Aún no salgo de mi asombro, y es por eso que aquí se los voy a relatar, porque lo tengo aún fresco en mi mente. Voy a presentarme, soy de la Capital Federal, Buenos Aires, Argentina, y si bien soy alto, de ojos celestes, no poseo un cuerpo atlético, pero soy delgado y estoy en excelente estado. A pesar de hacer bastantes años que uso computadoras e Internet, hasta ahora, nunca se me había dado por navegar por las páginas donde las mujeres publican avisos buscando hombres. Al hacerlo, fui descubriendo un mundo bastante original y extravagante, que a pesar de mis años no sabía de su existencia. Hay aviso de todo tipo y con ofrecimientos de los más variados.
Bueno, sucede que en una página, me encuentro con el ofrecimiento de dos mujeres que querían realizar sus fantasías con un hombre, y curioso por saber si era real o solo era una broma, les respondí. Cual no sería mi sorpresa al recibir en mi correo, a los pocos días una respuesta, en la que una dama que llamaré Esmeralda, me agradecía mi interés y me proponía el reunirnos para conocernos. Con real curiosidad, concurrí a la confitería donde me citó y para mi sorpresa me encontré con una mujer de excelente porte, educada y con muy buena conversación, de cabellos negros, y de buen trato, relativamente joven, con unos labios sensuales y con unas tetas espectaculares y cuando nos fuimos, ya que al llegar ella ya estaba sentada y no pude verla, con un culo para el infarto.
Conversamos amablemente y con total franqueza y me contó que ella era casada, con dos hijos, pero separada desde hace dos años de su esposo y que junto con una amiga suya, también casada, pero no separada, tenían la fantasía de acostarse con un hombre y sobre la marcha ver que pasaba. Viéndola a los ojos, cuando podía, ya que sus tetas me encandilaban, comprendí que lo que proponía podía ser interesante, así que combinamos para organizar una reunión los tres.
Al día siguiente me envío un correo diciéndome que su amiga estaba de acuerdo y que cuando podíamos encontrarnos. Yo mientras tanto, había consultado a varios amigos sobre direcciones de departamentos por hora para llevarlas, porque a pesar de todo el modernismo vigente, no hay muchos hoteles por hora que dejen entrar de a tres, o sino te cobran una tarifa extra que no quería pagar. Conseguí el teléfono de uno de esos lugares y lo reservé para el día siguiente por dos horas, a partir de las 14,30 que era el horario en que ambas podían estar, y no más de ese tiempo, por sus obligaciones en sus casas.
Esa noche, realmente tuve un sueño intranquilo, soñé con lo que podría pasar, y luego las dos señoras, me confesaron que ellas también pasaron la noche intranquilas, por ser su primera vez que lo hacían.
Yo por mi parte, arreglé en mi oficina lo necesario para retirarme a las 14,00 y partí para el encuentro. Ni que decir que mis ratones estaban a full, imaginando el desarrollo de lo que vendría, y relacionándolo con lo que había visto en alguna películas porno, donde dos lesbianas se matan a chupones y restregándose el sexo, mientras un hombre las penetra. Mi paquete a todo esto, tenía un tamaño que hasta a mí me asombraba, deseando guerra ya, y pensé, menos mal que voy en mi auto, porque sino todo el mundo se daría cuenta de lo excitado que estaba.
Cual sería mi impresión, al llegar y encontrarme además de Esmeralda a su amiga, a quién llamaré Rubí, la que era una rubia de 1.60 mts. de estatura, con una figura estilizada, unas tetas armoniosas y un culito paradito y provocador En el departamento tomamos un café, para entrar en clima conversamos un rato y nos fuimos para el dormitorio, donde nos comenzamos a besar y a toquetear, notando que las dos parecían sedientas de placer, por como se apretaban y me agarraban el paquete, el que desde que las vi. Había seguido creciendo.
Aquí debo decir, a diferencia de muchos relatos que ustedes habrán leído, que no me considero un superdotado, tengo un miembro regular, gordito y nada más, por lo que no me considero un supermacho.
A continuación nos desvestirnos y empecé a meter manos, ya Esmeralda se notaba bastante mojada en su concha, la que tenía depilada y arregladita, y me pegó un beso de lengua que casi me hace desmayar. Mientras Rubí que nos miraba y se desvestía, al quedar en corpiño y tanguita, se nos unió y comenzamos a toquetearnos por todas partes. Ya en la cama, mientras yo le besaba los pezones a Esmeralda, Rubí comenzó a acariciarme el pene y los huevos, con una delicadeza que me hacía estremecer, al bajar de los pezones hacia la conchita, Rubí empezó a chuparle los pezones que yo había dejado ya paraditos a Esmeralda, mientras que yo chupándole la concha a Esmeralda, con mi mano, le introducía, primero uno y luego dos dedos en la conchita a Rubí, la que para mi sorpresa, era bastante pequeña y estrecha, pero muy jugosa, ya que las dos estaban destilando sus jugos.
