Le dí mis nalgas a mi suegro

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Este relato empezó cuando yo apenas había salido de la universidad. No tenía nada que hacer y solo me dedicaba a pasar el rato limpiando mi casa y saliendo a cada rato con mi novio.

Cada vez que salíamos íbamos a un restaurante y después íbamos a otros lados. La verdad era a veces muy aburrido porque yo quería probar otras cosas como tener sexo, pero él casi siempre decía que no podía porque no le gustaba ir a moteles, así que me quedaba con las ganas.💕😍

En una de esas salidas nos encontramos con el padre de mi novio. Era la primera vez que nos conocíamos. Me dijo que estaba muy bonita y que le agradaba conocerme.

Le pregunté a mi novio cosas de su papá. Me había dicho que él ya era un hombre jubilado y que, aunque todavía seguía casado con su mamá, él era un mujeriego.

Él tenía una casa propia en las afueras dónde metía a mujeres.

Me daba coraje pensar que un hombre pudiera ser así, pero todo eso cambió cuando lo volví a encontrar con él en una salida.

Mi novio me había dejado en la parada del autobús y entonces ví cómo un auto se estacionó en frente de mí.

Era mi suegro el que se había parado y me preguntó que a dónde iba. Yo le dije que iba para mi casa y se ofreció a llevarme.

Cuando subí platicamos.

Suegro: ¿En dónde está mi hijo? Había escuchado que salieron.

Yo: Pues terminamos nuestra cita y me dejó en la parada antes de irse a su casa.

Suegro: Eso no puede ser. Yo siempre le dije a mi hijo que debe ser un caballero y dejar en la puerta de su casa a su pareja.

Yo: Tranquilo señor. Ya estoy acostumbrada a venirme sola.

Con esa plática yo creía que mi suegro solo se estaba portando amable y la verdad sí me sentí muy feliz que se preocupara por mí más que mi novio.

Entonces, me fijé que él andaba de mirón con mis piernas. Yo llevaba falda y se me notaban mucho.

Pensé que había sido una mirada solo de instinto, pero me di cuenta que lo hacía a cada rato.

En lugar de provocarme repulsión, eso me calentó. Ver cómo un hombre, el papá de mi novio me miraba las piernas con calentura hacía que me mojara un poco.

Había sido tanto tiempo desde la última vez que lo habíamos hecho mi novio y yo que ahora me sentía necesitada.

Quería ver hasta donde llegaba y me subí un poco la falda hasta dejar a la vista parte de mi ropa interior. Mi suegro se dio cuenta y notaba que me miraba de forma lasciva.

Él me puso su mano derecha en mi pierna mientras conducía.

Suegro: Eres una chica muy hermosa.

Yo: Gracias señor. Tampoco adivinaria que mi “suegro” sería un hombre tan atractivo.

Nosotros estábamos en la misma sintonía. Y creo que de no ser porque habíamos llegado a mi casa, hubiera acabado en otra cosa.

Suegro: Antes de que entres quiero que tengas mi número, para lo que necesites.

Yo: Está bien.

Guardé su número en mi celular y él se fue. Entonces entré a mi casa y me recibieron mi mamá y mi papá.

Pero tan pronto como llegó la noche y ellos estaban dormidos, me fui a la sala a tocarme. Tenía unas ganas tan grandes como nunca había experimentado.

Solo pensaba en cómo mi suegro mi miraba con esos ojos de deseo, cómo había agarrado mi pierna y también de imaginar a él cogiéndome con su vergota.

Me tocaba mi clitoris y sentía como mi vulva estaba mojada de solo andarme tocando mientras pensaba en cosas prohibidas.

Fue la mejor masturbación que había tenido en ese momento y acabé manchando una de las almohadas de la sala con mi líquido.

Me fui a la habitación y saqué mi celular para ver el número del padre de mi novio.

Estaba decidida a hacer realidad ese sueño, así que me esperé unos días y cuando mi novio me llamó para ver si salíamos ese día, le dije que tenía otros planes.

En su lugar, llamé a mi suegro con la excusa de hacer unas compras al súper y no tenía forma de cómo llegar.

En menos de una hora, él ya estaba aquí conmigo y me subí a su auto a escondidas de mis padres para que no sospecharan nada.

Suegro: Estás bien guapa, mija. Y así vas solo para el super?

Yo: Tengo planeado hacer una parada antes de hacer las compras.

Suegro: Y a dónde quieres ir primero?

Yo: Su hijo me dijo que tiene una casa a las afueras de la ciudad. Me preguntaba si iba a poder conocerla.

Suegro: Creo que eso va a estar difícil. Yo ahí meto solo a gente de negocios.

