Dejé que mi primo me cogía despues de hacerlo con su novia

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Todo empezó cuando menos lo veía venir. Era un miércoles. Eran vacaciones y decidí ir a la casa de mi primo para saludarlo. Generalmente cuando nadie abre la puerta principal, tienen sin seguro la puerta de atrás que está por la cocina. Ellos viven en una residencia privada, por lo que les da la confianza de no asegurar toda su casa. Pues entré por esa puerta, y a mi parecer no había nadie. Fui a los cuartos, y nadie. Mis tíos no estaban. Caminé a la recamara de mi primo. La puerta estaba cerrada. Imaginé que no había nadie. Abrí la puerta, y de repente, descubrí a mi primo teniendo sexo con su novia.

– ¡Dios! Lo siento!! Lo siento!!

Cerré rápidamente la puerta.

Me quedé estupefacta. No sabía que hacer. Sin decirles nada más, salí.

Al llegar a mi casa, me fui a mi cuarto. Me recosté. Mi cabeza tenía guardada la imagen que vi. Ella estaba arriba de él siendo penetrada por su vagina, mientras él le cubría el trasero con sus manos, llevando el ritmo.

Me sentía apenada. ¿que iba a pasar?.

Sonó mi celular, me levanté y revisé:

– “Jorge”

Era mi primo. ¿que hago?, me pregunté mirando la pantalla del celular.

Dejé que siguiera sonando. No quería saber nada de nada.

Pasaron 20 minutos.

Tocaron la puerta. Mi corazón empezó a acelerarse de nervios.

– tía, hola, escuchaba la voz de mi primo saludar a mi mamá.

– hola, muchachote, ¿que haciendo por acá?

– nada nada, venía a saludarlos.

– hay que pena, hijo. Yo voy de salida. Pero está Daniela en su cuarto, tócale.

– no te preocupes, tía. Ve con cuidado.

– gracias, hablamos luego.

– claro, adiós.

¡Dios! Moría de miedo. Me mordía las ñas. Estaba inquieta.

Tocó la puerta.

– ¡Daniela!

No respondí.

– ¿estás ahí?

No respondí de nuevo.

Me acosté y fingí estar dormida.

Entró. Cerré mis ojos de modo que viera que estaba completamente dormida.

– ¿Daniela? Mmmm…estás dormida, dijo.

Me quedé quieta. Medió abrí los ojos y vi como se sentó en la cama.

– ¿porque fuiste?. Debí a ver puesto seguro. Se decía a él mismo.

– ahora que pensarás cuando me veas.

Me moví dándole la espalda. Abrí un poco mis ojos. No se paraba.

Se paró y escuché que abrió la puerta.

Algo tenía que hacer. Me moví de nuevo aparentando que me había despertado con el sonido al abrir.

– ¿Jorge?, pregunté acariciándome la cara.

– ah…hola. Perdón, te desperté.

– no te preocupes, ¿que haces aquí?

– no nada, venía a verte pero….bueno…vi que estabas dormida.

– pues si…jeje

– ¿podemos hablar? Me preguntó.

Lo miré fijamente a los ojos sin responderle. Quité la mirada y bajé mis ojos apuntando a mi almohada.

– quieres hablar de eso, ¿verdad?, le pregunté seriamente.

– …si.

– no se lo diré a nadie, le contesté.

– no es eso.

– ¿entonces?

Se acercó y se sentó. Nos miramos uno al otro. Sus ojos miraban mis labios.

– ¿que pasa? Pregunté.

– Daniela…

– ¿si?

– lo que viste….

– ajá

– no se como decírtelo.

– pues…no creo que sea tan difícil. Vi que estabas haciéndolo con tu novia y punto. No se lo diré a nadie si eso te preocupa. Y lo siento, debí tocar antes.

– no, no entiendes.

– ¿como que no entiendo?

– se que piensas que…estoy enojado por esto, pero estoy más enojado conmigo mismo que contigo.

– ¿porque? ¿por no ponerle seguro a tu cuarto?

– no

– ¿entonces?. No entiendo..

– mis sentimientos hacia ella no son lo que parece. Si algo se y siento, es que cuando lo hago con ella pienso que lo hago contigo.

– heee!!! ¿Como?

– si…tiene tiempo que he querido decírtelo, pero me da pena.

– pero…tu y yo somos primos. No puede pasar nada. Le dije.

– lo sé, contestó mirando al suelo.

No sabía que responderle. No imaginé que fuera a pasar algo así.

Me incliné hacia él y lo abracé.

– Jorge, tu y yo somos primos y no está bien que esto pase. Tu novia es una chica muy afortunada de tenerte. No arruines la relación que han formado solo porque crees que sientes algo por mí. Entre nosotros no puede pasar nada, ¿entiendes?.

– no me digas eso.

Me separé y lo miré a los ojos. Acaricié sus mejillas con las yemas de mis pulgares.

