Obsesión por el culo de mi hermana

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Mi hermana estaba dormida boca abajo, con la falda subida hasta la cintura y las braguitas bajadas hasta las rodillas. El pene se me puso como una estaca de duro. Me acerqué y puse mi mano sobre una de sus nalgas, acariciándolas suavemente.

Desde entonces quise ver ese hermoso culo desnudo más veces.

Y la oportunidad llegó en el verano. Como hace mucha calor donde vivimos, por las noches, sacábamos los colchones de las habitaciones, para dormir en el salón más fresquito. Mi hermana siempre dormía en el medio, por lo que la tenía a mi disposición.

Una de esas noches, mi hermana dormía de lado, de espaldas a mi y con  su culo en pompa, con una combinación transparente, y las braguitas también transparentes, por lo que se notaba la raja del culo. Cuando sentí que estaba roncando, poco a poco, con el pie, empecé a subirle la combinación lo suficiente para dejar su culo a la vista y poco a poco con mi mano, comencé a bajarle las braguitas. Ummmm, que excitación ver ese delicioso culito y poder acariciarlo.

Después de unos minutos tocando y masajeando su culito, me fui al servicio a masturbarme.

Con el paso de los años, comencé a rozarle mi polla entre las nalgas, masturbándome con ellas, y a veces eyaculando en su culo. Pero lo mejor pasó cuando fuimos de camping con unas amigas de mis hermanas.

Una de las noches, llegaron bien entrada la noche, de la discoteca del camping. Estaban un poco ebrias, y esa noche a mi hermana le tocó en medio.

Entre la borrachera y el sueño pesado, tuve la mejor oportunidad de acariciarla a mi antojo. Estaba en posición fetal, de espaldas a mi y dormía con una camiseta de tirantas y un pantalón de chandal. Poco a poco empecé a bajárselo y dejar al descubierto su culo, solamente tapado por el bikini. Bajé su bikini y dejé su delicioso culo desnudo.

Comencé a acariciarlo y a besarlo. Al ver que no reaccionaba, me decidí llegar más allá y me bajé mi bañador y comencé a rozarle mi pene por la rajita del culo. Separé las nalgas y apunté con mi glande a su ojete, empujando suavemente e introduciendo la puntita. Se sentía delicioso, como apretaba su culo mi polla. Hice un poco de mete y saca durante unos segundos. La saqué antes de correrme. Salí de la tienda de campaña para ir al servicio.

Cuando volví, mi hermana estaba boca arriba, sus pechos se les salían por la camiseta de tirantas y su coñito peludito estaba a mi vista. Al notar que seguía dormida, comencé a acariciarle los pechos, besarlos y mamar de sus pezones. Luego bajé mi mano a su coñito y comencé a acariciarlo incluso metiendo un dedo, y a besarlo y chuparlo. La vestí y me eche a dormir.

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Sevilla1972
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