Tentada por mi sobrino que esta bueno para follar
Autor: AngelicaAceves | 03-Feb
Soy tania casada y con dos hijos una de 4 y mi hijastro de 15 que en eses tiempo todavia vivia con su madre y esto me paso en el 2012 en ese entonces no estaba casada tengo(35 años)vivo en Guadalajara ademas de mi trabajo de profesora(antes trabajaba de oficinista)imparto clases de zumba por lo que tengo un buen cuerpo como pueden observar, y tengo un amigo. Un buen amigo, escritor de relatos, Abe21. Ya habrán leído varios relatos suyos, en los que yo era la protagonista, o al menos, la inspiradora. Relatos fruto de nuestros ?roleos?, de nuestras charlas, y , sobre todo, de su imaginativa mente.
Entre él y yo no sólo hablamos de sexo. Poco a poco creo que hemos hecho buenas charlas y además ha nacido cierta amistad. Al menos el grado que es posible tener con alguien que no conozco en persona y que vive tan lejos de mí. Nos contamos cosas de nuestra vida, nos contamos problemas, y hasta nos aconsejamos el uno al otro.
Antes de las pasadas navidades, le comenté que estaba contenta porque mi familia iba a venir desde el D.F. y podia ver a tres sobrinos míos que no veía desde hacía más de 2 0 3 años. No había ninguna intención oculta, sólo comentarle el hecho. Me preguntó por sus edades. Le dije que el más pequeño rondaría los 14, el mediano los 18 y el mayor 24. Me respondió con un :
-Ummmmm
Lo voy conociendo, y cuando escribe ?Ummmm? es que su cabecita ya está a toda marcha, pensado esas locas cositas que me cuenta o que escribe en un relato. Le pregunté:
-¿Por qué ese Ummmmm?
-Uf, tani. Tres jóvenes, con las hormonas revolucionadas, en presencia de una preciosa tía.
-Jajaja. Mira que eres
-¿Qué soy? Un hombre. Sí, un hombre. Y ante una mujer como tú sé que en lo menos que pensamos es en que seas nuestra tía.
-No sé.
-Yo sí sé, jeje. Estoy seguro de que tendrán pensamientos?pecaminosos con su tiíta. Uf, tani, cierro los ojos y te imagino rodeada por los tres, desnudos, en una gran cama
-Jajaja. Pero si el menor tiene sólo 14 años.
-Si tu supieras las cosas que yo me imaginaba a los 14, te sorprenderías.
-Jajaja. Pero tu eres un cachondo, Abe.
-¿Yo? no, no. Los cachondos somos los hombres. Todos los hombres. Es algo genético, inevitable. Tenemos millones de bichitos entre las piernas deseosos de buscar ese huevito que las mujeres tienen. Un deseo irrefrenable de procreación. Lo que pasa es que la sociedad nos reprime.
-Abe, a veces me das miedo.
-Jajajaja
Todo quedó ahí. Nos olvidamos del tema.
Llegaron las navidades y Abe se marchó de viaje. Yo también tome unos días. Hice las compras de regalos y para mí un bonito vestido azul para la cena de Noche Buena. Esa noche, por fin, volví a ver mi hermana, y a sus tres hijos, mi sobrinos. Nos saludamos afectuosamente. Casi ni reconocí a mis tres sobrinos. Los tres habían cambiado mucho en los años transcurridos desde la última vez. Le di dos besos a cada uno.
Seguí saludando al resto de la familia y nos pusimos a cenar. Durante la cena, descubrí que rodrigo, mi sobrino mediano, me miraba, y que cuando nuestras miradas se cruzaban, la desviaba. Entonces vinieron a mi cabeza las palabras de Abe. Que tendrían pensamientos pecaminosos conmigo. Me sorprendí a mi misma buscando su mirada, intentando descubrir si me observaba o no.
Lo hacía, pero siempre desviando sus ojos cuando yo lo miraba. Aquello, tengo que confesar, me gustaba. Nunca había pensado en el incesto. Leía los relatos de Abe porque me gusta como escribe, pero las relaciones entre familiares no me llamaban especialmente la atención. Pero que aquel joven me mirara me gustaba. Si Abe no me hubiese dicho nada, seguro que ni me habría dado cuenta. Era algo divertido. Sólo un juego para mi. Me fijé más en él. Se había puesto guapo. Tenía un buen cuerpo. . pelo quebrado color negro, piel morena clara y midiendo aproximadamente 1.73
Después de la cena, disimuladamente, me acerqué a él, para internar entablar conversación. Pero parecía muy reservado. Apenas habló. Me di la vuelta y me fui. Sabía que sus ojos estarían clavados en mis nalgas y mas con ese vestido que se me marcaba en demasía. Por eso las meneé más de lo necesario.
Estaba siendo?mala. Lo sabía. Pero me gustaba. Me gustaba pensar que atraía a mi sobrino.
Esa noche, ya en casa, en la cama con mi esposo, me sorprendí a mí misma pensando en la mirada de rodrigo. Mientras mi chico me follaba, yo pensaba en mi sobrino. Tuve un gran orgasmo. Tengo claro que el sexo no es algo sólo físico, roce de cuerpos, caricias. Gran parte es mental.
Ese jodío Abe me había metido ideas raras en la cabeza. Cabrón. No me pude resistir a contárselo. Sabía que no estaba, que quizás no leería mi correo hasta después de Navidad, pero le escribí.
Tuve respuesta. Pudo conectarse desde un ordenador de un familiar y me contestó. Y en vez de ayudarme, lo que hizo fue meterme más ideas en la cabeza. Me dijo que ya se imaginaba a mi sobrino con la polla bien dura mirándome disimuladamente. Que se lo imaginaba después en su cama, haciéndose una buena paja a mi salud. Corriéndose susurrando mi nombre, llenando su pecho con su abundante leche.
