Les contaré, que me puse en contacto con un conocido de un amigo mio que tiene un pequeño estudio de grabación. Me pidió que le facilite mi número de fono, así se comunicaría conmigo.
Este muchacho se comunicó conmigo el jueves y después del laburo me fui a la casa, donde él vive.
Una casa vieja, muy bien reformada con una tremenda sala llena de aparatos de sonidos.
Me contó que anteriormente trabajaba con Santiago, (un amigo en común) pero que no le gustaba hacer ediciones de música que no era de su gusto que además tenía esos equipos más por gusto que por razones comerciales o profesionales. Había corrido mucho riesgo si empleaba más estas cosas por razones de satisfacer intereses no deseados por él.
Conoce a Santiago hace más de 10 años, los une una amistad de sexo obviamente.
Ariel tiene 32 años, es bisexual, regordete algo más bajo que yo, peladito de cabello, usa barba bien recortada, bastante peludo, un miembro corto y gordo, más ancho en su parte inferior.
Bien ubicado, medido en sus palabras, culto y muy servicial. Me enseño muchas cosas del arsenal de sus ?maquinas? no podía ayudarme en mi búsqueda de grabar algo, porque no cuenta con esos equipos.
Santiago le contó que yo soy "virgen analmente", que sólo tuve pocas penetraciones, que yo le encantaba como hombre y como amante. Que en la cama soy un señor y al mismo tiempo un salvaje para desarrollar el sexo entre varones.
Sé, que me tomó Santiago como una pareja posible (lo sé por Pablo, el asistente) que le caigo muy bien a Santiago y que nunca tuvo sexo con una colita tan cerradita como la mía. ????????? (Estas son cosas de Santiago, seguramente).
Y bien, Ariel había escuchado bastante sobre mí, y yo no sabía si Ariel es pasivo o activo.
Me invito a tener sexo aquí y ahora, le dije que sí. Me pareció agradable además sería bueno tener nuevamente sexo y sentirme relajado.
El sexo anal es muy energizante y además es un anti-stress, lo que yo más deseaba era calmarme. Ya que seria la primera vez con Ariel, que tenia un buen socotroco. Caí esa tarde como un paracaidista y aposte a ver que pasaba entre ambos.
Apostaba, a saber si eso era cierto de lo que dicen sobre el sexo-anal. Además no tenía nada que perder esa tarde.
Me invito a pasar al baño, bañándonos juntos. Me enjuagó la cola con bastante jabón. Me dijo que le gustaba mi color de piel (estoy un poco bronceado) que era un divino de tipo y etc. etc. etc.
Antes de salir del baño, se arrodilló y comenzó a chupar mi miembro, poniéndomelo duro rápidamente. Suave y profundamente, iba y venía con su boca y su lengua sobre mi glande. Comenzó a besarme gran parte del cuerpo, de mi cuello, me mordisqueaba las tetillas, me amasaba la cola con sus dos manos.
Casi, empujándome, pero muy sutilmente, me llevó a su habitación, me hizo poner en cuatro en la cama, exponiéndole mi grupa anal, así comenzó a hacerme un rimmig, que yo tocaba el cielo con las manos.
Estuvo 20 minutos haciéndome eso (el reloj despertador sobre su mesita de luz me decía el tic tac de esos 20 minutos) después me hizo dar vuelta, tirándose arriba mío, comenzó a besarme más el cuerpo, las tetillas, la cara, el cuello, se animó a besarme la boca. Le respondí casi sorprendido. Mi lengua con la suya, jugueteaban, enredándose en nuestras bocas. Suaves, húmedas y aterciopeladas y un gusto a fresco me invadió.
Mi espalda se invadió de un torrente de placer que me deje llevar por sus besos y sus manos, no dejaban de acaríciame la cintura y parte de la espalda.
Nos acomodamos para un 69, su boca jugaba muy bien con mi miembro, después de un buen rato de esta pose, me levante y comencé a chuparlo haciéndome ayudar por mis manos, como haciéndole una paja, sacando afuera mi boca para lambetear su pene con mi lengua ávida para su placer, y vuelta a poner en mi boca cubriendo su pene y Ariel con movimientos coitales hundía hacia adentro de mi boca su choto erecto y grueso.