A todo eso, Esmeralda me hizo poner boca arriba en la cama, y ella se sentó arriba mío, empezando a hacerse una paja con mi pene refregándola contra su clítoris, gozando como una loca y sintiendo yo en ese momento, el calor que su sexo desprendía, me cabalgaba con un movimiento suave y acompasado que puso más aún tieso mi miembro, mientras su amiga, seguía chupando sus pechos y con una mano me acariciaba los huevos.
Luego de un rato de esta operación, me dijo corazón, ponte un forrito, que quiero sentirte todo dentro mío, una vez colocado el forro, como estaba tan caliente, se sentó sobre mi pene y se la enterró toda, cerrando los ojos y gimiendo de placer. Ni que decir que después de mucho gozar, los dos estallamos en un orgasmo de película, mientras Rubí, también acababa por que yo había estado haciéndole una fenomenal paja, a su pedido, para poder acabar los tres. Nos quedamos en esa posición por un rato, ya que yo por ser tanta la emoción, tenía el pene otra vez parado como nunca, y mis dedos seguían jugueteando con la conchita de Rubí, que se vino otra vez y grito de placer al hacerlo, dándome un beso de lengua, que me llegó hasta el fondo de mi garganta.
Descansamos un rato, hablando de lo hermoso que había sido y yo, vuelvo a reiterar, como nunca, volví a estar al palo, por lo que mientras charlábamos los tres en la cama, comencé a jugar con los dedos de mi pié en la conchita de Rubí a quien tenía enfrente, a lo que ella comenzó a acariciarme el pene y yo le pedí que me lo besara a lo que accedió gustosa, dándome una lección de cómo te deben mamar bien el miembro.
Se la introducía en su boquita y luego con la lengua recorría todo el largo del mástil, hasta mis huevos, haciéndome temblar de placer.
Mientras yo con mis dedos traviesos acariciaba el sexo de Esmeralda, la que tuvo una acabada de aquellas, no dejándome parar hasta que sintió el último ramalazo de su orgasmo, que la hizo gritar bastante. Simultáneamente, Rubí se subió sobre mí y se empaló con mi pene, y mientras me cabalgaba me decía, después te quiero arriba mío, para que me la entierres hasta el fondo, dicho lo cual me le subí y comencé a darle bomba, mientras mi dedito inquieto se escapaba hasta su culo y poco a poco con los mismos jugos de Rubí se lo iba lubricando. Cuidado, me dijo, hace mucho que no me lo hacen por allí, ve despacito.
Cuando acabamos los dos, en un momento sublime, ya que a diferencia de Esmeralda, la conchita de Rubí era más pequeña y me apretaba mi miembro, lo que me produjo un placer adicional, la día vuelta y una vez en cuatro, volví a lubricarle su culito, comencé la penetración, con bastante cuidado hasta pasar la cabeza, una vez adentro, ella me pidió, métemela toda, que te quiero gozar también por allí, a lo que empuje y se la metí hasta el fondo. Mientras yo estaba compenetrado en lo mío con Rubí, Esmeralda la estaba haciendo gozar al chuparle las tetas, y al ratito, era Rubí, la que desde su posición de cuatro, se las chupaba a ella.
Como se imaginarán, a estas alturas estábamos los tres bastantes agotados, pero al ratito, comencé a comerle la conchita a Rubí, la que me apretó mi cabeza contra su sexo, diciéndome, sigue, papito..., no te detengas, que ya me vengo y efectivamente, sus jugos vaginales explotaron en mi boca, lo que me produjo el deseo de también comerle la concha a Esmeralda, a lo que empecé a trabajarla con mi lengua y con mis dedos, sintiendo que ella tenía una sucesión de pequeños orgasmos, que desembocaron en uno enorme, el que sentí en mi boca, ya que ella me apretó en su placer, mi cara contra su sexo, por lo que también saboreé sus jugos.
Como con tanto chupar las conchitas, a mí se me había vuelto a parar mi pene, Rubí me pidió, y a mi me pareció como en un sueño, que al mejor estilo de película porno, me hiciera una paja y les acabara a las dos en sus tetas, a lo que accedí y al acabar, las dos golosas se chuparon su cuerpo glotonamente, para comerse mi leche, exclamando las dos al unísono,nos has dado casi un litro de tu leche, amor. Los tres quedamos rendidos y extenuados, y yo creía estar en el séptimo cielo, ya que ni por asombro, me había imaginado tener una sesión de sexo de esas características, y menos con dos mujeres bisexuales, pero que aprecian las bondades de una buena pija dentro de ellas.
Luego de toquetearnos un rato más, y ya con el tiempo cumplido, nos duchamos los tres, aprovechando esa vez, para seguir acariciándonos mutuamente, con mi mástil en la puerta de cada conchita, nos vestimos, tomamos un café y quedamos en repetir en pocos días una sesión similar para disfrute de nuestros respectivos sexos.
Es por ello, que aún no repuesto del todo, quise dejar por escrito esta experiencia y contárselas a ustedes, ya que yo no salgo de mi asombro, porque si bien ellas tenían su fantasía, yo ni en mi mejor sueño hubiera imaginado poder realizar lo que realice con estas dos dulces mujeres, sin haberlo planeado ni preparado, y con tanto placer, que al momento de escribirlo, me recorre el cuerpo una serie de sensaciones y sabores que me hacen recordar los momentos vividos.
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