La Primera Vez de MaryCarmen
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Hola, mi nombre es Mary Carmen. Recientemente he comenzado a escribir mis vivencias en esta página, y algunos de ustedes me solicitaron que escribiera aquella de la primera vez, y pues aquí estoy, para aquellos que quieran saber más del contexto de mi vida y de los derroteros por donde esta me ha llevado, les recomiendo lean primero mi presentación, tendrán un panorama más amplio de mí, también he de advertir que debido a la situación la historia está cargada de detalles típicos de la situación, ténganme paciencia. Ya que mi forma de contar las cosas toma mucho contexto, esta historia ocurrió hace años por lo que algunos datos y detalles son inexactos.
Pues bien, recién había cumplido 18 años, yo estaba cursando el primer semestre de la universidad, en la carrera de administración de empresas, una universidad privada con un prestigio decente en mi ciudad natal. Durante buena parte de mi adolescencia jugué Voleibol, esto sumado a mis 1.75 m de estatura y al bastante decente salto vertical, me hicieron una jugadora de respeto, sin ser tampoco la gran estrella, pero suficiente para que esta universidad se fijara en mí, y si a esto le sumamos que mi rendimiento escolar estaba por encima del promedio, resulto en que decidieron ofrecerme una beca del 60%, para mis padres, esto era una buena oportunidad, educación de calidad, a bajo costo y con la ventaja de que se encontraba relativamente cerca de casa, lo suficiente para ir y regresar caminando.
Al final todo resultó en que yo estaba ahí, en una universidad con compañeros de mejor nivel económico que el mío, y jugando voleibol. Tratando de ganarme un lugar con chicas que no eran muy agradables que digamos. Entrenábamos lunes, miércoles y viernes en el complejo deportivo que se encontraba dentro de la misma universidad, y los miércoles coincidíamos con el equipo varonil de basquetbol, ellos llegaban media hora mas temprano. Por lo que cuando nosotros llegábamos ellos ya estaban entrenado, pero al salir ellos siempre se quedaban a ver la última parte de nuestro entrenamiento, desde luego era con cierto grado de morbo, ya que como ustedes saben los uniformes de voleibol de las chicas normalmente son licras pegadas al cuerpo, y había chicas bastante desarrolladas y que se lucían espectacular el uniforme.
Yo era una de las chicas nuevas y por esa razón no me fijaba tanto en ellos, esto sumado a la educación que me dieron mis padres, sumamente tradicionalistas, así que no era tiempo de chicos aun, sin embargo para la cuarta o quinta semana me empecé a dar cuenta, que uno de ellos me miraba con mucha insistencia, nunca me decía nada pero no me perdía de vista, él era un chico alto de tercer semestre, después supe que era el centro titular y capitán del equipo, media cerca del 1.90 m de estatura, moreno con el cabello muy muy corto, delgado pero con su musculatura muy bien definida para su edad, unos ojos cafés grandes y con una mirada intensa, la verdad era guapo, al menos lo era para mí en ese entonces.
El asunto es que me empecé a poner nerviosa con sus miradas, y comencé a fallar remates y bloqueos que habitualmente eran sencillos para mí, no lo entendía yo ya estaba acostumbrada a jugar bajo presión pero la mirada de este chico me inquietaba, y sabía que él lo notaba, después de un par de regaños de la entrenadora, en uno de los entrenamientos él se puso a platicar con sus amigos dando la espalda a la cancha, lo cual me tranquilizo y pude terminar el entrenamiento sin errores notorios, pensé que todo había terminado y que solo era mi imaginación y podría seguir entrenando sin problemas.
Esa tarde, después de salir de los vestidores, se encontraba el platicando con Ana, la capitana del equipo, yo salí, y aunque los note, seguí caminando sin despedirme de nadie rumbo a la salida del complejo, y entonces escuche una voz a mis espaldas.
-¡Hola Mary!
Se me helaron las manos del nervio, me pare en seco y voltee lentamente, y ahí estaba el con una sonrisa amplia de oreja a oreja y yo sin saber que contestar
-Soy Saul del equipo del equipo de basquetbol -dijo el acercándose un poco a mi
-Hola, si, ya te había visto por aquí – dije yo tratando de disimular mi nerviosismo, y es que no era para menos, era la primera vez que un chico me llamaba la atención, sabía que algún día pasaría, pero aun así te toma por sorpresa
-Justo estaba hablando con Ana y te vi pasar ¿traes mucha prisa?
