Hola
Me llamo Esteban, tengo 18 años, soy alto, en forma y de cabello oscuro.
Vivo en un edificio de 6 pisos en el que la única dama interesante sexualmente (Si es que se le puede decir dama a esa zorra) es mi vecina de dos pisos arriba llamada Carla. Al principio todo era normal ella salía de su casa y algunas veces cruzábamos miradas y nos saludábamos ya que nos conocíamos desde hace un buen tiempo, siempre iba bien vestida con muchos adornos, blusas escotadas, tacones y pantalones que le marcaran el culo, se notaba que le gusta ser provocativa y captar miradas, ella tiene 36 años y aunque para algunos 36 no sea una madura para mi, un joven de 18 años en esa mujer veía la voz de la experiencia para todo lo que se tratase de buen sexo.
Carla tiene pelo negro teñido de rubio y ojos cafés es una mujer mediana, robusta pero no gorda, con una cintura excelente, un par de tetas operadas deliciosas y un culo espectacular, tiene una hija pequeña que no vive con ella ya que está en otro país con su padre.
Del tiempo que llevo viviendo con ella nunca pensé que llegaríamos a tener un encuentro de tipo sexual pero a medida que fui madurando empecé a sentirme atraído por ella y ella por mi ya que cuando nos conocíamos yo tenía 14 años.
Mi primera aproximación a Carla fue una ocasión que salí al gimnasio ya que íbamos al mismo cerca a la casa, ese día el gimnasio estaba solo y era por la mañana. Ella quería bajar de peso ya que se sentía gorda y yo para mantenerme en forma, nos pusimos a charlar en la caminadora empecé a hablar con ella mas que todo de mi, de mi universidad, y del gimnasio, le pregunté que rutina iba a realizar y ella dijo que pierna (como la mayoría de las mujeres) así que yo por la calentura decidí seguirla en los ejercicios y ella no se molestó, cuando empezó a hacer las sentadillas yo desde atrás le miraba el culo y ella se hacía la desentendida pero yo notaba que en realidad se daba cuenta por el espejo.
Me pidió que le ayudara a colocar unas pesas y yo andaba detrás de ella como perro fiel que me tenía siguiéndola, entonces se agachó restregándome su culo por toda la verga y lanzándome una mirada picarona riéndose y pidiéndome disculpas sabiendo que yo le seguiría el juego. Cuando se volvió a colocar en la maquina de sentadillas me dijo que le ayudara y yo me hice detrás de ella mientras en cada subida y bajada me seguía frotando su culo sin dejar de lado su papel de chica de gimnasio.
En esas empecé lentamente a tocarle una pierna y ella seguía subiendo y bajando conmigo detrás, seguí subiendo mi mano hasta alcanzar su coño y empecé a frotarlo por encima de sus leggins y ella pegaba mas su culo y se mordía los labios hasta que de tanto frotarle su coño se empezó a mojar y se iba formando una mancha en su pantalón como si la muy perra se hubiera orinado encima. De un momento a otro oímos que bajaba el único entrenador que había
Así que me quité, pero el pantalón de carla nos delataba y encima el nerviosismo lo empeoraba ya que estábamos en un momento con las pulsaciones al cien, sin embargo el entrenador siguió de largo y decidimos ir a un sitio mas privado. Entonces le pedí al entrenador las llaves del sauna mientras carla subía sin que la vieran, cuando me dio las llaves subí y ella ya estaba en la puerta. La muy zorra sabía que era yo y se había quitado su camiseta y su brasier dejando ver sus tetas en pleno pasillo sin miedo de que pudiera ser alguien mas. Ese par de tetas eran perfectas, como dos esferas grandes y firmes con pezones oscuros y puntiagudos. Entramos, pusimos llave, encendimos el sauna y en medio del calor ella se terminó de desnudar primero y yo me quité la camiseta así que quedé solo con la pantaloneta y los zapatos, se sentó en la banca y abrió sus piernas dejando sus pies de punta y mostrando su coño en todo su esplendor en una pose muy sensual yo me arrodillé y se le empecé a dar sexo oral sin que dijera una sola palabra, ella empezó a gemir, le chupe su coño por unos minutos lamiendo los bordes de su vagina y su clítoris. hasta que no pudo mas y se corrió dejando empapado el sitio donde estaba sentada y mi cara. Le dije que era una zorra sucia y eso la excitaba más, empecé a lamerle los pezones mientras nos intercambiábamos besos por todas partes, nos besábamos la boca mientras yo seguía tocándole el coño y le metía el dedo en el ano suavemente. Entonces cambiamos de posición y ella decidió mamármela, se arrodilló con las piernas abiertas y los pies juntos y yo me senté en la banca y me quité lo que aún me quedaba puesto ella procedió a engullirse mi polla, ahí dejó ver toda su experiencia dándome una mamada de ensueño, sabía usar la lengua y yo mientras tanto le tocaba el coño y los pezones hasta que me vine en su boca y ella se lo tragó todo sin rechistar luego nos dimos un beso antes de salir casi deshidratados del sauna.
