Extrema perversión con mi prima Lili
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Este relato es algo más intenso de lo que he hecho. No cabe duda que mi pervertida mente no tiene un límite. Puede que lo que les hablaré sea de mal gusto para algunos, y para otros, muy excitante. Este miércoles regresando de la universidad no tuve muchas cosas que hacer. Mi mamá y mi papá siempre llegan tarde por su trabajo. Y mi hermano suele salir con sus amigos. Así que, sabiendo que todo el día me la pasaría sola y aburrida decidí aprovechar la soledad para algo más que una sola siesta. Había llegado a las 4 pm. Me aventé a mi cama y chequé mi celular. Nada interesante. Dejé el celular en el buró y miré el techo. Metí mi mano a la blusa y acaricie mi abdomen. No tenía nada que hacer. Sonó mi celular. Bajé el notificador y vi que Jorge me había mandado una imagen. Para los que leen por primera vez mis relatos, Jorge es mi hermano con quien he cogido muchas veces. Mi curiosidad me hizo revisar. Al abrir la conversación que tengo con él, se cargó inmediatamente su imagen.
– Dios!! Que maldito, dije.
La imagen era su verga muy parada.
“Espero que la disfrutes”. Siento no estar hoy ahí contigo para disfrutarte con ganas”, decía su mensaje. “Idiota”, le contesté. Suspendí el celular y lo puse en dónde lo había dejado. Mi mente no borraba esa imagen. La verdad me excitó mucho. La tenía tan parada. Aunque no la tiene gruesa, la tiene larga y encorvada con la puta hacía arriba, que con solo vérsela se me hace agua la boca. Bajé mi mano a mi entrepierna y me presioné por arriba del pantalón. Tenía puesto unos pesqueros muy ajustados a mis delgadas piernas. Así que mis caricias las podía sentir como si solo tuviera puesto el calzón. Cerré mis ojos e imaginé su tremenda verga.
– que rica está, dije. Abrí la boca y saqué la lengua. La sacudí en el aire como si la tuviera en frente de mí. Desabroché mi pantalón y me metí la mano. Estaba calientita.
– quiero chuparla, mamarla, dije como si se lo dijera a él mismo.
Deseaba que estuviera ahí conmigo. Que me hiciera suya como lo sabe hacer. Que me penetrara la boca. Dios, quería sentir su verga bien metida en mi boquita. No me había sentido con la necesidad de coger. Me quité el pantalón y el calzón tan rápido como pude. Me masturbé. Me rascaba el clítoris con muchas ganas.
– Aaahhh!!!! Ssiii!!!
Metí mis dedos a mi vagina y me empecé a rascar por dentro.
– vamos!!! Que rica verga tienes!!!, decía para excitarme.
Mis dedos me generaban tanto placer. De pronto empecé a sentir mucho placer. Tenía las ganas de orinar.
– Dios!!! Ssiii!!!, seguí sacudiendo mis dedos por dentro. Sentía tan rico. No podía aguantar, iba a explotar.
– Dios!! Dios!! Siii!!! Aaahhh!!! Rayooosss!!! Aaaaaaaahhh!!!!
Arroje un chorro de agua. Había explotado en un extraordinario orgasmo. Díos, no pensé tenerlo tan rápido. Mi cuerpo se retorcía, mis piernas temblaban. Me sentía de maravilla.
– puta madre!!!, dije cansada.
Mi cama estaba un poco mojada. Parecía como si hubiera orinado.
Me peiné con la mano izquierda mientras que con la otra acariciaba mis pliegues mojados. Me sentía tan sucia pero muy caliente. Froté mi clítoris. Subí mi blusa y me agarré los pechos. Me los jalé logrando que se me endurecieran las puntas. Me sentía muy excitada. Me puse boca abajo y seguí tocando mis pechos y mi rajita. No dejaba de pensar en la imagen de Jorge. Me levanté y fui directo a la cocina. Abrí el refrigerador y busqué la zanahoria más larga y gruesa que hubiera. La tomé, la lavé y me recargue sobre la barra con las piernas abiertas. Escupí mi mano y me lubriqué el culo. Humedecí mi recto. Me metí el índice y el dedo medió lo más que pude. Si pudiera me metería toda la mano. Me los retiré y lubriqué la zanahoria como su fuera una rica vergota. Una vez que la noté bien cubierta de mi rica saliva, puse la punta en la entrada de mi culo y me la fui introduciendo lentamente.
