Hola amigos lectores. Les he contado ya tantas cosas de mi azarosa vida intima que una mas no tiene ya importancia, y los siento como de mi familia a todos los amables lectores y lectora que me han enviado correos.
Bien, cuando iba a terminar la carrera tuve ocasión de trabajar con un médico que era dueño de un sanatorio pequeño en el DF, capital de México. Había poco trabajo en realidad pero comencé a flirtear con una enfermerita llamada Lupita, que si bien no era lo que se llama hermosa, tenia un cuerpo delicioso y un carácter lindo, de manera que las guardias que compartíamos eran en realidad un placer. Le encantaba bailar y terminamos practicando bailes calmados en el consultorio del patrón, siempre con música suave y cachonda que desde luego despertaba nuestros instintos. Era una excelente enfermera además, y recuerdo que una vez llegó una paciente a la que se le iba a hacer un estudio, por lo que le dije a Lupita que le hiciera una tricotomía, o sea que le afeitara la vagina. Por alguna razón vi cómo se lo hacia y cuando nuestras miradas se cruzaron, los dos entendimos que seria algo muy cachondo el que yo mismo le rasurara la vagina que ella habitualmente traía algo \"greñuda\" pero eso si... ¡Muy limpia!
En realidad solo habíamos cogido cinco o seis veces porque el patrón era muy celoso de que se hiciera algo malo en su sanatorio y aunque nos dábamos unas divertidas muy gratas, cuidábamos de las apariencias... como generalmente ocurre siempre en los lugares donde trabajan juntos médicos y enfermeras, aunque la mayoría se hagan de la boca chiquita.
El siguiente fin de semana lo empleamos para salir juntos. Nos encontrábamos la mañana del sábado en el Metro Salto del Agua y de ahí nos íbamos muy tranquilamente a un hotelito de San Juan de Letrán en donde nos pasábamos toda la mañana, salíamos a comer algo y regresábamos a darle de nuevo gusto al cuerpo, hasta que a eso de las seis ya la llevaba hasta el metro Zaragoza para que ella tomara su camión hasta una de las colonias del Vaso de Texcoco... ¡Era una rutina muy cachonda de verdad!
Pero ese día ya habíamos quedado en que le rasuraría la conchita y además, cogeríamos así y ambos estábamos entusiasmados de verdad. Lógicamente había comprado dos rastrillos nuevos porque el pelo púbico de los humanos es un poco duro, y con unas tijeritas recorté primero el vello de Lupita que se acababa de bañar y estaba envuelta en una toalla del hotel. Se veía hermosa ahí acostada con las piernas abiertas y pidiéndome que tuviera cuidado y no la fuera a cortar, pero la calmé y luego de hacer espuma con un poco de jabón comencé a rasurarle la conchita, hasta que con cuidado hice a un lado los pliegues de su vaginita hasta dejarla sin rastros de su vello. Ella, ya caliente, se tocó la vagina y me dijo, entre traviesa y sorprendida:
-Uyyy, me dejaste bien PELONCITA mi amor... ¡Vas a ver ahora que me vuelva a salir el greñero la comezón que voy a tener!
-No Lupita, no tienes porque sufrir eso, ya que en adelante voy a mantener este ponchecito bien cuidado, limpio y sin vello, porque se te ve bien bonito.
-Ay, no me digas eso que me da pena... además, ¿Si mi mamá me ve así pelona... qué le voy a decir?
-Pues le dices que es por el calor, y si quieres, le puedes decir que es por prescripción médica... ¡Dile que te contagiaste de ladillas¡-dije, bromeando con ella.
-¡No, como crees, mi mamá sabe lo que son esas cosas y si le digo algo así me va a decir que ya no soy SEÑORITA y tendré que decirle entonces que FRACASE contigo!-dijo, repitiendo esa palabra de \"FRACASÉ\" que me dijo esa noche en que, por fin, pude metérsela por completo y en mi verga quedó embarrada la sangre de su himen recién roto, así como en el pañuelito que me dio para que me limpiara tanto la sangre como el semen que deposité en su vagina recién estrenada.
-Bueno, entonces no le digas nada a mi suegra, y solo acepta que te mantenga el pastito bien recortado porque de verdad se te ve hermoso ese coñito... aunque debo decirte, mi amor, que de todos modos me encanta tu cucarachita sea peludita o sea peloncita, mi amor.
-Ay, gracias mi cielo -dijo Lupita, sonrojándose, mientras pasaba su mano una vez mas por encima de esa vagina recién rasurada, y continuó -¡Pero de verdad que me la siento como si fuera la de una niña!
-De eso se trata Lupita, de que conmigo te sientas como una niñita inocente, y además, debes dejarte que te enseñe algunas cositas -dije riéndome y acariciando sus cabellos lacios y abundantes. La hice girar y acostados los dos, comenzamos a besarnos. Como los dos nos habíamos bañado juntos, así encueraditos comenzamos a pegar mas y mas nuestros cuerpos hasta que ella alzó su pierna sobre mi cadera y pude colocar la punta de mi verga en su coñito.