No soy muy amante del sexo oral entre varones, pero me anime a hacerlo para apurar que Ariel me penetre y sentirme más completito en el sexo con Ariel.
Sobre esa mesita de luz, tenía un gel lubricante que comenzó a hurgar sobre mi entrada anal.
Prosiguió felàndome el pene mientras me levantaba las piernas para ponérsela a sus hombros, mientras que dos de sus dedos penetraban mi ano, lubricándome y dilatándome la abertura anal.
Siempre fue suave y penetrante, tan suave que no se apreciaba su penetración con sus dedos, pero sí, mi cuerpo estaba a punto de estallar por esas cosquillas que de sus dedos recibía.
Mi cola (mi agüjerito) sentía un frescor de sensaciones raras, pero me gustaba esa sensación, suave y cosquillantes a la vez.
Estuvo bueno ese encuentro con sus dedos, me hizo bien, ya que empecé a buscar con mis movimientos de caderas, que meta más adentro sus dedos pero no nos entendíamos bien, hasta que me hizo dar vuelta en forma de cucharita, y él desde atrás comenzó a intentar ubicar su pene sobre la entradita anal. Yo ya sabía que la iba a pasar muy bien, su delicadeza era estupenda.
Yo tome su miembro, ubicándome la cabeza sobre la puertita, para mayor seguridad de ser bien penetrado y evitar algún dolor y no tener complicaciones en la penetración.
Su miembro duró se ubicó a fondo de inmediato, se inmovilizó unos instantes.
Me preguntó si no me dolía
- No. Le dije que estaba bien de ese modo tratado y penetrado.
? Te gusta así. Preguntó Ariel.
- Si claro. Me gusta como lo haces. Le respondí yo.
- Me gusta tu culito. Dijo muy suavemente.
- Me encanta como lo deseas. Me gustaría hacerlo siempre con vos. Le dije yo. Tratando de que compre.
Comenzó a moverse de adentro hacia afuera, muy despacito, despacito, suavemente, casi imperceptiblemente. Luego sus envistes se hicieron muy rápidos y fuertes. Los dos estábamos en la posición de ?cucharita?, yo delante de él con su miembro perforando mi alma y sintiendo un placer de dioses.
Hacia varios meses que no sentía tantas cosquillas en mí ser, desde la última vez que me vi con Santiago (mi amante) que quien me trata muy bien en la cama.
Me gustaba ?hacer el amor? con Ariel. Conocí a un ?BOMBERO? que me trataba como a un dios, por su forma muy servicial y más que nada, me hizo sentir muy ?frágil? y deseoso de explorar más y más con Ariel.
Me hizo sentíir divino, lapso, como una corriente de paz en mi interior que me invadió. También él me atraía y esperaba como una revelación de este encuentro.
Después me hizo girar boca abajo y él arriba mío y me empezó a empalar con todas sus garras sin sacar su corto y ancho pene, me llenò el canal rectal de su leche caliente y pegajosa.
Sintiendo en el interior del recto, como un terciopelo y aún poniéndose más cosquillante mi interior anal, por el contenido líquido que me inundó. Ahora comenzaba a sentir su grueso pene, flácido, como si tuviese un globo desinflándose dentro de la vía rectal.
Sentía en mi cuerpo, interiormente un espasmo tras otro, su miembro iba y venía por el conducto rectal, acompasando un ritmo rápido y muy movedizo. Las cosquillas por las vías traseras, eran infernales y no podía parar de sentir orgasmos tras otros orgasmos anales. Me pareció tener orgasmos anales, como la primera vez, eso dictaba mi cabeza cuando sentí ese placer ano-rectal.
Su miembro nunca se retiró de mi conducto rectal, después de terminar, prosiguió cogiéndome y penetrándome a fondo y como intentado en volver a acabar por segunda vez. Esto, me puso muy lapso, casi como dormitando, sintiendo unas caricias extras o masajes dentro mío, que me pondría mimoso si tuviese más confianza con Ariel.
Recuerdo que cuando la retiró, aún su miembro duro, jugoso y húmedo, le dije:
- Como, ya la sacas.