-Bueno, voy a mi casa, me están esperando allá – dije eso, aunque en realidad no era cierto
-¿Te molesta si te acompaño?
-Ahhh… no, no me molesta – mi cara debería ser un poema porque su sonrisa se amplió y se acercó más a mi
-Vamos entonces -Dijo el tomando sin preguntar mi maleta y colgándosela al hombro
La verdad es que no recuerdo mucho lo que platicamos de camino a mi casa, y tampoco recuerdo si contestaba cosas coherentes o no, la revolución en mi cabeza (o en mi estomago) era mayor en ese momento, llegamos a dos cuadras de mi casa y le dije que de ahí continuaba yo sola, por supuesto me pregunto el porqué, pero yo no tenía la intención de contarle que era hija de la señora mas religiosa de la ciudad, y que por supuesto no iba a permitir que su hija mayor se anduviera paseando con un chico teniendo la responsabilidad de los estudios y que seguramente pensaba que los chicos eran el pecado andando, y era de imaginarse sabiendo que mis padres se hicieron novios a los 23 años y era la primera relación de ambos, así que solo le dije que después le explicaba, al final tenía una semana más para pensar en ello, siempre y cuando no coincidiéramos en la escuela.
Dos días después, en viernes a mitad del entrenamiento estábamos practicando saque, cuando lo vi entrar al deportivo, mis compañeras empezaron a reír y a susurrar, y por su puesto mi siguiente saque se quedó en la red, y yo roja como un tomate, traté de recomponerme para el resto del entrenamiento aunque era difícil, el jamás había estado antes en viernes, y era obvio lo que hacía ahí. Termino el entrenamiento y yo me fui a cambiar, y al salir el me estaba esperando, y me saludo
-¡Hola! – me dice dándome un beso en la mejilla
-Hola, ‘¿Qué haces aquí?
-Vine a buscarte, quisiera acompañarte nuevamente a tu casa – su respuesta causo algo en mi que no puedo explicar
-Ahhh, pues, vamos entonces
Y comenzamos a andar, esta ocasión estoy consciente, que nuestros pasos eran mas lentos de lo habitual, y si recuerdo poco de lo que hablamos, cosas mas personales, mis gustos, el deporte, me entere que estudiaba Ingeniería Industrial, lo cual explicaba el porque no lo veía en la escuela, ya que estábamos en extremos separados del campus, la idea era platicar, mientras caminamos esos 30 minutos que tardamos en recorrer desde el campus hasta dos cuadras antes de mi casa, iba buscando las palabras para decirle por qué no me podía dejar en la puerta, y vino la parte curiosa y tierna, unos cuantos metros antes de llegar a la esquina, me suelta la pregunta.
-Mary, ¿quieres ser mi novia?
Era la primera vez que un chico me pedía ser su novia, y era la primera vez que sentía que se me rompería el corazón porque sabia que mi madre no lo permitiría, entonces no sabia que hacer ni que contestar.
-Mira Saul, no es que no quiera, pero mi situación es difícil, vengo de una familia por demás tradicionalista, y no es que no te me hagas guapo, porque en realidad lo eres, pero mi madre, y los…
No me dejo terminar y menos mal porque sentí que no decía nada, me tomo las manos y me dijo.
-No tienes que contestarme hoy, pero al menos déjame seguir yendo a buscarte cuando salgas de entrenar, y cuando estes lista para darme una respuesta, me la das.
Yo no pude hacer otra cosa y solo asentí con la cabeza, el me dio un beso en la mejilla y se fue corriendo, yo lo vi dar vuelta y también salí corriendo a mi casa, con una sonrisa enorme.
