Mi vida traviesa desde joven – I, II, … IX, X
Hola, me llamo Ruth, tengo 23 años, soy gordita, blanca, cabello negro y largo, ojos negros, tengo poco busto, poco trasero, una barriguita un poco grande pero un gran culo apretado. Soy madre de dos hijos, uno de 6 años y otro de 3, ambos hijos de distintos padres. Desde los 18 años estuve saliendo con un señor un poco mayor. Él me apoyaba en todo, bueno, lo sigue haciendo.
Les voy a contar mi historia: a los 18 años me fui de casa y me fui a vivir con un señor que para esa época tenía 57 años aproximadamente. Tenía a mi hijo mayor solamente. Siempre he sido una gordita a la que le gusta oler bien, vestir bien y ir arreglada. El señor me apoyaba en todo. El le dio el apellido al mayor.
El trabajaba en una finca, así que llegaba cada fin de semana. Una de las veces que lo eché de mi casa fue cuando murió mi abuela. Va un chico, amigo de mi familia, y yo andaba toda de negro. Soy de poco usar hilos porque todo me queda ajustado. Ese día me puse un cachetero nada sexy y un sujetador normal. Mi hijo se empieza a quedar dormido y, como la casa donde velaban a mi abuela estaba cerca de la nuestra, el chico se ofrece a acompañarme hasta allí.
Cuando llegamos, él entró y, bueno, no lo negaré, me gustaba, así que empezamos a besarnos y yo quería que estuviéramos juntos. Él me desnudó y yo a él. Cuando sentí su pene en mis manos, sentí la gloria. Hacía casi un año que no sentía un pene duro. Me hizo una mamada que me hizo gemir y llegar al orgasmo.
No recuerdo cuántos orgasmos tuve esa noche, pero sí que recuerdo que se salió el preservativo y no sé cómo quedé embarazada.
Casi me muero al saber que otra vez podría quedarme embarazada. El chico no se quiso hacer responsable y el señor estaba muy dolido. No hubo manera de convencerle, se terminó de ir y me tocó trabajar como sirvienta o chica del hogar.
A los siete meses de embarazo no pude trabajar más, así que le empecé a pedir perdón al señor, que quedó en apoyarme en lo que pudiera. Así fue como tuve a mi segundo hijo y, meses después, el señor volvió a casa, pero teníamos muchos problemas de confianza y se volvió a ir. Quedé viviendo con mis hijos sola.
PARTE II
Seguire contándoles.
Resulta que, después de meses, él y yo volvemos, pero no vivimos juntos, sino en una parcela que le dio su hermana para que la trabajara y yo aquí en casa. Algo que sí fui notando es que este señor se volvió más dependiente de mi cuerpo.
Era como si algo hubiera despertado en él y lo hubiera hecho adicto a mi. Una noche recibí un mensaje suyo en el que quería verme. Era alrededor de las 11:30 o las 12 de la noche. Le escribí y le dije que era muy tarde, que mañana viniera. Él seguía con el festidio y no me atrevía a apagar el teléfono porque mi madre estaba enferma y necesitaba saber si pasaba algo. Él no paraba de enviar mensajes.
Ya estaba cansada, así que pensé: «Si quiero dormir, tengo que dejar que este viejo ladrón venga. Le dije que sí, papi, pero trae algo de dinero.
—Voy saliendo —me dijo, así que, antes de que llegara, tiré un colchón a la sala de la casa donde él dormiría. Me quité la braga y quise que fuera rápido.
—Cuando llegues, empuja la puerta, que no tiene seguro —le dije.
Así lo hizo. Cuando se asomó, le di un beso y me levanté la bata.
—¿Qué te parece? —le dije.
—Está muy rica —dijo él.
—Vamos, para que me hagas tuya —le dije.
Me acuesté y él se subió. Yo abrí las piernas y le enseñé los senos.
—Ahora te toca a ti —le dije. En dos bombeadas se vino dentro.
Le dije: «Listo», lo besé, me levanté y corrí al baño a limpiarme.
