Me cogí a mi prima despues de bañarse

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Eran las 9 am del día Sábado. Había ido a ver a mi tía para hacerle una entrevista que me habían pedido de tarea.

Al tocar la puerta me abrió mi prima Caro. Una linda chica de 28 años. Más grande que yo por 4 años.

– Jorge! Hola! ¿Que milagro que nos visitas?

– hola, prima. Vine a ver a tía Susana.

– no está, acaba de salir pero dijo que regresaría rápido. Pasa espérala.

– está bien

– y…¿como estás? Ya no has venido a vernos.

– bien bien. No la verdad ya tiene algo de tiempo. Hoy vine porque quería que me ayudara con una tarea que me pidieron.

– en serio, ¿sobre que es?

– tengo que realizarle una entrevista en relación a lo que se dedica.

– ahorita no debe de tardar, no te preocupes.

– claro.

– oye, me meteré a bañar. Prende la tele, ahorita regreso.

– está bien.

Habían pasado 20 minutos. Aún no llegaba mi tía y mi prima todavía no salía.

Apagué el televisor y me dirigí a su cuarto para despedirme. En vista de que no llegaba mi tía prefería atender otras cosas.

Subí las escaleras y entré al pasillo que dirigía a las recamaras. Al llegar a la puerta del cuarto de Caro, vi que estaba entreabierta. Me detuve y me acerqué para espiar en la ranura que se formaba entre el marco y la puerta. Ahí estaba.

¡Dios mío! Estaba desnuda secándose. Ya había salido del baño. No lo podía creer, estaba espiando a mi prima. Por desgracia hice un pequeño chillido con mi zapato y vi que reaccionó envolviéndose con la toalla. Me aparté rápido de la puerta y entré a la recamara de mi tía.

Asomándome un poco sin que me viera, vi que salió a asomarse y cerró la puerta.

Aproveché para bajar rápidamente y encender la tele fingiendo que nada pasó.

Pasaron 10 minutos.

– ¡hey! Tu!! ¿que ves?, me preguntaba Caro envuelta en la toalla.

Creí que estaría vestida.

– pues todo y nada, contesté.

– jaja ok, oye ¿no a llegado mi mamá?

– no. Dijiste que no tardaría.

– pues eso supuse, iba al banco porque cierran temprano.

– mmmm, seguro hay mucha gente.

– lo más seguro.

No lo entendía, pensé que bajaría vestida y arreglada, no en vuelta con la toalla. Que no me quejo se veía tan linda. Piel blanca, delgada, pechos medianos, cabello lacio y largo. En fin, estaba buenísima y rica. Lastima que lo heché a perder.

La dejé de ver y miré hacia el televisor.

De repente se paró frente a mi, tapándome la tele.

– ¿que pasa? Le pregunté.

No me percaté de lo que iba a hacer.

Destapó todo su cuerpo quedando completamente desnuda frente a mi.

– este…¿que haces? Le pregunté un poco confundido y asombrado.

– ¿acaso no te gusta lo que ves?

– este….. Pues….

– tócame, me pidió.

– ¿que te toque?

– si, ven, dame tu mano.

Estiré mi brazo derecho, y tomó mi mano colocándola sobre su vagina.

– ¿te gusta? Preguntó.

– ajá…se siente bien.

– méteme tu dedo.

No sabía que decir, estaba entorpecido.

Al hacerlo soltó un delicado gemido.

– Aaahhh! Si!!!

– ¿que sientes? Le pregunté.

– rico, me gusta. Sácalo.

Al hacerlo, vi mi dedo húmedo.

– chúpatelo, pruébalo.

– ¿Enserio?

Lo hice sin decirle otra cosa.

– ¿a que te sabe?

– un poco ácido.

– ¿quieres chuparme? Me preguntó con un tono coqueto.

– ¿tu eso quieres?

– ¿tu quieres? Preguntó.

Verla en su cuarto me había excitado un poco. Nunca la había visto desnuda. Solo verla con sus jeans ajustados, hacía que se me endureciera mi miembro. Y ahora que la tengo desnuda frente a mi era algo que no podía dejar pasar.

Sin responderle, coloqué mis manos sobre su cintura y me incliné hacía ella plantando mi lengua sobre sus pliegues húmedos.

– Aaahhh!!! Salió un suave jadeo de su linda boca.

Sentí sus manos acariciar mi cabeza. Aunque ya se había bañado tenía un sabor ácido pero muy rico. Rosarle mi lengua la incitó a abrir su rajita con sus delgados dedos.

– méteme la lengua, me pedía. Y eso hice.

– sabes de maravilla, Caro.

Rasurada, de piel blanquita, delgada y con un rico culo levantado y tonificado, hacían que la disfrutara muy rico.

