Hola, me llamo Patricia tengo 19 años y soy de Madrid. Lo que os voy a contar sucedió hace poco en el metro de Madrid, a las 10.45 de la mañana, cuando yo me disponía a ir a una entrevista de trabajo, que tenía en el centro de Madrid.
Esa mañana me había despertado, después de tener un sueño erótico que desde hacia algún tiempo se venia repitiendo. En el sueño, me encontraba totalmente desnuda sobre mi cama, mientras enfrente mía tenia a mi mejor amigo, también desnudo, con una polla enorme y empinadísima. Como no, nos poníamos a follar como locos... y en lo mejor del sueño, me desperté y me encontré en la cama, mojadísima y caliente como la que mas
me dispuse a darme una buena follada, con mis deditos y con un rotulador bastante gordo, que me compre pensando en lo bien que me iría para follarme, pero como no, el tiempo no me iba a dejar
Así que me di una ducha rápida (bastante fría), me vestí y salí corriendo.
Pese a estar a finales de septiembre, como los días anteriores había hecho calor, me puse una falda vaquera cortita y una camiseta blanca de esas que son de cuello desbocado y dejan al descubierto el hombro. Me veía bien, con mi larga melena castaña de pelo rizado, mi metro setenta de altura, y mi cuerpecito bien formado (mis medidas son 85- 62-93).
Me subí en el metro, y como era de esperar, estaba lleno de gente y por supuesto no había ni un asiento libre.
Suelo ponerme cerca de las puertas, o en los extremos de los vagones, con el fin de poder apoyarme, para evitar caerme con algún frenazo inesperado, o alguna curva tomada a excesiva velocidad, pero aquel día no había ni un rinconcito donde apoyarse, así que me quede de pie agarrada a una de las barras. Iba pendiente del bolso, para ponérselo difícil a los amigos de lo ajeno, y además llevaba una carpeta con algunos apuntes y papeles, por lo q no iba bien agarrada a la barra y con un movimiento brusco del metro, di un traspié, y caí encima de alguien. Me di la vuelta, mientras me incorporaba, para pedirle perdón, y me encontré con un chico de unos 28 años aproximadamente, alto, delgado, de piel clara, ojos marrones oscuros, pelo castaño peinado en punta, y con un piercing debajo del labio. Era un chico bastante normal, pero con cierto atractivo
- Lo siento - dije como pude, intentando recolocarme en mi sitio.
- No pasa nada, no te preocupes
Pero mi sitio había sido ocupado, muy hábilmente, por una mujer bastante obesa que había aprovechado mi tropiezo para ganar un poco de espacio. Así que me quede delante del chico, de espaldas a él, bien agarrada a la barra, para evitar molestar de nuevo.
Al llegar a la parada siguiente, pese a estar el vagón lleno, la gente que estaba esperando, se metió, empujando a los que estábamos dentro, hasta quedar unos sobre otros. Yo quede de espaldas al chico al que había pisado anteriormente, pegada a el, en una situación un tanto embarazosa, y con varios hombres alrededor, que iban leyendo el periódico (o intentándolo porque no había hueco ni para abrir las páginas)
La cosa era bastante agobiante
estaba empezando a hacer mucho calor, y me estaba planteando el bajarme en la próxima parada, para q me diera un poco el aire, pero algo me saco de mis pensamientos, ya q note algo contra mi culo. Al principio pensé, que el chico estaba buscando algo en sus bolsillos, y me estaba clavando la mano, pero al rato, esa cosa empezó a ponerse más y más dura
y fue creciendo de tamaño. El chico que tenía detrás, se acercaba a mí, con la intención de que notara como su polla iba in creciendo. Con lo caliente que me había despertado, soñando que me daban una buenísima follada, la verdad es q eso de notar la polla de un desconocido contra mi culo, me puso a cien
e hice lo que jamás hubiera imaginado
saque culo y me apreté más contra él.
No quise hacer nada más, esperando a que fuera él, el que diera el siguiente paso, si es q había. Y claro que lo hubo. Él poco empezó a hacer pequeños movimientos circulares para restregarme bien la polla, por el culo y yo, al sentirle, comencé a hacer esos movimientos con el. El saberme en mitad de tantísima gente, me daba un morbo especial, que no hacia sino aumentar mi excitación. El chico, apoyo sus manos en mi cintura para guiar mis movimientos, y poco a poco fue bajándolas por mis caderas hasta quedar justo al limite de la falda. Imagino que esperaba la confirmación para que siguiera, así que se la di
di un pequeño respingo hacia atrás, apoyándole mas el culo sobre su polla, y el enseguida bajo sus manos, metiéndolas debajo de mi falda.