Él se quedó acostado y le dije: «Duérmete allí, pero antes de las 6 tienes que irte». Me metí en el cuarto y me acosté a dormir.
A las 5 me levanté y él estaba haciéndome café. Le dije: «Así me gusta», y luego le dije que se fuera y lo saqué.
PARTE III
Cuando el señor se fue a su parcela a trabajar, me senté a tomarme el café, abrí mi teléfono y vi estados de mis amigos y amigas. Entre ellos tengo una amiga que vende de todo un poco. Vi unas pestañas que deseaba y otras cosas más que me gustaron. Le escribí a mi amiga y me dijo que el total era de 120 $, pero que podía ir pagando poco a poco. Le dije que sí, que me las trajera más tarde. Ella estuvo de acuerdo y me dijo que me los llevaría en unas horas, así que le mandé un mensaje a mi padre para decirle que necesitaba 50 $ para abonar unas cosas que encargara y que si podía traerlos antes de mediodía. A la hora, el contestó y me dijo que solo tenía 20 $, pero que iba a ver cómo me cuadraba el resto. Le contesté: «De acuerdo, está bien, papi».
A los veinte minutos, el señor me contesta que había pedido dinero prestado para darme el resto. Le dije que sí, que me lo traía. Me metí en la bañera, me vestí con unos vaqueros azules y una blusa blanca con tirantes, y me puse un sujetador y unas bragas rosas.
Le escribí a un amigo para preguntarle si podía buscar dinero y le dije a una prima que vivía al lado que me tuviera los chicos unos diez minutos; ella aceptó.
El chico me buscó y fui donde el señor estaba esperando. Lo besé, le quité el dinero y le dije que le avisaría para que fuera a la casa.
Me fui. Vuelvo a montar en la moto y me voy a casa. Llegamos y le doy las gracias al chico y busco a mis bebés. Mi amiga llega al rato y me entrega las cosas. Ella se fue y mis hijos se durmieron. Pasé el día en casa hasta las 9 de la noche, cuando el señor quería venir, dije que ok. No puedes quedarte así, así que él llegó, trancó la puerta del cuarto y me lo llevó a la cocina. Se me sacó los senos, se los mamó mientras yo lo masturbaba. También me tocó el culo y, al rato, sentí que se venía y se vino en mis manos. Lo aparté de un jalón, ja, ja, ja.
PARTE IV
Luego, cuando esté viejo, lo limpiaré y le diré que revise su teléfono y veré que me ha enviado una foto de un conjunto de cacheteros y un top hermosos de encaje. Me dice: «Ruth, si quieres, lo encargamos y se lo sumamos a tu cuenta». Le dije que sí, que me los llevaba mañana mismo. Al día siguiente, sobre las 8 de la mañana, llegó mi amiga con el encargo. Lo recibí, me lo probé y vi que quedaba un poco pequeño, pero entraba, ja, ja, se veía lindo, le tomé una foto y se la mandé a mi papá. Al rato, mi prima llegó diciéndome que estaba preparando todo para el cumpleaños del hijo de su prima, pero que no tenía dinero. Le dije que yo la ayudaba, que no se preocupara. Le escribí a mi padre para decirle que necesitaba 100 $ y que podía dármelos ahora, después de las 2 de la tarde. Me respondió que sí, que hoy habían vendido unas cosas a la 1 y 30 y que salía para aquí a las 2 y 30. Le dije que estaba bien y le escribí a mi prima para pedirle que cuidara a los chicos. Me dijo que sí y me metí en la ducha y me puse el conjunto. Era negro con encajes y me quedaba pequeño, pero sexy.
Me perfumo y, al rato, llega mi padre y salgo a la sala con ese conjunto. Le digo que qué tal me queda y me mira de arriba abajo y me dice que me veo espectacular.
Así que me empieza a besar los senos mientras él lo hace. Le digo:
—Me trajiste el dinero?