Lo malo no fue que sólo se lo imaginó Abe, sino que hizo que yo también lo imaginara, y que me excitara con la idea. Por eso, durante la cena de Noche Vieja, en la que volvimos a vernos, ahora yo también lo miraba. Y me imaginaba cosas. Me imaginaba seduciendo a mi joven sobrino, siendo follada salvajemente por él, enseñándole a tratarme como a mí me gusta.
La imaginación, como muchas veces me dice Abe, es libre. No todo lo que imaginamos tiene por qué hacerse realidad. Tenemos que saber poner límites, barreras. Distinguir entre lo posible y lo imposible. Tener relaciones con mi sobrino era algo imposible, pero imaginarlo me ponía muy cachonda. Me veía a mí misma como su profesora sexual. Le enseñaba cómo ser un buen amante, y yo gozaba con las clases.
Pero todo se quedaría ahí, dentro de mi cabeza. Jamás se haría realidad. Después de las navidades, mi hermana se iría otra vez. Mi sobrino se iría y todo quedaría como un bello recuerdo.
O eso creía yo. Un par de día antes de volver a trabajar, mi hermana vino a hablar conmigo.
-tani, tengo que pedirte un favorcito.
-Dime.
-Verás.rodrigo empezará la universidad, y quiere estudiar aquí. Necesita arreglar papeles, buscar una residencia?ya sabes. ¿Podría quedarse en tu casa unos días?
Me tomo por sorpresa. Claro que no me importaba. Para eso está la familia. Pero ese cabrón de Abe me había metido ideas ?raras? en la cabeza. Ideas que yo había avivado, y disfrutado.
-Pues?claro que se puede quedar. El tiempo que necesite. Sin problemas
-Gracias hermanita. Eres un sol. Espera un segundo.
Salió corriendo y volvió con rodrigo
-Ya está todo hablado. Te quedarás en casa de tu tía tani en lo que buscas piso y arreglas los papeles.
Me miró, y esta vez aguantó la mirada. Le sonreí
-Espero que no te aburras mucho, sobrino. Aunque a mi esposo les encanta jugar con la playsation.
-No me aburriré.
Me lo dijo sin apartar la vista de mí. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Joder, hasta me empecé a mojar.
-¿Y cuando vendrás?
-Dentro de 10 días.
-Perfecto. Pues nos veremos entonces.
-Gracias tía.
-No me llames tía, que me hace vieja. Llámame tani
-No eres vieja,tani
-Pero mira el niño este. Pues claro que no es vieja. La vieja soy yo ? dijo su madre, riendo.
Me escabullí porque me estaba poniendo muy cachonda. Esa noche, le metí mano a mi chico y le pedí que me follar(aprovechando que mis hijos se habían ido con la familia de mi esposo a tequila. Un polvo estupendo. Luché por no pensar en rodrigo, pero se me metía en la cabeza. Su mano en su polla, que escupía una catarata de leche susurrando mi nombre.
Iba a matar a Abe, pero tenía ganas de contárselo todo. Seguro que le encantaría. Cuando por fin terminaron las navidades y todo volvió a la rutina normal, esperé ansiosa ver el pilotito verde indicando que Abe estaba en línea. Casi siempre me saluda él a mi primero, porque llego liada al trabajo, pero ese día fui yo la primera.
Después de saludarnos, desearnos buen año, etc, enseguida me salió con lo de mis sobrinos.
-¿Qué? ¿Cómo fue todo con esos tres sacos de hormonas?
-Jajajaja. Muy bien, muy bien.
-¿Te siguió mirando el mediano?
-Sí. Abe, eres un capullo.
-Jajajaja. ¿Y eso?
-Por meterme ideas raras en la cabeza.
-Ey, ey!. Que yo sólo encendí la chispa. Las ideas son tuyas.
-Si, sí. Si no me hubieses dicho nada seguro que no me habría dado ni cuenta.
-Ummm, puede. Pero?¿Y lo bien que te lo has pasado?
-¿Cómo?
-No me irás a decir que no te has puesto cachonda. Que sus miradas no te han gustado. Que el sentirte deseada por ese guapo joven no te ha hecho sentir bien.
-Pues?le verdad?es que sí. Me ha hecho sentir muy bien. Pero me siento un poco? sucia, Abe.
-¿Por qué?
-Por que es mi sobrino. El hijo de mi hermana. Tengo una familia.
-Pero ya se ha ido. Sólo ha sido un juego. Algo que te ha hecho sentir viva. Será un bonito recuerdo.
-Abe?va a venir a quedarse unos días a casa.
Le expliqué la situación, los motivos por los que se iba a quedar.
-Ummmmmm ? contestó.
-Uf, Abe. Esos ?ummmm? tuyos me asustan! jajaja
-tani, vas a tener a la tentación en el cuarto de al lado.
-Lo sé.
-¿Caerás?
-No.
-Jeje, veremos
-Que malo eres, Abe.
-Te oirá follar.
-¿Qué?
-Que te oirá follando con tu esposo.
-Joder.
-Seguro que se acercará a tu puerta para oírte gemir
-¿Tú crees?
-Yo lo haría.
-Pero tu eres un salido, Abe.
-¿Yo? Jajaja. ¿Y crees que él no?
-Sólo me miraba. Lo encontré muy tierno.
-tani, bonita, si supieras lo que su cabecita pensaba te ponías hasta roja.
-Jajajaja. Que bruto eres.