Para llegar bien, el chico se inclino un poco hacia mi, y pude sentir su aliento cerca de mi cuello, y comprobé como su respiración era entrecortada y la erección de su polla de película.
Debajo de la falda, tenia puestas unas medias de esas que llegan hasta el muslo, y que se sujetan solas, por una banda de silicona o algo así por lo que el chico, cuando metió su mano, tuvo contacto directo con mi piel.
Sus manos eran algo ásperas, y me encantaron, ya que sentía como se deslizaban por cada milímetro de mi piel. Yo mientras, me había abierto un poco de piernas, para que el tuviera acceso completo a mi coño. En esos momentos no era yo
nunca me hubiera imaginado hacer algo así en el metro, rodeados de tantísima gente, pero lo estaba haciendo y me estaba encantando.
El chico al notar que me abría de piernas, metió sus manos entre ellas, y me empezó a tocar el coño sobre el minúsculo tanga que llevaba. Imagino que se sorprendería al encontrarme tan mojada, pero es que la situación me estaba poniendo súper caliente
un desconocido me clavaba su polla en el culo, en el metro, delante de un montón de personas, y yo le abría las piernas para que me tocara la rajita a su antojo. Él hábilmente comenzó a darme un masaje con la yema de sus dedos a lo largo de toda mi raja. Iba presionando cada vez mas, y cada vez se centraba mas en la zona del clítoris
hacia movimientos circulares, los alternaba con pasadas de arriba abajo
en ese momento no pude evitar soltar un gemido, que tape como pude con un carraspeo
el chico paró de acariciarme, pero siguió con la mano entre mis piernas, y entonces yo para invitarle a seguir apreté mis muslos encerrando su mano entre ellos.
Pero el chico no siguió con su masaje, si no que saco su mano y la dirigió a mi culo. Allí note como me subió la falda completamente, mientras seguía detrás de mí completamente pegado. Me asuste al imaginar que alguien podría vernos
o mejor dicho, que alguien podría verme el culo
pero ese miedo, se convirtió en morbo al notar como el se había sacado la polla del pantalón y la tenia encajada entre mis nalgas
la notaba contra mi piel, caliente, palpitante y durísima. Lo primero que pensé, era que me la iba a meter por el culo, y me asuste bastante, porque este verano había sido la primera vez que me metían una polla por el culo, y pese a que la polla estaba mojada por mi saliva, y mis flujos, me dolió mucho, pero no, el chico se limito a pasarme la polla por toda la raja del culo, y con la mano la llevo hasta mi coñito paseándola por toda mi rajita.
Note su polla mojada por su liquido preseminal, y el contacto con la entrada de mi coñito me hizo soltar un gemido, que hizo que se volvieran a mirarme varias personas, que estaban a mi alrededor. Con esa situación había perdido la noción del tiempo, y me volví asustada para ver por cual estación íbamos y aliviada comprobé que todavía no había llegado a la mía
pero quedaba muy poco, así que me agarre la falda y me la baje, para ponerla en su sitio. El chico se dio cuenta, y me quito la polla de mi culo, y como pudimos nos fuimos recomponiendo. Así, llegue a mi parada y me abrí paso entre la gente, para salir. No me volví a mirar al chico, por vergüenza
¿y si nos había visto alguien?. De camino a las escaleras mecánicas me di cuenta de lo que había hecho
¡estaba loca!. Era la línea q cogía todos los días, aunque no me bajaba en esa estación, pero
¿y si alguien me había visto? Me vería todos los días... y quien sabe
empecé a comerme la cabeza. Cuando iba subiendo las escaleras, note como alguien me daba un pequeño toquecito en el hombro. Al volverme a mirar me quede alucinada
- Preciosa, ¿Que te parece si seguimos con lo que estábamos haciendo?.
Era el chico del vagón. No supe que responder
por un lado mi coño parecía repetir: Follatele, Follatele pero mi cabeza pedía calma. Después de todo
era un desconocido, yo tenía una entrevista de trabajo. Pero al final, hice caso a mi rajita.
- ¿Donde vamos?
- Sígueme - me dijo el, mientras sonreía de una manera muy picara.