De repente, sin percatarme, se acercó a mi cara y me plantó un beso.

– Jorge, espera, le contesté empujándolo.

– vamos, ¿que pasa?, preguntó.

– que esto no esta bien. Vete.

Me paré de la cama y le abrí la puerta de mi cuarto para que saliera.

– lo siento, pero tienes que irte.

Su mirada me hacía ver como una mujer mala, pero lo que él quería no iba por buen camino.

Se levantó y me miró diciéndome:

– lo siento.

Cerré y me recargué sobre la puerta.

El beso que me había dado me había gustado. Me recosté sobre mi cama y me quedé mirando la colcha. ¿que puede pasar si lo hago con él? Me pregunté.

Pasaron cinco minutos. Me paré y abrí la puerta. Ya no estaba.

– ¿Jorge?

Nada.

Tomé las llaves de mi casa y mi celular. Salí y fui a su casa. Al llegar a su puerta, di un respiro y toqué. No abrían.

– ¿que estoy haciendo?, me pregunté a mi misma. Giré para retirarme. Me quedé quieta. Regresé a la puerta y volví a tocar.

Abrió la puerta. Lo miré.

– ¿que se te ofrece? Preguntó seriamente.

No sabía que más podía pasar.

– esto, le contesté dándole un profundo beso en la boca.

Sus manos tomaron mi cintura. Sentí lindo que hiciera eso.

Me aparté de él y le pregunté:

– házmelo

– ¿estás segura?

– muy segura, contesté con valor aunque tenía la duda por encima.

– ven, contestó cargándome y cerrando la puerta.

Abracé su cintura con mis piernas y me llevó a su recamara. Me dejó caer y me quitó desesperadamente mis tenis. Desabroché mis jeans y me ayudó a retirármelos lentamente.

– te ves muy sexy, me alagó.

– ¿si?

Al desvestir mis piernas, se hincó en la cama. Me abrí. Subió mi blusa sin desnudar mis pechos y me dió un lindo beso en mi ombligo.

Cerré los ojos para sentir cómodamente sus labios sobre mi piel.

Formó un caminó de besos hasta llegar a mi calzoncito. Olió profundamente mi vagina.

– que rica hueles, Dani.

– ¿te gusta?

– me fascina.

Tomó el resorte de mi calzón y desnudó mi húmeda vagina.

Levanté mi cintura para que me quitara bien mi calzoncito. Abrí mis piernas dejándole ver toda mi zona.

– ¡Dios! Que rica te vez.

– ¿que estoy haciendo? Pregunté en voz baja diciéndome a mi misma.

Me sentía rara.

– me dan ganas de probártela.

– hazlo, chúpala, le pedía mientras acariciaba mis pliegues con mis dedos.

Sabía desde un principio que quería eso.

Se inclinó hacia mí y lamio lentamente mis jugosos pliegues.

– Aaahhh!!! Sii!!!

Sentir su lengua era riquísimo. Lubricaba mis delicados pliegues con su sabrosa saliva.

– tienes un lindo cuerpo, prima.

– ¿si?, ¿crees que estoy mejor que tu novia?, le preguntaba excitada.

– si, estás más buena que ella.

No pensé que fuera a decírmelo sin dudarlo ni un segundo. Al parecer era todo mío. Me abrí lo más que pude para que me probara con gusto.

– eso, así preciosa, abre tus lindas piernas. Muéstrame tu sabrosa vagina.

– si! Cómeme! Aprovéchame con ganas!

– quítate la blusa, quiero ver tus pechos.

Lo obedecí. Rápidamente me desvestí quedándome con el brasier.

– ¡Dios! Que rica estás.

– tócame! Soy toda tuya!

Tocó las copas que cubrían mis tetas y las jaló desnudando mis lindos pechos.

Al quedar desnuda de arriba, acercó su rostro a mis senos y resbaló su lengua sobre mis puntas duras.

– Aaahhh!! Que rico!! Chúpamelas!!

– las tienes duras. Te las mamaria todo el tiempo.

– si, cuando quieras hazlo.

– quiero cogerte, ya.

– si, cógeme, házmelo.

– si, preciosa. Con gusto lo voy a hacer.

– pero espera. Quiero chupártelo. Déjame hacértelo.

– como quieras bebé. Me contestó excitado.

Me incliné hacia él quedando sentada en el borde de la cama. Parado frente a mi, le desabroche el cinturón lo más desesperada que pude. Bajé su boxer negro y vi salir su gran y largo miembro.

– mmm que rica la tienes, le decía.

– si, hermosa. Anda, chúpala. Es toda para ti.

Cubrí su rico miembro con mi mano derecha. Se lo levanté y resbalé mi lengua en todo su grueso tronco.

– Aaahhh! Eso es!!!