– mmmm!!!
Sentir ese cacho duro y lubricado en mi ano, me excitaba cada vez más. Mi rabito se abría conforme me la iba metiendo. Apreté el culo al notar que era más gruesa. La retiré y me la metí fuertemente.
– sii!! Que rico!!
Mientras mi mano derecha empujaba el trozo de zanahoria, con la otra mano me rascaba el clítoris. Me recosté sobre la barra al no poder controlarme. Mi excitación crecía cada vez más. Tenía el culo bien apretado. No podía meter la zanahoria. La empujé.
– aaaaa!!!!
Aunque me dolía un poco no me detuve. Había entrado más de la mitad. La solté. Caminé hacia mi cuarto. Atraviese la sala y el comedor con la mano atrás evitando que no se saliera la zanahoria. Me detuve y tomé un vaso. Llegué a mi cuarto y me recosté. Puse el varo sobre el buró. El vaso lo tomé para poner ahí la zanahoria cuando me la sacara. Pujé como si estuviera cagando. La zanahoria resbaló cayendo sobre la sábana. Sentí un gran alivio. Sentí como su hubiera expulsado un gran trozo de mierda. Mi ano pulsaba de tan abierto que lo tenía. Agarré la verdura y la puse dentro del vaso. Froté mi vagina. Me metí los dedos nuevamente y comencé a rascarme por la parte de arriba formando un gancho con mis dedos.
– mmmm!!!
Se sentía muy rico. Agarré la zanahoria y me penetré el ano. Imaginaba que una dura verga me entraba por el culo. Me rasqué más rápido. Me gustaba hacerlo.
– sii!!! Mmmm!!!
El meterme los dedos me generó la sensación de querer orinar pero a la vez un delicioso placer que no sabría como describirlo. Dios, me volvía loca. Me rasqué con más ganas.
– aaammm!!! Sii!!!
Lo hice tan rápido que volví a venirme. Expulsé ese chorro de agua convirtiéndose en un riquísimo orgasmo.
– aaaaaahh!!!! Siii!!!! Rayos!!!
Dios, se sentía extraordinario. El placer recorría por todo mi cuerpo. Mis piernas temblaban. Estaba mojada de mis blancas piernas. Aún tenía el culo tapado. Me incliné hacia adelante quedando arrodillada sobre la cama. La zanahoria se estaba saliendo de mi culo. Al estar sentada sobre mis piernas, las flexioné. De modo que al bajar mi culo la zanahoria chocara con el colchón y evitara que se me saliera. Me senté más y conseguí que me entrara más.
– Aaaahhh!!!
Mi culo estaba bien abierto. Estaba muy excitada. Me empecé a masturbar. Froté mi clítoris con ganas.
– Aaahhh!!!!
No se porque pero quería orinar. Di ligeros saltos. Levantaba y bajaba el culo de modo que ese trozo de zanahoria me entrara mucho más. Escupí mi mano y seguí masturbándome. Mi vagina estaba cubierta de saliva, fluidos y restos de mi orgasmo. Imaginaba que me cogían bien rico por el culo. Me la enterraba toda. Necesitaba algo más largo. La zanahoria no era suficiente. Esos 17 cm no eran nada para mí en ese momento.
