Pascuala mi vecina viuda – I, II

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Pascuala es mi vecina, vivimos puerta con puerta y de siempre me ha llamado la atención. Son innumerables las pajas en las que ella era la protagonista. El tiempo pasa volando, pero siempre de alguna forma de otra siempre he tenido ganas de follarmela.

A sus 70 años todavía tiene ese punto que me sigue excitando, pelo blanco, buenas tetas y un culo apetecible.

A mi siempre me han gustado las maduras y aunque nos llevemos bastantes años, procuro no dejar la ocasión para saborearlas.

Mi relación con Pascuala se intensificó cuando murió su marido, ocurrió de madrugada, de repente y fue al primero que llamó, pues sus hijos vivan lejos y como siempre ha habido confianza y se vió tan apurada pues recurrió al más cercano.

Los primeros días desde el desenlace estuve acompañándola como un miembro más de la familia, pues pude comprobar que las relaciones con sus hijos no eran demasiado buenas, asi que era el que siempre estaba a su lado. Era el hombro para amortiguar el duelo, quien la consolaba y daba el apoyo que necesitaba, ahí pude comprobar que casa día los abrazos eran más entrañables y afectuosos.

Pasado unos días cuando ya se empezó a tranquilizar la situación, me llama a la puerta y cuando le abrí, se abrazó sollozando para agradecerme todo lo que había hecho por ella. Como sentí el abrazo, por fin noté sus tetas sobre mi pecho, y aunque la ocasión no era la adecuada el miembro comenzó a despertarse, los primeros besos que nos dábamos que bien me supieron y eso que fueron de lo más castos.

Todos los días nos llamábamos varias veces al día con cualquier excusa, asi que nuestra relación se iba haciendo cada vez mas intensa raro era el día que no nos regalamos algún postre o un detalle, cualquier excusa era buena para vernos.

Como a los dos nos gusta cocinar, comenzamos a salir a comprar juntos y a invitarnos a comer unas veces en casa de uno y otras en casa del otro, nuestra relación se iba haciendo cada vez mayor, asi que a veces pasábamos prácticamente juntos todo el día.

Pasaron varios meses acercándonos cada vez más y con mayor confianza y complicidad

Una tarde después de comer sentados en el sofá medio dormidos, su cabeza recostada en mi hombro le comencé a acariciar el pelo, y noté como le gustaba pues su mano la puso en mi pecho, seguí acariciando su cabeza suavemente y una especie de suspiro salió de su boca. No pasó de ahí, ya más despiertos me miro a los ojos y me dijo:

Te tengo que confesar una cosa, tengo miedo de dormir en mi casa, las noches las paso fatal, menos mal que sé que estas al lado, tu casa me da buenas vibraciones y solo estoy segura cuando estoy contigo, pero no quiero ser ninguna carga para ti ni para nadie.

Ya sé que soy muy mayor y comprendo que no puede ser pero te lo tenía que decir.

La sorpresa que me llevé fue enorme, al principio no sabía que decir, pero le abracé fuerte y la besé.

  • Mi casa está a tu disposición, para nada me molesta, todo lo contrario, de mayor nada la edad está en la mente y para mi eres una diosa.

Le confesé todo lo que llevaba tanto tiempo guardado, cuanto la había deseado y cuanto la deseaba, la volví a besar y abrazar más fuerte.

Ahora la que no sabía que decir era ella pues no esperaba mi reacción.

Un rato para asimilar tantas emociones y poner en orden todo lo que había pasado, de alguna forma yo me la había declarado y ella quería venirse a vivir conmigo.

Como los dos vivimos solos, hay habitaciones de sobra, ella se instaló en una pegada a mi dormitorio, al principio eran noches esporádicas que se fueron haciendo cada vez mas frecuentes.

Los primeros días fueron un poco surrealistas pues no sabíamos nuestras costumbres. Pero poco a poco nos íbamos compenetrando más.

Los días que se quedaba a dormir, se levantaba muy temprano, preparaba el desayuno y se iba a su casa, otros días se quedaba a cenar y se iba o bien su habitación o a su casa.

Una noche viendo un poco la tele, viendo una película erótica fue cuando Pascuala sacó el tema desde cuando la deseaba  y si me hacía pajas pensando en ella, a lo que lee conteste que empecé a desearla al poco tiempo de ir a vivir allí que me fijé en su forma de ser y después en todo su cuerpo, y sí que durante un tiempo de vez en cuando por temporadas me pajeaba pensando en ella, siguiendo la conversación le pregunte si ella se había fijado en mí, a lo cual me contestó que no, que me veía como un vecino simpático sin más hasta ahora que me he dado cuenta que eres más que un vecino, pero tenía miedo al rechazo por su edad.

