Lo siento mi amor. No me pude aguantar
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Antes de que me juzguen quiero que conozcan bien mi lado de la historia. Aunque se que me seguirán juzgando cuando se las cuente pero me da igual.
Me llamo Roxy tengo 35 años, mido 1.70, tengo un cuerpo exuberante, cabello rizado y ojos verdes y les puedo decir de entrada que la RedPill tiene toda la razón cuando dice que la mujer que tiene un pasado promiscuo jamás cambiará pues yo soy prueba viviente de que intentar cambiar y ser una “buena mujer” no sirve, siempre la puta que llevamos dentro saldrá cuando sea provocada.
Luego de una juventud desenfrenada de fiestas, alcohol y sexo, cerca de los 27 años me enamoré de uno de mis compañeros de clase en la universidad llamado William, un hombre bueno, de casa, trabajador y con futuro que me cautivó con su trato caballeroso y romántico. Luego de ser novios durante 3 años decidí que era el hombre de mi vida y solamente esperaba que el me pidiera matrimonio y así lo hizo. Ese era el fin de mis aventuras, de tantos viajes, de tantos hombres y mucho pero mucho sexo del más guarro y sucio donde hasta me di el gusto de dejarme coger de 3 tipos.
Nos casamos y rápidamente William decidió llevarme lejos de nuestra ciudad natal, nos fuimos del otro lado del país, yo a él le había contado ya todo mi pasado y lo loca que fui (obvio excluyendo las cosas demasiado fuertes como trios o gangbangs) el me dijo que mi pasado no importa y que más bien el hecho de que yo renunciara a esa vida de placeres prohibidos por el lo hacía muy feliz y orgulloso. Con el pasar de los meses y años la relación se fue afianzando más e inclusive llegamos a pensar en tener un hijo, yo me sentía lista.
Tomamos esa decisión pero quedamos de acuerdo que antes de buscar embarazarnos tendríamos una última aventura como pareja yendonos de viaje a las Islas Galápagos y de regreso empezaríamos a planear la construcción de nuestra nueva familia, nadie se hubiera imaginado que ese viaje sería el fin de nuestro matrimonio.
En Galápagos nos esperaba un conocido de William que nos iba a mostrar el lugar, se llamaba Leo y había trabajado con William en un negocio de asesoría de viajes. Leo a diferencia de William era el típico soltero empedernido, para el, el amor no existe, solo existe vivir el momento, el placer, una filosofía de vida que yo había abandonado cuando conocí a William, lo poco que conocía de Leo lo había escuchado de la boca de mi esposo.
Llegamos al lugar y nos hospedamos en un hotel cercano a las playas, luego de hacer el amor con mi esposo y ducharnos juntos como toda una parejita enamorada salimos a conocer la isla yendo primero a ver a Leo con quien habíamos quedado de acuerdo para encontrarnos en un restaurante. Cuando llegamos al lugar ahí estaba el, vestido con una bermuda gris, una camisa floreada y un sombrero, era un tipo alto como de 1.93, blanco, fornido, atlético, de ojos azules, parecía una escultura griega.
Cuando lo vi solo pude pensar “ayyy papasito rico” mientras me mordía el labio. William me presentó como su esposa y el se acercó para darme una abrazo y beso en la mejilla y cuando me envolvió en sus brazos y sus labios tocaron mi mejilla sentí claramente como mi vagina burbujeaba y goteaba de lo caliente que me puse, tanto así que mi cara se puso roja y mis piernas temblaban como las de un pajarito asustado. William me preguntó si me sentía bien y le dije con voz entrecortada que sí, pero la realidad es que ese hombre solamente con tocarme casi me había provocado un orgasmo.
Luego de conversar durante un buen rato los tres, Leo nos invitó a la playa a pasar el resto del día hasta llegada la noche lo cual aceptamos. En la playa usé mi más recatado traje de baño uno de una pieza con un pareo que me tapaba la ingle, desde que me había casado había dejado de utilizar ropa o trajes de baño reveladores aunque usar ropa sexy era algo que siempre me había gustado y aún los tenía, inclusive había llevado un par de prendas escotadas y otras cosas sexys aunque no creía que las fuera a usar.
Me senté junto a mi esposo a ver el mar y conversar cuando de pronto llegó Leo con unos amigos y amigas de él y nos dijo que nos unamos al grupo. William dijo que no, pero Leo insistió, William pensaba que yo me negaría y preferiría estar solo con el pero yo sin pensarlo dos veces le dije “vamos William” y el sonrió y fuimos con el grupo.