– que rica verga, sii!!!, decía saltando sobre la zanahoria. Tomé el vaso y lo puse en mi vagina. Separé mis pliegues y empecé a orinar. Sentía muy rico. Tenía llena la vejiga. Miré como mis meados estaban por llenar el vaso. Estaban calientitos. Me detuve y levanté el vaso. A pesar de sentirme sucia por lo que hacía, por otra parte pensaba lo contrario, ya que mis orines parecían agua natural con burbujitas. Los olí. En ese momento recordé un video en donde chicas lesbianas bebían sus propios orines. Hice un gesto de desagrado. No sabía como era eso. Pujé dejando salir la zanahoria. La sensación la disfrutaba como nunca. Me senté penetrando nuevamente. Me metí los dedos y me rasqué con desesperación.
– ssiii!!! Que rico!!! Mmmmm!!! Vamos!!! Vamos!!!
Estaba por llegar a tener otro orgasmo. Me iba a venir nuevamente. Con el vaso en la mano y la excitación al máximo, me decidí a tomar un sorbo.
– aaaahhh!!!! Grité, soltando alaridos. Disparé un pequeño chorro, como cuando sale agua por una manguera con gran presión y luego la cierras. Fue extremadamente rico. Tragar mis propios meados me fue algo muy placentero. Calientitos y con un sabor ácido y raro. Me levanté y pujé. La zanahoria resbaló saliendo de mi ano. La agarré y la empecé a chupar.
– ssii!! Que rica, verga!!!, decía excitándome más de lo que ya estaba.
Puse el vaso sobre el buró y seguí rascándome el clítoris.
– que rico!!! Aaaahhh!!! Sii!!!
Me metía toda la zanahoria en la boca hasta que la punta me llegara a la campana. La regresé como si me fuera a vomitar. Me gustaba esa sensación. Me recosté con las piernas flexionaras, y al ser algo flexible, doblé las piernas pasándolas por detrás de mis brazos dejando expuesta mi vagina y mi culo. Era muy raro que yo hiciera eso pero aunque al otro día amaneciera toda adolorida tenía que disfrutar ese momento con mi cuerpo. Mi culo estaba bien abierto, dejando mi vagina y el ano al aire. Chupé la zanahoria y me la metí por el ano. Me la enterré hasta adentro, pujé sacándola y me la metí a la boca. Succioné probando el sabor de mi lindo culo.
– que rico!!
Sabía rico mi traserito. Tenía un sabor dulce y ácido. No se si así sepa el culo pero me gustó mucho. Lo volví a meter.
– mmmm que rico, dije mientras me la metía toda entera, empecé a rascar mi clítoris.
– si!! Aaahhh!!!
Me frotaba suavemente con el índice. Formaba círculos al rededor de él de izquierda a derecha. Deseaba que me la chuparan en ese momento. Aunque mi rostro estaba a unos cuantos centímetros de mi sexo, no lograba llegar. Acaricié mi blanco y suave culito. Pujé con fuerza haciendo volar la zanahoria. Mi hoyo estaba tan dilatado que tenía la facilidad de apretarlo y abrirlo. Jugué con mis plieguecitos. Pasaba la palma de mi mano sobre ellos de arriba a abajo. No se que me incitó pero empecé a orinarme. Algunos dirán que es sucio pero siendo la primera vez que lo hacia, decidí disfrutarlo. Mis meados resbalaban por mi trasero. Me di leves golpes en la vagina. Se escuchaba el charqueo de mis orines. En ese momento sonó el timbre.
– ¡¡mierda!!
Me paré tan rápido como pude, me limpié en la colcha y me puse el pantalón. Salí de mi cuarto y lo cerré. Fui a la puerta descalza y abrí.
– ¡¡hola, primita traviesa!!
– jeje hola.
Me miró todo el cuerpo.
– ¿que haces?, ¿porqué estás mojada de abajo?, ¿te ganó?
– nooo!!! Esté…es agua, estaba lavando en la cocina.
– ¿y te lavaste tu también, o que?
– jaja no tonta.
Entró y se sentó en la sala.
– oye…¿a que huele?
Dio fuertes respiros al aire.
– no, a nada.
– no si. Huele a meados.
– como crees.
– eres tú
– no, en serio
– a ver, dijo acercándose a mi.
