La dama ardiente y el vagabundo

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Yo era el encargado de una tienda de conveniencia en una gasolinera, siempre veía quien iba quien venía, conocía a todos los despachadores de gas y muchas personas que transitaban a diario por ahí, incluido un vagabundo que ya nos habíamos acostumbrado a verlo, comía y vivía de lo que la gente le regalaba, dormía en un lugar de ahí en dónde se protegía de las inclemencias del tiempo.

Una noche lluviosa y de mucho frío tú llegaste en tu auto elegante a cargar gasolina, traías puesto un top y unos leggins que dibujaban perfectamente tu bien formado cuerpo, con el frío que hacía tus pezones se notaban erectos, tus nalguitas redondeadas y firmes no podían pasar desapercibidas, pensé que hermosa muñeca daría cualquier cosa por llevármela a la cama, pero tu serías quien se llevaría a la cama (hipotéticamente hablando) al vagabundo que deambulaba por esa estación de gas, que suerte la de él, después de que pagaste el servicio algo llamó tu atención, escuchaste que alguien roncaba acurrucado en un rincón y fuiste a ver, le hablaste y preguntaste tienes frío y hambre, él somnoliento te contesto que sí y lo ayudaste a incorporarse, lo llevabas de la mano hasta mi y me preguntaste por los baños, te indiqué en dónde estaban, lo seguiste conduciendo hasta ellos, le dijiste después de una aseada te llevaré a cenar, le quitaste la camisa y después los pantalones no traía calzoncillos su verga saltó cómo muñeco saliendo de una caja de sorpresas, te asombraste por su tamaño y grosor y cuándo se lo cogías con tu mano blanca y cuidada iba creciendo aún más, lo viste a la cara y pensaste compromiso, lo llevaste a tu delicada boca, comenzaste a chuparlo, le chupabas hasta las bolas, eso sirvió para que él terminara de despertar, yo era espectador y me la tuve que pajear.

Le pediste que se acostara en el piso boca arriba, te desvestiste, sólo te dejaste puestas las zapatillas altas que traías, te veías como una verdadera diosa, en seguida tu te paraste con las piernas abiertas a la altura de su cintura, te tocabas la vagina para estimularla y que lubricara, fuiste bajando lentamente hasta que tu vagina quedara justo en la cabeza de su verga, tu clitoris lo tallabas en la punta de su erecta verga, el vagabundo te dijo cuál es tu nombre, contestaste Vanessa Marisol, a lo que él dijo Vanessa siéntate ya sobre mi pito, no lo hagas esperar más y date de sentones por favor, sabes cuanto tiempo tengo sin tener sexo, mucho, mucho tiempo, le contestaste haré mi buena obra del día contigo, te voy a dejar seco, terminaste por darte un fuerte senton en esa verga impaciente y por mucho tiempo inactiva.

Esa acción fue para él cómo una descarga eléctrica pero placentera, una vez que comenzaste a cabalgar él parecia convulsionarse, tú también lo gozabas pues gemias y gemias, tus ricas tetas saltaban hacía todos lados al ritmo de tus movimientos que cada vez eran más intensos, los dos estaban jadeantes y se veían muy exitados y no era para menos, te safaste de él y tomaste de nuevo su verga entre tus manos y comenzaste de nuevo a chuparla, mostrabas ser una verdadera experta en hacerlo, le dijiste que te parece un rico 69 y él con movimiento de su cabeza lo aprobó, te subiste en él quedando tu bella cara a la altura de su verga y tu concha a la altura de su boca, carajo!!! si que eras una experta en esos menesteres, yo ya estaba super caliente con ganas de unirme a la fiesta, pero me contuve.

En cualquier momento podían llegar clientes, seguí jalándomela, después de ese estupendo 69, te pusiste en 4 invitándolo a penetrarte, te estímulo el ano con su lengua y dedos, estabas más que lista, introdujo su pene primero lentamente tú te agarrabas con fuerzas de dónde podías y comenzó a empujarte su miembro hasta el fondo de tu hermoso ser, gritabas más fuerte párteme el culo en dos!!!, él hacia lo propio, te penetraba una y otra y otra vez mientras te daba de palmadas en tus lindas nalgas enrojeciéndolas, estabas super mojada de tu concha se veían tus fluidos salir, tus dedos los ensalivabas y los llevabas a tu concha para estimularte aún más, era fabuloso ver esa escena El vagabundo hizo el gesto de querer correrse y lo hizo en el interior de tu estrecho ano, era de suponerse que te lo llenaría de mucha leche al grado de que una vez que se safo de ti salía a borbotones, te abría las nalgas para poder ver eso, XD cuanta leche traía guardada ese tipo.

Tu te tocabas tu ano aún abierto por la penetracion y concha inflamada y rojiza por esa dura cogida, y tu cara lo decía todo habías obtenido lo que seguro buscabas aquella noche una buena follada por aquel vagabundo, cumpliste tu palabra y lo llevaste a cenar, él también cumplió haciéndote sentir toda una hembra, ahora tus visitas a esa gasolinera son más seguidas bajo cualquier pretexto.

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Alfil negro
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