Así transcurrieron un par de semanas el me acompañaba 3 veces por semana y me dejaba siempre en la misma esquina, poco a poco fuimos agarrado confianza, ya sea que yo me colgara de su brazo o que el me tomara de la mano, hasta que una tarde me abrazo por cintura y caminamos la mayor parte del trayecto así, casi al llegar a nuestra esquina, el comento, que aunque yo no le había contestado la pregunta, el consideraba que ya éramos novios, y que teníamos la suficiente confianza para serlo, yo dije que si con la cabeza, y el llegar a la esquina, sin soltarme el me dio un beso corto en los labios, yo me quede paralizada sin saber que hacer.
-¿Te molesta? – me pregunta el mirándome a los ojos
-No, por supuesto que no -conteste yo con un hilo de voz apenas audible
Entonces él se acerca nuevamente a mis labios y me besa, pero esta vez con mas fuerza y con su lengua logra que yo abra mi boca y su lengua entra y se enrosca con la mía, y estuvimos así por poco mas de un minuto, entonces yo me separo, tomo mi maleta y voy corriendo a casa.
Volvieron a transcurrir un par de semanas, oficialmente tenía novio y oficialmente había dado mi primer beso, nos veíamos más seguido, nos buscábamos en la escuela, el me buscaba después de los entrenamientos y cuando había juegos los sábados. El único día que no nos veíamos era los domingos.
Una tarde al volver del entrenamiento, tomamos una calle diferente, menos transitada porque no había muchas casas y había terrenos como de talleres industriales, no le di importancia ya que era de cualquier manera iba rumbo a casa, nos paramos y nos dimos un beso, como hacíamos cada vez con mas frecuencia pero en esta ocasión el me empujo ligeramente hacia el portal de uno de los talleres, el portal estaba metido del nivel de la calle por lo que no se veía hacia los lados y comenzó a besarme y a jugar con mi lengua algo que cada día disfrutaba más, pero en esta ocasión no se limito a a abrazarme por la cintura, sino que bajo su mano un poco hacia mi culo y lo tentó un poco, yo le levante la mano un poco asustada, pero no deje de besarlo, y el volvió a bajar su mano, pero esta vez no me toco el culo, sino que metió la mano por debajo de mi playera y toco mi espalda por debajo de ella, yo lo deje hacer, al final no era una parte del cuerpo que no hubiera tocado antes, con la diferencia de que no había ropa de por medio, sin embargo no le di importancia.
Puso su mano izquierda en mi cintura y aprovecho uno de los movimientos de su mano derecha para también meterla bajo la playera, en ese momento me sentí rara, pero decidí dejarlo, aún era inocente y confiada, se separó un poco de mis labios y con voz tierna me susurró al oído “te amo” yo me derretí, y subí mis brazos y los enrede en su cuello, lo que el aprovecho para subir ambas manos mientras me volvía a besar, su mano izquierda alcanzo mi seno derecho y lo toco por encima del sujetador y yo le deje hacer, primero porque la sensación fue placentera y segundo porque no quería romper el momento, sentí como mis pezones se ponían duros cuando el rozo uno de ellos con sus dedos y enseguida sentí una humedad en la entrepierna que no había sentido jamás, entonces reaccione y le pedí que nos fuéramos, llegamos a la misma equina de siempre tomados de la mano y nos despedimos con un beso.
Termino la semana y no hablamos de lo sucedido y seguimos como si nada, para el siguiente fin de semana había unos juegos interuniversitarios en la ciudad de Tlaxcala, a los que habíamos clasificado nosotras, y los dos quipos(masculino y femenino) de basquetbol, el viernes por la noche salió nuestro autobús, sabía que el también iría, pero su autobús saldría una hora más tarde, llegamos temprano y nuestro primer juego era a las 10 de la mañana así que nos fuimos al hotel y dejamos las cosas y descansamos un rato, a mi me toco de compañera de habitación a Abigail, una chica de tercer semestre muy de ambiente, que no se quedo a descansar y salió a dar una vuelta con otras chicas y una de las asistentes, los juegos se desarrollaron con calma durante el día, ganamos 3 y perdimos uno, y con Saul prácticamente no coincidimos en tiempo libre, ya que o el tenia juego o yo tenía juego, pero me entere que ellos ganaron sus cuatro partidos. Ese día concluyo normal y solo nos vimos antes de subir a los autobuses, cada quien a un hotel distinto y después a dormir.