-Como tú digas, pero ese muchachito se la va a menear a tu salud cada día. Y puede que más de una vez.
Las palabras de Abe se me metieron en la cabeza. Me imaginaba a rodrigo en su cama, en mi cama de invitados, oyéndome gemir mientras mi novio me follaba. Imaginaba su mano subiendo y bajando a lo largo de su dura polla, esperando a oírme correr para correrse conmigo.
-Abe, me estás poniendo cachonda, cabrón.
-¿Sí? ¿ Pensar en tu lindo sobrinito hace que se te moje el chochito?
-Sí.
-tani?¿Te vas a follar a tu sobrino? ¿Le vas a enseñar a cogerte bien cogida?
-No seas malo. Sabes que no debo.
-¿Pero no te lo imaginas? Enseñarle a comerte esas nalgas. Enseñarle lo que es una buena mamada.
Estaba en mi mesa, en mi oficina. Empecé a frotar mis muslos, notando la creciente humedad. Habían gente, así que no podía acariciarme como otra veces. Ya sabía como acabaría todo. Como otras muchas veces que hablaba con Abe. Terminaría en el baño haciéndome una buena pajita hasta correrme de gusto. Y esa noche echaría un buen polvo con mi novio.
-Uf, sí que me lo imagino. Le enseñaría todo.
-Bueno, puede que te llevaras una sorpresa.
-¿Qué quieres decir?
-Pues que los muchachos de hoy en día saben más de lo que parecen. ¿Y si no es tan inocente como aparenta? ¿Y si??
-¿Y si qué?
-¿Y si un día que están los dos solos se acerca por detrás de ti y se pega a ti? Notarías su dura polla en tu culito. Apartaría tu cabello, dejando tu cuello descubierto, y te daría un suave besito.
-Ummmm Abe?que rico sería.
-tani, pero a lo mejor no sería tan suave. Puede que con tanta excitación, tantos días mirándote, deseándote, lo lleven al límite, y se lance por todas. Te diría al oído ?Pero que buena, estás, zorra. Mira como tengo la polla desde que te vi. Me he hecho muchas pajas por ti y ya no puedo más. Te voy a coger?.
-Pero es mi sobrino. No puede hacerme eso.
-Es un hombre, tani. Y seguro que te estremecerías si te dijera esas cosas. El culo se te mojaría.
-Abe?lo tengo muy mojado ahora.
-Tócate,tani.
-No puedo. Hay gente.
-Que te toques.
Le obedecí. Noté el calor de mi cara. Con disimulo metí la mano por debajo de mi falda y acaricié mi coñito sobre el empapado tanga. Al abrir las piernas un poco, hasta mi nariz llegó el aroma de mi excitación. Abe sabía las cosas que me gustan. Sabe de mis inclinaciones de sumisión. Le escribí con la mano libre.
-Ya.
-¿Estás mojada, verdad?
-Sí.
-Quiero que te metas la mano por dentro, que pases los dedos por esa rajita caliente y que te los chupes. Que me digas lo rico que tienes el coño.
-No puedo.
-Hazlo, zorrita.
Lo hice, mirando a los demás, que iban a lo suyo. Metí la mano por dentro y pasé los dedos por mi coñito. Los párpados se entrecerraron de placer. Luego, llevé los dedos a mi boca. Saladitos. No sé por qué, pero a Abe le gusta que lo haga y se lo diga.
-Ya?Abe..estoy saladita. Muy rica.
-Lo que daría por ser yo el que chupara esos dedos, tani.
-Me has puesto muy cachonda, Abe. Voy a ir al baño a desahogarme.
-No.
-¿Cómo que no?
-No, en el baño no. Quiero que te corras ahí.
-Pero no puedo. Hay mucha gente.
-Sí que puedes. La mano debajo de la mesa no la verá nadie.
-Eres malo.
-Jejeje. Muy malo. Tú no escribas. Sólo lee lo que te escribo. Y tócate.
-Está bien.
Volví a meter la mano entre mis piernas. abriéndolas ligeramente. Si alguien miraba, podría disimular haciendo como si me rascara un muslo. Metí los dedos por dentro del tanguita. El placer era muy suave, muy agradable. Notaba mis pezones duros. Miré y se notaban claramente. Abe empezó a escribir, y yo a leer sus palabras, imaginándomelas, viviéndolas en mi mente.
-Imagínate que rodrigo lleva sus manos a tus hermosas tetas y las agarra con fuerza, al tiempo que te besa en el cuello, casi mordiéndolo, mientras te restriega su dura polla. Imagina que te arranca los botones de la blusa, abriéndola con fuerza, haciendo que tus pechos salten libres.
Yo leía y me lo imaginaba. Frotaba con mucha suavidad mi clítoris, mirando a la pantalla, mirando a mis compañeros, cada vez más mojada.
-Los atrapa otra vez, amasándolos, estrujándolos. Te sigue susurrando al oído. Te dice que eres una zorrita, que lo llevas calentando muchos días, con tus miradas, con ese meneo de culo tan sexy, y que ahora te va a dar tu merecido. Te da la vuelta y se quedaran mirando el uno al otro. Él con una sonrisa perversa en los labios. Te asusta pero te excita a la vez.
Me metí dos dedos en el chochito. Tenía ganas de gemir, pero no podía. Una compañera vino hacia mi mesa y el corazón casi se me para, pero pasó de largo. Yo no saqué los dedos. Seguí masturbándome, leyendo.