—Sí, mami —me dice, y me da una palada de dinero y me dice:
—Agarra los 100. Vi que había más, así que aproveché y le quité más dinero.
Él no dejaba de besarme, tocarme. Luego le saco su pene y luego, con él, me baja el cachetero y empieza a penetrarme. Como es apretadita, él queda feliz. Yo le digo:
—Cojeme.
—M.—Encantas, mi amor. Yo le digo: —Sí, mucho, papi, qué rico —y empieza a embestirme. Yo gozaba verlo así, así que me saqué los senos y se lo dije. Él lo hizo, al rato sentí que iba a acabar y le dije: —Acabáme adentro, papi, quiero sentir tu semen.
Se corrió a chorros y me puse contenta con mi dinero.
Se viste, se va y me quedo tirada en la cama. Agarré el dinero y vi que me había llevado 300 $. Le escribí a mi amiga para decirle que venía a buscar lo que le debía. Ella contestó que sí, así que le escribí a mi prima para decirle que el hijo pequeño estaba dormido y que me los traía ahora. Le contesté que vino a traerme dinero y le mandé una foto de los dólares. Le dije que ahora iba a por más y, cuando llegó mi amiga, salí corriendo. Le canceló, le escribo a. Mi prima me dijo que se quedara con los chicos, que iba a hacer una diligencia.—¿Vas para donde el viejo?
—Sí, me he bañado, me he puesto unos vaqueros ajustados, una blusa rosa y un sujetador del mismo color.
—Agarro y le escribo a mi amigo que me busque, que voy a buscar unas cosas.
Él llega y me deja donde el viejo. Al llegar, se pone feliz y me dice:
—¿Y eso, mi amor?
—Vine a verte —le dije, lo tomé de la mano y lo senté en una silla, me senté a su lado y le dije que necesitaba más.Le dije que necesitaba más dinero, así que me dio 150 $. Me quité los vaqueros y me quedé en cachetero y sostén solamente. Me besaba y yo deseaba irme rápido, así que me bajé el cachetero y se lo metí en el chocho. En cuanto empezó a moverme, se corrió de una vez. Le dije que estaba rico y me lo limpió.
PARTE V
Tras meses de estar solo con el viejo, conocí a un chico y empezamos a escribirnos. A los dos meses, le dije que probara mi tó. Como era de esperar, me cogió bien. Yo estaba feliz. Él vivía en otra parte del estado, donde el viejo solo lo molestaba para dinero. Ya casi no teníamos sexo. Un día llegué de ver al chico y el viejo me estaba esperando en casa porque me necesitaba. Ya habían pasado días desde que habíamos estado juntos y yo no quería. Ni que ese viejo me tocará, pero era el de la plática, ja, ja, ja. Así que le dije: «Pasa, espérame aquí», me quiere todo, y si se desnuda, el me miraba. Le dije: «No estoy de ánimos, pero necesito dinero, así que rápido», y así fue. Me acosté, le dije: «Cojeme», y el lo metió. Yo dije: «Sácalo», y el empezó con los movimientos.Le dije: «Ay, papi, necesito tantas cosas», y él me decía: «Yo te las doy, mi amor». Le dije que sí, y él me preguntó si tenía a alguien. Le miré a los ojos y le dije que sí, y él me preguntó si era así como quería que me dejara. Le dije que no, y así fue. A los días, él se entera de que tengo otro chico. Vio con el chico y me reclamó. Yo le escribí a las 9 para ver si iba a la casa a arreglar las cosas. Me puse un cintillo con orejitas de gatita, un sostén rojo y un semihilo que me quedaba espectacular. Él llegó y yo lo recibí. Le dije: «Ok, sí, tengo a otro, pero vas a dejar de comerte a este gordita. Mira cómo este hilo tapa poco la teta». Él se arrodilló y me pidió perdón. Le dije: «Cójame», y así fue. Ja, ja, ese viejo es un cabrón.
