Lo conocí en un café

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Durante una visita a la Ciudad de México por cuestiones de trabajo, al tener la tarde libre salí a caminar para conocer un poco de esa bulliciosa metrópoli.

Después de recorrer varias calles empecé a sentir frío, me refugié en una cafetería que estaba acogedora y con mucha decoración con plantas naturales.

Ordené y aproveché para hojear una novela romántica que minutos antes había comprado. Cuando más concentrado estaba leyendo un párrafo que me encantó por la forma de describir el amor, me interrumpió un hermoso especimen, diciéndome: “es mi autora favorita, no me he perdido uno solo de sus libros, Rolando, a tus órdenes”.

Ho… hola, apenas balbucee de la sorpresa, se trataba de un hombre de unos 45 a 50 años, elegante, apuesto, con barba y alto. Me llamó Lucio, le respondí al tiempo que le extendí la mano. Disculpa, me dijo, puedo sentarme?, no quiero interrumpir. Se acomodó y empezamos una plática bastante amena sobre diversos temas, entre ellos los libros.

Nos dimos cuenta de la hora cuando tenían que cerrar la cafetería, me dijo: te invito una copa en mi casa y no acepto negativas, me has caído muy bien, quiero atenderte, el atenderte me sonó muy romántico, sentí una reacción bien rica en el estómago y la verdad es que no pude ni quería negarme. Antes le pedí un momento para llamarle a mi esposa, para avisar que estaba bien.

Abordamos su coche y llegamos a su casa, pasamos a la amplia sala y me sirvió un whisky, puso música instrumental, comenzamos a charlar, me dijo que era casado, que su esposa estaba de viaje.

Nos quedamos viendo a los ojos y no dijimos más, nos tomamos de las manos y comenzamos a besarnos, a tocarnos por encima de la ropa, era tan agradable lo que sentía que ni cuenta me di en que momento quedamos desnudos. Tras recorrer mi cuerpo, Rolando empezó a darme una rica mamada de verga, al tiempo que empezó a meterme uno, dos, tres, cuatro dedos en el culo, nos acostamos en la alfombra y comenzamos un maravilloso 69, con un mete y saca de dedos en el culito.

Me puso de perrito, me dio una mamada bien rica de huevos y de culo que estuve a punto de eyacular, a como pude me aguante, sentí una sensación hermosa cuando su enorme cabeza empezó a abrir los pliegues de mi caliente culo, hasta que entró al fondo y, muchos minutos después, depositó en mis entrañas su caliente néctar que de inicio me habría gustado tragar.

Me llevó de la mano a un cuarto y me recostó en la cama, me lamió de pies a cabeza, se dio su tiempo para chuparme bien rico los huevos y mi verga que empezó a ponerse morcillona.

Se puso de perrito y se la metí de un solo golpe, me pedía más y gemía como perrita en celo. Se la sacó y me pidió sentarse, se movía bien rico, se volvió a levantar, se acostó y se la clavé otra vez de patitas al hombre, me vine en su culo.

Pasamos el resto de la noche dándonos caricias, besos y me dio otra cogida que hasta hoy día con solo pensarlo me empiezo a mojar y a poner erecto. Intercambiamos número de teléfono y después de aquella noche nos hemos podido ver dos veces más que hemos disfrutado. Espero que un día él pueda venir a mi ciudad para atenderlo como se merece. Ha sido una experiencia maravillosa.

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