Autor: maikol18 | 20-Aug
Mi relato empieza cuando llega un chico morenito claro a la sala de espera, muy guapo él, no muy alto y con muy buen cuerpo delgado y musculoso. A simple viste se notaba que era unos años menor que yo. Él después me dijo que tenía dieciocho.
Una vez arriba, en mi cabina, entro a una página de chat muy concurrida por los gays de Caracas y comienzo a chatear. Como a la media hora entra un chico a la pagina con el que comienzo a chatear muy cachondamente. Él terminó diciéndome que estaba también en el mismo cyber y que quería conocerme.
Ninguno de los dos creíamos habernos visto antes, pero resulta ser que, cuando voy hasta su box, era el morenito de la sala de espera y que grande fue mi alegría, ustedes se imaginarán? bueno, cruzamos unas pocas palabras, algunas de las cuales fueron -?me gustaste cuando te vi ahí abajo, me gustaste mucho? me pusiste cachondisimo en el chat, tenia que conocerte. Que rico te ves.
Lo bueno es que esas palabras fueron mutuas, fueron dichas por ambos. Tras el no muy original diálogo, comenzamos a usar nuestras lenguas de otra forma, ya no para hablar sino para darnos unos besos que ni imaginan. La escena era muy tierna y muy hot al mismo tiempo. La cabina o box tiene un poco más de un metro cuadrado y ahí, en ese apretado lugar estábamos los dos a los besos y a los abrazos.
Él comenzó poco a poco a bajar por mi cuello, me levantó la camiseta que llevaba y me besó el pecho, las tetillas, el ombligo, los abdominales, etc. hasta que llegó a la pretina del pantalón. Comenzó a desabotonarla, metió una mano, tomó mi pija y la sacó. Que rico lo sentí, tan dueño de mi, que me fascino su atrevimiento.
Una vez afuera mi verga, me la acarició, no dudó y empezó a chuparmela casi que hasta frenéticamente. Yo todo apretujado y medio incómodo comencé a despejar mi mente y a no pensar en otra cosa que no fuera en el placer que me estaba prodigando su mamada.
¡Que bien me lo hacía! Yo en tanto le acariciaba el hermoso cabello negro ensortijado que tenía y sus apetecibles nalgas. Después se levantó, me besó de nuevo y me preguntó si no quería penetrarlo.
A mí la idea me calentó muchísimo, pero no sabía bien que hacer, tuve unos segundos de ?cordura? y recordé que no tenía mucha experiencia por no decir casi ninguna como activo y tenía un poco de miedo de pasar vergüenza con él; pero él se encargó de que eso no pasara.
Se bajó los pantalones, el slip y me ofreció a gusto su culo. Yo dejé la ?cordura? de lado y se lo empecé a chupar. Se lo lamí un buen rato, abriendoselo para llegar a su orto cerradito, hasta que me dijo medio volteándose: -?¡Cógeme!? y yo me paré, tomé mi pija entre las manos, le unte bastante saliva en el culo, me unté mi verga ya empapada de pre semen y se la comencé a meter despacito.
Si, estábamos de pie. Cuando ya la tuvo toda adentro, le ofrecí una de mis mejores actuaciones como activo.
Se la metía y se la sacaba casi por completo. El ayudaba con gemidos y con suaves movimientos. Yo se la metía y se la sacaba con mucho placer para ambos, como podía le besaba en la boca y le acariciaba el cuerpo excitandonos mas y mas.
Así seguimos un rato hasta que no aguanté más, se la saqué y terminé echando varios chorros de leche sobre sus nalgas redondas morenas. Jadeabamos los dos en voz baja, suspirabamos y respirabamos muy agitado. Él se dio vuelta, me besó profundo y yo le devolví el beso.
Ayudé que acabara él también, se la mame full, ya que no me gusta acabar solo, a mí me gusta que quien está conmigo disfrute tanto o más que yo. Bueno, descansamos así un minuto, se vistió, me dio otro beso, anotamos e-mails y numeros de cel en un papel, los intercambiamos y El se fue.
Yo estaba extasiado, casi sin poderlo creer, aún con el jean por el suelo y sentado sobre el banquito. Agregué su e-mail en mi MSN y quedamos en contacto. Desde ese dia nos encontramos varias veces por semana ahí en el cyber, y todos nuestros encuentros son más o menos parecidos, es decir muy calientes y ricos. Ya yo me dejo ensartar por él, me lo hace divino.
Recordando claramente a los 10 años aproximadamente a una vecinita llamada Eliana con quien jugaba cariñosamente de vez en cuando, recuerdo que estando solos en casa le bajaba el pantalón hasta la rodilla al borde de la cama, ponía mi penecito erecto en la entrada de la vagina de ella y me movía según yo haciendo el amor, me gustaba la forma de cómo era su vagina y desde esa edad recuerdo que entraba al baño y jalaba mi pene hacia atrás por el medio de las piernas y me...