Lupita era algo gordita pero con forma, así que acariciarla era en si mismo un placer, debo decirlo, además, me encantaba besarle los senos y succionar sus pezones porque cuando ella se calentaba, estos comenzaban a pararse como si tuvieran vida propia, y además, los tenia oscuros y largos, algo que desde entonces me encanta en las mujeres porque en indicio casi seguro de que estoy con una mujer muy sensual y que le encanta coger.
No desperdicié la oportunidad de hacerle el sexo oral, y creo que para ambos fue una rica experiencia sin duda. Me gustó hacer un 69 ese mediodía en el hotel y ahí estaba ella, encima de mi, ofreciéndome el espectáculo de su ponche rasurado y su ano, fruncidito y de un tono apenas mas oscuro que el resto de su cuerpo, y mientras me solazaba en cómo tenia Lupita el culo y la vagina, ella se metía mi verga en la boca y me mamaba con delicadeza, a que debo decir aquí que mientras cogimos, por cosa de unos tres años a razón de cuatro o cinco veces por semana, ella cuidó siempre de que cada mamada que me daba fuera una muestra de su destreza natural para mamar.
Luego yo me coloqué encima y esa mañana hizo algo que me agradó mucho en ese momento. Con cuidado comenzó a intentar meter uno de sus dedos en mi culo. Como enfermera, no traía las uñas largas pero aun así, Lupita fue muy delicada para, como ella me dijo después, cuando nos estábamos reponiendo de la cogida:
-NO QUERIA LASTIMARTE, TE LO ACLARO MI AMOR, PERO DE VERDAD DESEABA YO TAMBIEN DESVIRGARTE POR EL CULO... MI HERMANA ME DIJO QUE MI CUÑADO LA HABIA COGIDO LA PRIMERA VEZ SIN LASTIMA Y LE HABIA CAUSADO DOLOR, PERO YA CASADOS, ELLA SE HABIA DESQUITADO PRECISAMENTE METIENDOLE CON BRUSQUEDAD SU DEDO EN EL CULO A MI CUÑADO... Y TE CONFIESO QUE SENTI CURIOSIDAD POR SABER QUÉ SE SENTIRIA DE METERTE EL DEDO... ¡ACUERDATE QUE TU ME LO METISTE PRIMERO Y NO SOLO EL DEDO, EN EL CULO Y HASTA ME SACASTE LA... LAGRIMA- dijo Lupita entre broma y en serio, ya que era cierto que yo también la había penetrado por el culito y ¡Creo que fui un poco brusco porque de verdad lloró, ella que es, o era, tan aguantadora de mi verga por su vagina! Y esa primera vez por atrás, aunque usé condón, éste terminó con un poco de caca embarrada? y Lupita alcanzó a verla y ¡La pobre tenía una pena que para qué les cuento!
Pero ese mediodía, después de que hicimos los 69, ella se montó en mi, ofreciéndome la espalda y era un gusto ver cómo movía las nalgas apretándome la verga y cómo movía sus caderas en círculos como ella decía \"PARA QUE ME ENTRE TODA, PAPACITO\"... ¡Y de verdad le entraba porque fueron muchas veces las que cogimos, fuera en su cuarto del sanatorio, a veces llegando yo casi a las 12 de la noche, porque teníamos que esperar a que el patrón y su familia se durmiera... y Lupita me abría la puerta silenciosamente... solo para pasarnos unas noches muy ardientes cogiendo... y al mismo tiempo teniendo cuidado de no hacer ruido alguno... ¡Fue maravillosa esa etapa de nuestras vidas!
Por eso es que nos habituamos a irnos a algún hotel y ahí si le dábamos gusto al cuerpo cogiendo y haciendo ruidos de toda clase. Ya para concluir, déjenme contarles, y es una verdad absoluta que ella, si lee esto, podrá confirmar, que una vez estaba ella montada en mi verga meneando las caderas muy rico... ¡Cuando se le salió una ventosidad! En realidad no tiene nada de particular, debo decirlo, pero Lupita anduvo chiveada por casi una semana hasta que, ya de nuevo en el hotel, me dejó por vez primera entrar al baño mientras estaba en el excusado... y eso es también una experiencia muy cachonda, inténtenlo y verán.
Además, no tiene nada de malo diría yo, que si cogemos con alguien y disfrutamos de su vagina o hasta de su culo, nos hagamos los remolones cuando estos órganos cumplen con la otra función para la que fueron hechos... ¿Cómo la ven ustedes? ¡SIENTO QUE LA CONFIANZA Y LA INTIMIDAD ENTRE UNA PAREJA AUMENTAN CUANDO NOS DAMOS LA OPORTUNIDAD DE VERNOS CUMPLIR CON NUESTRAS FUNCIONES NORMALES, SEA ORINAR O INCLUSO DEFECAR!
En fin, Lupita fue una experiencia maravillosa en mi vida... la recuerdo con cariño y cuando nos dejamos de ver lo hicimos en buenos términos... es mas, la he visto un par de veces, ya casados los dos, y hasta nos dimos una oportunidad de recordar viejos tiempos cuando asistí a un Congreso en México... ¡Pero esa es otra historia!
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