Conversamos y pasamos un momento agradable, a mi ya se me estaba pasando la calentura por Leo y solo tenía ojos para mi esposo hasta que Leo le dijo a William para ir al mar a hacer una competencia de nado y William aceptó.
William estaba con su bermuda de baño pero Leo aún estaba vestido, de pronto Leo desabotonó su camisa dejando ver su pecho y abdomen marcados y sus brazos musculosos y luego se sacó su pantalón, debajo llevaba una pantaloneta blanca y cuando se paró delante de la luz del sol se pudo ver su pinga enorme a través de su pantaloneta la cual le llegaba hasta la mitad del muslo, mi vulva se mojó nuevamente y tuve que cruzar las piernas para que no se note, agarré un cubo de hielo y empecé a chuparlo para bajarme la calentura.
No podía creer que un hombre pudiera ser tan físicamente perfecto y no podía creer tampoco que ese hombre estuviera provocando a la zorra que habitaba en mi interior que había aprendido a ocultar.
Luego de pasar el día y la tarde con Leo y sus amigos nos fuimos al hotel a descansar un rato, Leo nos había invitado a su casa esa noche para una fiesta que el estaba organizando. William no quería ir, quería pasar una noche romántica conmigo tal vez saliendo a comer o a caminar por la playa pero yo ya estaba loca por lo que había visto de Leo así que lo convencí para ir a su fiesta con la excusa de que “es tu amigo… No le hagas ese desplante” le dije que mañana podíamos pasar tiempo exclusivamente el y yo.
En la noche empezamos a alistarnos y yo ya no quería lucir como una señora casada, quería lucir como la mujer sexy que siempre fui así que saque mis prendas más sensuales para la fiesta, me puse una blusa con un escote hasta el ombligo de color rojo y un short de lycra que me hacía lucir mis nalgas, unas sandalias de tacon alto y un peinado con cola de caballo bien alta junto a unos aretes de argolla fueron suficiente para volver a ser la misma de antes, quería impresionar a Leo. William se fijó en como me había vestido y me preguntó “por qué te vistes tan provocativa?” Yo tenía la respuesta en la punta de la lengua “para ti mi amor” a él se le hizo raro pero igual no se quejó.
Llegamos a la casa de Leo, la fiesta ya había iniciado William y Leo me presentaron con las demás personas, los hombres no me quitaban la mirada de encima de mis nalgas y mis tetas pero yo quería que Leo se fijara, luego de algunas horas de baile, alcohol y de pasarla bien William se emborrachó al punto de quedarse dormido en un sillón, un tipo me invitó a bailar y acepté, Leo bailaba con otra chica cerca de nosotros así que aproveché y empecé a bailar de manera muy sugestiva, muy sensual, moviendo mi cadera, bajando y subiendo hasta que lo logré, Leo por fin me estaba mirando y con cara de deseo, le pidió al tipo que bailaba conmigo cambiar de pareja y empezamos a bailar Leo y yo.
Sonaba una bachata muy sensual y el me preguntó si le permitía bailar algo así conmigo y si William no se enojaría, le contesté que William ya ni siquiera estaba en este plano astral, Leo lo vió dormido y entonces yo misma agarré su brazo y lo puse al rededor de mi cintura, pegué mi cuerpo al suyo y empezamos a bailar de manera muy sensual, fue entonces cuando el me dijo “en verdad eres una mujer muy guapa, muy sexy, mentiría si te digo que no me encantas” yo solamente sonreí y le dije que tuviera cuidado que soy casada mientras mi corazón latía a velocidad supersonica y mi tanga se empapaba de exitación.
Leo me dijo “me encantas Roxy desde que te conocí no puedo dejar de pensar en tu cuerpo y en tenerte” yo seguí sonriendo hasta que le dije “dime donde y cuando” el respondió “ahora en mi habitación… sube tu primera y en un par de minutos subiré yo” fui a beber un trago antes de subir mientras mi mente me decía “estas segura de lo que haces?” pero viendo a mi esposo dormido y a ese adonis sonriéndome con cara de “te voy a follar delicioso” decidí subir a la habitación.
Leo subió a los 5 minutos y cerró la puerta pero sin echarle seguro, empezamos a besarnos como locos, yo mordía sus labios, el me repetía lo mucho que me deseaba y eso me ponía demasiado cachonda me aparté y le pedí que me enseñará su verga, me moría por ver si era real lo que había visto en la playa, el me dijo “si quieres te la enseño de cerca, ven y arrodillate” me acerqué a él, puso su mano en mi cabeza y me empujó hacia abajo hasta tenerme de rodillas frente a su cremallera, lentamente desabrochó su pantalón y bajo su cremallera y se asomó su enorme tranca mientras que mi reacción fue solamente tapar mi boca con mis manos en señal de impacto al ver lo sorprendentemente grande que era eso.
