Ducha compartida termina en sexo
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“Aviso de sequía extrema a nivel nacional. Se debe reducir el consumo de agua al máximo. Gaste solo lo mínimo de agua que necesite. No riegue las plantas y duchesé en vez de bañarse, pero lo preciso”
Este mensaje sonaba todo el día en la radio, hace unos años, debido a la falta de lluvias. Al principio nadie le echó cuenta, entre ellos mis hermanas y yo. Bebíamos agua sin preocuparnos, tomábamos largas duchas y regábamos el césped. No nos preocupaba el desperdicio de agua. Hasta que comenzaron con las restricciones.
Por suerte, mi madre que era precavida, tenía guardados litros de agua en los tres bidones, que teníamos en la azotea de la casa, y además disponíamos de una depuradora industrial para reciclar todo el agua posible, por lo que toda agua era filtrada y reciclada para nuevo uso. Aun así, después de un tiempo, el agua era demasiado escasa para gastarla en duchas individuales, por muy cortas que fuesen, por lo que nuestra madre decidió que nos ducháramos por parejas.
.- Os espero mañana por la mañana, para hacer las parejas…. Increpó… Y no quiero quejas.
Mis tres hermanas y yo, nos mirábamos incrédulos, pero sabíamos que hablaba en serio. Por mi parte, yo deseaba que me tocara con mi hermana mayor, pues desde pequeño la había desnudado mientras dormía y ya sabía cada rincón de su cuerpo.
A la mañana siguiente, estábamos todos en la puerta del baño. Cuando llegó nuestra madre, todos estábamos expectantes de saber con quién nos tocaría ducharnos y cual sería el orden.
.- Como es normal… Comenzó a explicar nuestra madre… Yo me ducharé con vuestro padre, por lo que tendréis que echar a suerte quién se ducha con quién.
Ella acercó una bolsa con cuatro papeles donde estaban nuestros nombres. Los cuatro estábamos allí, tratando de evitar el contacto visual, esperando a ver quién daba el primer paso para coger el papelito.
Como ninguno nos atrevíamos, fue nuestra madre quién comenzó a mover los papelitos y coger el primero, donde salió el nombre de mi hermana mayor.
.- A ver con quien te toca ducharte… Comentaba mi madre, mientras removía los papeles.
Yo rezaba por dentro para que me tocara a mí. Tenía una posibilidad entre tres y por suerte salió mi nombre, aunque a mi hermana mayor no le hizo mucha gracia. Yo tenía 20 años y ella 29 años.
Con mucha vergüenza, por su parte, entramos juntos en el baño y nos quitamos la ropa, quedándonos desnudos el uno frente a al otro, y aunque ella se tapaba las tetas y el coño con las manos, yo no podía disimular mi empalme.
Abrimos el grifo y el agua comenzó a caer. Yo estaba excitado viendo cómo caía el agua y salpicaba al rozar con sus pezones. En un momento dado, se agachó para coger el jabón y su culo rozó con mi polla, quedando acoplada entre sus nalgas. No me lo esperaba, pero en vez de separarse, meneaba su culo de arriba abajo, como si me hiciera una cubana con su culo.
Yo ya lo había hecho muchas veces mientras ella estaba dormida y entraba en su habitación para desnudarla y disfrutar de sus encantos, pero que me lo hiciera ella así, en vivo, UUFFFF. No pude contenerme y la agarré de la cintura, siendo yo el que movía mi polla entre sus nalgas. Era una sensación excitante y muy placentera.
Cuando llevaba un rato rozando mi polla en su culo, no pude resistirme y apuntando a su ojete, la penetré despacio, dando un pequeño gemido entre dolor y placer, pero dejándose hacer. Mientras metía mi polla en su delicioso culo, le acariciaba las tetas y jugaba con sus pezones. Cuando llevaba un rato bombeando, no pude contenerme y llené su culo con mi lechada, chorreándole por los muslos cuando la saqué ya fláccida por la corrida.
Nos dimos un beso con lengua, nos enjabonamos el uno al otro y después de secarnos salimos del baño.