Mi panocha se moja de tan solo recordar
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Hola, mi nombre es Michelle, tengo 25 años, y soy instructora de aerobics desde hace 5. Nunca pensé que ejercitarse sería tan sensual y entretenido. Quiero contarles una historia realmente cachonda. Esto sucedió hace 5 años precisamente.
En aquél entonces fui a tomar clases de aerobics a un gym que estaba cerca de mi casa; se me ocurrió esa idea después de que mi cuerpo comenzaba a perder su forma, es decir, no era una chava con un supercuerpazo, al menos no como el que tengo ahora, pues antes mis medidas eran 85 ? 70 ? 112, y actualmente tengo 90 ? 60 ? 95, así que se podrán imaginar la lujuria y el deseo que provoca mi cuerpo hoy día.
Pero les decía, se me ocurrió entrar a los cursos por esa razón, trabajando duro y siempre de pants, pues me daba pena mostrar mi cuerpo, lo que ya no; y allí, en el gym, conocí a una chica llamada María, que era la instructora; mi relación con ella se fue haciendo cada vez más y más fuerte, hasta el grado de ser grandes amigas.
Después de cuatro meses de estar haciendo ejercicio, noté que mi cuerpo cada día se estilizaba más, me sentía muy bien, y de hecho, la verdad, me veía buenísima.
Un día, María, me presentó a su novio, un chico guapísimo, de ojos verdes y un cuerpo atlético, y quién más podía tener un cuerpo así si no el instructor de pesas, y así era, él era el instructor de pesas y el encargado de la administración del gym.
Sinceramente les digo, era poseedor de unos brazos enormes, unas piernas bastante musculosas, y unas nalgas y pecho de campeonato, estaba riquísimo el condenado, y la verdad me gustó mucho, pero eso no era correcto, pues era el novio de mi amiga.
Después de varios días de vernos, sin cruzar palabra alguna, sentía que me moría por darle una mamada a su verga, que pensaba sería enorme, pero por mi falta de experiencia en esto del amor entre sábanas, pues era virgen, esa idea que cruzaba repetidamente por mi mente, se esfumaba, seguramente él está acostumbrado a que María se lo encamara y yo no le serviría ni para el arranque, pensaba; pero llegó un día en que María me dijo que si creía que el ejercicio cardiovascular no era bueno para bajar de peso y moldear el cuerpo, el buen sexo lo era; la verdad su comentario me dejó atónita, pues yo ya traía ganas de un buen tolete, aunado eso a mi deseo de bajar de peso.
Fue así como un día, María habló conmigo para pedirme que de favor la cubriera en su clase del siguiente día, ya que yo era su mejor alumna, la que se sabía las rutinas al derecho y al revés, y su amiga, pues ella y Esteban, así se llamaba él, cumplirían un año de noviazgo y él la había invitado a celebrar, por lo que ella no daría su clase de las 9 de la noche y él, al terminar de cerrar el local y ducharse, pasaría a recogerla a su casa, así que yo acepté.
Qué mejor oportunidad para lucir mi cuerpo que se había estado moldeando durante meses, así que decidí que esa tarde iría a comprar un conjunto de aerobics entallado para poder dar la clase a gusto, pues antes, como ya lo dije, usaba puro pants, así que fui a comprar algo realmente entallado, y no es por presumir, pero en verdad se me veía bien y me sentía bien, buenísima.
Fue entonces que llegué al siguiente día, portando orgullosa mi nuevo atuendo, a dar la clase de María, y cuando entré, todas las muchachas me felicitaron por haberme forjado ese cuerpo, y por mi buen gusto al vestir de esa forma, y no saben, en pleno ejercicio de estiramiento, Esteban entró y se le quedó mirando a mi gran trasero, como diciendo, wow, hasta los ojos peló, y yo, por supuesto, lo noté, y eso fue un momento muy cachondo, pues sentía que me escurría toda la miel por entre las piernas.
Cuando todo acabó, fui a la zona de vestidores para hacer lo propio, cuando en eso entró Esteban, pensé que me preguntaría si se me ofrecía algo de la cafetería, pues estaba a punto de cerrarla, pero cual fue mi sorpresa, el chico se me abalanzó casi de un brinco y comenzó a besarme toda, desde las orejas, pasando por todo el cuerpo, hasta los pies, ese momento era único, pues tenía mucho tiempo que deseaba que llegara, y no me resistí.
Me dejé llevar; lentamente me desnudó, apreciando todas mis curvas, cuando me dijo que desde que había llegado al gym le había gustado, pero no sabía cómo acercarse a mi, pues siempre estaba María, pero que fue hasta ese día que me vio empinada, mostrando mis nalgotas, cuando le importó un comino, agregando que su naturaleza de hombre fue lo que lo llevó a acercarse y terminar en la forma como nos encontrábamos, al decir eso, wow, sentí que me llegaba un primer orgasmo.
Fue sensacional, él siguió besando mi cuerpo, deteniéndose especialmente en mis pechos firmes, lamiendo, succionado, algo que me da mucho placer, y obtuve mi segundo orgasmo, la verdad no recuerdo cuantos orgasmos tuve en aquella ocasión, pero fueron riquísimos, entonces comenzó a bajarme el short ajustado y a oler mi gatito, haciendo expresiones de agrado, entonces me recostó y me dio un tremendo lengüeteo que hizo que me viniera una vez más.
Ya no aguantaba y le saqué la tranca para darle esa mamada que tantas veces me había imaginado hacerle, cuando le saqué la verga, era enorme, como de 25 cm, terminamos en un 69 excepcional, y luego me puso en 4 y me penetró, por primera vez en mi vida, y sentí exquisito, era una sensación super agradable, sabrosa, cachonda, después de varias posiciones, terminó dentro de mi, y dándome un beso se despidió para ir a darse una ducha, pues aún tenía que ir con María.
Desde esa noche, todos los días, me quedo hasta el final para llevarme mi premio, y sin que María se diera cuenta, pues ella y yo tan amigas como siempre.
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