Nunca había visto un pene y esta era mi primera vez

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Mi emoción era tan grande como mis sentimientos. Apenas había empezado a estudiar en la universidad y siempre había sentido atracción por los hombres exitosos, por lo que un ingeniero de minas me propuso ir a la fiesta de inicio universitario como su pareja.

Era uno de mis sueños cumplidos, así que acepté gustosa porque era el sueño de toda jovencita; a esa edad (18), sería la envidia de todas. Me arreglé con mucho detalle: me puse una falda bien apretada y corta que apenas lograba cubrir mi firme, grande y redondo trasero, y un top de color rojo muy llamativo que marcaba muy bien mis senos firmes, grandes y duritos. En realidad, no necesitaba usar sostén para que se vieran llamativos y paraditos. Dejé el cabello suelto, pero le agregué mucho gel para que pareciera mojado. Me maquillé con delineador fino y bajé a la sala principal de mi casa para decirle a mi pareja que ya estaba lista para la fiesta.

Pasados unos quince minutos, fui a buscarle. Cuando salí de casa, empezó a tocarme y manosearme. Sentía algo delicioso al notar sus grandes manos en mis pechos y nalgas. En ese momento, empecé a mojarme y se detuvo para decirme que nos fuéramos o llegaríamos tarde. Nos subimos al coche y nos dirigimos a la fiesta, pero cuando llegamos no había nadie, así que pregunté: «¿Dónde están todos?», y él respondió: «Llegamos temprano, porque los demás invitados llegarían después».Después de unos minutos llegaron varios amigos suyos, que enseguida empezaron a consumir alcohol y cerveza, y a jugar a videojuegos. Sentía que, cuando me miraban, parecían perros con ganas de comer. Me incomodaba eso, así que le dije que saliéramos afuera. Me respondió que ya no llegaría más gente y que ya era hora de que empezara la fiesta. Cuando escuché eso, los nervios me invadieron por completo y, de repente, me agarró de la mano y me puso en medio de sus amigos.

Fue fatal, porque sus amigos me rodearon como perros a la presa en la calle; estaba encerrada y sin escapatoria del círculo. Al principio, intenté escapar por cualquier parte, pero no pude. Poco después, sentí doce manos recorriendo mi cuerpo y yo, inocentemente, no sabía cómo defenderme de esos carroñeros. Insistía con fuerza y tenacidad para que me dejaran en paz, pero hacían oídos sordos. Uno de ellos metió su mano dentro de mis piernas y les dijo al resto: «Esta zorrita se hace que no le gusta, pero su vagina está chorreando líquidos». Con morbo, me quitaron la falda, rompieron mi top y tocaron mi cuerpo a su antojo. Sentía que me apretaban fuerte los senos, me jalaban los pezones, apretaban mis nalgas y me metían dedos por el culo y la vagina.

En realidad ya no sabía qué hacer. Por muchos intentos que hice para librarme de ellos, no lo logré. Cuando menos lo esperaba, me pusieron de rodillas en el suelo y, en menos de un segundo, aparecieron muchos penes delante de mi cara. Nunca había visto un pene y esta era mi primera vez. Veía muchos y uno de ellos, más atrevido, me metió su pene en la boca. Les aseguro que era el pene más pequeño de todos, pero igual no cabía en mi boca. Entonces, una voz de hombre rudo me dijo: «¿Qué haces?».—Zorra, chúpame la verga como la zorrita que eres —me dijo con su mano me tomó del cabello y me obligó a tragarme su pene hasta el fondo de la garganta. Yo me sentía mal emocionalmente, me faltaba aire, me ahogaba, quería vomitar, pero esa enorme verga no me lo permitía. Luego empezó a moverla de adentro hacia afuera; al principio fue lento y luego fue más fuerte y rápido. Repitió ese movimiento durante un largo tiempo. Luego sentí un gran chorro de semen caliente y espeso.

Me dio asco y rabia que hiciera eso. Intenté escupirlo, pero como me tenía sujetaba del pelo y no podía hacer nada. Me decía: «Trágate mi semen, zorra». Como me faltaba aire, entonces tuve que tragármela para poder respirar mejor, pero ellos dijeron: «Mira qué zorra ha salido, si sabe tragar semen. Ya verás cómo te lo tragas todo, ni una sola gota quedará». A continuación, los demás empezaron a hacerlo, algunos más lentos, agresivos, pasivos, comprensibles, etc., pero todos terminaron haciéndome tragar semen.

Fui corriendo al baño a vomitar porque me estaba dando arcadas y me producía náuseas y vómitos.

Intenté salir del baño rápidamente, pero me dijeron: «¿A dónde crees que vas si esto recién empieza?». Me agarraron y me llevaron a uno de los cuartos, donde me tiraron a una cama y empezaron a meterme mano por la vagina y el culo, a besarme los senos y a chupar mis pezones. Uno de ellos puso su cara entre mis piernas y empezó a chupar y meter la lengua. No puedo negar que me gustaba, pero intentaba no excitarme, porque me sentía sucia y todo era contra mi voluntad.

No sé cómo, pero mi chocho estaba chorreando líquidos. Después de lamerlo, se levantó y puso su pene justo donde mi vagina. Yo lo miré muy asustada y con temor, porque su pene era enorme y mi vagina era virgen y estaba bien apretada; además, cuando me metían dedo me dolía mucho, y no podía imaginar el dolor que sentiría si esa verga gruesa me penetrara.

Él empezaba a penetrarme. Me sentía inmóvil, no podía hacer ningún movimiento y esa gran verga dura intentaba entrar.

Sentía que me rompía la conchita, me dolía tanto; pero me gustaba. Lo reclamaba, él hacía caso omiso y seguía hasta metérmela toda y hasta el fondo. Cuando sacó su tremenda verga llena de fluidos, me asusté aún más, pero él lo metió de nuevo.

En ese proceso, el dolor se me fue. Dejé de gritar y, sin saber por qué, me mordí los labios. Empezaba a disfrutarlo, pero no quería admitirlo: sentir que mi concha se rompía por esa tremenda verga era como si me llevara a las nubes, una sensación que nunca había experimentado. Lo intenté de muchas formas, pero de pronto exploté y, al mismo tiempo, un grito de placer. En ese mismo instante, él también me llenó la vagina con semen y, cuando sacó su verga, estaba llena de semen.

Así fue pasando todo y yo disfrutaba mucho. Ya no necesitaban decirme nada; pedía que me penetraran más y con más fuerza.

Esa noche lo pasé tan bien como nunca imaginé en mi vida.

Lo que empezó como un sueño, terminó siendo una hermosa historia sexual de orgía que repetimos en muchas ocasiones sin que sus esposas se enteraran, porque todos eran comprometidos. Pero confieso que mi experiencia de primera vez fue inolvidable.

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Carolina Sexy
Carolina Sexy

Soy una chica muy caliente y posesiva. Me gusta leer los relatos de esta pagina. Pero lo que mas disfruto es compartir relatos eroticos que cuentan mis amigas y muchos que son de mis fantasías eróticas que con personajes logro trasmitir y publicar en esta comunidad.

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