Le di el primer beso en los labios, al principio muy torpe, pero respondió, el segundo estuvo mejor y en el tercero nuestras lenguas se juntaron.

. Perdona hace mucho tiempo que no besaba asi a nadie

– Pues tenemos mucho que practicar, que todavía tenemos que aprender uno del otro mas cosas.

Seguimos con más caricias y le puede tocar sus tetas por encima de la ropa y puede sacarle uno suspiros, como se le veía muy torpe, unas cuantas caricias superficiales y lo dejamos nos fuimos cada uno a nuestras respectivas camas, habría tiempo.

Por la mañana me dejó sorprendido cuando al darme los buenos días me dio un beso con lengua y un abrazo, la note una cara radiante era como si hubiera rejuvenecido, mas ligera de ropa, llevaba una camisola sin nada debajo asi que se le notaban claramente unos pezones gruesos color café.

No quería forzar la situación pues allí mismo en la mesa de la cocina me la hubiera comido entera. Nos volvimos a besar y mis manos fueron a su culo lo apreté contra mi miembro que ya se había despertado para que lo notara, ella se acomodó para notarlo en su vagina y seguimos abrazados.

Para aliviar un poco el calentón me fui para la ducha, no quería tener sexo algo rápido, después de tantos años mejor saborearla en toda su extensión y sin prisas.

Cuando salí de la ducha estaba empalmado todavía, me di cuenta que me había olvidado la toalla con las prisas, pero allí estaba Pascuala sentada en el bidet con ella en la mano.

Que cabeza tienes, ya te pareces a mí, uhmm vaya como está el corderito, muy despierto parece.

Has sido tu quien lo ha despertado.

Comenzó a secarme y cuando llegó a lo polla.

La quiero probar,  lo he hice muy poco y casi ni me acuerdo,

esta es mas grande que la de mi marido.

Al principio con cuidado comenzó a lamer comer el capullo, con cuidado, casi con miedo, pero poco a poco se fue animando.

Que polla más rica tienes, que tal lo hago.

Muy bien sigue asi, pero la puedes chupar y los huevos también

Como buena alumna poco a poco fue introduciendo mi polla en su boca y acariciando mis huevos, notaba como se iba endureciendo y eso le alegraba y cada vez se la tragaba mas profunda, no solo se deleitaba con mi polla sino que también lamia los huevos, cuando ya está casi a punto de correrme le propuse hacer una cubana, cosa que no entendía  que era, se lo expliqué rápidamente, hacer una paja con sus tetas, cosa le pareció muy bien, así que puse mi polla entre sus tetas, con sus manos las apretaba para guiar mi polla y con su lengua lamia el capullo, asi estuvimos un rato . como gozaba hasta que estuve a punto de correrme y le pregunté donde quería su leche, la quería probar.

Que deliciosa que está, quien me lo iba a decir que a mis años iba a saborear un manjar semejante.

Y quien me iba a decir a mí que los deseos se hacen realidad, no pares hasta sacarme toda la leche.

Una sacudida de lechecita inundó su boca

Cuanto tiempo sin probar semejante postre, como me gusta que te corras en mi boca, espero que haya más veces.

Ya te lo he dicho esta polla es toda para ti.

Siguió saboreando hasta dejar mi tranca reluciente mientras un hilillo de semen bajaba por sus labios, sonreía y su cara era radiante.

Le subí la camisola para dejar sus tetas al aire, eran más grandes de lo que pensaba, las tenía un poco caídas pero atractivas y sus pezones duros como piedras, los ataque sin piedad, de suspiros pasó a gemidos sin soltar la verga.

Quiero más, hazme tuya de una vez, la quiero dentro de mí.

Seguí mordisqueando sus pezones y comiéndome sus tetas y nos fuimos para la cama, la terminé de desnudar, su coño era grande, con poco pelo canoso pero abultado, la tumbé en la cama y comencé a explorar su chocho con mi lengua.

Enseguida se abrió de piernas para que pudiera lamer con más facilidad, iba alternando la lengua con mis dedos, explorando sus labios hasta encontrar el clítoris, era alargado y duro parecía un pequeño pene, cuando lo empecé a lamer, su cuerpo se estremeció y un gemido profundo salió de su boca mientras su cuerpo se estremecía.

Sus manos empujaban mi cabeza para que no saliera de allí, asi mi lengua en su clítoris y mis dedos acariciando el resto de su coño.

Ni me ha acordaba lo rico que es esto, nunca me lo habían comido asi, igual has encontrado telarañas después de tantos años, pero sigue, quiero más ya solo falta que me folles bien follada.

Yo te dado mis jugos y ahora yo quiero los tuyos.