– no ya en serio.
Se inclinó oliendo a la altura de mi estomago.
– ¿que estabas haciendo?, ¿te orinaste?
– no, contesté nerviosa
– ¿entonces?
– bueno estaba ocupada
– ¿haciendo que?
– cosas
– ¿que cosas?
– oye!! Pareces policía. Cosas y ya!!
Corrió a mi cuarto.
– ¡¡¡espera!!! Le grité corriendo tras ella.
Abrió mi puerta.
– ¿que mierda estabas haciendo?, preguntó mirando mi cama.
No sabía que responderle.
– ¡¡hey!!
Se acercó a la cama. Miró la colcha mojada, la zanahoria, el vaso.
Tragué saliva sofocando mis nervios.
– no le digas a nadie.
Empezó a reírse.
– ¡¡oye tú si que estás mas loca que yo!!
– ¡¡cállate!!
– ¡¡ay, tranquila!!
Se detuvo viendo la zanahoria toda lubricada de mi trasero.
– ¿te la estabas metiendo, pervertida?
– ¡¡no, la estaba contemplando!!,¡¡ como si no supiera lo que hacía con ella!!
La agarró.
– espera, intenté evitar que la tomara.
– oye!! Ya cálmate, ya te descubrí, ¿que puedes hacer?
– mmmm
La olió.
– no huele tan mal.
No imaginé que hiciera eso.
– ya vámonos, luego limpió, dije.
– no, espera.
Al poner un pie fuera de mi cuarto, me jaló y cerró empujándome a la pared.
– ¡¡oye!!
– ¿porque no me enseñas como lo haces?
– noo!! Ya!! Vámonos!!
Me retuvo. Como ya lo había mencionado, mi prima es muy atrevida y muy loca, por lo que sería difícil detenerla después de los que hicimos con mi hermano. Metió su mano derecha en mi entrepierna y apretó mi vagina.
– mmmm, estas bien mojadita, primita.
– ya, en serio, párale, le pedí.
– ya, que tienes, ¿apoco no te gustó lo que hicimos con Jorge?
– si pero…
– pero nada, dijo desabrochando mi pantalón y jalándolo bruscamente.
– ay que rico, está húmeda.
Acarició mis pliegues orinados con sus dedos. Sentí rico. Sólo la miraba. Sus ojos eran color miel, piel blanca. En días de frío parece muerta, toda pálida. Delgada y tiene un traserito parado que seguro muchos hombres le han de admirar. Es linda, en verdad. Teniendo 19 años, 5 años más chica que yo y siendo así, no quiero imaginarme como será cuando tenga mi edad.
Escupió su mano y metió sus dedos a mi vagina. La ultima vez que hizo eso me hizo explotar en un tremendo orgasmo.
– ¿te gusta, Dani?
– mmm…si!!!
Pegaba mi culo al muro. Metió su cara a mi cuello y me empezó a besar.
– sabes rica.
Besó mi mejilla y plantó su boca en la mía. Jaló mi labio inferior.
– ¿que jadear bien rico?, me preguntó.
– no sé..
– si, si sabes.
Comenzó a rascarme por dentro con desesperación.
– Aaahhh!!! Lili!!!
– ¿que?
– nada, sigue.
– si, primita, le voy a seguir hasta que te vengas.
– sii!!! Más rápido!!!
Me rascó mas rápido. Dios, me sentía tan excitada. Sentía nuevamente la sensación de querer orinar.
– vamos!! Vente!!
– sii!!! Aaahhh!!! Dios!!! Que rico!!!
Sus últimos jalones hicieron disfrutar de un fabuloso orgasmo
– Aaaahhh!!!! Puta madre!!!!, grité al expulsar un chorro con mucha potencia. Mis piernas temblaban. Me iba casi a desmayar.
– tranquila!!!
Frotó mis pliegues, mojándolos con el resto de mi líquido.
– que rico fue eso!!!
– sii!!!, respondí con una voz cansada.
