Después de haber tenido sexo con Yesenia, se me hizo más fácil después estar con ella, aunque ella algunas veces no quería tener sexo, por el temor a que se entere mi familia o que nos encontraran in fraganti, me evadía, pero yo buscaba cualquier pretexto para estar juntito a ella. Yo en casa me llevo bien con mi familia, y mi hermana en algún momento fue mi consejera cuando yo le pedía su ayuda en temas del corazón. A mi hermana no le molesta que duerma en su cama, aunque ella estuviera allí. Es mas algunas veces dormíamos juntos, pero sin ninguna mala intención.
Los días que mas trataba de insinuarle a Yesenia para hacer el amor eran los sábados, ya que en casa me quedaba solo, ya que mis padres se iban al mercado y mi hermana se iba a trabajar. Varias veces entre al cuarto de mi hermana, casi siempre en las mañanas y en algunas ocasiones Yesenia todavía estaba durmiendo. Me acercaba a ella, sigilosamente y con cuidado levantaba la sabana y ¡oh!, que veían mis ojos, Yesenia dormía con ropa interior (solo brasier y calzón), me quedaba contemplando aquel cuerpo hermoso y rosadito, miraba sus pechos, miraba su vulva que lo tiene hinchadito, y muy despacito me acercaba hacia aquella conchita y lo olía, ese olor a hembra me transportaba hacia otro lugar, ese olor era una droga para mi, algunas veces rozaba mi nariz y labios por encima de su calzoncito; ese rozamiento hacia que ella se despertara rápidamente, un poco asustada y me decía: ah, eres tu ¡no, aquí no!, yo le respondía muy despacito: no hay nadie en casa, todos han salido.
Ella se volvía acostar y yo le bajaba su calzón hasta las rodillas, ella me volvía a decir: no, aquí no - casi susurrando; acercaba mi rostro hacia esa conchita depiladita y procedía a besarlos, lamerlo y chuparlo. Que rico sentía sus flujos vaginales en mis labios, le chupaba tan bien que me mojaba toda la cara. Siempre he pensado que el flujo vaginal de la mujer es el néctar de la vida. Soy sopero (jerga peruana, sopero: que le encanta el sexo oral), me quedaría varias horas chupando la conchita de cualquier mujer. De Yesenia, me gustaba el olor de su conchita, y el sabor de sus flujos que eran un poquito saladito, muy agradable. Varios sábados le hice el sexo oral en el cuarto de mi hermana, creo que le gustaba mucho, por que algunos sábados por la mañana que entraba, ella ya no estaba cubierta con las sabanas y sus piernas estaban separadas como diciéndome: ven te estado esperando y chupame mi conchita, quiero sentir tus labios y tu lengua entre mis labios vaginales y mi clítoris.
Cada vez mis encuentros con Yesenia se hacia mas frecuente, como dije anteriormente solo la sopeaba, y no llegaba al coito. Tal vez era por el temor a que me encuentren in fraganti con ella. A ella le gustaba tanto que le chuparan la concha que una vez escuche que le comentaba a mi hermana, que sentía muy rico cuando una persona le chupaba la concha y el culo. Mi hermana le dijo que si era rico y que su pareja se lo había hecho varias veces. Nunca le hice el beso negro a Yesenia, pero ganas no me faltaron; solo llegue a besarle, chuparle y morderle sus blancas nalgas, he abierto las nalgas con ambas manos y he visto su virginal ano, algo marroncito, pero nunca se lo he chupado, por temor a que ella piense que soy un degenerado o un pervertido, pero ahora me arrepiento; tal vez si le hubiera chupado el ojete, hasta se lo hubiera metido.
Un día domingo por la tarde yo estaba aburrido en casa, y decidí entrar al cuarto de mi hermana, prendí la TV y me puse a ver un programa cómico, pero después de un rato, se me dio por curiosidad revisar la ropa de Yesenia, que estaba en una maleta. Abrí dicha maleta y pude observar sus blusas, pantalones, medias, calzones y brasier. Me entro el morbo de oler su calzón y frotarlo con mi pene, después lo hice con todos sus calzones. Lo olía, lo chupaba y lo frotaba, luego procedía a guardarlos. Después de un rato deje todas sus cosas en orden y me volví acostar en la cama. Serian como las 11 de la noche cuando llego mi hermana con Yesenia, mi hermana parecía muy cansada así que se acostó en la cama y se quedo dormida. Yo seguía mirando TV al mismo tiempo que conversaba con Yesenia, después de un rato ella me dice: y ¿a que hora te vas a dormir?; yo le respondí: me voy a quedar un rato mas, a lo que ella me dijo: yo tengo sueño y me voy a acostar, aquí al lado tuyo, discúlpame si te incomodan mis pies, ya que van a estar cerca a tu cabeza.