PARTE VI
Hola, me llamo Ruth, tengo 23 años, soy gordita, blanca, cabello negro y largo, ojos negros, tengo poco busto, poco trasero, una barriguita un poco grande pero eso si una totona bien apretada. Soy madre de dos hijos, uno de 6 años y otro de 3, ambos hijos de distintos padres.
papi llega un dia sábado a eso de las 7y30 de la mañana a traerme desayuno, y yo estoy con solo una bata abajo andaba sin nada, y pues los peques seguian dormidos, lo beso y le doy las gracias y le digo que si podía ayudarme en algo que necesitaba lavar mi ropa y la de los peques pero tenia que ir a hacerme las uñas de manos y pies y sacarme las cejas a eso de las 9 que no sabia que hacer el dice que por que el no me lavaba la ropa mía y de mis dos hijos y asi iba a hacer todo eso lo bese y le dije por eso te adoro papi, mi casa esta pegada a la de mi prima como tal compartimos el mismo patio trasero, ella llega y ve q estoy sacando la ropa sucia el detergente y todo y ella me dice vas a lavar y le digo no yo no papi ella dice ok le digo en un rato te llevo a los nenes me dice no tengo para el almuerzo agarro y le digo a mi prima negra vaya a su casa y haga una lista q papi t compra eso rapidito ella se va y yo jalo a papi me levanto la bata y le digo me di cuenta la cara que pusiste si no compras eso no hay mas de esto y le señalo la toto tu veras el me dijo no mi baby yo lo compro q lindo mi papi lo agarro y le digo métamelo pues me puse contra la pared y el lo metió parados los dos en unos minutos el acaba y le escribo a mi prima negra venga.
PARTE VII
Un día me invitaron a una fiesta infantil. Ese día, mi nuevo amigo y mi padre me habían enviado dinero, así que me fui de compras y me compré unas. Me compré un vestido corto azul, unas sandalias y un perfume, y luego unas bragas tipo hilo azules de encaje, un sujetador y otro conjunto de color blanco. Compré ropa para el chico y luego agarré el autobús a mi casa. Cuando llegué, mi prima salió a buscar a los hijos y me dijo que había ido de compras. Le contesté que todavía faltaba otra cosa más. Al rato, le escribí a mi amiga para que me trajera otro encargo que le había encargado. Ella llegó con pinturas, cadenas, zarcillos y pulseras. Le había escrito al viejo para que me trajera algo más. Mi amiga estaba en la sala cuando llegó el viejo. Le saludó y me dijo que ahí estaba el dinero que le había pedido. Le di las gracias y le dije:
—Papi, te has ganado un poquito de tó.
Mi amiga me miró y se rió.
—Si quieres, aprovecha y lávame una loza que tengo allí en la cocina —le dije.
Y así lo hizo.—Vamos al cuarto, que aquí hace mucho calor.
—¿Y qué? ¿Tienes a ese señor?
—No, Toto, gorda.
Le doy el dinero, ella se va y llamo al viejo.
—Papi, ven, estaba yo desnuda y esperándote.
El entra al cuarto y le digo:
—Papi, ven.
Él se sube y empieza a emvestirme.
Al rato, acaba y le digo:
—¿Estás cargado?
Se va y yo me baño.Empiezo a alistar mi ropa cuando mi prima me dice:
—Gorda, ¿un favor? No tendrás 30 $ que me prestes? Me faltan para la tarta.
—No te preocupes, yo te los regalo, pero dame una oportunidad.
Le digo a mi nuevo novio que necesito 30 $, pero que tengo que traerlos.
—A ver, ¿cuándo?
—Ahora, en un rato.
—Vale.
Le digo a mi prima:
—Téngame un rato más a los chicos, que voy a trabajar.
—Dale, gorda.