- Si, si ya te terminé hace un rato. Vayamos a bañarnos, después seguimos, si queres más. Dijo Ariel.
No fuimos a bañar juntos, prodigándome palabras de dulzura y todas esas cosas de amor y sexo que suelen decirse.
Lo que más dijo, que tengo un ortito muy cerradito, y preguntaba si realmente tenía sexo con Santiago.
Obvio, le aseguré que sí, pero no tenía sexo anal tan seguido como realmente podría tener.
Después del baño, me puso gel lubricante en el ano-recto, y me coloco una clavija, (un juguete sexual) para dilatar más mi agüjerito dejandome adentro y que después me iba a coger nuevamente. La propuesta me pareció atinada y me quede con ese chiche introducido gustosamente.
Comenzamos a charlar de cosas, pero lo que más le interesaba saber era sobre mi bisexualidad y como lo sobrellevaba.
Nada, siempre me gustaron las chicas, pero fui iniciado de chico como pasivo, al poco tiempo me empezó a gustar, pero más que nada deseaba saber más sobre este tema. El sexo siempre me interesó, por eso a los 19 años, comencé a participar en reuniones de sexo tantrico, allí me empape del temas y a participar de reuniones en grupos de diversas orientaciones sexuales. Entre los varones, yo era el más pendejo.
Cuentan que yo era la frutillita del postre, ya que la mayoría de los participantes tenían más de 45 años, (entre varones y mujeres) excepto algunas mujeres que contaban los 27 y 34 años. Y bla, bla, bla.
Me preguntó que esperaba de tener sexo con hombres, cuáles eran mis metas sexuales, si tenia fantasías, cuales me gustaría cumplir y esas cosas, más para su morbo o para su interés personal.
Le conté casi todo sobre mis perpectivas de seguir teniendo sexo con varones y seguir experimentando mi pasividad. Además tenia muchas fantasías de tener sexo entre dos o tres tipos juntos, sólo sexo individualmente con ellos o grupal.
Sexualmente espero divertirme y cumplir algunas fantasías más, como por ejemplo tríos o grupos o ser penetrado por una mujer con algún aparatito. Y esto último, es más urgente de que otras fantasías. También me gustaría tener una amiga que sea ?PATA? y participar en encuentros Swinger. Esas son más o menos mis metas de búsqueda en lo sexual.
Ariel me empezó a contar de sus participaciones en yoga y en sexo tantrico y recuerdo que me dijo algo que ya había olvidado, sobre la posición de eliminar nuestros propios desechos fecales. Además de los beneficios del sexo anal sobre nuestra conducta ante el STRESS.
Me recordó también que ayuda a mantener la piel tersa y sin arrugas y el pelo y los ojos más brillantes. Aunque eso no era mi preocupación.
El sexo anal relaja, reduce el estrés y varios músculos del cuerpo y posee un efecto tranquilizador que dura, incluso, varios días.
Es un antídoto contra el dolor. Sí, a pesar de lo que creas. El sexo anal conjura y calma los llamados dolores tensiónales (cefaleas, calambres, espasmos del aparato digestivo, estreñimiento, dolores musculares y molestias del síndrome premenstrual). (Estas más o menos, fueron sus palabras). Lo que apostaba saber si era realmente cierto este tema???
Y si, puedo dar fe, ya que fui a trabajar totalmente relajado, había dormido muy bien (como un bebe) como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Además me sentía con una paz interior que duro varios dias, pero demás está decir que estuve con Ariel u fin de semana por la tarde hasta la madrugada del domingo. Obvio, fue todo sexo.
Las cosas no terminaron allí. Recuerdan que me puso una clavija dentro del recto para dilatar el ano???
Bueno, la charla era muy rica, pero el sexo le hurgué más a él que a mí. Su pene erecto estaba en pie de guerra nuevamente. Fuimos al baño los dos nuevamente, me saco la clavija, pero se puso a jugar un poquito introduciéndomela y sacándomela la clavija. Eso para mí es un placer sublime, sólo por eso me encanta que me penetren Ad Retro.
Después sacó un par de fotos y me mostro como ?mi culito? se había abierto como una moneda de $1, sacó tres o cuatro fotos así y también dos o tres, con el agüjerito cerrándose, notándose como un embudito se formaba antes de cerrarse.