Me levanté del sofá y la cambié de lugar. La senté y abrió sus lindas piernas lentamente mostrándome su sabroso sexo.

– siempre quise que esto pasara, ¿sabes?.

– ¿te excito?

– mucho, prima. Aún cuando estas vestida. Haces que mi verga se endurezca consiguiendo que termine masturbándome.

– que rico. ¿imaginaste que pasaría esto?

– jamás, pero ahora que estamos aquí, haré que ambos lo disfrutemos.

Me incliné y le di un sabroso beso. Acerqué mi mano derecha a su linda rajita cubriendo sus pliegues con la palma de mi mano. Bajé un poco más hasta rosar mis dedos sobre su ano.

– mmmm… se siente rico, mi amor.

– ¿te gusta?, te pregunté.

– si, cosita hermosa.

Al responderme, hice que volviera a soltar un rico jadeo. Presioné mi largo dedo de en medio logrando que entrara en su lindo y sabroso culo.

– Aaahhh!!! Rayos!!!

– ¿que sientes, primita?

– siento muy rico. Anda, penétrame el culo con tu dedo, mi vida. ¡vamos! Métemelo todo.

– ¿eso quieres? Le pregunté excitadamente.

– si bebé! Hazlo!

Le introducí todo mi dedo en su sabroso culo hasta adentro.

– Aaahhh!!! Que rico!!!

Me hinqué y comencé a probar su vagina resbalando lentamente mi lengua en su rico sexo.

– si mi amor, así!!! Aaahhh!!!

– están sabrosísima, Caro. Ácida, pero con un sabor adictivo.

– vuelve a lamerme, por favor.

Verla toda bien abiertota mostrándome su sabrosa vagina y su culo hermoso, hizo que mi verga se endureciera mucho. Podía sentir como mi punta se salía de su cuero.

– me estoy calentando mucho, Caro. Mi verga se pone más dura.

– sácatela, déjame verla.

– ahorita, preciosa. Déjame probarte toda tu rajita y tu sabroso culo.

Saqué mi lengua y empecé a lengüetear su clítoris.

– Aaahhh!!! Wooow!!! Sii!!!! Así!!!

Jadeaba la puta de mi primita. Abrió mas sus bellas piernas. Lo que me incitó a lengüetearle con más rapidez.

– Aaahhh!! Espera!!! Me voy a venir!!!! Aaahhh!!!

– ¿quieres venirte, bonita?

– si…pero… Aaahhh!!! Ahorita todavía no!!! – tranquila, relájate.

Aún quería que aguantara más.

Disminuí el ritmo, pero no dejé de lamerle su rica vagina.

– retira tu dedo de mi culo, primito.

Saqué mi largo dedo lentamente.

– te ves hermosa, Caro. Abierta, excitada, húmeda. Verla me volvía loco.

Estaba totalmente abierta para mi. Verle su lindo culo húmedo me generó demasiada excitación al punto de querer lamerle.

Sostuve sus bellas piernas para evitar que las cerrara y planté mi lengua en su lindo ano.

– Aaahhh!! Jadeó lentamente

– Caro, me encantas. Estás muy rica.

– no imaginé que me harías eso.

– no dejaría pasar un momento como este, ¿sabes?. Siempre he tenido las ganas de probar tu rico culo y tu hermosa vagina.

– no lo digas y mejor hazlo. Me dijo acercando mi cara a su rico trasero abierto con su mano.

– chúpame el culo, primito.

– no solo haré eso. Te voy a romper el culo con mi larga verga.

– que rico, si. Hazme lo que quieras. Hazme tuya, mi amor. Todo mi cuerpo es tuyo, hermoso. Y así fue. La probé por donde nunca se imaginó. Con la punta de mi lengua formaba círculos de derecha a izquierda y viceversa al rededor de su ano. Humedecía su entrada. La penetraba muy rico.

– no puedo creer que me hagas esto, decía con un tono dulce.

Verla como lo disfrutaba me hizo desabrocharme el pantalón lo más que pude.

– juega con tu clítoris, primita, mastúrbate, le ordené.

Puso su manita derecha a su rico sexo mojado, y con sus dedos empezó a frotarse el clítoris.

– ¿así?, preguntó mientras su otra mano la mantenía cerca de su boca sosteniendo su índice con sus dientes.

– si preciosa, así.

– ¿o prefieres que haga esto?, me preguntó acercando sus dedos a su ano, metiendo su largo dedo en el culo.

– si, eso me gusta, contesté muy excitado.

Se metía y se sacaba su lindo dedo. Miré su rostro y vi como le gustaba. Reía, gemía y cerraba sus ojos aumentando mas sus ganas.

