Cuatro noches hacia el Tibet

Autor: angelique | 25-Jan

Grandes Relatos
Beijing o Pekín, según se exprese en chino Mandarin o Cantones, es en Julio - Agosto una ciudad de un calor a veces insoportable, andar en sus calles es dificultoso, un transito de vehículos endemoniado donde cada uno actúa o maneja su auto casi a su arbitrio y ello unido en las horas “peak” a miles de bicicletas que circulan hacia y desde distintos lugares de la ciudad semejando un gran dragón de dos ruedas que serpentean entre los autos generando unos “tacos” impresionantes, queríamos salir de ese trafago y escapar hacia un lugar tranquilo y místico, apasionante y misterioso, terrenal y divino.

La estación de trenes de Beijing estaba atiborrada de gente, luego de muchos tramites y difíciles conversaciones en las ventanillas de atención de publico donde por fin, luego de grandes esfuerzos, logramos darnos a entender, recibía en mis manos los dos tickets para nuestro viaje de vacaciones, solo una semana, pero descanso y cambio de aires y de rutinas al fin, nuestro destino elegido era el Tibet, la tierra del Dalai Lama, la provincia misteriosa de China, aquella en que existían algunas corrientes separatistas lideradas por el propio Lama lo cual China no esta dispuesta a tolerar, la tierra de los Himalayas donde los grandes deportistas del escalamiento desafían sus capacidades y muchas veces rinden sus vidas por conquistarlos.

Como expuse, después de grandes esfuerzos de entendimiento mutuo, logre que nos dieran un camarote en el coche dormitorio del tren, esto, que parece algo tan sencillo, en China no lo es, no solo por el idioma sino que debido a que en este país los camarotes en general son para cuatro personas y no existen los camarotes privados, es decir que en ellos duermen y conviven durante el viaje personas desconocidas entre si, salvo, lógicamente que, en nuestro caso hubiésemos pagado las cuatro camas lo cual era realmente muy oneroso, lo bueno era que habíamos conseguido un camarote recién habilitado y restaurado donde solo estaba nuestra reserva, podíamos, por tanto, esperar un viaje privado y tranquilo, casi una luna de miel en tren, una luna de miel de cuatro noches que era lo que tardaba el tren en su trayecto.

Angelique y yo estábamos ansiosos por embarcar y partir, recordábamos nuestro ultimo viaje a Madrid desde donde partimos en tren a Barcelona en la noche para llegar muy temprano en la mañana, recordábamos con detalle esa noche de intimidad y pasión vivida en ese tren arrullados por su bamboleante andar, la verdad es que ambos secretamente deseábamos recrear esos ricos momentos y que mejor ahora, en estas cuatro noches de nuestro viaje al Tibet desconocido y majestuoso.

Eran las 21.30 de la noche, un chino desgarbado enfundado en su arrugado uniforme azul vociferaba algo para nosotros in entendible, agitaba sus manos e indicaba el momento de abordar y partir, nos correspondía el vagón numero 13, subimos a el y buscamos el numero de nuestro camarote, 691 el que se encontraba al final del pasillo, lo cual era bueno pues nos daba mayor privacidad que uno en ubicación central, giramos la manilla de la puerta e ingresamos cerrando de inmediato detrás nuestro. La pieza era razonablemente espaciosa, con sus dos camarotes a los costados y un pequeño velador con un panel de música ambiental adosado en su frente, el baño estaba a un lado, era pequeño pero confortable con un gran espejo y su correspondiente ducha, no podíamos pedir más.

A los pocos minutos el tren inicio su marcha y Angelique y yo brindamos con champagne que habia llevado para esta especial ocasión y que se mantenía suficientemente frió en mi mochila pues lo habia sacado prácticamente ”congelado” del refrigerador. Nuestros recuerdos, el ruido de ese tren, el champagne y por supuesto nuestros deseos hicieron que al poco rato nos estuviésemos besando y palpando nuestros cuerpos apasionadamente, decidimos ponernos más cómodos por lo que Angelique tomo un bolso y entro al baño mientras yo terminaba otra copa y me sacaba la camisa al tiempo que aumentaba el aire acondicionado pues el calor era demasiado fuerte en esas cálidas noches de verano. La puerta del baño se abrió y la vi, Angelique se veía francamente provocativa, trasgresora, hermosa, se habia vestido para mi, usaba un ajustado body color azul rey, con portaligas y medias del mismo color, sus zapatos eran azules con algunos brillos como de fantasía, sus pechos parecían querer explotar y sus nalgas casi desnudas llamaban a ser acariciadas y besadas con fruición, deje mi copa y la abrace, toque su cuerpo, su boca, sus piernas, toda ella, que se me ofrecía entre suspiros y deseos, la tendí en la cama y mi lengua recorrió su cuerpo de principio a fin.