Salimos de la estación de metro, y nos fuimos al hospital que estaba enfrente de la misma boca del metro. Allí nos fuimos directamente al baño de los tíos, donde nos metimos los dos. Y sin decirnos nada, comenzamos a besarnos como locos, su lengua recorría todos los huecos de mi boca, sus manos se lanzaron debajo de mi falda, y me la subió hasta la cintura
dejando al descubierto mi tanga, que seguía echado a un lado, dejado mis labios vaginales a la vista, ya que esta todo depilado
me separe de su boca, y agache la cabeza para verme el coño
tenia los labios tal y como los notaba
hinchadísimos y rojizos del frote al que me había sometido. Además, estaban muy brillantes, ya que estaba chorreando debido a la excitación. Él se agacho frente a mí, y quedo con su cabeza a la altura de mi rajita. Me bajo el tanga, hasta sacármelo y me apoyo contra la pared. Así, me abrió de piernas y metió su cabeza entre ellas, se quedo a pocos milímetros de mi piel y comenzó a echarme el aliento
notaba su respiración agitada, el aire caliente. Metió su nariz en mi rajita, y aspiro profundamente, diciendo:
- Me encanta como hueles
quiero que te frotes contra mí por todos lados, para llevarme tu olor y poder sentirte durante todo el día.
Que me dijera eso, me puso mas caliente todavía, y no pude evitar poner mi mano en su cabeza, para que comenzara a chuparme, porque estaba que me moría. Y el comenzó a hacerlo
saco su lengua y la paseo por todo lo largo de mi rajita, su humedad se mezclaba con la mía, jugueteaba con mi enorme clítoris, que estaba palpitante, me mordía los labios, el mismo clítoris, metía su lengua en mi coño, hacia círculos en su interior, la movía de un lado a otro
mientras tanto, sus manos jugaban con mi culo. Una mano se encargaba de separar mis nalgas, mientras que con la otra, me masajeaba el agujero, para introducir después un dedo. Mi agujero del culo es pequeñito, ya que solo me habían follado por ahí, una vez, y las manos del chico eran grandes
sentir un dedo de su mano, era como tener dos dedos de cualquier otra persona.
Cuando me metió dos dedos en mi culo, una oleada de placer me invadió, lo que sumado a la sensacional comida de coño que me estaba dando, terminó en un torrente de flujos que cayeron sobre su cara. Fue un orgasmo sensacional. Quise devolverle todo el placer que me había dado, así que le levante como pude, y mientras el seguía relamiéndose y tragándose todos mis flujos, yo me puse de rodillas, para comerle la polla como nunca nadie se lo había hecho. Le desabroche los pantalones y se los bajé hasta los tobillos. Quedaron al aire entonces sus calzoncillos, unos boxers negros, que marcaban un enorme paquete
yo ya había sentido su polla en mi culo, pero al vérsela me lleve una sorpresa
mediría por lo menos los 21cm y estaba bastante bien de grosor. Estaba durísima
se le marcaban todas las venas, y tenia un color violáceo. La punta de la polla volvía a estar mojada, y ávidamente me lance a saborear el líquido preseminal. Pase la punta de la lengua por su capullo, mientras él me miraba fijamente. Después me lance a besarlo poco a poco, abriendo los labios para poder atrapar entre ellos, algo de carne. Le bese todo el tronco, hasta llegar a los huevos, los cuales besé también. Me entretuve un rato con ellos, besándolos, lamiéndolos
me los metí en la boca, primero uno, y luego otro, y comencé a succionar, como si me los quisiera tragar
los notaba tan duros, que no me hubiera extrañado que se corriera en ese preciso momento.
Volví con la polla, que daba tumbos. Me metí ese trozo de carne otra vez en la boca y comencé a comérmela con ansias. Mientras chupaba y succionaba, oía al chico gemir como loco
ya nos habíamos olvidado por completo de que estábamos en los baños públicos de un hospital. Estaba disfrutando casi, yo mas que él, porque no hay cosa que mas me gusta que chupar una buena polla. Mientras se la comía, yo me metía dos dedos en mi hambriento coño, que necesitaba comerse algo más grande y más duro. Así, cuando noto que se iba a correr, me aparto de su polla, y me levantó. Me cogió colocando mis piernas alrededor de su cintura, y de un empujón me metió la polla en mi jugoso conejito. Empezó con un movimiento suave, que rápidamente dio paso a uno más violento y salvaje. No tarde nada en correrme, y mientras yo lo hacia por segunda vez, note como su ritmo se aceleraba y me llenaba todo el coño de su leche. Nos quedamos apoyados en la pared, con su polla todavía dentro de mí. Note como iba perdiendo tamaño y firmeza.
Cuando nos recuperamos del ajetreo, y nos vestimos como pudimos, salimos del baño. Yo aun notaba los restos de su corrida entre mis piernas. Cuando llegamos de nuevo a la boca del metro, nos despedimos.
- Ojala nos encontremos algún día en el metro - me dijo el con una sonrisa bastante guarrilla.
- La misma línea, a la misma hora - dije yo, mientras le guiñaba un ojo.
Cuando llegue a casa, y mis padres me preguntaron por la entrevista, no pude hacer otra cosa que responderles:
- La mejor de todas
creo que voy a trabajar con ellos más de una vez.
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