-Él baja la mirada hacia tus tetas, hacia tus pezones. Los atrapa con sus dedos y los aprieta con fuerza, mezclando dolor con placer, haciéndote gemir. Entonces pone una mano en tu hombro y te vuelve a mirar. Te dice ?Ya sabes lo que tienes que hacer, putita?. Y tu obedeces. Te arrodillas delante de tu sobrino, quedando tu cara a la altura de su prominente bulto. ?Sácame la polla?.
Las palabras de Abe me estaban llevando irremediablemente hacia el orgasmo. Lo deseaba. Deseaba correrme, gritar de placer. Pero allí no podía, en medio de la oficina. Sólo podía seguir leyendo, seguir imaginando.
-Le bajas la cremallera y se la sacas. Una buena verga, dura, caliente. La agarras con la mano y empiezas a hacerle una paja. Pero él te quita la mano ?Con la mano no, zorrita. Eso ya puedo hacerlo yo. Chúpame la polla?. Entonces empiezas una de tus lentas y sensuales mamadas. Quieres demostrarle lo buena que eres con una polla en la boca. No dejas de mirarlo mientras lo chupas, lo lames, lo mamas. Ves en sus ojos el placer que le das, en su entreabierta boca.
Leía todo aquello, imaginándome la polla de rodrigo en mi boca. La polla de mi sobrino. No podía más. Froté mi clítoris con suavidad pero sin parar hasta que mi cuerpo se empezó a tensar. Traté de disimular al máximo mi orgasmo, mis espasmos. Jamás me había pasado eso. Jamás me había corrido así, en medio de tanta gente. Muchas veces me había excitado hablando con Abe, y había tenido que ir al baño, pero era la primera vez que me corría en mi mesa, delante de mi ordenador, delante de los demás. Aún con espasmos recorriendome, miré a mi alrededor, por si alguien se hubiese dado cuenta. Pero todos iban a lo suyo.
-Abe..ummm. me he corrido. Uf. Tendré que ir al baño a secarme.
-¿Te has corrido sin mi permiso?
-No pude aguantarme. Me has puesto muy caliente.
-¿Yo o pensar en tu sobrino?
-Los dos.
-Pues aún no he terminado. Tendrás que seguir.
-Abe?
-Ni Abe ni nada
Siguió escribiendo. Yo estaba relajada, después del rico orgasmo, pero continué leyendo, y me volví a excitar. Era el morbo de lo prohibido. Era el morbo de pensar en rodrigo.
-Él te agarra del pelo y dirige la mamada. Más que una mamada te coge por la boca. Su polla entra y sale, cada vez más profundamente, hasta que te provoca arcadas, pero eso lo excita más. Pone sus dos manos en tu cabeza, dejandola quieta, y es él el que te folla. Te dice cosas, cosas que te van encendiendo más y más ?Ummmm zorrita, si supieras cuantas veces he imaginado tenerte así, arrodillada delante de mi como una perra?.
Me gusta el sexo. Abe lo sabe. Sabe que hacer el amor desenfrenadamente, con ternura y pasión me encanta. Pero también sabe que igualmente me excita si me dominan, si me tratan con a una zorra. Imaginarme dominada por mi sobrino así, como Abe escribía, me puso otra vez caliente, y sin que él me lo pidiera, volvía a llevar mis dedos a mi coñito, volví a masturbarme en mi mesa.
-Sientes que se va a correr. Lo notas en como gime más fuerte, como tecoge por la boca con más ímpetu. Casi te corres al pensar que tu sobrino, tu joven sobrino te va a llenar la boca con su leche, que la vas a saborear, que te la vas a tragar. Pero te equivocas. Justo cuando empieza a correrse te saca la polla de la boca. Sus manos siguen agarrando con fuerza tu cabeza para que no te muevas. Su polla delante de tu cara, empieza a dar saltitos, a tener espasmos. Y con cada espasmo un chorro de blanca y espesa lecha sale disparado contra tu cara. Cierras los ojos. Oyes sus gemidos. Sientes su orgasmo, en tu cara. En tu frente, en tus mejillas, sobre tus párpados, tu nariz, tus entreabiertos labios.
Metí mis dedos en mi coñito. La escena descrita por Abe claramente visible en mi mente. Estaba chorreando otra vez. Si algún compañero o compañera se acercara en ese momento, seguro que olería mi coño. Yo lo olía.
-Te mira. Sus manos en tu cabeza. Su polla, aún con pequeños movimientos, pero ya sin escupir más semen. ?Estás preciosa, zorrita. Preciosa?. Tú te sientes así, preciosa, sintiendo en la cara el calor de su semen. Notas como te limpia la que ha caído sobre tus párpados. Sonríes y los abres. Su mirada sigue como antes. Una mirada que te traspasa. Te hace levantar. Os miráis, y, por primera vez, te besa, metiendo su lengua hasta el fondo de tu boca, manchándose la cara de su propio semen, apretando tu culo con sus manos. Te arrastra sin dejar de besarte hasta el sofá, en donde te tira. Mete sus manos por debajo de tu falda y te quita el empapado tanga. ?Tita, te voy a follar?.
Ese maldito Abe me iba a hacer correr otra vez. Empecé a frotar mi clítoris con mi dedo corazón, sin apartar los ojos de las calientes frases que iban apareciendo en pantalla. No eran sólo palabras. Eran más. Eran sensaciones que llegaban directamente a mi cabeza. Sentí como mi cuerpo se estaba preparando para estallar otra vez.