El tren corría a toda velocidad, la noche afuera era total, de pronto oímos el pito del tren que indicaba la llegada a alguna estación, nuestro éxtasis era total, no estábamos concientes de lo que pasaba, ya que era más importante dejar que nuestros cuerpos ardientes dieran rienda suelta a nuestros deseos, Angelique estaba preciosa y tambien muy excitada, yo mostraba mis acentuadas formas bajo mi ropa de interior que a ella le causaban gran atracción y suavemente tocaba con sus manos, acariciándolas en toda su forma, me senté sobre la cama, ella como con un mordisco corrió hacia un lado mi calzoncillo para luego tomar mi pene con sus tibios labios y acariciarlo de principio a fin, mis testículos estaban hinchados, deseosos de mas emoción, estaba extasiado, ella estaba arrodillada ante mi, yo tocaba sus húmedos senos, las cortinas de la ventana estaban abiertas y la luz del anden de la estación dejaba pasar sus rayos para iluminar el camarote, no nos dimos cuenta que la gente nos estaba observando, cerramos la cortina y mientras el tren estaba detenido seguimos nuestro caluroso juego de amor.

Angelique se tendió en la cama y comencé a besarla completamente, su cuerpo estaba caliente, ahora era mi turno, con mis labios recorría su cuerpo, su estomago temblaba mientras mis labios llegaban mas abajo, abrí sus piernas para dar paso a mis caricias, con mis besos llegue a su zona mas profunda, sus movimientos eran ya de mucho deseo, de mas y mas placer, yo me aprestaba a introducir mi pene cuando ella me detuvo, se levanto y mirando hacia el camarote puso una de sus piernas en la cama de abajo, donde yo estaba y tomando mi mano la dirigió hacia su vagina, seguí sus intenciones e introduje mi dedo frotando suavemente sus partes intimas, su sexo estaba húmedo, facilitando asi mi trabajo, note que Angelique estaba presa de un gozo irresistible. La verdad es que casi nunca la veía asi de excitada, comenzó a mover su pelvis abrazando mis dedos que hurgaban en su intimidad, subía y recogía un poco sus piernas haciendo que mis dedos penetraran hasta el fondo, el solo hecho de verla en esa condición hacia que mi pene endurecido al máximo, ya casi saltase de placer, ella continuo sus movimientos entre suaves quejidos que trataba vanamente de disimular, pero el goce era mayor, de pronto hizo un movimiento final fuerte el cual metió mis dedos con cierta violencia y con una especie de espasmo o temblor y un apagado lamento sentí como su sexo se mojo completamente llegando al orgasmo.

Yo estaba entusiasmado mirándola ya que como les exprese eran pocas las veces que la veía asi, Angelique actuó sintiéndose extremadamente libre, sin inhibiciones ni vergüenzas, era una mujer entregada al placer, espontánea y osada, me gusto verla asi, esa noche nos dormimos alegres, tranquilos y yo pensando en que ojala este estado de liberación de trabas de mi esposa se repitiese nuevamente.

A la mañana siguiente desperté a Angelique, quien dormía placidamente y le comente lo rico de lo ocurrido la noche anterior, sonrió y me dijo coquetamente “no me acuerdo”, me dio un beso y entro al baño a ducharse. Ese día transcurrió casi rutinariamente, observábamos a través de los grandes ventanales del tren el hermoso paisaje que nos presentaba el camino, el calor como de costumbre era intenso por lo que no tuvimos ganas de hacer nada especial solo descansar tal vez cada uno pensando en disfrutar un rico encuentro sexual en la noche.

Tomamos nuestra cena en el coche comedor a las 20.30 horas, la cual iniciamos con un vodka tónica con mucho hielo el cual era especial para una noche cálida como esa, concluida la cena Angelique tomo mi mano y susurro en mi oído con in disimulada intención “Ahora vamos a comernos el postre”, “Vamos” replique aparentando tranquilidad.

Ya en nuestra habitación Angelique me pidió un poco de whisky con mucha Coca-Cola y mientras lo preparaba tomo su bolso al igual que la noche anterior y entro al baño, a los pocos minutos salió con un pequeñísimo sostén y tanga de color rojo con líneas negras que asemejaban una telaraña, se veía como siempre, espectacular, le acerque el vaso, le di un suave beso en la boca, “Brindo por mi mujer araña” dije, ante lo cual ella rió y acompaño mi brindis mientras mojaba sensualmente sus labios con su lengua. Al tiempo que bebía mi whisky me saque la camisa, solté mi cinturón y comencé a abrazar y acariciar a mi esposa, rodeando con mis brazos su cintura acariciaba sus blancas nalgas e introducía mis dedos entre su cola, ella me correspondía tocando mis nalgas y besando mi pecho, nuestra pasión estaba encendida y nos aprestábamos a desnudarnos totalmente para hacer el amor, en ese instante un golpe fuerte y claro escuchamos en nuestra puerta lo cual nos sobresalto, obligándonos a interrumpir nuestro quehacer, escuche un momento y ahora se repetía con mayor insistencia, nos levantamos de la cama, arreglamos un poco nuestras ropas o lo que teníamos puesto y con rostro de molestia abrí la puerta.

