Ya tiene algunos años que mi esposa me puso los cuernos con un negro ilegal y aunque eso hizo cambiar nuestros hábitos sexuales, la verdad es que de repente algunas cosas me hacen pensar que las mujeres son mucho mas cachondas que nosotros y lo mismo miran el bulto de un hombre en el supermercado que se imaginan sobándole las nalgas a algún deportista. Debo aclarar que nos llevamos más que bien en la cama y podemos decir que somos un matrimonio abierto, ya que por razones de salud mi rendimiento no es el de antes y porque la quiero mucho, decidí desde hace años hacerme de la vista gorda en muchas cosas. Hacemos de todo y ?jugamos? de distintas maneras, a modo de disfrutarnos mutuamente. Salimos de viaje y estando de vacaciones de plano la dejo hacer lo que se le de la gana. Como dice el dicho, lo que allá se hace allá se queda y a ella le encanta disfrutar de un buen palo negro, de preferencia grueso y largo, pero sobre todo aguantador.
Planeamos unas vacaciones a la zona del sureste, más que nada para visitar Belice y su zona libre. Para la gente de Acayucan el pretexto es ir de compras pero lo que le encanta a mi mujer es coger con los negros que hay por ese lugar. Nos hospedamos esta vez en un hermoso hotel con cabañas a unos cinco minutos de la frontera con Belice en un poblado llamado Subteniente López. Fuimos a Belice y rápidamente mi mujer caló a un negro llamado Ernesto que no se hizo del rogar para nada, así que a las 7 de la noche fuimos a recogerlo y nos lo llevamos al hotel. Nadie parece darse cuenta de cómo las mujeres blancas como la mía llegan a los hoteles con tremendos negrotes, así que creo que es algo frecuente por allá. Mientras ellos se dedicaban a lo suyo y yo los grababa, me puse a recordar muchas cosas de mi vida, como la forma en que comenzó todo esto, y que ahora les platico.
No hay nada como ver contenta a nuestra pareja, y aunque muchos lo neguemos, creo que en el fondo no hay un esposo que no sienta por lo menos curiosidad sobre cómo es su esposa en la cama con otro hombre. Sinceramente yo comencé a tener esa curiosidad casi desde que nos casamos pero no me atrevía a decirle nada a ella. Una vez, estando cogiendo, le dije que la había soñado a ella que estaba con otro y primero se medio molestó y se puso seria todo el día siguiente, y hasta pensé que la había regado al decírselo, pero recuerdo que esa misma noche la noté ya amable y ella misma trajo el tema a la plática.
Primero, lógicamente, me preguntó si alguna vez había hecho lo que en ese momento calificó de ?COCHINADAS? y le dije que no porque era verdad. Es mas, tuve una novia cuando estudiaba, con la que cogía casi a diario, y por cosas del trabajo (El patrón no quería romances en horas de trabajo) yo mismo la animé a que cogiera con otro. Ella no quería al principio pero luego, como un chavo la pretendía, la convencí de que aceptara coger con él y lo hizo. Y sinceramente, como se lo dije a mi esposa esa noche, el saber que ella estaba picando con otro me excitaba, era verdad, y después de un tiempo, cuando ella regresaba bien cogida, y había modo de cogérmela, lo hacíamos y ambos lo disfrutábamos, ya que en las palabras que decíamos a la hora de coger, el chavo aquel salía y ella se excitaba bastante. Decírselo a mi esposa fue bueno porque ella me escuchó con atención y lógicamente, me hizo preguntas sobre cómo lo hacia con aquella, lo que sentía yo al metérsela cuando aun ella traía restos de semen en el ponche, o si en algún momento ella mencionaba el nombre del otro chavo, y a todo le contestaba procurando ponerle sabor y cachondez, así que mi mujer respondía muy rico, poniéndose visiblemente excitada.
Desde entonces, aunque no siempre, a la hora de coger ella de repente me preguntaba si así como lo estaba haciendo ella se movía mi ex novia, o si me la estaba mamando como aquella me mamaba. Me excitaba mucho esto, y más cuando yo le estaba haciendo el sexo oral y ella me decía si aquella tenia buen sabor ahí donde les platiqué o le apestaba. La verdad es que mi ex siempre fue una mujer muy sana y sumamente pulcra, a veces hasta de más. Cuando cogía con aquel chavo, tenia que ser yo quien le pidiera que no se lavara el ponche sino que se dejara la leche tal cual. A ella no le gustaba mucho porque decía que le escurría, pero le sugerí que usara tampones, y hasta le compré el primer paquete, para que conservara la leche de Alfredo, que así se llamaba el chavo, dentro de ese ponche el mayor tiempo posible.
Ella me decía que si salía embarazada, no sabría de quien seria el niño porque ambos mecos se mezclarían en su ponche y los dos nos reíamos, ya que yo mismo la inyectaba para que no saliera embarazada, y en cuanto a las enfermedades, la verdad es que en ese tiempo no había SIDA y Alfredo era un chavo de esos de la religión, incapaz de irse por ahí de cogelón, nada mas déjenme decirles que, cuando se cogió a mi ex la primera vez, a ella le bajó la regla ese día, y el chavo pensó que era él quien la había desquintado? ¡Así seria de inocente aquel pobre chavo, que nunca se dio cuenta que éramos dos los que estábamos cogiéndonos a la chava!
Con mi esposa las cosas se fueron dando de a poco. No fue cosa de meter a otro hombre en nuestra cama y solo era una fantasía, peor poco a poco a mi mujer le entró la curiosidad y no fue hasta que llegó Sergio, el ilegal, cuando se decidió a ponerme el cuerno. No la culpo, ya que en cierto modo fue un descuido mío lo que provocó esto, ya que estaba yo dedicado al trabajo y cuando llegó aquel negro hondureño encontró a una mujer tal vez no tanto deseosa de sexo, sino de atenciones y muestras de cariño. Cuando lo supe nos dijimos muchas cosas, es verdad, pero finalmente entendí que aunque yo le daba todo a mi mujer, ella necesitaba de esa atención del inicio de nuestro matrimonio. Por eso fue que de plano perdoné su infidelidad y aquí seguimos, ahora ya mas abiertos a la sexualidad, y como dije arriba, hacemos de todo cuando cogemos. Ella es una mujer muy linda y de buen cuerpo, pero tiene la particularidad de que se prende sexualmente cuando comienzo a besarle los senos y a succionarle esos pezones que tiene, que cuando se calienta se le paran como una verga, y precisamente recordé esto cuando Ernesto, el negro beliceño, le estaba pasando su enorme pene por los pezones mientras mi mujer le sobaba los huevos y las nalgas estando el negro montado encima de mi mujer.
La vi montada en esa enorme verga, y también los vi haciendo un 69 que les salió perfecto, pero cuando vi entrar y salir lentamente la verga del negro en el estrecho culito de mi esposa, y la oí gemir disfrutando la cogida, de plano pude darme cuenta de lo hermoso que es tener a nuestro lado a una mujer tan cachonda. Por fin, cuando Ernesto soltó todo el semen en las nalgas de mi mujer después de haberse quitado el condón, mi propia verga estaba durísima, y como el trato era que yo también me la cogería, Ernesto se hizo a un lado y yo me la cogí de a perrito pero entrando en su ponche, ese lindo y depilado estuchito que mi mujer tiene entre las piernas.
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