Al día siguiente, bajamos a desayunar a las 8 am todas ya vestidos con el uniforme deportivo que nos proporciona la universidad y teníamos libre hasta las 11, ya que el primer juego era a las 12, debido a nuestras posiciones en la tabla, habíamos clasificado directamente a semifinales por ser primer lugar de grupo. Después del desayuno Abigail salió nuevamente con un par de chicas a conocer la ciudad, yo decidí quedarme a descansar ya que había jugado en los 4 juegos y tenia un pequeño dolor en el tobillo izquierdo debido a una mala caída, cuando estaba a punto de vendarme el tobillo, oí que alguien tocaba la puerta de la habitación, pensé de inmediato que era Abigail que había olvidado su llave y fui a abrir, cual sería mi sorpresa al encontrar a Saul en la puerta.
-¿Qué haces aquí? -Le pregunte completamente sorprendida, ya que sabia que su hotel no estaba tan cerca del mío,
-Tenia que verte, -me dijo cerrando la puerta tras de él, yo sonreía como boba
Enseguida el se acerco a mi y me rodeo la cintura con sus brazos y me beso tiernamente, yo le devolví el beso con alegría, y nuestras lenguas jugaron unos segundos, después sentí como el colaba sus dedos por debajo de mi playera, como lo había hecho aquella vez en el portal del taller, pero esta vez no se detuvo a acariciar mi cintura y mi espalda, esta vez su mano fue directa a mis pechos, inmediatamente mis pezones reaccionaron como lo habían hecho antes y nuevamente sentí esa humedad en mi entrepierna, me agradaba el roce y lo deje hacer, y cuando el metió la mano por debajo del bra deportivo liberando de un solo jalón ambos senos, y y mis pezones tuvieron contacto directo con sus manos, no pude evitar soltar un ligero gemido que me asusto, y trate de soltarme ligeramente.
-Tranquila no pasa nada – Dijo el suavemente en mi oído
-Pero…
-¿No te agrada?
-Si, pero…
-Llegaremos hasta donde tú lo permitas
Después de decir esto, me empezó a besar el cuello, mientas con ambas manos pellizcaba suavemente mis pezones, mi falsa moralidad callo y no me resistí más, incline la cabeza hacia atrás para darle libre acceso a mi cuello y a mi pecho mientras caminaba de espaldas a la cama guiado por él, cuando llegamos al borde de la cama yo me senté y el sujeto mi playera de los bordes inferiores mientras lo hacía, así me playera pasara sobre mi cabeza.
Y ahí estaba yo, sentada frente a él, con mi bra deportivo por encima de mis pechos, sin playera y viéndolo a el como se quitaba la playera, sus músculos que antes solo podía adivinar, ahora eran bastante notorios, y yo me le quedé simplemente viendo, sin hacer nada, sin decir nada, enseguida él se acerca a mí, de manera lenta, de manera pausada, como esperando que yo hiciera algo, pero no sabía qué hacer, mis manos temblaban, mis ojos lo veían, sentía ese olor extraño que nunca había sentido, y entonces me volvió a besar, pero esta vez de manera diferente de una manera más pasional, y fue en ese momento cuando mis manos respondieron y lo abrazaron por el cuello, el peso de su cuerpo hizo que yo me tendiera en la cama, mis manos comenzaron a recorrer su espalda, las suyas mis curvas, mi cintura, mis pechos y en uno de esos vaivenes de sus manos, una de ellas coló por dentro de mi pantalón deportivo, la humedad de mi entrepierna era total, él deslizó sus manos hacia mis nalgas, mi respiración se volvió agitada mientras él descendía lentamente por mi cuello, hasta llegar a mis pechos, su lengua rozó uno de mis pezones, y después sus labios, y después sus dientes arquee mi espalda para poder recibir ese contacto.