Buenas noches escuche en perfecto ingles y una mujer joven, morena, delgada, de finas facciones, franqueo la puerta y sin mas, ingreso a nuestro camarote, soy su nueva compañera de viaje, Angelique y yo nos mirábamos incrédulos, allí estábamos nosotros semidesnudos y ella nos hablaba como si nada y como sin darse cuenta de lo inoportuna de su aparición, “Este es nuestro camarote” atine a decir, “Ya lo se” dijo ella, “Acabo de subir al tren y solo quedaba espacio disponible en el suyo y como usted sabe aquí no hay camarotes exclusivos salvo que usted haya pagado las cuatro camas y eso no es asi, ¿no es cierto?”. No, dije quedamente, mientras pensaba que con toda seguridad habia subido mas gente al tren y al menos con ella nos asegurábamos de que algún indeseable llegase a dormir con nosotros de modo que nos miramos y solo nos quedo darle la bienvenida, gusto de conocerla le dije, le presento a mi esposa, encantada, mi nombre es Luay soy de Thailandia, dijo naturalmente, sin notar aparentemente nuestra turbación, lo cual nos dio una calma y tranquilidad impensada inicialmente. “Diego, sírvele un vaso de whisky” dijo Angelique, si vamos a compartir nuestro viaje debemos conocernos mas, presuroso y algo extrañado por la súbita amabilidad de mi esposa prepare tres vasos y brindamos por la nueva amiga y el éxito de nuestro viaje de vacaciones.

Note que Luay nos observaba en nuestra semidesnudez, pero sus miradas eran de tal forma que no generaban incomodidad, el calor arreciaba y el aire acondicionada parecía perder la batalla por un aire más fresco y grato, de pronto ella se levanto y tomando sus cosas entro al baño para refrescarse, según expreso, con Angelique seguimos conversando cosas triviales pues sabíamos que nuestra conversación se escucharía desde el baño, a los pocos minutos salió, bestia una gran bata blanca que le cubría hasta los pies, graciosamente nos dijo un hola y se sentó en una cama de abajo, ¿Esta será la mía no?. Por supuesto, asentí con rabia interior, pues sabia que tendría que subir a una cama superior, Luay cruzo sus piernas y acomodo su bata dejando ver sin pudor que bajo ella solo llevaba su ropa interior la que se apreciaba fina y diminuta. “Linda tu ropa” dijo Angelique, demostrando un inusitado interés, “¿La compraste en Thailandia? Si, dijo ella coquetamente, en una fabrica exclusiva, la tuya es muy linda tambien, especialmente tu body, resalta tu figura me imagino que a tu esposo le encanta. Si, me atreví a decir, siendo interrumpido por Angelique quien mirando a los ojos a Luay comento pero la tuya yo se que tambien le gusta, Luay sonrió inquisidoramente y se tendió en su cama, la conversación continuo entre los tres en forma amena y con momentos de franca referencia sensual hasta que terminamos nuestras copas y cansados nos aprestamos a dormir, yo desde mi cama en la parte superior lamentaba la interrupción de nuestro momento intimo al tiempo que observaba el voluptuoso cuerpo de Luay y dando rienda suelta a mi imaginación alentada sin duda por la actitud asumida por Angelique, pensaba como seria acariciarla a las dos.

Alrededor de las 4 de la tarde llegamos a un pueblo cuyo nombre chino no puedo recordar, nos avisaron en un muy mal ingles que podríamos descender y recorrer los alrededores pues el tren debía reaprovisionare de agua y otros elementos, teníamos una hora y media libre, tiempo suficiente para “estirar las piernas” y recorrer un poco, bajamos junto con Luay y empezamos a caminar sin una dirección definida, al poco rato vimos una especie de feria artesanal y de antigüedades lo cual lógicamente alegro mucho a ambas pues podrían comprar algunas cosas. De pronto nos dimos cuenta que Luay se habia separado y ya no estaba a nuestro lado, la buscamos entre la gente pero no la vimos, en fin dijo Angelique, estamos al lado de la estación, no se puede perder y continuo recorriendo los pequeños y sorprendentes locales de venta, yo, por mi parte, hacia lo propio intentando en vano encontrar algo de hombre que me interesara mientras cada cierto rato miraba a mi alrededor a ver si aparecía Luay, definitivamente no encontré nada para mi y solo compre una botella de Martini que parecía extraña entre tantas botellas y brebajes típicos chinos.

A las 5.30 en punto subimos al tren y nos dirigimos a nuestro camarote, al llegar observamos que Luay no estaba allí pero que habia llegado pues en su cama estaba su bolso y varios pañuelos de seda de distintos colores que habia comprado y que habia puesto desplegados a lo largo y en perfecto orden, junto a ellos una nota decía: “Disculpen que me haya alejado de ustedes en el Mercado, juntémonos a cenar en el comedor a las 19.30, Luay”. Mi esposa y yo nos miramos y asentimos, ya teníamos un poco de hambre por la caminata mientras tanto aprovechamos el tiempo restante para ducharnos y cambiarnos de ropa.