Esas fotos me gustaron, me motivaron, o me dieron un poco de morbo o algo así, más que por la novedad de tener un ?BOMBERO? a mi disposición y con características muy favorables para mí. Después de sacarme las fotos, y antes de que el ano se cierre del todo, me aplicó un enema con leche y miel, que ya había preparado mientras charlamos un poco.
- Es para ensanchar y limpiar todo el canal rectal. Por deseo probar otras cosas con vos. Dijo Ariel.
- Cuál es el beneficio de esto. Le pregunté yo.
- Tenes el orto muy cerrado y muy estrecho. Deseo penetrarte por el culo más ensanchado, más aterciopelado. Además no deseo producir alguna rasgadura en el conducto rectal.
- Ahhhhhh, entiendo. Le contestè yo.
Me colocó el enema y en dos o tres minutos evacué el contenido líquido. Ariel miraba y esperaba mientras yo evacuando, despedía la materia, y de ese modo limpiaba el resto rectal. NO me hizo sentar sobre el inodoro, sino que más bien me hizo poner en cuclillas sobre el inodoro, de ese modo se puede evacuar más mas cantidad de materia y además es beneficiosa para la buena digestión ya que es bastante malo contener tanta materia sin beneficio alguno. Comentaba Ariel.
Esta es la posición adecuada para la evacuación, resolviendo varios problemas digestivos (estomacales, intestinales, de colon, de piel, de estreñimiento, hemorroides, etc.) Hace bajar la panza con una dieta de verduras y frutas. Esto me lo enseñaron cuando practicaba tantra
Bien, siguiendo con el relato, les decía que me colocó el enema y luego espero que evacuara toda la leche y la miel que me inyectó. Me hizo poner en la bañera y allí me introdujo una manguera para eliminar los restos de leche y miel, posteriormente me llevó a su dormitorio y comenzó a buscarme con su boca por toda mi piel. Cuando su lengua llegó a la mía, sólo nuestras puntas se esgrimieron.
Ambos con las bocas abiertas, frente a frente, y aún estábamos parados frente a la cama, éramos unos verdaderos espadachines con nuestras lenguas. Luego me dio vuelta, yo dándole la espalda a Ariel, besuqueaba mi cuello, también el pabellón de mi oreja, suavemente, entre el cuello y la oreja era un juego de placer tocándome zonas erógenas de mi agrado.
Su pija, se deslizaba por la raja de mi culo. La sentía totalmente dura, mientras intentaba ?como penétrame?, pero sin lograrlo. Sólo producía a modo de intento, pero aparentemente el miembro encontró el camino y se introdujo dentro del canal y casi a fondo, pero aún tenia sorpresa en esa introducción.
Con movimientos sutilmente introductorios, la ponía a fondo y la retiraba toda. Una y otra vez producía eso.
Mi posición favorita, tanto para penetrar y ser penetrado, es sentarme arriba de mi compañero sexual!!! Pero lo que más placer me da, es este tipo de juego, sólo alojándome un trozo de pene (o sòlo el glande) y volverlo a retirar. Y una y otra vez. Lo que yo llamo sexo anal, y para diferenciarlo del sexo rectal, es cuando el pene entra todo a fondo por la via rectal
Casi ni me importa la penetración completa, si me hacen este tipo de jueguito anal. (Para mí este es el verdadero coito anal, ya que el coito completo, es más bien rectal).
Después me dijo que fuera a la cama y me acueste boca arriba y levantándome las piernas, las colocó sobre sus hombros.
- Esta es mi posición favorita. Te gusta así. Preguntó Ariel.
- Si, si. Me encanta así. (???) Le dije yo.
- Tenes ahora el ?culito? más grande y más suave. Te voy a coger a mi gusto. Decía Ariel.
- Ahhhh, si me gusta cómo se siente tu poronga adentro de mi ojete. Contestaba yo.
- Te gusta. Susurraba Ariel cerca de mi oído. Mientras de vez en cuando, su lengua buscaba mi boca.
- Si. Me gusta un montón. Contesté yo.
- Ahora te voy a coger siempre yo. Dame ese ortito de doble fax que tenes. Susurraba en mi oído.
