Antes de todo me describiré un poco, tengo 19 años aunque suelen decirme que aparento algunos más ya que me encanta arreglarme, ponerme zapatos de tacones altísimos, y faldas muy cortitas (pero sin llegar a dar una mala imagen), en definitiva ir provocativa y sexy pero no enseñar demasiado... lo justo! Suelen decirme que soy muy sensual y mi físico exótico... yo tampoco se que opinar así que tendréis que fiaros de lo que dicen. Mi nombre es Alexa, vivo en Barcelona y hoy os contaré mis mas intimas confesiones. Esto no lo conté nunca antes, así que espero guarden bien mi secreto.
Hace tiempo que quería confensar, pero aun no me había atrevido ha hacerlo, llevo un tiempo entrando en páginas de relatos y quizás los que más me llamaron la atención son los de sexo no consentido, y chicas a las que someten en un lugar inesperado sin poder hacer nada para evitarlo, incluso aquellas a las que les azotan y humillan. No se porque pero todas estas situaciones me ponen a mil, hacen que se moje mi coñito, y me imagine yo en ese tipo de situación, se que una violación es algo muy grabe... pero me pone cachonda, no lo puedo evitar. Las palabras obscenas, humillaciones, como... “Me la vas a comer entera zorra”, o “Hoy serás mi puta”, o “Te follaré hasta partirte”, entre muchísimas otras me encienden mis instintos más perversos y siempre acabo masturbándome.
Atando cabos recuerdo que con mí última pareja yo buscaba estas situaciones, le mordía, le arañaba la espalda, y demás provocaciones, mientras follábamos para volverle violento y que me manejase... me agarra las manos y al ser un hombre musculado y grande, evitaba que pudiera seguir con mi plan inconsciente de provocarlo, pero cuando se acercaba a besarme aun con las manos agarradas y las piernas inmovilizadas, yo le mordía y cuando me soltaba las manos aprovechaba para darle alguna torta y sonreírme maliciosamente, cosa que a el no le hacia mucha gracia, por lo tanto cuando el ya no aguantaba mas, me la devolvía con fuerza dejando mi cara roja, y mi cara de perrita dolida quieta por unos momentos, pero enseguida reaccionaba y mi rebeldía volvía a dar sus frutos, hasta que él estaba tan caliente y arto de mis travesuras... que no podía mas, y comenzaba a abusar de mí... a agarrarme con fuerza, me ataba a la cama con pañuelos, y hacia de mí lo que quería.
Cuando no me dejaba hacer lo que él pretendía, me pegaba azotes en el culo, y cuando me portaba mal me los daba en la cara mientras me decía que era una puta como todas las demás, yo tenia que portarme bien, porque sino me hacia daño, así que intentaba relajarle y decirle que lo sentía, que me soltase, por favor, que no me pegase mas, ni me follase de aquella forma, pero ya era tarde... el iba ha hacer de mi lo que el quisiera y yo no podría evitarlo, al fin y al cabo yo había buscado esa situación. Me soltó las manos de la cama y me dijo que se la chupase pero yo me negué, no quería hacerlo, no después de los azotes que me había dado, así que me cogió del pelo fuertemente, me estiró y me obligo ha hacerlo, aun así yo cerraba la boca, entonces me empujo de la cama al suelo y allí estaba yo humillada, desnuda, y expuesta a el. Le mire como pidiendo que perdonase mi vida pero ya era tarde.
Me agarro de nuevo del pelo, me pellizcó con la otra mano fuertemente uno de mis pechos, seguido de un azote en el mismo y al gritar me incrusto la polla en mi boca, casi sin dejarme respirar, me la metía y sacaba como si me estuviera follando la boca, en alguna de las embestidas llegue a notar como su glande rozaba el final de mi garganta, causando en mi unas nauseas terribles, pero aun así debía seguir chupándosela, y mojándola bien para su disfrute. Cuándo ya no podía mas se corría en mi boca, y me hacia tragar todo, todo!. Cosa que yo hacia, pero claro algo de semen se escapaba por la comisura de mis labios, suficiente como para usarlo de excusa y mandarme un castigo aun peor por no haberlo hecho todo lo bien que él quería, entonces me volvía a atar, esta vez boca abajo, abría mis piernas y sin poder moverme, agarraba mis piernas, escupía en mi culo, y comenzaba a meter un dedo para abrirlo, haciendo caso omiso a mis gritos, seguía metiendo dedos, y dándome azotes, hasta que conseguía meter cuatro o quizás todos, yo creo que llegado a ese punto ya no sabía lo que me estaban metiendo en mi culito dolorido. Yo gritaba y el no dejaba de insultarme, “¿Te gusta zorra, verdad?... aaahhh”. Solo le oía gemir, entonces de repente introdujo su enorme polla en mi culo y comenzó a follarme.
Parecía que me iba a partir en dos... dios estaba siendo violada como quien dice por mi pareja (aunque debo reconocer que era algo en parte consentido, si yo hubiera dicho para, supongo que hubiera parado pero no era lo que quería), yo quería que siguiera humillándome, y usándome como las chicas de los relatos de sexo no consentido y violaciones que ya había leído. Al terminar yo quedaba tirada en la cama, con todos mi agujeros llenos de su semen, muerta de cansancio por los azotes y así me quedaba dormida hasta el día siguiente, o hasta que él me despertase de madrugada para repetir.
Ahora que ha pasado el tiempo me doy cuenta que soy una pura sumisa que me encanta que me manejen y hagan de mí de todo lo que el hombre quiere... por mas que yo sufra humillaciones o agresión física (dentro de un limite, claro esta). Desde que lo deje con mi pareja estable no he vuelto a repetir con otros chicos estas experiencias, quizás porque la timidez me puede en ese momento y al no haber confianza no me atrevo a transformarme en la putita que creo ser, por eso ahora solo puedo seguir masturbándome pensando que el día menos pensando en la esquina de un callejón oscuro, un hombre fuerte, misterioso y atractivo me agarrará fuertemente, me sorprenderá, me dirá, “Hoy vas a ser mi puta, te guste o no”... haciendo de esta agresión un placer.
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