Por lo que me había dicho mi novio, mi suegro mentía, pero yo tenía una forma de convencerlo. Le mostré mi ropa interior al completo. Llevaba lencería negra donde se veía todo mi coño.

Yo: Pues adivine qué, suegro. Yo tengo un negocio muy especial para usted.

Su cara cambió al instante cuando me vio seduciendolo.

Suegro: Si así están las cosas, lo mejor será llegar a un trato en mi casa cuánto antes.

Encendió su carro y rápido se fue manejando.

Llegamos a su casa, era muy lujosa y bien ordenada con ningún vecino alrededor. Era una zona escondida.

Nos metimos a su cuarto y él fue a uno de sus muebles.

Suegro: Espérame, mija. Voy a buscar algo antes.

Mi suegro era un hombre mayor, así que ya me imaginaba qué estaba buscando. No me importaba, yo sólo quería chupársela y meterla toda cuando la tuviera grande.

Suegro: Supongo que siendo la novia de mi hijo, creo que lo mejor es que ya me refiera a ti cómo mi nuera, no?

Yo: Claro que sí.

Esperé varios minutos y finalmente ya estaba servida. Tenía de frente a mi suegro con su pantalón en el suelo y con la verga apuntando hacia mi cara.

Era tan excitante. Tener un pene así de grande, mucho más grande que el de mi novio, así de cerca.

Yo me puse de rodillas y sin pensarlo dos veces se la comencé a mamar como si no hubiera mañana. La envolvía con mi lengua mientras le agarraba los huevos.

Suegro: Pero qué ricas chupadas de vergas haces, nuerita. Mi hijo debe sentirse muy afortunado.

Sus palabras me ponían más calenturienta. Sabía que esto estaba mal. Le estaba siendo infiel a mi novio con su propio padre, y mi suegra, la que me había abierto las puertas de su casa, la había traicionado mientras yo le estaba chupando la verga a su marido.

Él fue un poco más allá y agarró mi cabeza. Sentí cómo me metió su pene casi hasta la garganta. Era la sensación de que me estaba cogiendo la boca.

Poco más de 10 minutos de puras chupadas, él me arrojó a la cama con brusquedad y me abrió las piernas.

Me empezó a comer el coñito bien rico con su lengua a más no poder. Su lengua me llegaba casi hasta lo más profundo mientras saboreaba todo mi interior.

Suegro: Tu coñito está bien rico. Ya quiero estrenar tu panochita, nuerita.

Frotaba su pene ahora con mi vulva y ponía la cabeza casi a la misma altura de mi clitoris. Yo solo pensaba en que estaba cumpliendo mi sueño prohibido.

Descubrí mis pechos y empecé a manosearlos mientras me agarrada los pezones con gran rudeza.

Ya quería que lo metiera. No aguantaba que me estuviera ilusionando más.

Yo: Suegro, por favor. Ya no aguanto más, empiece a coger el coño de su nuera.

Suegro: Como eres de la familia ahora, te haré el favor.

Sentí cómo su pene entraba poco a poco por completo. Fue una sensación tan placentera que no pude ocultar mi gemido.

Tenía a mi suegro, arriba de mí, cogiéndome con su verga mientras hacía a un lado mis piernas.

Lo siento, tito, pero el pene de tu padre se sentía muchísimo mejor que el tuyo.

Él no solo me hacía sentir como mujer en ese momento, sino también como una puta y la verdad no estaba en contra de esa forma de pensar.

De tantas veces que me dijo mi novio que metía a sus amantes a sus casas, y ahora yo me había convertido en otra.

¿Cómo no serlo? Si él metia su pene a lo bestia, cogiéndome como una puta y sin parar.

Yo: Perdone suegra, pero la verga de su marido se siente tan rica.

Me cogió en tantas posiciones que empecé a sudar como ningún ejercicio lo había hecho.

Fue poco más de una hora y ya mi coño estaba más que usado por el pene de mi suegro.

Suegro: Ya casi acabo. A ver, dónde va a querer esta puta que termine?

Yo: Termine en mis nalgas, suegrito. Deje las nalgas de su nuera toda putita llenas de su lechita.

Literalmente le rogué y me hizo caso. Sentí cómo esparció con su semen todas mis nalgas y cómo se resbalaba por mi coño.

El sentimiento de culpa estaba, pero la calentura era más fuerte. Desde entonces, mi suegro siempre iba por mí y me daba un poco de dinero al final de cada ocasión.

Terminé separandome de mi novio por rumores de que me había subido al auto con un hombre mayor.

Pero mis nalgas le siguieron perteneciendo a mi suegro hasta que él se terminó yendo a otro lugar.

By: Jaden ❤️

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