Seguí saboreando su conejo y comencé a notar como empezaba a humedecerse, sus manos sujetaban cada vez más fuerte mi cabeza, ya no eran gemidos, eran resoplidos de placer, sus movimientos de culo eran mas violentos, subía y bajaba su pelvis, elevando sus nalgas de la cama para dejarse caer, mientras mis manos estiraban de sus pezones y masajeaba sus tetas.

Le agarré de su culo para profundizar mas ese coño al que le estaba dando vida después de tanto tiempo, hasta que noté como un hilillo flujo salía de el, por fin después de tanto esfuerzo conseguí que se corriera, Pascuala se quedó muda, como transpuesta, respiraba muy fuerte, sin habla, toda abierta de piernas y con los ojos cerrados.

Nadie de lo había comido así de rico, estas sensaciones las desconocía, ahora sé lo que es un orgasmo.

Abrazándome me besó esta vez con ganas, nuestras lenguas se encontraron y nuestros cuerpos se fundieron.

Sus pezones seguían erguidos asi, que los ataqué mientras mis dedos de nuevo visitaban de nuevos en chocho repleto de jugos.

Asi estuvimos un rato para recuperarnos, pero nuestras lenguas y nuestras manos seguían en plena actividad.

Poco a poco el mástil se fue levantado, las manos de  Pascuala estaban haciendo su trabajo y con suavidad y besitos hasta que ya estuvo a punto, después de lamer su panocha y despertar su clítoris, me pidió que la penetrara que me quería dentro, que aunque estaba bien mojada hacia mucho tiempo que nada entraba por ahí, asi que se abrió bien de piernas y le comencé a meter la polla poco a poco, primero el capullo y lo deje en la entrada y poco a poco fue penetrando hasta que entro todo y me quede parado, la expresiones de su cara iban cambiando primero con los ojos cerrados y cada vez con susurros y gemidos de placer, fue ella quien comenzó a moverse, para que entrara mejor, le puse una almohada debajo de su culo, al estar en alto su cosita entraba muy suavemente , comenzó a agarrarme el culo para que la entrara mas profundamente, asi que mis huevos chocaban contra sus nalgas  y cada vez lo hacia con mas fuerza, cosa que me agradecía y me pedía mas y mas has que de un grito me avisa que se está corriendo y que lo haga yo con ella que quiere mi leche en sus entrañas.

Me envolvió con sus piernas para que no sacara mi polla de su coño hasta que rendida resopló y fue cediendo en su empuje.

Los dos cansados de tanto placer nos dormimos abrazados.

PARTE II

Siguiendo con mi relato, después de nuestro primer encuentro sexual, los dos tendidos en la cama habiendo probado nuestros flujos, Pascuala estaba completamente desubicada, en un momento había pasado de sentirse una mujer anciana a sentirse de nuevo una mujer deseada y viva.

Había experimentado sensaciones que nunca las ha tenido, se sentía deseada, estaba desnuda con alguien que no era su marido, cosa inimaginable para ella, estaba como una jovencita que se inicia en el sexo, con ganas de sentir y descubrir nuevas formas de gozar.

Después del ejercicio y una ducha rápida, la invite a comer a un buen restaurante para recuperar fuerzas, como estaba cerca de nuestra casa, nos fuimos dando un paseo, nueva sorpresa, me cogió la mano, bien apretada para que notase que era con toda intención.

 – No te beso por el qué dirán si nos ve alguien conocido, pero no será por ganas.

Un guiño y un beso rápido y una rica sensación se estaban comenzando a cumplir los sueños que tenía desde hacía muchos años.

Ya en casa, comenzó a contarme  su vida amorosa que había sigo muy monótona, con el único hombre que tuvo relaciones fue con su marido, al que conoció de joven en el pueblo, cuando se casaron se vinieron a la ciudad y llevaron una vida muy rutinaria, era otra época otra mentalidad, ocupándose de sus hijos y su marido, el sexo mas que un placer era una obligación, nunca le habían comido el coño por ejemplo nunca se había pajeado, asi que su clítoris estaba virgen hasta que se lo descubrí con mi lengua. Nunca se le habría ocurrido tener una aventura ni platearle a su marido algo mas que un mete y saca, alguna vez había llegado algo parecido a un orgasmo, pero ni se acordaba, y de repente yo con mi lengua y mis dedos le hice subir a la gloria. Me beso torpemente pero ya su lengua no tenía reparos en buscar la mia.

La tarde transcurrió entre caricias y achuchones varios, cuando sonó su móvil, eran sus hijos que venían de visita, asi que con todo el cabreo de mundo se tuve que ir y disimular.

-‘Que oportunos, pero espérame que en cuanto pueda vuelvo que quiero dormir contigo.