Entramos y nos empezamos a besar, y él me chupa las tetas. Le digo: «Vamos al cuarto, que quiero tener sexo rico contigo. Gemía como una loca y le decía: «Dame así, papi, qué rico me haces». Me subo y empiezo a moverme. Él me sobaba el estómago y me decía que estaba sabrosa. Le dije que se quedara y pasamos el día juntos en la cama. Fiesta. Él aceptó, me acabó dentro y quedé feliz. Le dije que si quería, te cambias y vienes. Se lo dije a mi prima y me dijo: «¿Qué haces con el viejo?». Le dije: «No dice nada, ya verás». Llame al viejo y le dije: «Tengo que hablar contigo». El me dijo: «Voy de camino». Le dije a mi prima que esperara en la sala. Me puse el conjunto de hilo y sostén amarillo. Me quedaba bien, se me veían más grandes las tetas. Me puse un paño y esperé.El viejo, mi prima me dijo que lo iba a matar, ja, ja, ja. Le dije algo así: «El llegó y le dije: “Papi, voy a llamar a mi prima, ya te diré lo que le diga”. Fui a su casa, puse a llamar por videollamada y él no se dio cuenta. Le dije: “Papi, ¿te acuerdas de que tengo un amiguito que me dice que sí, verdad?”». Le dije hoy.Vendrá, así que nada de reclamos. Si no, no hay más de esto. Me solté al paño, quedando con el culo al aire. Le dije: «Si, mami, lo que tú digas». Le contesté que estuviera tranquilo para que mi hijo siguiera dándome esto.
No abras, Totona, hora solo vea lo que se comerá.
Me dijo que quería pajearse. Le contesté que sí, y solté la tira del pijama.Abrí el hilo, abrí mi tanga y le dije: «Pajeate».
—Papi, Toto quiere lamerte —le dije.
—No, Toto, mi Toto, si quieres ese lamia mi Toto —me respondió.
Yo solo le dije: «Más te vale que no digas nada, porqur te juro que no hay más».
Toto me decía: «No, mi bebito, pórtate bien».
Al final, Toto se fue y mi prima me dijo: «¿Lo cargas, tonto?».
—Eso no es todo, verás ahora sí, al rato me pongo a vestirme, me veo hermosa.
PARTE VIII
Cuando me vestía, me veía hermosa, me perfumaba y vestía a mis hijos y los tres éramos hermosos. Le dije a mi prima: «Ve a ver lo que he hecho». Le escribí al viejo diciéndole que fuera a la farmacia y me trajera las pastillas que tomaba para no quedarme embarazada. Las trajo y le dije: «Ven aquí». El dijo: «¿Qué quieres?». Le dije: «Vamos». Y le mostré el hilo.Besos, la Toto, y le dije: «Bésala, que ahora la van a poner a tragar semen». Se fue y llegó mi nuevo novio. Nos besamos y pasamos la tarde juntos. A eso de las 7 de la tarde se terminó la fiesta infantil y quedamos solos adultos. Compraron unas botellas de ron. Le dije a mi prima: «¿Qué hago? El viejo tiene que traer unas botellas más». Me dijo: «No, no hagas eso».
Le dije: «Papi, quiero beber ron. Mándame unas dos botellas para mañana, para darte una buena ración de Toto». Al rato, las trajeron. Me reí y el chico ni cuenta se dio.
A las 12:00 nos fuimos a mi habitación y lo hicimos como animales. Yo gritaba de placer.
A las 7:00 de la mañana se fue a su casa. Yo quedé bien cogida y feliz. Hasta me hizo un chupón en una teta.
Le escribí a mi prima: «Trae a los peques. Ando con dolor de». Le escribo al viejo papi: «Tráeme una Coca-Cola y sopa, por favor».
—Ahora voy, ando grave, ven para hacerme un desayuno a mí y a los chicos.
Así fue como llegó: yo andaba en bata sí. Estaba en bata y me dijo:
—¿Divertida?
—Demasiado, papi. Gracias por apoyarme.
—¿Te cojieron anoche?
—No.
—Dime, no me molestaría —me dijo.
Lo miré y le dije:
—Sí, me cojieron y fue duro.
—¿Qué pasa, papi? Vamos a que me coja usted.
Y así fue como me cojió. Yo le decía:
—Dale, castigam.