Puntualmente, a las 19.30 llegamos al comedor y pedimos una mesa junto a una ventana, Luay no habia llegado aun, por lo que pedimos un par de cervezas y esperamos, el calor continuaba siendo agobiante, las cervezas estaban bien heladas y eran el refresco ideal en ese momento, mientras bebía miraba a Angelique, estaba realmente bonita, se habia puesto un delgado traje de una pieza, largo y con un escote tímido pero al mismo tiempo sugerente que dejaba descubiertos sus hombros y permitía adivinar el entorno de sus pechos y formas, el solo verla asi ya me estimulaba para amarla y poseerla mas tarde. Mis cavilaciones se interrumpieron con la voz de Angelique que me decía, allá viene…Gire mi cuerpo hacia atrás y pude verla, venia sonriente y con un andar bamboleante, como si caminara por una pasarela de modas, su ropa era por decir lo menos diferente, bestia un cortísimo short tipo militar que dejaba ver parte de sus nalgas, bototos negros y una camiseta verde oliva de manga corta, la gente del carro se daba vuelta a mirarla ya que en china nadie anda en esas tenidas, de hecho, las mujeres chinas son de vestir anticuado en muchos aspectos, normalmente andan con pantalones, blusas anchas y generalmente no se pintan, por ello era comprensible el revuelo que la vestimenta de Luay habia generado, “Hola, ¿Como están?” dijo coquetamente y se sentó, por favor otra cerveza para mi grito.

El mozo cumplió su requerimiento de inmediato y pedimos nuestras cenas las que consistieron en sencillos platos de arroz con pollo y pequeños trozos de carne los que estaban bastante picantes, de postre fruta y especialmente piña la cual en china es muy sabrosa, nuestra conversación transcurrió en forma amena y despreocupada, habia sido una cena grata, llame al mozo y le pedí un bajativo, solo tenían un licor chino muy fuerte, típico de la región, de cerca de 70 grados de alcohol, es hecho de arroz y ellos acostumbran tomarlo en porciones reducidas pero repetidas. ”Cambei“ (salud) dije en mi mejor chino y tomamos el trago al seco, nuestras gargantas sintieron como fuego en su interior, era suficiente, pague la cuenta y nos fuimos al camarote.

Angelique abrió la puerta y entramos, “Les ofrezco un martini, para pasar lo fuerte del licor chino” dije, ambas dieron su conformidad, prepare tres copas y ofrecí un brindis; “Por nuestras vacaciones” exprese con voz fuerte, por nuestras vacaciones dijo Angelique, por que sean inolvidables replico Luay, en amena charla ese martini fue seguido por otro y por otro, hablábamos de todo, de nuestros gustos, de nuestros deseos, de nuestros sueños. El vestido de Angelique se habia soltado un poco y sus pechos se apreciaban en todo su esplendor, el calor reinante habia pegado la tela a su cuerpo, sus formas eran ya casi transparentes a través de ese traje, ella noto mis lujuriosas miradas y se pego a mi mientras hablábamos, de repente y como si estuviésemos solos acerco su mano a mi pantalón y mientras observaba a Luay me acaricio el miembro el cual palpito de entusiasmo, ¿Quieres tocarlo? Le dijo intespentivamente. No, dijo Luay y tomando un juego de naipes nos dijo, escojan una carta sin verla, jugaremos un juego diferente, Angelique tomo de inmediato una carta, vamos escoge una insistió, asi lo hice, era un rey de diamantes, indudablemente una buena carta para ganar cualquier juego, lo propio hizo ella y mostró un 4 de Corazón, Angelique por su parte saco un 9 de trébol, tu pierdes grito y ante mi perplejidad me tomo de la mano y parándome al costado del camarote le dijo a Angelique, desnúdalo será nuestro prisionero, algo me dijo que cualquiera que hubiese sido la carta que sacara el resultado final habría sido el mismo, pensé que Luay habia llegado demasiado lejos pero antes de poder decir nada Angelique seguia el juego, sacaba mi camisa y desabrochaba mi cinturón, en forma diestra y rápida me bajo los pantalones, en el mientras tanto Luay habia tomado sus pañuelos y con ellos me ataba las piernas y brazos de pie al camarote, fue lo ultimo que alcance a ver hasta que una venda de seda roja cubrió mi vista.