Se sacó el dedo y aproveché para chupárselo. No podía contenerme. Mi excitación me había dominado.

– ¡Dios, Jorge! Que sucio eres. Me dijo y rió al mismo tiempo.

– ¿y tu no?

– ¿como quieres que te lo demuestre?

– has lo mismo que hice.

– ¿jaja mmm…y yo que gano?

– ¿que quieres a cambio?

– que me muestres tu verga, la quiero ver.

– si, yo también quiero que la veas, le contesté y le planté un suave beso.

– está bien. Solo lo haré una sola vez, dijo advirtiendo con un tono coqueto.

– ok

Mantuvo sus piernas totalmente abiertas. Plantó su mano en su linda rajita y siguió a su culo acariciándose el ano con sus lindos dedos.

– ya hazlo, Caro. Quiero verte hacerlo.

– ¿te estoy excitando?, preguntó.

– desde que dejaste caer la toalla.

Al ver que no lo hacía puse mi mano sobre la suya y presioné para metérselos.

– aaahhh!!! Espera, déjame hacerlo yo!!

– pues veo que no lo haces.

Sin decirme algo, se penetró el ano con su dedo de en medio, metiéndoselo casi todo.

– listo, ¿así te gusta?

– si, así…pero aún no acabas.

Tragó saliva y mordió sus labios.

Retiró el dedo de su culo, diciéndome

– ni creas que voy a chuparlo.

– ¿porqué no?

– por que no.

Quería que lo hiciera pero tampoco quería obligarla.

– ven, sácatela, ya no quiero seguir esperando más, dijo inclinándose hacia mi empezando a bajar mi cierre.

– eso, desabróchame el pantalón y sácamela, le pedí.

Bajó mi pantalón hasta las rodillas. Y vió como mi verga se marcaba en mi calzón. La tenía ya dura. Lo sentía. Noté como sus ojos se agrandaron y vagaron por todo mi miembro.

– ¡mírate! La tienes larga y gruesa primito. – tócamela, preciosa. Sácala y cómetela.

– jaja claro que si, como tu digas. Se escuchó tan puta pero me encantó como lo dijo.

Acercó su nariz y olió mi paquete.

– huele rico.

Tomó el resorte de mi calzón y me lo bajó cayendo sobre su cara mi larga verga dura.

– mmmmm que rica, dijo.

Abrió su linda boca y sacó su lengua rosándola por todo mi miembro.

– eso hermosa, le dije acariciándola y peinándola.

No podía creer que mi prima me hiciera eso.

Tomé mi verga y le metí mi punta en su boquita.

– ten, chúpame la punta, primita.

Al tener mi punta dentro de esa boquita sentí como me empezó a lengüetear muy rico. Me succionaba al mismo tiempo.

– Aaahhh!! Eso!!!

Le empecé a penetrar la boca.

Ensalivaba tan rico mi verga. Su lengua me daba un delicioso masaje. La mantuve cinco minutos. Hasta que me arte un poco de solo verla así y decidí por meterle hasta la garganta.

– toma, trágatela, le dije apoyándome de su nuca. Aumenté el ritmo.

Me miró y vi como su boquita soltaba su rica saliva haciendo que se le escurriera por su barbilla.

– ¿quieres más? ¿te gusta?, Le pregunté.

Solo movió su cabeza.

– abre mas la boca, le ordené.

Al hacerlo, sacó su lengua y aproveché para clavarle más la verga hasta adentro. ¡Dios! Se veía tan rica. Me calentaba más de lo que ya estaba. Sus lindos ojos comenzaron a brotar lagrimas y a ponerse rojos. Vi que se atragantaba.

– se la retiré un poco para que respirara y se la volví a meter de nuevo.

– ¡¡Aaahhh!!! Eso!!! Trágatela!!!

La penetraba tan rico. Su boca sonaba cuando se lo metía. Se le resbalaba la saliva y parecía como si se estuviera ahogando.

Se apartó y se levantó.

– ¡¡aaahhh! Espera!!! ¡¡Dios!!!

Estaba agitada.

– ¿que pasa, hermosa? Le pregunté acariciándole las mejillas.

– nunca había hecho esto.

– ¿te gustó?

Sus lagrimas resbalaban por sus mejillas. Sus ojos estaban rojos como si no hubiera dormido. Se veía tan linda.

– si, a pesar de que me estaba atragantando.

– ven, agárrate, le dije.

La cargué. Rodeó mi cintura con sus bellas piernas, y caminé al comedor.

La senté en la mesa, y le dije:

– abre tus piernas.

Lo hizo, y con mi punta lubricada de su rica saliva le acaricié sus lindos pliegues.

– métemela, decía.

– ¿quieres que te la meta?

