloto. Un par de jóvenes de unos 20 años iban caminando por el lugar. Se veía que recién salían de alguna fiesta. Yo los llamé para que se acercaran al auto.

– ¡¿Qué haces?! – me gritó Sara.

Los chicos se acercaron, tal vez pensando que les iba a pedir indicaciones. Yo le pedí a Sara que me siguiera el juego. La misma reacción que el despachador. No estás acostumbrado a ver de cerca unas tetas como esas.

– Quería saber si les agradan los pechos de mi chica. – dije yo.

Sara solo me miraba seria y avergonzada y sus pezones comenzaban a levantarse de nuevo.

– Qué ricas chichis tiene tu novia compa. – dijo uno de los chicos.

Lo de a continuación nos tomó por sorpresa a los tres. Sara les dijo:

– ¿Quieren sentirlas? –

Usó una voz tan seductora que pareciera que todo el plan fue idea suya. Los jóvenes solo asintieron con la cabeza y uno comenzó a apretarle una teta a Sara. Ella cerraba los ojos en señal de placer. El otro chico le pellizcaba el otro pezón bruscamente. Al mismo tiempo la vagina de Sara se humedecía y comenzaba a tocarla. Yo solo contemplaba extasiado como se manoseaban a mi novia.

– ¿Puedo chuparla? – preguntó el chico

Sara dirigió la cabeza del joven hacia su seno izquierdo quien comenzó a succionar sin dudarlo. Toda la escena era como si ella me retara, enseñándome lo que pasaba cuando quería exponerla. Y yo encantado. Después de unos minutos, Sara comenzó a tener un orgasmo. Esto detuvo a los chicos hambrientos. Después de una larga respiración, mi novia terminó diciéndoles:

– Espero que hayan disfrutado. –

Nos fuimos del lugar y dejé a Sara en su casa. Le dije que estaba impresionado por la demostración que se atrevió a dar esa noche.

– No sé de qué hablas mi amor. Algunas personas vieron mis bubis por accidente hoy. Tengo que tener más cuidado.

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Javierrios
Javierrios
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