Me encontraba totalmente desnudo, con la vista vendada y con una mezcla de perplejidad y excitación por lo que estaba viviendo, sentí que dos manos me tocaban y acariciaban bajo la cintura, labios besaban mis nalgas, era increíble, esos labios se movieron luego hacia adelante y abrazaron mi pene que ya estaba erecto y endurecido ante el estimulo ofrecido, ¿Quien era la que me besaba?... Por momentos sentí que era Angelique, parecía reconocer sus labios con sus movimientos circulares y su lengua lamiendo mi pene desde la punta a la raíz, en otros pensaba que debía ser Luay con sus técnicas orientales, no sabia que hacer, y por lo demás atado tampoco podía hacer nada, en mis deseos de poder mirar aunque fuese un poco lo que ocurría a mi alrededor y de tanto mover mi cabeza y cuello producto del placer que experimentaba, sentí que la venda se habia aflojado un poco, esforcé la vista y hacia abajo pude distinguir borrosamente a Angelique que besaba mi miembro con una calidez nunca vista, entraba y sacaba su boca, lamía y besaba la punta, los testículos, todo, la posición asumida, de abajo hacia arriba le daba todo el ángulo para hacer su trabajo, cuando notaba que mi excitación era muy alta disminuía el ritmo y luego continuaba, era un goce extremo.

Levante un poco la cabeza para tratar de ver a Luay, con bastante esfuerzo pude ver que estaba desnuda completamente y observaba el accionar de Angelique mientras sus dedos tocaban su vagina, entraban y salían en movimiento constante, su rostro me parecía presa de un gran gozo, no pude seguir mirando, la venda se habia corrido otro poco pero ahora no podía ver nada, seguí moviendo la cabeza para tratar de ver esta escena fantástica. De pronto sentí que los besos y la lengua en mi pene acrecentaban su esfuerzo, me lamían por entero la zona, y sus manos me masturbaban literalmente mientras tenia el pene en su boca, era demasiado sentí que mi pene estallaría de pasión, moví la cabeza con fuerza inusitada y logre advertir que Luay metía y sacaba el miembro en su boca mientras sus manos seguían laborando como describí anteriormente.

Ella sintió que mi pene saltaba y palpitaba en su boca y en un rápido movimiento lo saco dejando que mi leche saltara en sus pechos y cara, mire hacia el lado y Angelique observaba esta escena mientras, ante mi sorpresa, se masturbaba con un pene de látex, juguete que yo le habia regalado hacia tiempo y que nunca quiso usar, lo introducía y sacaba en su lubricada vagina la cual subía y bajaba en movimientos circulares y ascendentes que facilitaban la penetración del instrumento, se notaba en su rostro extasiado un placer irresistible, esta visión de mi mujer masturbándose y el simultaneo trabajo de Luay hizo que mi descarga fuera como nunca, luego de ella Luay introdujo nuevamente mi pene en su boca para sacar y aprovechar los últimos restos de pasión que quedaban en su interior. “Suéltenme” dije, ya me sentía desfalleciente ante tanto esfuerzo y placer, asi lo hicieron mientras mostraban en sus gestos y rostros haber disfrutado el momento como yo, me tendí en la cama exhausto, ya vendría el momento de mi desquite.

Esa noche dormí a intervalos, la experiencia vivida parecía por momentos solo un sueño, una fantasía, pero sabia que habia sido realidad, una salvaje y dulce realidad, estaba extasiado pero tambien preocupado pues la noche siguiente prometía ser similar y yo con dos mujeres como Angelique y Luay no podía fallar. Al otro día desperté muy tarde, eran mas de las 11, mire a mi alrededor, estaba solo, seguramente salieron para poder ver mejor el paisaje pensé, asi que entre al baño a ducharme y vestirme.

Las encontré en la cafetería, tomaban un te de Jazmín mientras a través de los grandes ventanales disfrutaban del paisaje el cual paulatina e inexorablemente se tornaba más árido y seco pero ofrecía ahora colores y olores diferentes, anunciaron una ultima detención “¿Escuchaste?” dijo Angelique, “No, ¿Qué pasa?” replique. “No es nada”, dijo ella, solo que pararemos como a las 7 de la tarde en Zhuan, dicen que será una detención de cuatro horas y Luay averiguo que hay un hotel con un restaurante muy típico y bonito que podemos visitar para romper la rutina. Buena idea, aprobada la sugerencia, será una buena forma de iniciar nuestra ultima noche en el tren, yo invito, dije con gesto seguro, ¿Quieres que nos vistamos en forma especial? replico Angelique, por supuesto le dije y ella continuo, pero tu tambien debes ponerte algo diferente debajo ¿No es cierto Luay?. Luay solo sonrió asintiendo sensualmente, si eso quieren dije, asi será y recordé unos slips que Angelique me habia comprado y que a veces no sin cierta vergüenza me atrevía a usar a su requerimiento.

