Ya de vuelta de las vacaciones quiero contaros mis peripecias en estas tres semanas pasadas en la playa, para los que seguís mis relatos os diré que soy Ana y que os agradezco a todos los que me escribís asiduamente todas las bonitas palabras que me dedicáis. Por primera vez en varios años he pasado las tres semanas sin la compañía de mi marido, el pobre se ha tenido que quedar en Barcelona ultimando el traslado a la delegación que ya dirige en una ciudad castellana que en nada se parece a la otra.
La primera semana la he pasado con mis hijas y me he comportado como una madre modélica, solo he salido a cenar con amigos mutuos y os doy mi palabra que no me he follado a ninguno de ellos/as. Después, aprovechando que los abuelos querían disfrutarlas, van a estar sin verlas algún tiempo, y con el pretexto de verificar que nuestra nueva casa estaba en condiciones de ser habitada, he vuelto a engañar a mi marido y me he dado una escapada en dirección contraria por algunas calas de la Costa Brava. Claro él no es tonto, me conoce bien y al final he tenido que contarle lo bien que me lo he pasado. Fingió enfadarse, pero al final me confesó que él también había aprovechado el tiempo.
Lo mejor lo he vivido en una playa cerca de San Feliu de Gixols, hacía tiempo que no tomaba el sol en una tumbona, confundida con la gente. Vi que en la playa la mayoría de las mujeres lucían sus cuerpos enfundados en tangas a cuál más mini y decidí lucir el mío, totalmente bronceado ya con una tanga negra de hilo que dejaba mis nalgas al aire y a duras penas me tapaba el coño. Notaba que algunos y algunas me miraban, pero procedí a colocarme una visera para pasar más inadvertida y otear el paisaje sin que me vieran mirar.
Delante de mí se colocó una pareja, ella, mona, joven, delgada, poco de todo, me miró con un cierto desdén y me dolió, así que decidí en ese momento levantarle al compañero. El era un buen mozo, se le veía asiduo de gimnasio y bajo el slip se adivinaba un paquete colosal, también era joven y deseoso de mojar. Estuvo un buen rato intentando meter mano a su novia siendo permanentemente rechazado. Al final se dió la vuelta y reparó en mí. Me incorporé, los que habéis visto fotos de mi cuerpo sabéis los deseos que provoco, me di una mano de bronceador prestando especial interés en mis tetas y entrepierna, moviendo la tanga y dando lugar a que viera, disimuladamente parte de mi coño, después me tumbé y distraídamente tiré de la tanga colocando ésta entre la raja. No vi su paquete, pero su expresión le delataba, se estaba poniendo malo.
Un momento después me levante y fue al agua, le oí decir: "Voy a nadar un poco...", me siguió, cuando estábamos con el agua al cuello, fuera del alcance visual de su compañera se acerca y me dice:
- ¿Cómo una mujer como tu, no tiene a su lado un macho que se la coma?.
- ¿Y tu que eres? - le pregunte - Ya he visto que tu novia no te hace caso.
- No es novia, se hace la dura, pero al final caerá.
- Mira - le dije - Por que no la das puerta y te vienes conmigo y me demuestras que aparte de hablar sabes también follar.
- ¿Cuánto tiempo me das para deshacerme de ella?.
- Veamos, deben ser las dos de la tarde, yo a eso de las tres y media me voy a ir a comer al chiringuito y después a ducharme y dormir un rato, comemos, nos duchamos juntos y a partir de entonces hasta que no te quede nada dentro.
Me lancé hacia adelante y nadé hasta la plataforma para lucirme un poco más. De vuelta a la tumbona, observé que ya no estaban. Me tumbé boca abajo para lucir bien el culito y calentar alguna que otra polla más. A las tres menos cinco me dirigí al chiringuito, le ví venir a mi encuentro.
- Hola, me llamo Andrés y soy todo tuyo.
- ¿Dónde está tu amiga?.
- Ha preferido quedarse en la piscina del apartamento con el resto de los amigos.
Comimos una ensalada, tomamos unas cañas de cerveza y se empeñó en pagar. Me contó que practicaba Waterpolo y a eso se debía su musculatura.
- ¿Que te parece si me demuestras lo bien dotado que estas y me follas en el agua?.