Su mano juguetona, había terminado por bajar el pantalón deportivo hasta mis rodillas, no podía creer lo que estaba viviendo, no podía creer lo que estaba sintiendo, si mi madre se enterara, si mi madre lo supiera, pero no, mi madre no estaba ahí, sólo estábamos él y yo, mi nerviosismo era total y entonces quise corresponder, mis manos bajaron a su cintura y tomaron el elástico de su pantalón y lo empujaron hacia abajo, lentamente, despacio, sin prisa, él levantó un poco las caderas para que el pantalón pudiera deslizarse hacia abajo y mientras lo hizo, clavó su mirada en mis ojos, esos ojos temerosos, esos ojos incrédulos, que estaban viviendo, por primera vez algo que no esperaban, subió ambas manos, cogió los costados de mi bra y me lo saco por la cabeza, mi cabello quedo revuelto en la cama, mis pies aún tocaban el suelo y más de la mitad del cuerpo de él estaba fuera de la cama, pero no importa, lo único que importaba era ese baile entre nuestros cuerpos, y que yo estaba disfrutando, es cierto él me dijo que llegaría hasta donde yo lo permitiera, y por el momento no deseaba pararlo, no quería que parara, quería que continuara, quería experimentar más, saber más, algo que durante años fue para mí un tabú, ahora estaba delante de mí,
Él se dio cuenta por mi mirada, que no iba a detenerlo, que podía continuar, que tal vez podría llegar hasta el final, su mano derecha que en ese momento estaba apoyada sobre el colchón, paso ahora a mi pecho izquierdo, lo apretó suavemente, y empezó a bajar hasta llegar a mi ombligo, dio un par de círculos sobre él y bajo más, hasta tocar el elástico de mí braga, uno de sus dedos apenas pasó por debajo del elástico, lo levantó y lo soltó inmediatamente mientras su boca volví a recorrer mi cuello, mi barbilla, mis labios, mis ojos, yo temblaba, cuando uno de sus dedos siguió bajando más, y más, y más, me sobresalté, al sentir que la humedad de mi entrepierna traspasaba ya mis bragas, y entonces él la sentía y solté un gemido, ahogado por sus besos y entonces presionó su mano completa, tocó mi sexo por encima de las bragas, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo que me hizo arquearme por completo, algo que jamás en la vida había experimentado, delicioso, rico, la mejor sensación del mundo y fue cuando lo decidí, no iba a parar, iba a llegar hasta el último, esa sensación debía disfrutarse, debía de vivirse, eso no era malo, algo tan placentero no podía ser malo.
Moví mis piernas para deshacerme completamente del pantalón deportivo, y él al notarlo tomó con ambas manos y por los costados tomo el elástico de mi braga y la bajo de un solo tirón, y el bajo también hasta mis pies para poderla sacar y tirarlas a un lado de la cama, por Dios, me encontraba completamente desnuda frente a él, quien también estaba sólo con sus bóxer, cuando se levantó pude admirar el bulto que había detrás de esos bóxer, palpitando él lo notó y con calma se los bajó y dejó caer al suelo, deslizándose por sus piernas, y entonces nuevamente, por primera vez, pude observar el pene de un hombre totalmente erecto, y lo vi con un brillo en la punta dando pequeños brinquitos cada vez que palpitaba, y después volteó a ver los ojos de él y regresaba y lo veía, y yo no hacía nada más que mirar, él sonrió, dio 2 pasos hacia atrás y tomo su pantalón deportivo, yo pensé que era el fin de nuestro encuentro, que mi indecisión lo había hecho escapar, pero entonces lo vi meter la mano a uno de los bolsillos del pantalón, y sacar de el un sobrecito de color negro, sí, un preservativo, probablemente no me di cuenta en un principio pero estaba sonriendo, y mientras él se colocaba el preservativo yo me acomode mejor en la cama, y observaba como también ele sonreía.
Vino hacia mí, se subió de rodillas en la cama, y nuevamente con sus manos comprobó mi total humedad, impregno un poco de ella en sus dedos, después lo impregnó sobre el condón y se acercó despacio, muy muy despacio, puso su pene en la entrada de mi vagina, mi respiración estaba completamente descontrolada en ese momento, tenía miedo, mucho miedo, pero él lo hizo despacio, empezó a presionar y yo cerré los ojos, cuando sentí algo de dolor, hice una mueca ligera, él no me perdía de vista y cuando se dio cuenta retrocedió, y nuevamente volvió a presionar despacio, y en el tercer intento ya no lo hizo de manera lenta, lo hizo de manera rápida y hasta el fondo, fue entonces cuando grite, un grito que trate de ahogar con mis manos, dolía pero un dolor soportable, sin embargo lo inesperado del empujón fue lo que me hizo gritar.