A la hora prevista el tren se aproximaba a la estación y anunciaron que podríamos bajar en 20 minutos mas, arréglate tu primero! dijo Angelique, nosotras saldremos al pasillo para dejarte tranquilo y nos prepararemos después, asi lo hice, me bañe y perfume mi cuerpo al tiempo que me ponía una ropa interior camuflada verde que apenas me cubría delante y dejaba mis nalgas descubiertas. Las divise en el pasillo, estoy listo, me miraron con gesto de aprobación y sin decir mas se dirigieron al camarote, adelántate tu dijo Angelique, nos encontramos a las 8 en el hotel, reserva una buena mesa, chao, nos vemos y cerro la puerta, no puedo negar que me dejaron ”descolocado“ ¿Porque tanto apuro para que me fuera?. El hotel se llamaba Great dragón, era de 4 estrellas, mas que bueno para la zona en que estábamos y tenia un restaurante occidental y otro con comida oriental, como supondrán elegí el occidental, ya habíamos comido mucha comida china, seleccione una mesa frente de una ventana que daba hacia un hermoso jardín con una gran fuente y caída de agua que adornaba el lugar, eran las 7.55, pedí un vodka tónica y espere.

A las 9.10 mi impaciencia me mataba, que pasaba que no llegaban!, a las 9.30 mi paciencia se agoto, me levante molesto para irme, estaba pagando mi trago cuando escuche a Luay detrás mío, Diego, perdónanos, nos demoramos mas de lo presupuestado, pero no te enojes, nos arreglábamos para ti, ¿Qué te parece? Hizo un giro completo con su cuerpo y pude apreciar un peto blanco, ceñido, con un escote importante que llamaba a mirar sin disimulo y una mini azul brevísima con zapatillas blancas, estas preciosa atine a decir, al tiempo que miraba a la mesa y Angelique esperaba de pie, vistiendo un ajustado traje rojo elasticado, zapatos y medias rojas, increiblemente, lo digo porque no las usa, el traje era con una minifalda que escasamente cubría su trasero, debía ser de Luay, ella no tenia un traje como ese, mire a mi alrededor y al igual que la noche anterior en el tren note que todos miraban, esta vez, a mi esposa, tuve una sensación de celos por la forma de sus miradas las cuales la devoraban con la vista y al mismo tiempo de pasión al verla asi, tan sensualmente vestida mostrando su cuerpo provocativamente como si nada.

Nos sentamos a la mesa, ¿Qué les paso, estaba preocupado, como se demoraron tanto? teníamos que hacer dijo Angelique escuetamente, ¿Qué nos ofrecerás de aperitivo?. El mozo trajo la carta de vinos y licores y ambas pidieron un Old fashion, yo, para no cambiar, pedí otro vodka tónica, para cenar pedimos un menú común, de entrada un carpaccio de salmón y de plato principal un filete mignon con ensaladas, acompañado por una exquisita botella de Cabernet Sauvignon, de postre helado con chocolate caliente para ellas, nada para mi, como siempre la conversación fluyo espontánea y natural, ambas se mostraban alegres y provocadoras, reían y se movían sintiéndose centros de la atracción del comedor, el tiempo paso rápido y no nos dimos cuenta cuando estábamos a 5 minutos de tener que abordar nuestro tren, vamonos, estamos atrasados, pague la cuenta, las tome de la mano y corrimos hacia la estación. Subimos casi cuando el tren se ponía en movimiento, linda forma de bajar la comida dije, al tiempo que ambas reían, asi, nos fuimos a nuestro camarote, ahora era mi turno.

Pónganse cómodas, ya lo estamos dijo Angelique, ¿Qué acaso no te gusta nuestra ropa? Ello mientras simulaba bajar un poco su mini que ya dejaba ver un diminuto colaless si, asi estamos cómodas reafirmo Luay, bueno, ahora juguemos de nuevo dije con autoridad tomando el mazo de cartas que estaba en el velador central, escoge una carta le pedí a Luay, quien pasando su lengua por sus labios en un gesto lascivo, saco un 10 y lo dejo en la cama, ahora tu mi amor, Angelique se echo hacia adelante casi agachándose, sus pechos se abrieron ante mis ojos, sonrió y saco su carta, un As, acto seguido yo hice lo propio, era un 5, ustedes ganan dije ahora yo, triunfal y rápidamente, para no permitir atisbos de reclamos, los cuales en todo caso no se produjeron, “Esta bien ¿Que haremos?” dijo Luay. Sin contestar apague las luces principales del camarote dejando solo una tenue luz de cabecera que en todo caso permitía ver nuestros cuerpos en un ambiente intimo y de complicidad, tome de la mano a Angelique y dándole un apasionado beso en la boca al tiempo que acariciaba sus descubiertas nalgas debajo de su breve vestido, la deposite en la cama, espérame le musite, gire hacia Luay y tomándola de la cintura la atraje hacia mi oprimiéndola prácticamente contra mi miembro el cual al sentirla empezó a endurecerse rápidamente, lenta y suavemente solté su peto y lo deje caer, su corpiño era blanco y sus senos se agitaban en acelerada respiración, me beso en la boca ferozmente, mientras yo, impávido, seguia desnudándola, saque su corpiño, luego su falda y acariciando su sexo a través de su tanga la deje en la misma cama pero al otro lado.