– ven, dijo llevándome a la cama. caminé con pasos lentos. Mis pantalones los tenía bajados a la altura de los tobillos que me impedían caminar bien. Me senté en la orilla de la cama. Estaba mojado. Me jaló los pantalones.
– súbete, dijo quitandose su blusa azul y sus jeans. Me recosté con las piernas cerradas. Se subió y me montó sentándose en mi pelvis.
– hola, me saludo riendo.
– hola
– esta mojado. ¿que tanto hiciste?
Levante los hombros diciendo:
– cosas jaja.
Estiró su brazo derecho y lo pasó por su culo bajándolo a mi vagina. Me frotó el clítoris con sus dedos.
– mmmm!!!
Levantaba mis caderas como reacción a sus caricias.
– rico, ¿verdad?
– …si.
– mientras no venga nadie, todo marcha bien.
– oye
– ¿que?
– alguna vez has meado…a alguien.
– jaja…no…¿porque?
– no es que…una vez vi un video en dónde eran dos chicas que…tu sabes..se meaban una sobre la otra.
– jaja oye que sucia eres.
– bueno yo solo lo vi
– ¿y quieres hacer eso?
– no estoy diciendo eso.
– ¿entonces porque me preguntaste que si ya lo hice?
– curiosidad.
– jaja ¿quieres hacerlo?
– pues…. Digo…me pregunto como será.
– si quieres sentir.
– bueno si.
– no te creí tan pervertida, prima.
– ya cállate.
Movía sus caderas de adelante hacia atrás frotando su vagina con mi estomago.
– ¿porque el agua?, me preguntó
– ¿cual agua?
– esa, asintiendo con la cabeza.
– …aaaa. No es agua.
– ¿entonces?
Estiró su brazo agarrando el vaso.
– está caliente.
– ajá…
– esto es agua…
Olió el liquido.
– no, no es agua, afirmó una vez que los olió.
– te dije.
– por eso apestabas, ¿verdad?. Maldita sucia, dijo vaciando el vaso sobre mí.
– ¡¡¡oyeee!!!
Reía mientras me bañaba de mis propios meados.
– no digas nada, si te gusta.
– ¿porqué lo hiciste?, pregunté seria.
– ya, no te quejes.
Se paró y se hincó abriendo mis piernas.
– está todo empapado, dijo
– si.
Acercó su cara a mi entrepierna y besó mis muslos. Fue bajando poco a poco hasta llegar a mi sexo. Resbaló toda su lengua sobre mis húmedos pliegues.
– mmmm!!! Estás rica y ácida.
Solo la miré riéndome mordiéndome las uñas.
– un poco, si
Abrió mis piernas y las flexionó. Escupió mi vagina y recogió su saliva con la lengua. Comenzó a jugar con mi clítoris.
– mmmmm!!!!
Metió sus dedos y volvió a rascarme.
– si, hazlo otra vez, le pedí.
Era increíble lo que estábamos haciendo.
– Aaaahhh!!! Que rico!!!
– ¿más rápido?
– sii!! Más!!! Aaaahhh!!!
Miré a mi entrepierna y vi como disfrutaba de mi vagina.
– Dios!!! Sii!!! No pares!!! No pares!!! Vamos!!! Sii!!! Sii!!! Aquí viene!!! Sii!!!
– eso, primita!!!
Sus dedos estaban consiguiendo que explotara otra vez.
– Dios, Dios, Dios!!!! Siii!!!! Aaaaaaahhh!!!!!!. Levanté las caderas al llegar a ese clímax que terminó chocando en el rostro de Lili. Mis gritos salían desafinados. Parecía niña chiquita. Mi cuerpo se retorcía con ganas. Rasguñaba la colcha como loca. Los ojos se me cerraban. Mis manos vagaban por todo mi cuerpo. Acariciaba mis pechos, mis costillas, mi ombligo, y mi sexo.
– dame el vaso, le decía.
– ¿vas a mear, primita hermosa?