Él se mantuvo dentro mientras mis uñas permanecían clavadas en su espalda, y cuando sintió que relaje las manos empezó a moverse. primero despacio. sin prisa. el dolor se iba y empecé a sentir ese frote. ese ir y venir. empecé a disfrutar las sensaciones del roce. Esa electricidad que me había recorrido antes mientras me tocaba, no era nada comparado con esto, esto realmente era maravilloso y por lo que vi en su cara también él lo disfrutaba durante 3 o cuatro minutos él lo hizo de manera pausada y de repente comenzó acelerar sus movimientos, eso lo disfruté todavía más y más, llegó un momento en que las sensaciones se multiplicaron por 7, llegó un orgasmo que me hizo apretar las caderas, y sentí como mi vagina se contraía y apretaba su miembro al más no poder, y entonces sentí como también él se tensó y mientras yo me sacudía de placer, el paro paró en seco su movimiento y de tanto en tanto daba una sacudida y a la cuarta o quinta sacudida se dejó caer sobre mí ambos sudábamos, a pesar de que los 2 éramos deportistas parecía ser que lo realzado en esos 15 o 20 minutos nos había hecho sudar más que un partido completo.
Nos quedamos ahí un par de minutos abrazados, yo sentía como su erección iba cediendo poco a poco hasta que, en un punto, él metió la mano entre los dos. sujetó el condón y se salió, se tumbó a un lado mío y me beso, era un momento de irse Abigail podría regresar en cualquier momento, fue al baño envolvió el condón en papel higiénico lo echó al retrete y tiró de la cadena, se vistió rápido y mientras lo hacía me acercó la caja de pañuelos desechables que había sobre el tocador, me la entregó y después señaló la sabana, yo le dije que me encargaría de eso, que no se preocupara, él terminó de vestirse y salió sigilosamente de mi habitación y corrió hacia las escaleras, yo terminé de limpiarme y me puse ropa interior limpia para vestirme, 20 o 25 minutos después llegó Abigail, yo ya me había colocado la venda en el tobillo, aunque ya no me molestaba, estuvimos platicando un rato, no notó nada extraño, ni en mí, ni en la habitación, después nos fuimos a jugar, llegamos ese día a la final, pero la perdimos, quedamos en segundo lugar del torneo.
El regreso a casa fue un mar de emociones, no sabía qué sentir bueno, había perdido la virginidad y lo había disfrutado y además todo aquello que yo sentía pecaminoso por lo que me habían inculcado mis padres, me había dado cuenta de que podría ser que no fuera así, que era un deleite.
Con Saúl volví a tener relaciones sexuales un par de veces más, ambas en su casa y ambas igual de rápidas que la primera, lo único que puedo decir es que en cada una de ellas fui un poco más participativa que en la primera, tiempo después me enteré de que estaba saliendo con una chica del equipo de basquetbol, quise armar una escena, pero no le encontré sentido, así que decidí reclamarle en privado y él me contestó con unas palabras que no comprendí en su momento, pero lo hice años después
-Mari en esta vida, conocerás una cantidad impresionante de hombres, y con muchos de ellos tendrás la oportunidad de vivir lo que tú y yo vivimos, y alguno de ellos o tal vez algunos te darán lo que yo no puedo darte, muchos serán mejores que yo, otros tal vez no, pero un día encontrarás a alguien que te satisfaga totalmente, y si la vida da vueltas y nos volvemos a encontrar, tal vez nos demos una segunda oportunidad.
Y se despidió con un beso, hoy puedo reconocer que sus palabras eran ciertas, que hubo muchos hombres mejores que él y algunos no tanto, y si llegó al fin un hombre que pudo llenar mi cama, mi vida y mi corazón y no fue Saúl, sin embargo, él forma parte especial de mis recuerdos, porque fue el primero y le guardo cariño, aunque nunca más supe de él.
Gracias por leerme y recuerden que estoy abierta a sugerencias, besos para todos.
MaryCarmen
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