PARTE IX
Luego, cuando me di cuenta de que a mi padre no le importaba que estuviera con otro mientras no lo dejara, fui más descarada. Ya no me importaba nada. Una tarde, mi prima y yo queríamos salir a beber y bailar, pero ella no tenía dinero, así que le dije: «No se preocupe, vamos a ver a su amigo».Viejo, me vestí, me puse unos vaqueros blancos y unas bragas blancas que casi se me notaba el hilo, un sujetador bonito, me maquillé, me puse perfume y nos fuimos en una moto con unos amigos. Les dije que necesitaba dinero, el de uno me dio y nos fuimos a beber.Otro día, el viejo llegó y yo estaba en bata. Mi prima me dijo:
—Hola, papi.
—¿Qué tal, Totona?
—Sí, papi, él me traía una comida.
—Dile a mi prima que voy un momento a hacer algo al patio.Le dije al padre de mi prima que quería hablar con él, así que me llevó al patio. Me quité la bata y dejé que mi prima se me veiera la tanga. Le dije al padre de mi prima que quería hablar con él, así que le sacó el pene y yo me lo metí en la boca mientras me penetraba. Le decía: «Dale, papi, dale, mételo», y así fue.
PARTE X
Una tarde, salí a hacer la compra y pasé por una zapatería y vi unos zapatos deportivos preciosos, pero algo caros, así que cogí unas tallas. Le hice fotos y se las mandé a mi novio y al viejo. Mi novio me preguntó si me gustaban y le dije que sí, papi, claro. Me dijo que mañana los regalaba. Le dije que gracias, papi. Al rato, el viejo me dijo que estaban caros. Le contesté que nada, es caro para la mujer a la que amas. Me contestó que es más, tienes que comprármelos, porque si no no hay cuca, no te quiero ver hasta que me los compres. Fui y llegué a casa con las cosas. El viejo pasó el día escribiendo, terminé insultándolo y diciéndole que no había más cuca hasta que no viera los zapatos.
Al día siguiente me levanté y vi un mensaje de mi novio en el que nos veíamos para comprar los zapatos.Vestí una franela blanca y una legging negra. Llevaba unas sandalias bajitas y, debajo, unas pantys blancas con corazones. Él seguía igual. Me fui con mi chico, los compré y regresé a casa. Al llegar, estaba el viejo allí diciéndome que solo tenía la mitad. Le dije que ya los había comprado, y que me diera esa plata para unas cosas.Busqué el resto, lo corrí y se fue a su casa sobre las 7 de la tarde. Me dijo que se iba a comprar el resto y le dije que me lo trajera y que trajera unas hamburguesas. Me trajo el dinero y yo iba en bata. Le recibí el dinero y las hamburguesas y le dije a mi prima que se viniera temprano para que me limpiara la nevera.
Lave la ropa, ok, no lo quiero ver más. Hoy me dice que lo deje ver mi Toto. Le dije que no me jodiera, se fue y le dije a mi prima: «Ya tengo para comprar más cosas».
Al día siguiente, el viejo llega y le digo: «Límpiame la nevera y llévala a su casa, necesito salir». Le mostré la foto y le dije: «Lamela, él lo hizo y me cambié, me puse los zapatos, una falda roja y una blusa. Mismo color azul, abajo unos cacheteros rojos de encaje. Y me fui con mi prima a comprar cosas para mí y para los peques. Cuando llegué, le dije al viejo: «Venga, trae la ropa, que me he cambiado y me he puesto un top pequeño que hacía que mi Toto se partiera en dos, y una blusa de tirantes». Al llegar el viejo, me dijo: «Venga, vamos a por la ropa».Le dije: «Viejo, coge a mi papi y métemela», y él se puso feliz. Cuando acabó, le dije que quería volver a hacerlo, pero me dijo que no, que se iba a masturbar. Cuando se fue, mi prima llegó y me dijo: «Gorda, ¿hasta cuándo vas a estar con ese?» Le dije al viejo que me la quedaría hasta que no tuviera plata esa parcela.
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