31 de Diciembre, mi hermana tumbada en la cama con su lencería roja
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Era época de Navidad, y a mi hermana la llamaron para suplir una baja en la residencia de ancianos. Mi cuñado, también trabajaba como Guarda de Seguridad, pues cambia las vacaciones de Navidad por las de Verano. Bueno, no me enrollo más.
Mi hermana trabajó, de día, el 31 de Diciembre. Yo estaba divorciado y mi otra hermana se iba con mi cuñado al pueblo a pasarlo con los hijos de éste, por lo que mi hermana mayor me comentó de pasar el Fin de Año con ella. Como trabajaba en el mismo pueblo donde tiene el piso, la recogí en la residencia y fuimos a su casa. Antes de subir tomamos algo en un bar cerca de casa. Subimos sobre las 22:00, pues el bar cerraba para preparar la fiesta de esa noche.
.- Voy a ducharme… Comentó mi hermana… A ver si me relajo un poco.
.- Vale… Contesté… Pondré la tele mientras.
Mi hermana se metió en el baño y yo cogí una cerveza y me senté en el sofá a tomármela y ver la tele. Al rato salió mi hermana del baño, con la toalla liada en la cabeza y en ropa interior de color rojo. Mi pene se puso como de piedra.
Después de vestirse, con un vestido largo, de color negro, muy ceñido con un gran escote y e media manga.
Preparamos las uvas y la bebida, pues estaban a punto de dar las campanadas. Después de tomar las uvas y el champagne, nos abrazamos felicitándonos por el nuevo año. Recogimos los restos y abrimos una botella de ron, la cual terminamos entre copa y copa. Estábamos ya bastante ebrios y decidimos acostarnos, pasadas las 3:00 de la madrugada. Yo, preparé como pude el sofá cama, me puse el pijama y fui al servicio. Mi hermana estaba hablando con mi cuñado por el móvil. Cuando salí, se estaba quitando el vestido y me quedé en la puerta para volver a verla con su ropa interior roja. Me volví al sofá, pensando que tendría sexo esa noche. Mi hermana salió con la ropa interior para ir a la cocina y cogió un vaso de agua, llevándoselo a la habitación.
.- Me voy a dormir… Se despidió… Hasta mañana. Hoy ha sido un día agotador en el trabajo.
.- Hasta mañana… Contesté, evitando mi pesar… Que descanses.
Desapareció por el pasillo en dirección a su habitación. Yo me quedé en el salón, pensando que no habría nada esa noche y me tumbé a seguir viendo la tele. Pasó como una hora y decidí desahogarme en el servicio. Cuando estaba en la puerta, miré a la habitación de mi hermana, pues estaba encendida la lamparita de la mesilla. Entré con la intención de apagarla. Al llegar a la mesilla, observé un frasco de vaso de agua a medio tomar. Miré a mi hermana y estaba tumbada en la cama, boca arriba, deliciosa con su lencería roja.
Acerqué mi mano y la puse sobre una de sus tetas, acariciándola suavemente, luego coloque mi otra mano en su otra teta y las masajeaba y tocaba sus pezones por encima del sujetador, sin ninguna reacción por su parte, pues seguía dormida. Le subí el sujetador y volví a acariciarle las tetas, sintiendo su suavidad en mis manos.
Acerqué mi boca y comencé a besarlos, jugar con mi lengua alrededor de ellos, siguiendo la circunferencia de las aureolas, chuparlos y mamar de ellos suavemente, dándole dulces mordisquitos con mis labios en sus pezones deliciosos. Luego seguí bajando por su vientre, hasta llegar a su peludo coño, para lamerlo y chupar su clítoris, metiéndole un dedo.
Me quité la ropa, colocándome encima de ella, y apuntando con mi polla a su coño comencé a introducirla poco a poco, sin pausa pero sin prisas, deleitándome con el momento y sintiendo el calorcito de su interior en mi polla. Me quedé un rato encima de ella, y comencé de nuevo con el bombeo mientras acariciaba y besaba sus tetas. Cuando sentí que iba a correrme, empujé para que entrase hasta el fondo mi polla y solté toda mi leche en su interior. (No hay peligro, está operada). Fui al servicio por un poco de papel higiénico para limpiarle los restos que salían de su interior..
Cuando regresé había cambiado de postura. Estaba en posición fetal y con su culo casi fuera de la cama. Me acerqué a ella y, después de limpiarle como pude la leche del coño, comencé a besarle dulcemente la espalda, bajando hasta su culo, besándolo y a veces dándole un beso negro, con un dedo metido en su coño. Comencé a rozar mi polla por entre las nalgas de su culo, y cuando se me volvió a poner dura, apunté a su ojete y la penetré despacio, notando como se le dilataba el ojete con cada centímetro de polla.
Esperé un poco, notando su culo apretado y comencé a follarla, hasta correrme de nuevo, inundándolo con mi lechada, aunque esta vez no tan grande. Saqué mi polla y limpié el semen que chorreaba con lo que me quedó de papel. Volví a vestirla y después de observarla unos minutos, volví al salón y me eché a dormir.
A la mañana siguiente, nos levantamos pasadas las 11:00 de la mañana. Desayunamos algo ligero y pasé todo el día con ella. Mi cuñado estaba acostado en su cama.
Después de almorzar, estuve ayudando a mi hermana a recoger la mesa y a fregar los platos. Cuando terminamos, yo me tumbé en el sofá a dormir un rato. Después de varias vueltas en la cama sin poder dormir, me levanté y salí al servicio. Mi hermana estaba acostada en el otro sofá aun con la lencería roja puesta.
Se encontraba de lado, en posición fetal, con su delicioso y hermoso culo casi sobresaliendo. Me aseguré de que estuviera dormida. Me acerqué y noté como roncaba. Le empecé a tocar el culo, pasando mis manos por sus nalgas y jugando con el ojete. No me pude contener y bajándole la braguita, comencé a besarle las nalgas, poco a poco separándolas y jugando con mi lengua en su ojete, haciéndole un beso negro mientras metía mi mano por debajo para tocarle el coño y meter mi dedo corazón en su interior.
Me bajé mi pantalón y mi bóxer y le rocé mi polla por su culo. Se movió y se colocó boca abajo, por lo que tenía su culo a mi disposición. Esta vez solo rocé mi polla hasta correrme en sus nalgas. Fui por una servilleta, la limpié, volví a vestirla y me eché a dormir.