Lamí todo su cacho duro hasta llegar a su punta. Al estar en ella, le empecé a lengüetear su punta. Rodeaba mi lengua sobre todo su glande. Lo saboreaba.

– nunca había hecho eso, le decía.

– ¿nunca?

– ajá, y a pesar de eso, lo disfruto mucho.

– yo también, mi amor.

Escupí su miembro y me lo llevé a la boca.

– mmmm que rico lo haces, me decía acariciándome el cabello.

Se la mamaba como una verdadera puta. Nunca pensé que fuera capas de hacer eso. Y mucho menos con mi primo. Me la comí toda. Quería tragármela. Su punta chocaba en mi paladar. Me la llevaba hasta que topara con mi campana. Era hermoso lo que le hacía a mi primo.

Me la saqué y le dije:

– quiero que me la metas. Cógeme.

– ¿eso quieres?

– si, házmelo mejor que a ella.

Se quito los pantalones y su bóxer y me dijo:

– acuéstate bien.

Lo obedecí y vi que se acercó a mí quedando arriba. Abrí bien las piernas.

– ¿estás lista?

– si, ya. Hazlo. Le dije mirándolo a los ojos.

Tomó su miembro y resbaló su punta sobre mi entrada. Acariciaba mis pliegues mojados con su dura puntita.

– cógeme, vamos.

Miró mi vagina y fue metiendo lentamente su pene en mi vagina.

– Aaahhh!!! Dios!!! Gemí lentamente.

– que rico!!!

– sii!!! Métela!!! La quiero toda!!! Le pedía con los ojos cerrados para disfrutar cómodamente.

Sentí en ese momento como su larga y ancha verga me penetraba cuidadosamente.

– eso!!! Así!!! Que rico!!

– ¿quieres más? Preguntó.

Si, dame más. Cógeme más rápido, le pedí.

Me colgué de su cadera y empezó a empujarme su rico miembro. ¡Dios! Sus movimientos comenzaron a enloquecerme.

– si!!! Así, primito!!! Lo haces muy bien!!! Hazlo más rápido!!!

– ¿eso quieres, hermosa?

– si, cógeme con fuerza, no tengas miedo.

– Aaahhh!!! Rayos!!! Siii!!! Así papito!!! Dame más!!! Vamos!!!

Me penetraba con rapidez y con gusto. Lo amaba, me lo hacía muy rico.

– eso, hermosa. Estás bien buenota!! Me encantas!!!

– si hermoso, y tu a mi!!

– Aaahhh!!! Me excitan tanto Daniela. Siempre quise que esto pasara!!!

– si!!! Disfrútalo!!! Cógeme!!! Vente!!!

– ¿eso te gustaría?

– si!! Eso quiero!!! Vente dentro de mi!!!

– está bien, pequeña!!!

– si!!! Aaahhh!!! Vamos!!! Vente!!! Métemela!!! Lléname de tu rica vergota!!!

– sii!!! Ya mero!!!! Siii!!! Me vengo!!!

– si!!! Vamos, vente!!! Lléname de tu rico semen!!!

– sii!!! Ya!!! Me vengo!!! Siii!!! Aaahhh!!!! Dios!!!!

– Aaahhh!!! Si!!!! Lo siento, bebé!!!

– Aaahhh!!! Que rico!!! Siii!!!

– expúlsalo!!! Llénamela toda!!! Que rico!!!!

– sii!!!

No podía creer lo que estaba pasando. Había expulsado todo su semen dentro de mi. Sentía su semen invadir toda mi vagina.

– sácalo y mételo a mi boca, le pedí.

Lo hizo, y acercó su verga bañada en semen a mi cara. Abrí mi boquita y la metió.

– chúpala, hermosa.

Al tener su verga en mi boca, se la empecé a succionar. Quería tragarme su sabroso semen. Que puta me estaba volviendo. Que asquerosa. Nunca pensé hacer esas cosas. Lavé su miembro.

Al terminar se limpió la verga con mi blusa. Me levanté y puse mi mano en mi vagina esperando que me escurriera su lechita. Al empezar a resbalarse sobre mis pliegues, metí mi dedo para sacarme un poco y me lo chupé.

– me gusta que seas una chica sucia, primita.

– jaja lo sé. Sabe rico tu semen.

– que bueno, me gustaría que te los tragues más seguido.

– ¿te masturbas muy seguido? Le pregunté con un tono seductor.

– me la jalo una vez al mes.

– cuando pienses hacerlo, dímelo. Me encantaría que te vengas en mi boca.

– ¿quieres hacerlo?

– si mi hermoso. Es más, me gustaría que me lo hicieras por el culo.

– si, hermosa, me gustaría.

– pues no digamos más, la próxima será por ahí, le dije dándole un beso en sus labios.

– Eres hermosa.

– jaja gracias. Me voy. Y…ya sabes, avísame.

– claro, preciosa.

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