Hola, soy Ana, vuelvo a relataros una de mis ultimas andanzas. He de agradecer a quienes se hacen eco de mis relatos y e animan a continuar y a los que no, bueno, pues ellos se pierden lo que otros ya tienen. En mi último relato contaba como mi marido me había sorprendido con el manubrio de Luis insertado en mi culo, es esta una experiencia que animo a todas las mujeres a practicar, eso sí, si sus amantes no son capaces de penetrarlas sin dolor, sin casi dolor, que me den sus datos y les envío a Luis.
Como digo, mi marido nos sorprendió, pero lejos de montarse el follón decidió de mutuo propio colaborar y participar en la brega. Creo que le convenció la decisión de Luis de no sacarla de mi culo y salir corriendo. Hoy os voy a contar mi ultima experiencia, todo lo demás se ha quedado a un lado, después de esto ya solo me queda acudir a un bar de intercambio y follarme a la camarera.
Luis y mi marido sin decirme nada habían quedado a cenar, parece que terminaron con unas amigas, unas putas, sin duda, hasta muy tarde que el mío volvió a casa mamado en el exacto sentido doble de la palabra, allí quedaron en montar una orgía en casa de Luis.
El viernes noche, mi marido me dijo que habíamos quedado con unos clientes para cenar en su casa, la cena era informal y no era necesario arreglarse excesivamente, exigió que llevara mis tacones, la minifalda que me tapa a duras penas el culo, pero que deja ver mi coño a quien se sienta enfrente y que me gusta que me vean, blusa ajustada, sin sujetador. Quería adivinar algo, pero no entendía.
Fuimos a casa de Luis, ¡el y su mujer eran los clientes!. Nunca había estado en su casa. Vivian en las afueras, en la carretera de Gerona, la casa era aislada y era enorme. Nos abrió la puerta Isabel, Hay que ver como está esta mujer, es preciosa, ¿Qué vera Luis en mi con esta hembra en casa?. Nos ofreció unos refrescos y se ofreció a enseñarme la casa, la seguí... por la piscina, cancha de tenis, gimnasio, garaje, trasteros, cocina, habitaciones, un montón de ellas y dormitorio. Era grande y parecía la mansión de los espejos.
- ¿Que te parece? - pregunto.
Cuando iba a contestarla, me dejo de piedra, soltó el tirante de su vestido y se quedo en bolas delante de mí, no me dio tiempo a mas, puso una férrea mano en mi nuca me atrajo hacia su boca y me pego un morreo de espanto. Me resistí, era mi primera experiencia con una mujer, no me lo esperaba y yo la comedora de hombres no tenia ni la más remota idea de enrollarme con una tía por buena que estuviera. Me resistí, pero con la otra mano se las arreglo para soltarme blusa, sostén, y falda y un segundo después estaba tendida en la cama, con ella encima, metiéndome mano tanto por mis preciados agujeros como mordisqueando mis pezones.
Note que abría el cajón de la mesilla de noche, saco una poderosa polla de látex, "Ya me ha dicho Luis que tienes el culito preparado", no supe decir nada. Un instante después, sin ninguna suavidad note como una cosa grandota y pegajosa se introducía en mi culo y vibraba lentamente, pasando de una adversión total a un gozo insuperable. Metió su cabeza entre mis piernas y puso sus manos de culturista sobre mis tetas, me masajeaba los pezones con una autentica profesionalidad, sabia como producir placer, note su lengua en el interior de mi coño, deje de resistirme, no lo entendía pero estaba gozando como nunca, era una mujer, y estaba gozando como nunca. Me abandone y tuve la mayor corrida de toda mi historia.
Noté un impacto, abrí los ojos y vi a mi marido, con la polla metida en el culo o la vagina de Isabel, con la mano tantee y me cerciore que era el coño por donde la había ensartado, enseguida note la presencia del rabo de Luis acercándose por arriba hacia mi boca, al tiempo que se apoyaba en su mujer y se magreaban mutuamente. ¡Cambio! alguien grito, vi a Isabel a mi lado con las piernas juntas sobre los hombros de mi marido, gimiendo, mientras se la beneficiaba. Luis la saco de mi boca, tiró del dildo de mi culo y me penetró el coño con una violencia no usada hasta entonces. Unos minutos después era mi marido quien me cabalgaba y Luis con la suya, ahí los hombres se corrieron, yo estaba agotada.
Nos bañamos desnudos en la piscina y cenamos algo rápido. No paramos de meternos mano durante el picoteo. Al rato, en el jardín, en medio de una casi total oscuridad volvimos a enrollarnos, me comí el primer coño de mi vida, me follaron de todas las formas y maneras, bien es cierto que mi marido pegó un gatillazo e Isabel tuvo que darle una mamada con masaje en la próstata incluido para poder recuperarle y que pudiera al menos echarla un segundo polvo. Al tercero solo Luis fue capaz de llegar.
Tardamos en dormirnos, nuestros maridos eran incapaces de correrse de nuevo, pero no sé si solo o con ayuda mantuvieron sus pollas empalmadas para el gusto reciproco de sus intercambiadas hembras.
El sábado y el domingo repetimos la función, el lunes cuando llegue a trabajar no podía sentarme, tenia el culo como un bebedero de patos, me escocia el coño, los pezones los he tenido que sumergir en vaselina liquida y tengo la cabeza aun metida en el coño caliente de Isabel.
Este viernes hemos quedado en casa. No sé que haremos ¿Queda algo por hacer?. Luis sugiere que invitemos a Gloria, nuestra empleada filipina. Ya veremos.
Un beso
Ana
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