-Y te folla. Vaya si te folla. Te sube la falda, te abre las piernas y se sube sobre ti, clavando su dura polla hasta el fondo de tu coño. No hay preliminares. No hay besitos. Sólo puro sexo. Te empieza a follar con fuerza, mirando tu cara llena de su semen. Su polla parece un pistón clavándose dentro de ti. Los dos gimen cada vez con más fuerza. No puedes aguantar con los ojos abiertos, el placer que te da tu sobrino follándote te los hace cerrar con fuerza. Tus tetas se bambolean al ritmo endiablado de sus golpes. Tu coño encharcado y su polla golpeando hace que suenen como chapoteos con cada metida a fondo. Tu sobrino no puede ya más. Tiene a su hermosa tía gimiendo debajo de él, retorciéndose de placer, con la cara brillante de su leche. Leche que va a volver a salir, a borbotones. Te clava la polla hasta el fondo, baja su cara hasta una de tus tetas, hasta uno de tus pezones y lo atrapa entre sus labios, entre sus dientes. Justo lo muerde cuando el primer chorro de su semen golpea el fondo de tu culo, justo en el momento en que te corres con él.
Y me corrí. Otra vez me corrí leyendo, imaginando como rodrigo se corría dentro de mí, como me mordía el pezón. Fue un orgasmo más fuerte que el primero, más largo. Mis piernas se estiraron, completamente tensas, mis dedos se mojaron y mi respiración se cortó. Me mordí con fuerza el labio para no gritar. Cuando pasó, respiré profundamente, luchando porque mi respiración se mantuviera calmada. Necesitaba recomponerme, limpiarme. Me levanté y fui al baño. Mi coñito estaba muy sensible. Refresqué mi cara, me sequé y volví a mi mesa. Abe había seguido escribiendo.
-Y ahora sí. Ahora te besa con ternura, te abraza. Su mirada es distinta. Es dulce. Aún con su polla dentro de ti, te acaricia. Sus labios besan tu frente, tu cuello, despacito.
-Abe?me corrí otra vez. Tuve que ir al baño a limpiarme.
-Te ha gustado, ¿eh?
-Uf?Era casi como vivirlo.
-Yo solo escribía. Era tu deseo el que te hacía vivirlo.
-Sólo quedará en eso. En un deseo. No pasará nada más.
-Bueno. eso depende de ti.
Sí, dependía de mí. Y no estaba dispuesta a enrollarme con mi sobrino. Una cosa era imaginarlo, y otra muy distinta hacerlo. Aún así, no dejé de pensar en lo que pasaría cuando rodrigo viniera a casa.
El día llegó. Mi sobrino estaba en casa. Lo instalé en una habitación que tenemos para invitados, con una cama individual. Mi novio estaba encantado de tenerlo. Me dijo que al fin tendría a alguien con quien echarse unas buenas partidas con la play. Esa primera noche ya se enchufaron. Los dos gritando en el salón, matando bichos, y yo?yo mirando a mi sobrino.
Él parecía ignorarme, absorto en el juego. Me aburrí y me fui a dormir. Pero no podía conciliar el sueño. Los oía gritar, reír. Mi sobrino estaba en casa. Cuando me quise dar cuenta, mi mano estaba acariciando mi mojado chochito. Volví a recordar las cosas que me contó Abe en la oficina. Cada vez estaba más cachonda. Pero no podía ser. Era mi sobrino. No podía excitarme con él, pensando en él.
Mis dedos no me hacían caso. Seguían recorriendo mi rajita, frotando, acariciando. Estaba claro que me iba a hacer una rica pajita, así que me quité la tanga. No me di cuenta de que la puerta se abría. Mi novio había entrado.
-¿Qué haces, pillina? ¿No me esperas?
-cogeme..estoy muy caliente.
-Jajaja. Acabo de machacar a tu sobrino, que se ha ido calentito a la cama. Y ahora me voy a follar a su tía.
¿Por qué dijo eso? Que se iba a follar a su tía. Eso me calentó más de lo que ya estaba. Abrí mis piernas y le mostré como me clavaba los dedos en el coño, mientras miraba como él se desnudaba, riendo. Su polla dura saltó en el aire. Se tiró sobre mi y me la clavó, empezando una buena cogida, que me hizo gemir.
-Agggggggggg síiiiiiiiiii cógeme asíiiii
-Calla?¿Quieres que te oiga?
Seguro que no lo hacía con intención, pero no hacía más que calentarme. Como me dijo Abe, me imaginaba a rodrigo oyendo como yo gemía de placer, siendo follada. Miré hacia la puerta. Estaba abierta. No sé si sería la sugestión, el deseo, pero juraría que vi una sombra. Cerré los ojos y gocé de la polla que taladraba mi coño, solo que imaginé que era la de mi sobrino, que era rodrigo quien mordía mi cuello justo donde me gustaba, quien masajeaba mis tetas, quien me llevó a un grandioso orgasmo cuando me llenó el coño de hirviente semen.
Mantuve los ojos cerrados, mientras mi sobrino? mientras mi novio me besaba, resoplando sobre mi. Se tiró sobre su lado de la cama, jadeando.
-Joder tania, que cachonda estabas. Que buen polvo.
-Sí mi amor. Ha sido maravilloso.
Apoyé mi cabeza en su pecho. Mientras el me acariciaba el cabello, yo miraba hacia la oscuridad del pasillo. ¿Estaría mi sobrino escondido entre las sombras? ¿Me habría visto siendo cogida? ¿Habría oído mis gemidos?
Fui al baño a lavarme, a limpiarme el semen que goteaba de mi coño. Miré hacia la puerta de mi sobrino. Estaba cerrada. No se veía luz dentro. Sigilosamente, con una mano en mi coño, para no manchar el suelo, me acerqué. Pegué la oreja a la puerta, pero no oí nada. Me fui al baño y me lavé.
Cuando regresé a mi cuarto, mi novio ya dormía. Al rato, yo también.