Nos cambiamos rápido sin embargo ella no encontraba su brasier por ningún lado, decía que lo había dejado en el baño pero ya no estaba, además su pantalón seguía mojado, le dije que eso le pasaba por ser una perrita calentona así que hizo una risita y dijo que no importaba, se puso su pantalón mojado pero esta vez sin bragas ya que estas me las dio a mi.
Ya habían unas cinco personas en el gimnasio tal vez alguno había tomado el brasier de Carla. Salimos juntos, ella orgullosa con su coño empapado y con su camiseta blanca casi transparente por el sudor que le dejaba ver sus tetas debido a que no llevaba ropa interior en lo absoluto, se llevó varias miradas en el gimnasio y en la calle debido a que se veía como una puta desfilando de ese modo y yo mientras tanto estaba excitado por esa escena y por las aventuras que tendríamos en la casa de ella cuando llegáramos.
Al llegar a casa subimos a su departamento, yo nunca había entrado y estaba muy bien decorado ya que Carla ganaba bien en su trabajo empezamos a hablar ya con mas confianza, era una mujer independiente, habló de su novio con el que duró poco y con el que dice que no llegó nunca a disfrutar el sexo como lo disfrutó este día, le parecía monótono y solo se vieron por un mes ya que a ella le gustaba que la llevaran al límite y el no la excitaba mucho.
Le parecía que yo le traía aires de juventud y según dice no había tenido sexo en muchos meses así que hoy daría lo mejor de ella.
Me dijo que la esperara en la sala y se encerró en su cuarto, cuando me llamó entré ansioso por ver lo que me esperaba y no me decepcionó, estaba encima de su cama totalmente desnuda se había enjuagado en aceite y estaba de rodillas con la cara contra el colchón, con una mano estaba masturbándose con un vibrador y en la otra tenía la botella de aceite que me dijo que me echara, me paré frente a ella y me empecé a enjuagar en aceite mientras ella me veía y apretaba mas fuerte el vibrador contra su coño gimiendo de placer. Una vez que estuve listo ella apagó el vibrador y yo me dirigí a darle besos y mordiscos a ese par de nalgas que habían sido mi anhelo por varios años le empecé a lamer el ano y ella estaba loca de placer me dijo que hace muchos años no había tenido sexo anal como insinuándome que se lo hiciera por atrás a pesar de que yo no le iba a decir nada de que tuviéramos ya que pensé que se negaría.
Al principio fue difícil meter mi polla, me toco dilatarle el ano con los dedos y la lengua, me dijo que se lo había limpiado en la ducha mientras yo estaba en la sala y se notaba ya que estaba limpio aunque soltaba algunos gases pero no me importaba, esa mujer me excitaba como ninguna y yo no le iba a negar nada de lo que me pidiera. Cuando por fin entró Carla gimió muy fuerte contra la almohada y se le veían las lagrimas, sin embargo seguía con la misma disposición, levanto su cabeza, se puso en cuatro levantó mas su culo y mientras las lagrimas de dolor y placer se le escurrían por los pechos procedí a encularla como debía tomándole el pelo como a una yegua siendo domada mientras ella gritaba de placer, aguanté hasta que llegamos juntos al orgasmo.
Nos quedamos en la cama un rato besándonos, jugueteando y tocándonos como una pareja en sus mejores días aunque solo llevábamos un día de haber tenido sexo, pero que día.
mas tarde decidí irme ella se puso su bata y me acompañó hasta la puerta, nos despedimos de un beso y desde ese día nos miramos muy diferente cuando nos encontramos y si que tenemos aventuras.
ESantana
Si les gustó la historia por favor escríbanme sus recomendaciones, seguiré subiendo mas de carla y yo o si quieren de otro genero
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