– …si…quiero…
– hazlo
– si pero dame el vaso.
Lo agarró y lo puso sobre mi vagina.
– vamos, orínate.
Pujé.
Mis calientes meados salían de mi interior empezando a llenar el vaso. Lo quitó.
– son transparentes, dijo.
– si, respondí inclinándome para sentarme.
– ¿te los has tomado alguna vez?
-…pues…antes de que llegaras, tome un sorbo.
– jajaja no te creo
– jaja ¿en serio?
– a ver, dijo dándome el vaso.
– tú primero.
– no, tú y yo luego.
– no lo harás.
– lo prometo.
Coloqué la orilla del vaso sobre mis labios y sin abrir mucho la boca me lo empiné. Tomé pequeños tragos. Liliana me empujaba el vaso haciendo que tomara más. Tenían un sabor ácido, muy raro, y caliente. Liliana me miraba con una risa en sus labios. Bajé el vaso.
– ahora tú.
– jaja ¿Qué tal saben?
– pruébalos.
Le di el vaso y los olió. Tragó saliva y dio el primer trago. Hizo un gesto de desagrado.
– saben muy…no se, jaja raros.
– jaja pues ahora te los tomas.
– ya, tranquila, si lo haré.
– espera.
Le quité el vaso y lo puse en mi vagina. Oriné y se lo regresé.
– yo di un buen trago.
– eres una…
– ni modo, te aguantas.
– maldita perra.
– jaja cálmate.
Puso el vaso sobre su boca y empezó a tomárselos. Me excitaba ver como bebía mis ricos orines. Dio el último sorbo y me los escupió en la cara como si su boca fuera una fuente.
– nooo!!! Que asco!!! Jaja
Me tapaba la cara con mis manos exponiendo mis palmas y evitando que me bañara de meados.
– jaja asco pero bien que te los tragas, puerca!!
– a ver déjame tomar, le dije.
Me los dio. Tomé un gran trago, hice buches y se los escupí.
– jaja oye, no!!!!
– está bien ya, dije
Esperé a que bajara la guardia y se los aventé.
– jaja
– wey!!! Ya estoy toda mojada. Me tendré que bañar cuando llegue.
– vamos al baño si quieres
– ¿quieres que nos bañemos juntas?
– ya estamos desnudas, que más da.
– jaja …pues si.
Ambas bajamos de la cama.
– oye está toda mojada la cama.
– luego me encargo, vamos, la empujaba para meternos a mi baño.
Entramos.
– oye, pon el seguro, no vallan a entrar, me decía Lili.
Aseguré la puerta y regresé con ella. Abrió la regadera y esperó a que estuviera lista el agua. Me senté en la taza y esperé. Volteó hacia mí y se acercó. Me montó de frente y me besó. Su lengua se introducía en mi boca y lengüeteó mi lengua. Nuestras salivas se mezclaban. La agarré del culo y la acerqué más a mi pelvis.
– quiero orinar, me susurró.
– hazlo.
– ¿si?, preguntó riendo.
– si, Hazlo.
Me volvió a besar. Mientras nuestras bocas se unían sentí como su vagina empezó a derramar sus caliente líquido sobre mi estómago.
– está calientito, dije.
Sólo rió.
Bajamos la mirada y vimos como sus meados escurrían de su calzoncito blanco.
– estamos bien locas, dijo.
La besé fuertemente metiendo mi lengua a su linda boca. Bajé mis manos sobre su delgada cintura y las pasé a su trasero. Le agarré las nalgas pegándola más a mí. Su traserito estaba bien abierto así que me fue inevitable acariciarle todo. Metí mis dedos a si calzón y fui directamente a su entrada. Rosé la yema de mi índice sobre su ano mojado de orines. Me miró y sonrió. Enterré mi dedo y levantó su traserito.
– no lo aprietes, le dije.
– ¿que vas a hacer?
Justo cuando preguntó penetré su hoyo.
– Aaahhh!!!
– lo tienes bien abierto.
