Regrese después de un año a la casa de mi amante, previos días antes la llame por teléfono y le dije que iba a viajar a Piura por motivos de trabajo, ella se alegro muchísimo diciéndome que fuera a su casa. Había estado alejado de ella por motivos de trabajo, ya que trabajo en la Capital y tengo una esposa e hijo. No pude viajar durante tanto tiempo a visitarla a mi amante, por temor a que en casa se enterara mi esposa, pero nunca perdía la comunicación con ella, ya que casi siempre la llamaba por teléfono y le decía lo mucho que la extrañaba.
Ella, la llamare Magali; era una chica muy bonita, blanca de unas piernas muy bonitas y contorneadas. Ella tenia 23 años y yo la había convertido en mi mujer cuando tenia 21, la encontré virgen, su madre la cuidaba mucho, aconsejándola, pero yo me la cache luego de insistir buen tiempo. Nadie sabia que yo me la cachaba, aunque su mama sospechaba o sabia y se hacia la cojuda. Cuando la visitaba a su casa no daba indicios de que ella me gustaba aunque algunas besas por debajo de la mesa le tocaba las piernas, y ella disimuladamente miraba y me sonreía.
Le dije que llegaba a las 10 de la mañana y que si podía esperarme, ella me dijo que si. Me despedí con un beso por el teléfono y ella lo hizo igual manera.
Llegue a la ciudad de Piura a las 10 de la mañana y cuando baje del bus, ella me estaba esperando, la vi muy bonita y provocativamente estaba vestida con un pantalón alicrado a la cadera y una blusa pegadita que hacia resaltar su figura, vi muchos morbosos que no la dejaban de mirar. Me dirigí hacia ella y le salude con un beso a la mejilla. No le di en la boca por el temor a que algún conocido nos viera y fuera con los comentarios a su madre.
- Hola - le dije - Acompáñame al hotel a dejar mi ropa.
- Vamos pues - me respondió ella.
Se le notaba que estaba feliz de verme, mientras le preguntaba en el taxi que había hecho durante todo el tiempo que no la había visto. Llegamos al hotel, en recepción me dieron la llave y me dirigí al dormitorio asignado. Abrí la puerta y deje mi maleta a un costado de la cama, al mismo tiempo que abrazaba a Magali y la comencé a besar. Fue un beso profundo y largo al mismo tiempo que mis manos acarician su espalda y nalgas.
- Quiero hacerte el amor - le dije.
Ella moviendo su cabeza me dijo que si. Le saque muy lentamente su blusa y corrí su brasier con mis manos, me acerque a sus senos y comencé a chupársele y a morderlos muy suavemente, notaba su respiración agitada y con mis manos logre sacar el brasier que traía puesto. Yo estaba excitado por lo que le hacia, notaba mi pene muy duro como queriendo salir del pantalón y meterse en esa conchita que pedía sexo. Baje mis manos hacia el pantalón y desabotone el pantalón y trate de bajárselos. Como no pude, deje de mamar sus senos y me arrodille para bajarle el pantalón. Mi cara quedo a la altura de su ombligo y comencé a besarle y lentamente le bajaba el pantalón. Cogi su ropa interior que era blanca y lo baje hasta los tobillos, ella levanto el pie y pude sacar el pantalón y su calzoncito.
Comencé a besar sus piernas y cuando llegue hacia su conchita, ella con un poco de vergüenza me dijo que no.
- Quiero chupártelo - le dije.
Ella me dijo que no, que otro día. No insistí por que quería que todo salga bien ese día. Me pare y la volví a besar al mismo tiempo que acariciaba su cuerpo desnudo. Me saque el polo que traía puesto y ella comenzó a sacarme el pantalón, así como yo se lo había sacado. Me saco el pantalón y me chupo el pene. Que rica sentí esa boca de mi amante, chupando mi pene. Luego procedió a levantarse y ambos desnudos nos dejamos caer en la cama. Ella abajo y yo encima. Abrí sus piernas con mis piernas y dirigí mi pene hacia su concha que ya estaba muy húmeda. Cuando le metí la cabecita de mi pene, grito diciéndome:
- Ay, me duele, me duele.
Yo no trate se sacarlo ni tampoco avanzar. Le di un beso y le dije:
- Solo te va a doler un poquito como la primera vez, y es por que no lo has hecho durante un año. Si quieres lo saco - le dije.
Ella me dijo:
- No, sigue pero despacio.
Comencé a metérselo lentamente y muy despacio, cada metida era un dolor para ella. Cuando estuvo metido todo mi pene dentro de aquella conchita, se lo hice saber: amorcito ya todo esta dentro; ella estaba sudando y agitada, había tenido su primer orgasmo. Estuve como un minuto encima de ella sin moverme, solo besándola, hasta que empecé a moverme sobre esa conchita casi virginal. Ella me besaba y me acariciaba, diciéndome me has hecho sufrir como la primera vez. Me decía que me amaba y que me había extrañado un montón al mismo tiempo que me besaba. Estuvimos como 30 minutos cachando sin parar en varias posiciones y chupándole los senos y cuello. Ella también, en algunos casos me chupaba las tetillas y pecho, succionaba tan fuerte que me los dejaba marcados, como diciendo esa es mi señal y eres mío. Que rico sentir su conchita bien lubricada mi pene estaba feliz de penetrar esa conchita después de un año. Ya muy excitado siento que tengo ganas de eyacular, se lo hago saber y termine dentro de ella. Ambos habíamos llegado simultáneamente al orgasmo abrazándonos y besándonos muy fuertes. Ella cansada y sudando fue al baño a lavarse. Luego de un rato, salio del baño y se cambio; yo procedí hacer lo mismo y le dije:
- A las 7 de la noche voy a tu casa, si quieres puedo quedarme.
Ella sorprendida y alegre me dice:
- Verdad, no me mientes.
- No - le dije - Habla con tu mama para ver si me quedo.
Luego salimos del hotel, y tomamos una bebida fuera y se despidió con un beso. Yo regrese al hotel, pensando en ella. En lo bien que se había portado conmigo.
Continuará
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[Amor Filial] Todo ocurrió un verano que por suerte para mí decidí pasarlo en casa de unas de mis tías, son 5 en total, y dos de ellas gemelas. La mayor de todas y dueña de la casa Ana, viuda, de 58 años, 1,65 de altura, y donde además de estar yo, estaban las gemelas Paqui y Rocío, de 49 años. Todas están cortadas por el mismo rasero, bajitas, rellenitas y con unas tetas enormes. Yo tenía en ese verano 22 añitos, hijo único, y bastante mimado, no había tenido relaciones con chicas de mi edad, solo una corrida con una mujer mayor en un metro, mientras íbamos de una estación a otra, pero esa es otra historia. Me había pasado mi juventud haciéndome pajas espiando a mis tías, ya que hubo una época en la que vivimos todos juntos. Había días que eran hasta 3 o 4 veces, una con cada una de ellas.
21-Apr
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