Mientras ella atendía a sus hijos, me puse a preparar una cena romántica, preparé unas velas, puse vino blanco en el frigorífico, un poco de marisco que tenía en el congelador, ensalada, jamón que no puede faltar algo para picar, algo rápido de preparar y ligero.

Me fui para la ducha y me cambié de ropa, una chilaba de lino que compré en uno de mis viajes por el norte de Africa, por supuesto sin nada debajo.

Pasó buen rato hasta que volvió, toda enfadada, echando peste por haber interrumpido nuestro preludio de sexo, simplemente por unas tonterías-

La llené de besos y poco a poco se le fue pasando el enfado, cuando llegó al salón y vio la mesa preparada me abrazó efusivamente y de nuevo nuestras lenguas se juntaron, le sobé por encima de su ropa sus pechos hasta que sus pezones se pusieron duros y nos fuimos a degustar lo que había preparado. Casi no comimos pues no se quien tenía más ganas de ir al dormitorio y lo dejamos para reponer fuerzas pues los dos teníamos ganas de que la noche fuera un poco mas larga, poco de dormir y mucho de follar.

Y en la habitación me quite la chilaba que era la única prenda que llevaba y la polla apareció casi despierta, Pascuala comenzó a desnudarse poco a poco, el vestido y se quedó en una lencería, que había comprado hacia poco, un sujetador negro con transparencia y su tanga a juego, estaba super excitante

  • Lo compré para estrenarlo contigo
  • Tu me pones a mil con y sin braguitas y sujetador, estas divina.

Comenzamos a abrazarnos, mis manos en sus nalgas para que notara la dureza de mi estaca y sentir sus pezones ya duros y sugerentes.

Nuestras bocas de nuevo de juntaron mientras le quitaba el sujetador, sus pezones ya estaban e pleno apogeo, duros y desafiantes, me tumbó en la cama

  • Estaba vez te voy a follar yo, déjate llevar.
  • Esta noche voy a ser todo tuyo que es lo que más deseo

Comenzó por lamerme el pecho, mordisqueando mis pezones, su lengua jugaba con ellos, baja por mi barriga, mientras con sus manos comenzaba a hacer una hermosa paja, la polla ya estaba enfilada, seguía bajando hasta las ingles dejando mi polla a un lado, se centro en mis huevos los saboreaba y con su lengua recorrió toda mi verga hasta llegar al capullo, después de chuparlo una y otra vez, se lo tragó como una posesa, se metió toda pija en la boca y con su boca comenzó hacer una paja lentamente , me rozaba con los dientes, solo rozando lo que hacia que me produjera una sensación increíble, le dije que si seguía asi no tardaría en venirme.

Eso es lo que quiero que te vengas en mi boca ya te he dicho que quiero follarte yo, luego ya me follaras tu soy tu puta.

Faltaron pocas chupadas intensas para que mis fluidos inundaran su boca, no le hizo asco sino que se la tragó toda, le salían por las comisuras hilillos pero con sus mano se lo volvió a tragar, una vez bebida toda la lefa, siguió lamiendo hasta dejar la polla impoluta

  • Estaba deliciosa cuando te recuperes te voy a follar

Fui a buscar un poco de vino blanco fresquito para reponer un poco de fuerza, son sus manos me iba pajeando mientras me daba sus pezones para que se los comiera, cosa que hice con suma prontitud, mi picha poco a poco se iba recuperando, sin dejar de acariciar todo su cuerpo, estaba exultante y decidida a cumplir lo que había prometido, cuando notó que la estaca estaba casi enderezada, me tumbó en la cama, se subió encima y se la fue clavando poco a poco hasta que mis huevos chocaron contra sus nalgas y suavemente comenzó un sube y baja al principio lento para que mi polla se fuera adaptando a su chocho que ya estaba bien mojado, y cada vez más rápido y mas intenso y se agachaba para que me comiera sus tetas, puse mis manos en sus cadenas para acompasar el ritmo y gemía y gritaba como una posesa, me estaba follando y de que manera, aceleraba y pausaba para que durara mas la cabalga, yo para darle mas placer le comencé a acariciar su ojete , al principio se sorprendió pero le gusto, me metí un dedo que previamente se lo había dado a chupar y un escalofrío le subió para la espalda y se lo saque rápidamente, ella e pidió que lo dejara que lo sentía rico, y prosiguió cabalgando hasta que me aviso que estaba a punto de correrse y me pedía que la llenara con mi lefa que la quiera toda dentro de ella, tarde poco en inundar sus entrañas, mientras sus fluidos humedecían mis huevos, eso fue una gran folllada.

Caímos rendidos con la respiración entrecortada, parecía que habíamos corrido una maratón pero felices seguro que lo que restaba de noche dormiríamos de un tirón bien agarraditos pero llenos uno del otro.

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