Mientras el traqueteo sexual se hizo cada vez más vorax y feroz, yo estaba como ido, sentía dentro de mi recto todo el grosor de su pene empalándome como un toro furioso y sus huevos golpeándome la entrada anal.
Estaba sacado, rabioso, furioso, algo agresivo tal vez, y no paraba de machacarme adentro mío. Su cuerpo empezó a sudar, su miembro parecía crecer más y más en mi interior, sentía todo eso, todo su grosor y sobre todo, su base del miembro que era más gruesa, y sin mentir, era como quisiera meter sus pelos pubianos dentro de mi ano y yo podía sentir ese cosquilleo, y además me agradaba ese galope furioso que me propinaba.
Siempre con palabras suaves y con besos de lengua me cogía así. Automáticamente, si, parar, sin cambiar de ritmo, me propino unos cuantos orgasmos anales sin esperarlos. (Mientras practicaba sexo tantrico, aprendi a gozar así).
Paraba un poquito, sólo para acomodarse mis piernas sobre sus hombros, cuando paró, me dijo que me arrodillé sobre el suelo y que acueste mi cuerpo sobre la cama. O sea, estaba en cuatro, pero con el cuerpo con apoyo sobre la cama. Esto no hizo cambiar el aire un poco, pero prosiguió cogiéndome desde atrás, pero él sólo estaba parado, jugaba con sus dedos produciéndome más cosquillas en mi puertita trasera y con su pene lo introducía y lo sacaba y seguía probando con sus dedos la abertura anal que tenía en ese momento.
- Me pusiste loquito. Tenes un ortito eléctrico.
- Vos no tenes una pija, más bien sos un ?toro embravecido?.
- Jajaja, te agrada ?el torito?.
- Sí, claro, me encanta que seas todo un toro.
Estando Ariel de pie, detrás de mí, como un sube y baja me introducía su pijòn.
La pared del fondo rectal sentía unas cosquillas extras, ya que con su pene rozaba o tocaba el fondo rectal. Después se arrodilló y empezó a moverse ferozmente, y de ese modo se hundía adentro mío como intentando clavarme su pene en mis entrañas. El borde de la cama me dejaba casi anulado de moverme, pero me gustaba lo que este chabón me hacía.
Mis esfínteres comenzaron a apretar su grueso pene mientras Ariel me embestia a fondo, cuando yo podía apretar con mis esfínteres, lograba sentir más el grosor de su miembro, rozandiome su pija mejor mi anillo anal. Su miembro rozaba muy justo, mientras me empalaba yo apretaba más su introducción dentro mío, algo así como frunciendo mis esfínteres, pero yo sentía más gruesa su pija. Esto, lo enloqueció a Ariel, sintiendo más justo el apriete anal.
Sus chorros caliente llegó fuertemente, golpeando mis paredes rectales y no paró de cogerme hasta que sus piernas no soportaron más, pero cuando sentía mis orgasmos anales, proseguía con el vaivén sexual con profundidad. Mi recto estaba húmedo, chorreante y muy sensible a todos tipos de toqueteos o de penetraciones superficiales o profundas. Realmente me gusto estar cogiendo esa tarde con Ariel
Sentí ganas de tocarme con mis dedos la entrada anal, trate de separar un poco más mis glúteos sintiendo todo el chorreo de su leche alrededor de mi ano y de su pija que aún se introducía fuertemente dentro de mí.
Tocaba de ese modo su miembro humedecido por la contienda sexual y en el vaivén sexual pude meterme un par de mis dedos adentro del agüjerito, sintiendo adentro como un terciopelo húmedo, suave y calentito, yo mismo me producía otro tipo de placer que siento cuando toco en plena relación sexual los genitales cogiendo.
Me gusta sentir mi ano cogido, antes y después de la contienda sexual, palpándolo con mis propias manos o dedos. Me gusta sentir su abertura relativa, y las cosquillitas que me produce tocarme con mis propias manos o dedos. Estubimos un rato largo de relax, hata que nos fuimos a bañar, me invito para visitarlo cuado quiera.
Aquellos que desean comunicarse conmigo pueden hacerlo a mi mail:
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