Por la mañana me desperté agitada. Estaba sola. Mi novio ya se había ido. Bueno, sola no. Estaba mi sobrino, que seguramente, aún dormía. Me levanté sudada. Necesitaba una buena ducha, así que cogí ropa limpia y fui al baño.
Entré y cerré la puerta. Pasé el cierre, pero?después lo abrí. Algo en mi interior me impulsó a hacerlo. Me desnudé y me metí en la ducha. El agua caliente mojó mi cuerpo. Me empecé a enjabonar. Y mi cabeza, a jugar conmigo. Me imaginé a mi sobrino espiándome por el ojo de la cerradura. El suave frotamiento de la esponja me fue poniendo caliente, y me empecé a masturbar.
Pero no como siempre, para mí. Me masturbe para mi sobrino. Como si él estuviera mirándome tras la puerta. Me movía sensualmente, acariciando mis enjabonadas tetas, mis duros pezones. Me di la vuelta, mostrando mi culo, levantándolo, pasando los dedos por la hendidura. Metí la mano por debajo, y mis dedos aparecieron por detrás, abriendo mi coño. rodrigo me miraba. Veía mis dedos, mi culo, mi cuerpo desnudo. O eso imaginaba yo. Me di la vuelta. Una mano pellizcando uno de mis pezones y la otra frotando mi culo.
Y apoyada contra la fría pared de la ducha, me corrí, mirando hacia la puerta. Si él me estaba mirando, vería que lo miraba a él. Fue un agradable orgasmo. Placentero, largo, profundo. Casi?compartido.
Me sequé y me vestí para ir a trabajar. Luego, llevé la ropa sucia al cuarto de la lavadora. Saliendo de allí, vi que rodrigo se había levantado ya. Estaba en la cocina, preparándose un café. Me hizo a mi uno también.
-¿Que tal has dormido?
-Muy bien, tía.
Tía.. Sentí un escalofrío que recorría mi espalda.
-Que no me llames tía.
-Ah, lo siento..tani.
-¿Qué harás hoy?
-Iré a la facultad para ver que papeleo tengo que hacer y preguntaré por residencias de estudiantes o pisos de alquiler.
-Bien. Bueno, te dejo, que llego tarde.
Me despedí de él con un beso. Un beso que me quemó la piel. Cuando me marchaba, me imaginaba sus ojos clavados en mis nalgas. Lo meneé más de la cuenta.
Fue una mañana infernal, llena de trabajo. Apenas pude hablar con Abe. Casi no puede contarle lo que me había pasado, lo que había hecho, lo que había imaginado. Las horas pasaron lentas, hasta que por fin, pude regresar a casa.
No había nadie. Aproveché para hacer unas cosillas de la casa. Fue al cuarto de la ropa sucia, para poner una lavadora. Cuando miré el cesto, vi que no estaba como yo lo había dejado. No vi mi tanga.
Un estremecimiento me recorrió de arriba a abajo. Recordé uno de los relatos de Abe, en donde un chico usaba las bragas de su madre para masturbarse. ¿Habría hecho eso mi sobrino?
Llena de curiosidad, llena de excitación, rebusqué entre la ropa, hasta encontrar las braguitas. Las encontré casi al fondo, y cuando las cogí, me di cuenta de que estaban pegasteosas, llenas de semen.
Las piernas me flaquearon. La leche de rodrigo ? no podía ser de nadie más ? estaba aún algo húmeda. No pude resistirme a llevarlas a mi nariz y aspirar su aroma. rodrigo las había tomado, se había hecho una paja con ellas y se había corrido sobre ellas. Luego las puso en el fondo del cesto imaginando que al poner toda la ropa en la lavadora no me daría cuenta.
Pero no sabía que conocía a Abe, que con su calenturienta cabecita parecía conocer las morbosidades que anidan en la mente de los jóvenes. Podría ser que rodrigo no lo hubiese hecho pensando en mí, en su tía. Que tuviera novia, u otra chica que le gustara. Pero me miraba a mí. Eran mis bragas las que estaban llenas de semen. Y yo deseaba que fuera todo por mí.
Metí las bragas junto con el resto de la ropa en la lavadora y la puse en marcha. Fui a la cocina. Estaba cachonda, muy mojada. ¿Cómo lo habría hecho? Quizás las olía mientras se masturbaba y cuando se fue a correr las puso delante de su calenturienta polla. A lo mejor se envolvió la polla con ellas mientras se pajeaba. Todos esos pensamientos rondaban mi cabeza mientras preparaba algo para la cena.
Oí la puerta. Era temprano para mi chico. Debía ser mi sobrino.
-Estoy en la cocina ? grité. Al poco, apareció.
-Hola tani.
-Hola rodrigo. ¿Qué tal todo?
Estaba delante dela barra de la cocina, pelando patatas. El culo, chorreando, lo pezones duros. Él, en la puerta de la cocina, seguro que mirándome el culo, o al menos, eso deseaba yo.
-Muy bien. Ya tengo todo más o menos claro.
-¿Encontraste piso?
-No, aún no, pero tengo unas cuantas direcciones. Mañana buscaré.
-Ya sabes que estás es tu casa.
-Gracias?tani.
Me di la vuelta y lo miré. Le puse una cálida sonrisa.
-De nada, rodrigo.
Recordé el olor de su semen en mis bragas. ¿Y si me acercaba a él y le decía que lo había descubierto y que me había gustado, que me puso cachonda?. O, como en el relato de Abe?¿Qué pasaría si me bajase las braguitas empapadas que llevaba y se las daba, diciéndole que las llenara de leche, como a las otras?