Le vi dudar, seguí:
- Pasada la plataforma hay unas boyas, ¿Te parece bien? Ahora hay poca gente.
Me costó llegar, estaba más lejos de lo que parecía, él aguantó a mi lado con una gran seguridad. Me agarre a la cuerda que unía varías boyas, me quité la tanga y la introduje para no perderla en mi brazo, coloque ambos brazos en cruz sobre la cuerda levante mis piernas abiertas y le dije:
- Andrés veamos tu estupenda forma física y tus ganas de follar.
La verdad es que casi no me dió tiempo a más, Andrés estaba muy caliente y además tenia una polla colosal, en aquel momento no podía ver la longitud, pero noté el grosor y la fuerza de la embestida, se saco el bañador, lo dejó sobre la boya, se me echó encima, no se donde se agarraba, si es que se agarraba, pero me sometió a un duro mete saca, mientras me mordía los pezones. A pesar de su juventud se le veía experto o era el agua que le mantenía frió y no se corría, lo cual me alegró, porque me dió tiempo a correrme antes de sentir un potente chorro caliente muy adentro de mi coño, que no se me olvidara tomarme la píldora, que no llevo el DIU y la verdad no me apetece que este desconocido me preñe. Quería más, estaba lanzado, le frené:
- Juguemos un poco, después volvemos, nos secamos y vamos a mi hotel y seguimos.
Me morreo, le abrace, era un tío fuerte, me mantuvo a flote con las tetas fuera del agua, de cuando en cuando bajaba su mano hasta el coño o el culo y me masajeaba. La primera incursión le di un aprobado alto. Volvimos lentamente hasta la orilla, cuando hice pie, me puse la tanga. Recogimos las cosas y nos dirigimos al hotel.
Ya en el ascensor ya estaba metiéndome mano, le contuve, no hicimos más que entrar en la habitación y se lanzó como un vendaval a quitarme la ropa, todo su afán era metérmela de nuevo, Me tumbé sobre la cama, le empuje su cabeza hacia mi coño.
- Veamos como lo haces.
Coloqué bajo mi cadera las almohadas. No, en esto no estaba muy ducho, me costo más de una hora de lametones dirigirle y enseñarle a comer debidamente un coño. Al final se portó, su lengua era larga y aprendió a introducirla bajo mi clítoris y subirla apretando. Costó, pero me corrí como una loca excitándole más de lo que estaba. Me la volvió a clavar, ahí me di cuenta del tamaño, era larga, muy larga y gruesa, me hacia daño al entrar, pero que gusto. Estaba muy caliente, se veía que había follado poco, no tardo en correrse y de nuevo me vació una catarata de semen. No la sacó, siguió bombeando:
- Espera, sácala, déjame que te la chupe.
Me obedeció, la seguía teniendo dura, pero la mamada duró un buen rato hasta que note que se iba a correr, de eso nada, le apreté la polla con las dos manos hasta que cedió.
-¿Que haces?.
- Dar tiempo, Andrés, dar tiempo.
Le ofrecí mi culo...
- ¿Sabes meterla por ahí?.
Tuve que frenarle de nuevo, me quería ensartar sin más. Le enseñe a prepararme y lo hizo muy bien, su lengua recorría mi coño chorreante de semen y entraba en mi culo, solo cuando consiguió meter y sacar con fluidez dos dedos le deje con mucho cuidado penetrarme. Me dolió, esa polla no estaba hecha para mi culo, de hecho es la única vez de todas mis penetraciones anales que he sangrado, pero mereció la pena, se subió encima, coloco sus piernas delante de las mías y comenzó un mete saca lento y doloroso, pero que se convirtió en un placer indescriptible. Tardo mucho en correrse de nuevo, me dejó destrozada, el culo todavía me duele, pero me mojo las bragas, cuando las llevo, solo de pensar en esos momentos.
Cuando la sacó, estaba exhausta, me quede dormida, no sé cuanto, me desperté con él encima de nuevo, follándome, me corrí de nuevo, él lo intentó, pero no consiguió expulsar ni una gota. Nos duchamos, vestimos, quería que fuéramos a cenar y luego a bailar y después a follar de nuevo, pero le di puerta, me dio su teléfono, lo perdí. A la mañana siguiente seguí mis vacaciones. Ya os contaré.
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