Me di vuelta otra vez hacia Angelique, me saque la camisa y roce mi cuerpo contra ella acariciándola suave y gentilmente, ella correspondía con pasión, delicadamente le saque su vestido, no llevaba sujetador, sus senos eran suficientemente grandes y hermosos, solo quedaba su colaless con una mariposa roja que cubría su sexo el cual al tacto de mis dedos se sentía húmedo y lubricado, tome sus manos, las junte y la ate hacia arriba al tiempo que la reacomodaba con las plantas de los pies sobre la cama de modo que sus piernas abiertas quedaran parcialmente hacia mi y hacia Luay mostrando sus encantos normalmente ocultos. ¿Y tu te quedaras vestido? Dijo Luay, prohibido hablar exclame!, solté mi cinturón y mis zapatos y deje caer mis pantalones al piso, la tenue luz del camarote resaltaba mi pene dentro de la pequeña prenda que lucia esa noche, sorprendiendo las miradas de ambas en mi bajo vientre, me acerque a Luay y procedí a atarla tal como lo hiciera con mi mujer, sus piernas quedaron de igual forma pero en diagonal hacia Angelique quien podía observarla en plenitud, mi temperatura habia subido sobremanera al sentir que las tenia a ambas y verlas en esa atrevida posición, luego, sucesivamente les quite a las dos sus calzones permitiendo que sus sexos se mostrasen en todo su lujurioso esplendor, la acción empezaba.

Me despoje lentamente de mi “slip” y mi pene, ya libre, emergió rutilante y desafiante como observando la tarea que debía cumplir, me acerque a Luay y la acaricie por todo su cuerpo, el que se estremeció levemente al sentir mi pene duro en contacto con su piel. Mi lengua recorrió su boca, sus pechos, sus nalgas y lentamente se posiciono en su vagina, comencé a besar su sexo, este era rosado y exquisito, se habia depilado dejando solo un triangulo mínimo de vello en la parte de arriba lo cual me permitía actuar cómodamente introduciendo mi lengua al máximo y retirándola para pasarla luego por su parte exterior, sentí que su clítoris se hinchaba de placer y cuando note que empezaba a mover su pelvis como muestra de su gozo tome el pene vibrador, le solté una mano y lo deje junto a sus piernas girando hacia Angelique. Tome mi pene con las manos y me acerque a ella en un proceso masturbatorio, sus ojos no perdían de vista mis movimientos, mientras hacia esto frente a su rostro con mi otra mano acariciaba su vagina la cual ya derechamente mojada permitía explorarla sin problemas, baje hacia ella y sin miramientos se lo introduje, Angelique dio un pequeño salto mezcla de sorpresa y excitación y empezó a moverse hacia adelante y atrás haciendo que mi pene entrara completamente en su exquisito orificio, sus movimientos se hicieron intensos y cálidos, al tiempo que mis manos apretaban sus nalgas y mis dedos la hurgaban por detrás haciéndola vibrar de pasión, pero esto no podía terminar muy rápido asi que quedamente me retire y me volví otra vez hacia Luay.

Con su mano libre se habia soltado de sus amarras y con sorpresa vi que habia armado un verdadero arnés con los pañuelos y habia amarrado en el frente el ”juguete”, el cual habia dejado a su costado, la abrace y acaricie nuevamente, sus manos correspondían mis caricias y tocaban mi cuerpo con dulzura acariciando mi pene y haciéndome sentir un gran gozo, la tome de la cintura y la acomode en la cama con sus rodillas y manos sobre esta dejando su trasero hacia afuera el cual toque y bese ardientemente, tome a Angelique y la puse detrás de Luay, Angelique no necesito otra guía, como adivinando los deseos de Luay se anudo el arnés con el vibrador a su cintura y dirigió el “juguete” al sexo de Luay, quien al sentirlo hizo un par de levísimas exclamaciones de gozo haciendo que luego de un par de movimientos penetrara en su vagina sometiéndola. Yo estaba extasiado, mi pene, rígido como un verdadero ferro, me arrodille detrás de Angelique y bese y lamí sus nalgas y su sexo el cual sentía hinchado y más carnoso que de costumbre, no podía esperar mas, y levantándome se la metí, inmediatamente comenzó a mover su trasero hacia delante y atrás al tiempo que acompasada y coordinadamente metía y sacaba el “juguete” en Luay, quien se movía frenéticamente como buscando el máximo aprovechamiento del artefacto, por momentos el trabajo de Angelique parecía el de un hombre por la forma en que penetraba a Luay, la cual demostraba estar disfrutándolo a mas no poder.