– jaja ajá si, afirmó moviendo el culo circularmente de derecha a izquierda.
– vamos, hay que entrar al agua.
Se levantó, se quitó su calzón y yo mi blusa.
Mientras mojábamos nuestros cuerpos nos tocábamos y nos besábamos. Se agachó y empezó a lamer mi rajita metiéndome la lengua.
– que rico, chúpala, le pedí mientras mojaba mi cabello.
Apoyé mis manos sobre su cabeza evitando que se fuera a poner de pie. Su boquita cubría mi vagina y su lengua se encargaba de lamer mi clítoris. Lo hacía tan rico. Estaba apunto de venirme.
– sigue!! Chúpala más!!!
Aceleró el ritmo haciéndome jadear más fuerte.
– Aaahhh!!!
– cállate!!!, me regañó.
– no puedo, dije con una voz cortada.
Su lengua no paraba y no quería que lo hiciera. Me lamía tan rico que era difícil contener el placer que me generaba.
– que rico, que rico!! Siii!!!
Cerré un poco la regadera.
– siento que me vendré!!! Aaahhh!!!
– ¿si?
– sii!!! Mmmm!!! Aaahhh!!!!
Sentí que mi vagina estaba expulsando y mi ano pulsando. Se abría y se cerraba. Sentí riquísimo. Era un delicioso placer. Aunque era algo muy distinto a un orgasmo, venirme como lo estaba haciendo era algo muy rico. Resbalé mis dedos por mi vagina y recogí cierto líquido blanco y viscoso, como si fuera semen. Abrí la regadera. Lili se paró. Besé sus pechos. Jalé sus lindas puntas, las succioné como si bebiera de ellas. Se le endurecían. Fui bajando y lamiendo cada centímetro de su bello cuerpo. Metí mi lengua en su ombligo, besé su pelvis, acaricié sus nalgas. Llegué a su vagina y le resbale toda mi lengua presionándola fuertemente sobre sus pliegues.
– así!!
Separé sus delicados pliegues con la punta de mi lengua desde abajo hasta su clítoris y me detuve empezando a masajearle suavemente.
– mmmm!!! Eso!!! Cómeme!!!
– ¿te gusta?
– mucho, síguele, has que me venga!!
– claro que, primita.
Lamí su vagina durante unos segundos.
– espera, déjame orinar
– hazlo
– no, si, espera, detente,
– déjame probarlos, hazlo, le dije
– ¿si?
– aja, le contesté mientras la punta de mi lengua golpeaba su clítoris. De repente sentí que la temperatura del agua cambió. La de la regadera era tibia, pero al estar debajo de ella se volvió caliente. Sus ricos meados se mezclaban con el agua de la regadera. Vi como su chorrito salía de su vagina. Aunque era un poco amarillento, no me importó, seguía siendo muy excitante para mí. Abrí la boca y dejé que me meara por dentro. No me los tragaba, simplemente con bañarme con ellos era mas que suficiente. Mi cara se empapaba de su rica agüita. Cerró la llave y siguió orinándome la cara.
– Jaja Dios!!!, dijo Lili sorprendida por lo que hacíamos. Abrí bien la boca y dejé que me la llenara. Me levanté y me acerqué a su boca. Se agachó sin apartar su cara de la mía y abrió su linda boca recibiendo sus ricos y ácidos meados. Se los tragó haciendo gestos. Me reí y le escupí la cara y la besé. Se rió.
– ya hay que pararle, ya es tarde.
Abrimos la regadera y nos lavamos todo. Ella terminó de orinarse. Salimos y nos vestimos.
– me iré sin calzones jaja
– jaja ya vez, para que lo ensucias.
– tú eres la culpable
– jaja ya apúrate.
Quitamos la colcha y volteamos el colchón. Cambié todo. La acompañé a la entrada pero antes de abrir la puerta giró mi cuerpo y me plantó su boca sobre la mía.
– ya que pueden vernos.
– jaja no seas miedosa. Nos vemos, primita.
– bye.
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