Yo estaba echado en la pateadera de la cama, en el centro, Yesenia se echo a mi costado y mi hermana estaba al borde de la cama. El roce del cuerpo de Yesenia con el mío, hizo que mi pinga se erectara y al cabo de unos minutos yo estaba fierro (fierro: arrecho), comencé a pensar como tendría sexo allí, si estaba mi hermana también, y tenía temor a que me descubriera in fraganti con Yesenia.
Cogí el pie de Yesenia y le comienzo a sobar, ella no decía nada, comencé a sobar la planta del pie, tobillos, piernas, rodillas, sobandolo despacio, sentí que se movió y se echo boca abajo, abrió sus piernas, y yo continuaba sobando su rodilla, subiendo y bajando muy despacio, llegue al muslo, siempre subiendo y bajando, me acerco a su entrepierna y lo siento calientito siento el borde de su calzón, sabia que ya había llegado a su conchita, toco el calzón por la parte de su vagina, sus flujos vaginales había mojado su calzoncito, el solo roce de mi mano con su piel (piernas) había hecho que Yesenia se excite, metí mi mano por debajo de su calzón y comencé a frotar su conchita, metiendo un dedo a veces en su agujero. Ella no decía nada, solo de dejaba llevar por la excitación y lo rico que estaba sintiendo. Yo en ese momento ya tenia la pinga (pene) parado y muy duro. No me importaba si estaba mi hermana allí, solo quería cachármela (hacer el amor) a Yesenia como sea. Ella se vuelve a mover y se pone de costado, acercándome el culo cerca de mi pinga. Yo también me eche de costado, y pude sentir el culo de Yesenia entre mi pinga; la posición no era la correcta pero no me importaba en ese momento, saque mi pinga y lo rocé entre sus nalgas, después trate de metérselo en su conchita pero no se podía ya que la posición no era la adecuada, hice varios intentos por meterle la pinga en su conchita, pero no pude cachármela, pero como estaba bien lubricada y seguía saliendo mas flujos, comencé a lubricar su ano con mi pinga, alguna veces trate de metérselo por el culo, pero tampoco se podía, cuando hacia un poco de presión de mi pinga sobre su estrechito ano, ella se quejaba de dolor, no gritaba, solo murmuraba. No la llegue a penetrar el culo tampoco.
La arrechura que me tenia tan caliente, hizo me levantara de la cama y me puse al costado de ella, ahora si, la posición era la correcta, me acerque a ella y le di un beso, mi hermana seguía durmiendo. Yesenia me movió la cabeza un poco asustada como diciéndome no, aquí no.
Yo no le hice caso y le baje un poco el calzón y le metí la pinga en su conchita que estaba muy lubricada. Ella no me dijo nada, yo por el temor a que se levante mi hermana me movía muy despacio y muy lentamente dentro de ella. Yo estaba muy excitado a punto que quería eyacular. Parece que Yesenia se dio cuenta de eso por las contracciones que daba mi pinga. Ella se levanto de la cama y salio directamente para irse al baño, al cabo de un minuto, salí yo también del cuarto con dirección al baño. Ella había ido a miccionar y yo le estaba esperando en la puerta, cuando ella abre la puerta me mira asombrada, no se lo esperaba a que yo estuviera allí. Le dije que pasara, que no saliera todavía.
Entramos juntos al baño, la bese y ella me correspondió, ella un poco temerosa me dijo: tengo miedo que nos descubran, yo la seguí besando; ella parada allí, correspondiéndome a mis besos y caricias estaba muy excitada. Le baje el calzón y comencé a chuparle su conchita, ella gemía y murmuraba: hay, que rico; me levanté y le dije voltéate y le metí mi pinga en su conchita, me estuve moviendo como 10 minutos dentro de ella. Retiro mi pinga de su conchita y le digo: me tengo que ir, sino se van a dar cuenta. Ella me respondió: no, un ratito más por favor, un ratito más. La besé otra vez y le digo: ¿Quieres que termine dentro de ti?, ella movió su cabeza dándome el si, la agarre por atrás de nuevo, se la quise meter por el culo, pero ella me dijo: no por ahí no, me vas hacer daño. Y opte por metérsela en la concha. Que rico era hacer el amor así, con el temor a ser descubierto, me excitaba más. Comencé con la metida y sacada a veces se lo hacia muy fuerte, arrancándole gemidos de dolor. Siento las contracciones del pene, cada vez más sensible y se lo hago saber. Ella me dice: termina dentro de mí. Siento que se me viene, me sale el semen y le digo: Yeseniaaa
, se me viene
, ¡ah! que rico, ven bésame, Yesenia me beso y me respondió: que rico que estuviste hoy, pero tengo miedo a que nos descubran, me voy a lavar y luego ir a descansar para que no se den cuenta. Yo retire mi pene de su concha y antes de irme le di otro beso, me fui con dirección a mi cuarto, para ducharme y descansar hasta el otro día.
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