La luz le daba a este acto una intimidad muy apropiada, Angelique frotaba su sexo en mi pene y seguia haciendo gozar a Luay, yo acariciaba a mi mujer, sus senos redondos, sus pezones estaban erectos, sus nalgas embestían contra mi pelvis, era la lujuria desatada, habíamos hecho nuestro propio “tren” con nuestros cuerpos unidos por el sexo, mi pene solo quería estallar y dar rienda suelta al placer final, sentí que ya venia mi descarga, saque el miembro, me moví hacia adelante y me deje ir ante la cautivante y libidinosa mirada de mi esposa, en las nalgas de Luay, Angelique simultáneamente con ver esto, dio una ultima y brutal embestida a Luay quien presa de temblores de placer se recostó hacia adelante extenuada. Angelique saco su arnés, lo dejo caer y me abrazo y beso con ternura infinita, mis piernas temblaban, mi cuerpo sudoroso solo quería un relajo, tomo mi mano, me llevo a la cama y se acurruco junto a mi, otra vez nos besamos pero ya eran besos distintos, eran besos de satisfacción, eran besos de amor, esos besos indicaban que el juego habia terminado, que seguíamos siendo los de siempre, tranquilos y enamorados, ahora, solo nos quedaba conocer el Tibet.

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02-Nov
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joe el primo de mi esposa eva, cumplio 26 años y como nos cae muy bien lo invitamos a cenar a un restaurante y fuimos solo los 3 a eso de la una dde la madrugada ya estabamos bastante bebidos y como es comun hablando de mas, joe nos confeso que nunca habia cogido y lo que es mas no habia visto en vivo a una mujer totalmente desnuda, la platica se enfoco a sexo y los 3 inconcientemente nos ibamos excitando, del restaurante pasamos a comprar una botella y...
22-Mar
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Esto sucedió cuando tenia yo la edad de 16 años, fue en un verano que me encontraba de vacaciones de escuela, aprovechaba el tiempo libre para cuidarle los niños a unos vecinos, los cuales eran súper amigos de mis padres, era un matrimonio joven, en aquel entonces de unos treinta y tantos cada uno, tenían dos niños hermosos de 6 y 8 años, mi trabajo era de medio día, ya que la señora trabajaba en un banco y su turno terminaba a eso de las dos de la tarde y...
08-Jan
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Tengo un compañero de trabajo, el cual admiro mucho por toda la vida que a llevado, y lo que le cambio cuando lo contrataron en mi empresa, el es un indigena que de la noche a la mañana cambio su vida, y empezamos hacer buena amistad por que me dio mucha admiracion que gente que practicamente nunca sale de lo mismo, y tenga una vida tan distinta ala occidental empieze a conocer el mundo y otras costumbres, en general nunca me han gustado los indigenas pero el tenia algo especial,...
21-Oct
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uy amigo eso fue una locura pero no me arrepiento todo empeso cuendo yo tenia 16 y ella 8 años Ella siempre se quedava sola en su casa. pero un dia aculquiera se presenta a mi puerta a preguntarme por mi hermanita yo le dige q no mi hermana no estava en casa lo cual ella no crello y me dijo q si la dejava entrar a mi para ver si era verdad q no estava .yo le dije esta bien pasa y verras q no estas. despues de un...
22-Jul
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[Amor Filial] Mi nombre es Yolanda. Soy la hija menor, mejor dicho, la niña mimada de una familia que podríamos llamar completa y perfecta: nuestro padre, nuestra madre, mi hermana mayor, mi hermano Alejandro y yo. La verdad es que nuestra vida se ha desarrollado entre la comodidad, el amor y la belleza. Nuestra madre es una mujer bellísima, a quien todos en la familia adoramos con locura. Mamá es un ángel del cielo, el amor puro sin cuya presencia no imaginaríamos vivir. Mi hermana mayor, Laura, es absolutamente apegada a ella, a pesar de que ahora esté viviendo en Londres. Y mi hermano Alejandro, para qué decir: su edipo es del tamaño de una catedral. Está tan atolondrado por ella que, a pesar de su hermosura que enloquece a las mujeres, no mira a ninguna... hasta hace algunos meses, como ya les contaré.
11-Jun
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Hola, soy una chica de 20 años, siempre me había sentido atraida por las mujeres pero nunca me habia atrevido ni siquiera a mencionarlo hasta que me invitaron a una fiesta de Sandra, la amiga de una amiga, llegamos a la fiesta mi amiga y yo, yo un poco cortada porque no conocia a nadie, pero nada, me presentaron a Sandra la dueña de la casa y ella enseguida comenzó a presentarme a todos los amigos, era muy maja, rubia ¡guapísima! estubimos toda la noche juntas porque mi amiga se...
08-Jan
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A pesar de tener una vida sexual excelente, no me sentia totalmente satisfecha; al comentarselos a mis amigas ellas me recomendaron que tuviera un amorio con alguien que no fuese mi marido, claro que yo le dije que no me atreveria, pero en una ocasión estando en mi casa estando sola, llegaron unos señores que queria hablarme de religión como no-tenia nada que hacer los deje pasar, uno de ellos era mayor, alto, moreno y muy serio, el otro era mas joven como de unos 19 años y muy timido...   màs...
14-May
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