– si, hazlo. Estoy excitada.

Miré sus sabrosas tetas. Las tenia paradas, puntiagudas. Acerqué mi cara y resbalé mi lengua sobre su rica punta.

– Aaahhh!!! Chúpala.

– se siente rico. Paradas y suaves.

– chúpame las puntas, lamelas.

Apretó sus dos lindos pechos como si quisiera exprimirse. Que rica se veía. Comencé a lengüetearle los pezones.

– así!!! Come, mi amor!! Chúpamelas!!! Me decía mientras me acariciaba la cara.

Jalaba su punta con mis labios y lo soltaba. Que sabroso se las comía.

– ¿quieres que te coja?

– si, házmelo. Métemelo bien rico. Méteme toda tu larga verga.

Escucharla decir eso, me volvía loco. Estaba lista para cogérmela a mi gusto.

Sin preguntárselo nuevamente, le separé sus jugosos pliegues con mi punta. Subí a su clítoris y lo froté.

– Aaahhh!!! Que rico!!!, me decía.

– estás bien sabrosa, primita.

– si, cógeme ya. Méteme tu vergota. La quiero tener dentro de mí. ¡¡vamos!! Hazlo antes de que venga mi mamá.

Tomó mi miembro y se lo metió lentamente.

– Aaahhh!!! Solté un gemido. Su lubricación me había generado un delicioso placer.

– Aaahhh!!! Siii!!! Sus ojos se cerraron, permitiendo que disfrutara de mi penetración.

Me abrazó muy fuerte.

– acércate más a la orilla, deja que te entre todo.

– si, mi amor. Mételo todo. Cógeme como quieras. Soy toda tuya, bebé.

Había entrado casi toda mi verga. Mis movimientos fueron aumentando conforme pasaban los segundos. La penetraba muy rico. Lo sacaba y lo metía, lo sacaba y lo metía de nuevo. Sus lindos jadeos me excitaban. Me incitaban a penetrarla con más rapidez y fuerza.

– ¡¡¡Aaahhh!!! Házmelo más rápido, por favor!!! Mastúrbate con mi vagina!!!

– si!!!

– si, corazón. Cógeme con fuerza. Déjame sentir tu larga verga.

Tomé su culo y la jalé hacia mi con fuerza, logrando que le entrara bien hasta el fondo.

– Aaahhh!!! Siii!!! Que rico!!! Jadeaba con ganas. Su mirada se perdía en el comedor. Sus manos recorrían mi espalda. Conforme la penetraba su respiración era más profunda.

Me gustaba como reaccionaba.

– ¿quieres más? ¿quieres venirte?

– sii!!! Si, quiero!!! Aaahhh!!

Besé sus mejillas, su nariz, mordí suavemente sus labios.

Me sostuve de su cintura y la penetré con más rapidez.

– siii!!! Asii!!!! Aaahhh!!! Vamos!!!! Cógeme!!! No pares!!!

– si, hermosa!!! Coges bien rico!!!

– sii!!! Tu también!!! Métemela!!! Métemela bien rico!!! Aaahhh!!!

La levanté un poco, de modo que se colgara de mí. Y lo hizo. Aunque estaba en la mesa, quería llevar el ritmo. Mis manos la atraían a mi.

– ¡¡Dios, que rico me coges!! ¡¡¡Aaahhh!!! ¡¡¡Sigue!!!

Mis manos cubrían su hermoso trasero.

– quiero venirme!!! Aaahhh!!! No puedo!!!, le decía.

– sii!! Vamos, corazón!!! Báñame de tu rico semen!!!

– Aaahhh!!! Ya casi!!! Siii!!! Que rico!!! Aceleré más el ritmo, quería terminar en ella. La penetré con locura logrando expulsar mi liquido espeso.

– siii!!! Aaahhh!!! Dios, Caro, que rico!!!! Jadeaba con ganas.

– si, primito!!! Te estás viniendo!!! Sigue, lo haces bien!!! Se siente caliente!!! Vamos, expúlsalo todo!!!

– siii!!! Aaahhh!!! Estaba perdido en el placer. Mis sentidos no reaccionaban.

– tranquilo, mi vida!!! Me decía acariciándome la cabeza. La abracé fuertemente, sin dejar de espejarme de ella. La miré y me dió un profundo beso, diciéndome:

– debemos coger más seguido

– cuando quieras, preciosa.

– si, mi vida.

La acaricié y retiré mi miembro cubierto de semen.

Aún lo tenía duro.

– ya me voy, vete para tu cuarto. Yo me vestiré y me iré.

– gracias por esto, me decía.

– no, gracias a tí, hermosa, le dije besándole su lindo cuello.

Me subí el pantalón, apagué el televisor, y salí de la casa.

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