Esas ideas rondaban mi cabeza mientras seguía pelando las patatas, con cuidado de no cortarme. Pero eran sólo eso, ideas, locos pensamientos. Él era mi sobrino, no podía hacer nada con él. Mi consciencia lo sabía, pero mi coño hervía.
Traté de quitarme todas esas cosas de la cabeza, y la llegada de mi novio me ayudó, pero por la noche, cuando ellos empezaron otra vez a jugar, olvidándose de mí, todo volvió a empezar.
Miré como jugaban, aunque más lo miraba a él, a mi sobrino. Volvió la excitación, los pensamientos insanos. No podía más, así que me despedí de ellos y me fui a dormir, prometiéndome a mi misma que no haría nada, que sería fuerte.
Pero mi cabeza pensaba por sí misma. Mi coño palpitaba sólo, deseando caricias que le negué. No quería volver a sentir placer por mi sobrino. No estaba bien. Acurrucada en la cama trataba de atraer el sueño, pero lo único que atraía era imágenes obscenas. Imágenes de rodrigo tomando las bragas que llevaba puestas en ese momento a la mañana siguiente. Imágenes de su polla escupiendo su leche sobre ellas, mientras el gemía mi nombre.
Imágenes de mí buscando después esas bragas. Mi mano empezó, lentamente a bajar? Pero no. Sería fuerte. No lo haría.
Rato después mi chico vino a la cama. Me hice la dormida. Si me encontraba despierta quizás intentase coger, y si lo hacía, sabía que pensaría que era rodrigo quien mecogia. Y no quería volver a sentir placar por mi sobrino.
-¿Duermes, mi amor?
Silencio por respuesta.
-¿tani?
Nada. Respiré profundamente, fingiendo dormir. Se dio por vencido. Entró en la cama, se tapó y al poco tiempo, empezó con un suave ronquido. ! Qué suerte!. Yo no podía conciliar el sueño.
Pero lo logré. No me dejé vencer por el deseo. Me mantuve firme hasta que al final, me dormí. Había vencido.
Al menos, eso pensé. Sin embargo, el esfuerzo que mi consciencia puso durante la vigila desapareció al dormirme. Ahora mi subconsciente mandaba. Los muros que levanté fueron derribados de un solo golpe y mi cuerpo buscó el placer que le negué.
Me vi a mi misma pelando las patatas, saludando a rodrigo que llegaba. Pero esta vez no me hablaba desde la puerta de la cocina, esta vez se acercaba hasta mi y se pegaba a mi cuerpo, frotando su dura polla contra mis nalgas.
-Hola tiíta?.¿Sabes lo que hice, verdad?
-Ummmm..no..no lo sé.
-Sí lo sabes.
Sus manos subieron por mis brazos y luego fueron hacia mis tetas, agarrándolas, amasándolas. Me dio la vuelta. Sus ojos brillaban, su sonrisa era lasciva. Acercó su boca a la mía y me besó, con pasión Me subió a la barra , me abrió las piernas y miró mis bragas, manchadas de humedad.
-Ummmm están mojadas como las otras, como en las que me corrí esta mañana. Las encontraste, ¿Verdad?
-Sí?las encontré.
Casi sin respirar vi como se bajaba la cremallera y se sacaba su dura polla, empezando una lenta paja, mirándome.
-¿Quieres que me corra ahora sobre estas, con ellas puestas?
-Jorge?aggg?soy tu tía.
Aún en sueños mi dormida consciencia trataba de luchar. Pero perdió.
-¿Mi tía? Ummmm eres una mujer, preciosa, la más hermosa que conozco. Dímelo..¿Quieres que tu sobrino se corra sobre tus bragas?? ¿O prefieres acaso que?te coja?
-cógeme?No puedo más?cógeme
Apartó la tela de las bragas y me enterró la polla de un sólo golpe, hasta el fondo. Agarró mis caderas y empezó una maravillosa y abrumadora follada, haciendo chapotear su duro mástil con cada golpe que me daba.
El orgasmo que no quise despierta, estalló en mí en sueños. Pero fue un orgasmo real, que me despertó para hacerme plenamente consciente del placer que estaba sintiendo, con el cuerpo tenso y la respiración entrecortada. Enterré mi cara contra la almohada para no gritar, para no despertar a mi novio.
Me había corrido sin tocarme. Sólo?soñando. Ahora sí que puede dormir plácidamente, hasta que el despertador sonó.
Me duché y dejé mis olorosas braguitas bien visibles en el cesto de la ropa. Cuando me despedí de rodrigo para ir a trabajar, traté de ver en su mirada algún signo, algo que me indicara que en cuanto me fuera saldría corriendo al cuarto de la lavadora a por mir bragas, para llenarlas de su cálida esencia.
Salí a por mi coche y me fui a la oficina. Tenía que hablar con Abe. Contárselo todo, pedirle consejo. Aunque temía, conociéndolo, que me metiera más ideas en la cabeza. Encendí mi ordenador. Allí estaba.
-Hola Abe.
-Hola, lindura. ¿Cómo estás?
-Uf.
-¿Uf?
-Desquiciadita. Abe?me estoy volviendo loca.
-¿Por tu sobrino?
-Sí.
-Ummmmm, ¿Así que sientes deseos por rodrigo?
-Sí, y todo por tu culpa.
-Jajaja. Nooooooo soy inocente.
-Jajaja. Sí sí. Tiras la piedra y escondes la mano. Abe?ha pasado algo.
-¿Qué?
-Recuerdas aquel relato tuyo del chico que cogía las bragas de su madre?
-O_O
-Pues sí.
-No me digas que tu sobrino te cogió unas bragas.