No aguanté más y lo empecé a chupar como loca, como si de un biberón se tratara, le mamé la verga, le lamí los testículos me intruduje su verga hasta la garganta, quería disfrutar de esa monstruosidad hermosa como si no hubiese un mañana le pedí que me golpeara en la cara con su verga, que me la restregara por la cara, que me llenara la boca con su liquido preseminal, que me abofeteara con su pinga mientras le repetía miles de adulaciones “que cosa más deliciosa papi, que grande, que rica, así me encanta cabezona y venosa mi amor, mi pijudo” mientras se la seguía mamando me quité la blusa y puse su miembro entre mis tetas mientras lo miraba los ojos y le decia “quiero que me tires toda tu leche en mi boca, en mi cara y en mis tetas… Pero aun no”.
Me quité el short y quede solamente con los tacones puestos, me puse de pie y caminé hacia la cama moviendo el culo y me puse en cuatro sobre ella y le dije “empújamela hasta el estómago papi” Leo se alborotó, su pija estaba enorme y dura como la de un caballo y mi vagina estaba mojada y lista para su verga, de pronto sentí como me la metía y como friccionaba con mi coño aunque estuviera mojada, podía sentir su tranca dilatando mi vagina a pesar que de virgen y estrecha yo ya no tenia nada desde hace mucho tiempo, sin embargo nunca había culeado con un hombre tan vergón.
Cada embestida me hacía gemir muy fuerte y cada roce me acercaba más al orgasmo, era la primera vez que un hombre me hacía acabar sin necesidad de manipular mi clitoris o de que yo me pusiera encima, la pija de Leo rosaba mucho mi punto G que estando en cuatro patas me hizo venirme como loca entre gritos y chorros de squirt, pero el como todo un semental seguía duro y no se había venido, me agarro y me levanto para seguirme penetrando ahora cargándome en sus brazos, mirándome a los ojos y preguntándome si William me lo hacía así de rico, yo le dije que ni de cerca, que esto era algo de otro nivel.
Me empezó a penetrar más fuerte mientras yo le enterraba las uñas en su espalda y de pronto me provocó otro squirt dejando mojado todo el piso, el seguía con la verga dura.
Yo desfallecía de placer pero quería más, me puso boca abajo y llenó de saliva mi ano, yo le dije, “Leo me vas a romper el culo” y el solamente sonrió mientras dejaba caer un hilo de saliva en mi ano. Yo solamente agarré la almohada más cercana y la empecé a morder, sentí la cabeza de su verga abriendo mi culo despacio y el dolor empezaba sentirse pero también el placer, su pija seguía entrando y yo solo gemia mientras mordía la almohada, luego empezó a sacarla y meterla despacio, el dolor fue desapareciendo y el placer fue quedando. Leo me decía “que cola más deliciosa tienes te la voy a destrozar”, entre gritos y gemidos le respondí “rompeme el culo infeliz, dame duro, haz que me cague” me dio tan fuerte que me vine por tercera vez y esta vez sin que me penetrara la vagina sinó solamente el culo.
Finalmente la sacó aún dura pues después de tanto sexo el aún no se habia venido. Empecé a mamarsela de nuevo “como te encanta mi verga verdad pedazo de malcriada?” me dijo Leo y yo le respondí “me vuelve loca… Tirame toda la leche en mi boca te lo suplico” Leo empezó a sacudirse la verga frente a mi cara y hasta que se vino, pero justo en ese momento, justito en ese momento William abrió la puerta del cuarto, Leo volteó la cara para verlo pero ya no pudo retener el chorro de leche y lo dejó caer en toda mi cara, fueron como 4 chorros que casi hasta me empañaron los lentes todo mientras mirábamos a William sorprendidos y el también.
William no dijo nada solamente volvió a cerrar la puerta y se fue. Yo salí corriendo detrás de él completamente desnuda y con la cara llena de semen de Leo gritándole que me espere mientras todos en la fiesta me miraban impresionados. Lo alcance en la puerta de la casa y le dije que me perdonara, obviamente eso nunca iba a pasar, el solamente me preguntó “por qué lo hiciste Roxy?” y yo solo atiné a responderle “Lo siento mi amor, no me pude aguantar”.