Primer día de vacaciones
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Como todos los veranos, mi tía alquilaba una casita para ir de vacaciones a la playa. Siempre con tres habitaciones, una para ella, otra para mi hermana y mi cuñado y otra para mi.
El primer día, después de llegar a la casita y soltar los bártulos, nos fuimos a un bar a comer y yo, disimuladamente, no dejaba de mirar el escote de mi hermana. De regreso, mi tía y cuñado se fueron a dormir una siesta y mi hermana y yo nos quedamos en el salón viendo la tele. Estábamos juntos en el sofá, sentados uno al lado del otro.
Le eché valor y acerque una mano a su muslo para ver como reaccionaba. Mi sorpresa fue que no apartó la pierna ni mi mano, por lo que seguí un poco más arriba, subiéndole el vestido hasta llegar a sus braguitas, casi rozando su coño. Mi polla se estaba empalmando mientras mi hermana dejaba que la sobara. Ya no podía parar, aparté sus braguitas, metiendo mi mano por debajo y llegando a tocar sus labios vaginales. Ella se abrió de piernas y me dejó el camino libre para jugar con su coño.
Metí un dedo en su coño y con otro jugaba y acariciaba su clítoris, mientras con la otra mano desabrochaba los botones de la blusa y acariciaba su teta derecha por debajo del sujetador, jugando con su pezón que se endurecía por momentos. De repente mi hermana soltó un gemido y mi mano se llenó de sus flujos vaginales.
Mientras seguía jugando con su teta, me desabrochó mi pantalón y agarró mi polla, comenzando a hacerme una deliciosa paja, subiendo y bajando su mano suavemente. Yo acerqué mi boca a su teta y bajándole el sujetador, comencé a mamarle el pezón, mientras ella seguía agarrada a mi polla. Después de un buen rato, solté un chorro de lefa que le llenó la mano. Nos recompusimos la ropa, después de darnos un beso apasionado, y fue al servicio a limpiarse los restos de mi corrida que le caían por los pechos.
Después de ducharnos, salimos a pasear por el pueblo y tomar unas tapas y unas cervezas. Regresamos al apartamento sobre las 23:00 horas. Después de charlar un rato, mi tía se fue a dormir, quedándonos mi hermana, mi cuñado y yo en el porche tomando unas copas. Al rato, se fue mi cuñado y mi hermana y yo nos metimos al salón a seguir bebiéndonos nuestras copas. Nos pasamos un poco con el alcohol, y mi hermana se quedó dormida en el sofá.
Me quedé un rato observándola, pues su vestido tenía un gran escote, por donde se le veían las tetas, cubiertas por un minúsculo sujetador, blanco, sin tirantas, por donde se le notaba un gran canalillo. La tiranta del vestido la tenía caída a mitad del hombro, por lo que una de sus tetas estaba a la vista. Me acerqué y suavemente coloqué una mano sobre ella, notando la suavidad de su piel. Bajé la otra tiranta y poco a poco el sujetador, liberando sus tetas que aparecieron con dos sonrosadas aureolas, coronadas por dos erectos pezones.
Estuve un rato disfrutando de sus pezones y bajándome el pantalón y el bóxer, puse mi polla entre sus tetas y juntándolas aprisionándola, comencé un movimiento de mete y saca entre sus tetas, fallándomelas. Sentía la dulce suavidad de su piel, rozando mi polla. Dejé de moverme y comencé a mover sus tetas arriba y abajo, suave y lentamente, hasta que solté varios chorros de leche sobre su vientre. Cogí un clínex de mi bolsillo y después de limpiarla, le di una última mamada a sus pezones, la vestí y me fui a cambiar a mi habitación.
Al día siguiente, nos pusimos los bañadores para ir a la playa y yo no dejaba de mirar el escote de mi hermana, deleitándome con esas hermosas tetas que me había follado la noche anterior.
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