-Bueno, no las cogió. Las usó y las dejó en el cesto, escondidas. Pero las encontré. Abe?manchadas de semen.
-Ummmmmm que morbo, ¿No?
-Uf..me puse muy cachonda, Abe. Y?Abe?.las olí. Su semen olía tan rico.
-¿Sólo las oliste? ¿No hiciste nada más?
-Nada más
-Que pena.
-¿Pena?
-Sip?.Te imagino haciendo más?cositas..Ummmmm
-¿Como qué?
Lo conozco. Sé lo que estaba pensando. Pero me gusta pincharlo.
-Pues?te imagino, además de oliéndolas, pasando tu lengua, para probar su sabor.
-Ummmmm lo pensé, pero no me atreví.
-Hay más?Te imagino cerrando los ojos y pasándote las braguitas manchadas por tu preciosa carita, impregnándote de su olor.
-Abe?eres malo. Si lo vuelve a hacer, si vuelvo a encontrar otras bragas manchadas, me acordaré de lo que me has dicho.
-¿Y lo harás?
-Ummmmm creo que sí. Joder, me has puesto cachonda otra vez.
-tani?¿Te vas a follar a tu sobrino?
-No lo sé, Abe. No lo sé. Te hubiese dado un rotundo no hace unos días, pero ahora, no lo sé. La verdad es que lo deseo.
-tani?sabes que te aprecio, ¿verdad?
-Sí Abe. Y yo a ti.
-Me siento un poco culpable. Quizás haya sido la chispa que lo empezó todo.
-Ya soy mayorcita.
-Jeje, lo sé. Pero ya sabes como soy, una mente calenturienta. He escrito muchos relatos de incesto. Relatos en los que siempre es el hijo/hija el que busca la relación. Pero son sólo eso, relatos, un divertimento. Siempre salen bien. La vida real es muy distinta.
-¿Qué quieres decir?
-Que no todo sale siempre bien. ¿Qué tienes que ganar? Pues un maravilloso polvo con un guapo joven. Uno o muchos, sexo salvaje, pasión, placer. Y ponerme a mi celoso, celoso y muy cachondo, esperando que me lo cuentes todo con pelos y señales.
-Jajajaja.
-Pero tienes mucho que perder. Podrías perder a tu novio por un momento de placer. O peor, a tu hermana, a tu familia. No lo entenderían. Y podrías hacerle mucho daño a tu sobrino. Es joven. Tu hermosa. Se podría enamorar muy fácilmente de ti.
-No había pensado en nada de eso.
-No te estoy diciendo que lo hagas o que no lo hagas. Sólo que estés muy segura si decides dar el paso.
-Abe? gracias. Eres un sol, un gran amigo.
-tani?.¿Me prometes una cosa?
-Claro, lo que sea.
-Que si te follas a tu sobrino me lo cuentes todoooooooooooooooooooooo
-Jajajajaja. Pero mira que eres!
Las palabras de Abe me hicieron pensar mucho. Tenía razón. No valía la pena arriesgar tanto por tan poco. Me quité de la cabeza todos aquellos pensamientos y el resto de la jornada lo pasé tranquila, sin volver a pensar en mi sobrino.
Pero en cuanto llegué a casa, lo primero que hice fue ir al cuarto de la lavadora, rebuscar entre la ropa hasta encontrar mis braguitas. Con el corazón latiéndome con fuerza, las miré. Llenas de semen. Más que la otra vez.
Lo volví a oler, aspirando con fuerza. Su aroma excitó todos mis sentidos. Y mi lengua lamió. A pesar de estar reseco, pude notar su sabor. Sonreí al pensar en pasármelas por la cara, como Abe quería, pero no lo hice. Si hubiese sido semen fresco quizás si me las hubiese pasado.
Lo que sí hice fue ponérmelas en la nariz, apretar con fuerza con una mano mientras la otra se metía bajo mis bragas y me masturbaba hasta correrme, gritando contra las bragas. Luego las dejé arriba del todo y me fui a cambiar de ropa.
Mientras me cambiaba, oí la puerta. Debía de ser rodrigo. Me había puesto un pijama muy cortito, que dejaba parte de mi culo casi al aire. Me miré al espejo. Estaba sexy. Estaba cachonda. Quería que él me viera así. Salí de mi habitación y fui al salón.
Mi sobrino estaba sentado. Me senté a su lado.
-¿Qué tal hoy?
-Muy bien, tani
Crucé las piernas. El miró mis largos muslos. Noté su mirada de azoramiento. Yo lo miré a los ojos, sonriendo. Y abrí ligeramente las piernas.
?rodrigo?aquí me tienes. No me importa nada. cogeme?.
Lo pensé, pero no lo dije. Después de todo lo que Abe me había dicho, allí estaba yo, provocando a mi sobrino. Incitándolo a tirarse sobre mi y matarme de placer. Los pezones se marcaban claramente bajo la fina tela del pijama. Y él se dio cuenta. Sus ojos se abrieron como platos, mirando mis tetas.
-Tía?tania?voy a .. mi cuarto?estoy cansado.
Cuando se levantó a toda prisa me fije. Tenía la polla dura, abultando el pantalón. Me sentí tan bien, tan deseada. Tan?mala. Poniendo cachondo a mi sobrino. Miré como se iba.
Me levanté y lo seguí. Iba a pedirle disculpas. Una tía no se comporta así con su sobrino. La puerta de su dormitorio estaba cerrada. Abrí sin llamar. El estaba sentado en la cama. Nos miramos.
Iba a pedirle perdón. Me había comportado mal, como una zorra. Entré en la habitación y cerré la puerta tras de mí.
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