Autor: rafaelpasivo | 07-Jan
Cuando uno vive oculto como Yo y sientes el enorme de deseo de contar tus experiencias sexuales y cuanto lo disfrutaste es un poco frustrante. Por eso uso este medio y no es en son de alarde. Honestamente lo dijo.
Para los que no han leído mi primera narración les quiero contar quien soy.
Tengo 23 años y a la fecha no he tenido relación intima con una persona de mi sexo opuesto, y esta falta me obligaba a mentir en las charlas con mis amigos en los momentos del farsanteo.
No soy una persona mal parecida. Trigueño, de pelo negro, ojos claros por mi madre, con un físico bastante apetecible por mi fanatismo por los deportes y 1,78 mts. de estatura. Siempre tuve éxito con las mujeres, pero hoy me doy cuenta que más que nada era por las muchas cosas que tenemos en común más que por mi seducción masculina.
Criado dentro de una familia católica, conservadora, de muy buen nivel social y económico dentro de mi país. Cuatro hermanos, tres de ellas mujeres, fácilmente se concluye que soy el único varón.
Este verano con mis padres y hermanas de vacaciones, y yo anclado en casa por un trabajo de verano mi padre me llamo solicitándome que el viernes me quedara en casa porque iría un técnico a revisar el equipo climatizador.
Ese día me levante temprano y como de costumbre me bañe, afeite o mejor depile, y mientras tomaba desayuno el timbre sonó y abrí la puerta.
Tuve una grata sorpresa al ver el técnico que llegaba. Era alto, entre 40 a 45 años rapado, musculoso, que daba la impresión de ser un fisicoculturista amateur, no profesional y con una pequeña hilo de pelo como barba que le recorría toda su cara desde el nacimiento de sus orejas y se juntaban en su barbilla. Muy varonil, muy atrayente. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo.
Le indique el lugar donde se encontraba el equipo y le dije que iría a terminar de vestirme y luego volvía por si me necesitaba. Sonriéndome me respondió vuelve.
Durante el trayecto a mi pieza me fui pensando que sentiría en sus brazos. Sí sería audaz y entregarme a ese machote.
Al pasar frente a la pieza de una de mis hermanas, se me ocurrió la idea de usar uno de sus jeans elasticados que relucieran mi cuerpo. Lo hice y aproveche de sacar una polera del mismo color de los pantalones y que se ajustara a mi torso y escotada.
Con la ropa prestada me vestí, me perfume y me tome mi largo cabello en una cola de caballo manteniendo el pelo tirante hacia atrás para lo cual utilice gel. Me senté a esperar que me llamara y mientras miraba televisión.
Pasó el rato y me puse inquieto, durante la espera pensaba como iba a encarar el encuentro. Pensaba que no podía ser muy notorio. Tenía miedo, pero la espera y mis pensamientos me habían excitado, así que decidí ir a donde estaba.
Al llegar donde se encontraba me miro, sonrió y me dijo; ?valía la espera?. Sentí un cosquilleo y sentí que sonrojaba.
Me comunico que estaba por terminar y que después iba a necesitar un lugar para lavarse las manos. Le respondí que cuando terminara me llamara y le indicaba donde podía lavarse. Él me respondió que me quedara y charláramos mientras terminaba. Me quede, quería quedarme.
Mientras apretaba y soltaba piezas y parte, admiraba sus voluptuosos músculos contraerse y pensaba como sería estar en sus brazos y sentir su fuerza. Pensaba con la facilidad que me podría levantar y depositarme sobre una cama para satisfacer su animal deseo.
En un momento mire a mi entrepierna y vi como se me notaba mi pene totalmente erguido y duro. Al levantar mi vista vi que me miraba y se sonreía. Me había descubierto y me puso muy nervioso.
Inquieto le dije que me iba a la pieza y que me avisara cuando terminara para volver e indicarle donde podía lavarse las manos.
Se irguió y extendiéndome una de sus manos y con voz firme y segura me respondió quédate.
Me quede y extendí mi mano buscando la suya. Tomo mi mano con firmeza y fijando su vista en mí me arrastro hacia él. Yo camine como sobre nubes hasta llegar a centímetros de él.
A escasos centímetro me detuvo y me hizo girar hasta quedar dándole mi espalda. Sentí que me agarraba y apretaba con fuerza mis nalgas. Apretándolas intento abrírmelas, mientras me decía; ?tú culo va hacer mío hoy día, se que estamos solos?, ?te lo voy a romper hasta que me canse?.
Yo no respondí, tal vez por miedo y/o excitación.
Lenta y pausadamente dejo de apretar mis nalgas y luego de llevar sus manos a mi cintura me tiro hacia atrás hasta sentir su cuerpo pegado al mío. Sentí su sexo erguido y duro, que el raspaba contra mi culo.
Sus manos acariciaban mi torso, a la vez que levantaba mi polera buscando mi desnudez. Llego a mis pezones y comenzó a apretarlos y tirarlos. Su boca en mi cuello mordía y besaba.
Mis gemidos producto del dolor de sus pellizcones sólo lo hacían poner más dureza en sus caricias. Pero debo reconocer que deliraba de placer y quería sufrir sus fuerzas, y quería más.
Un largo rato me retuvo así, para luego con una de sus manos girar mi cabeza e introducir su lengua en mi boca. Firme me sujeta.
Yo empujaba hacia atrás y trataba de mover circularmente mi culo sobre su verga para sentirla más y apurar su robustez.
Su lengua introducida hasta el fondo de mi boca, sus dedos aplicando una fuerza desmedida a mis pezones, Yo sólo lanzaba gemidos intermitentes de dolor entremezclados con otros de placer.
Al cabo de un largo rato me gira y me coloca frente a él. Me toma firmemente de mis nalgas y me aprieta contra su cuerpo. Yo tomo su calva cabeza, abro mi boca esperando que inserte su lengua en ella y nos envolvemos en un caliente y apasionado fragor de besos, intercambio de saliva y apretones de nalgas que entremezclaba con tirones e intenciones de abrirlas.
Que deliciosos fueron esos momentos. Yo había perdido toda relación de tiempo y espacio. Sólo me entregaba hambriento por sus caricias, pasión y añoraba su sexo en mí. Nunca pensé que hubiese pasado si por alguna maldita razón alguien llegaba. Nada me importaba sólo quería que él me reventara.
Largos y deliciosos minutos estuvimos levantándonos los deseos. Me libera de sus brazos y me toma con unas de sus manos de mi moño, hecha mi cabeza para atrás sin miramiento como un cavernícola y me ordena vamos a tu pieza.
Lo lleve a mi pieza y durante el trayecto me mantuvo firmemente tomado sin intención de soltarme. Me parecía que me indicaba que Yo era su presa, su trofeo que iba a disfrutar.
Llegamos a mi pieza y se sentó sobre mi cama, y me ordeno con voz dura y firme que me desnudara completamente. Dócil y humildemente le obedecí.
Completamente desnudo me tomo de mi miembro y me acerco hacia él. Creí que me lo iba a chupar pero no fue así, me giro y me dejo de espalda a él.
Me tomo nuevamente de mis nalgas y las abrió comenzando a lamer mi ano. Nunca y lo juro nunca había sentido una sensación como esa. Mis gemidos no eran normales. Creo que eran fáciles de escuchar y la razón de mis aullidos.
Me forzó a inclinarme y siguió lamiéndome. Yo seguí gritando, porque ya no gemía. Eran aullidos entremezclados de gritos pidiéndole que por favor no parara.
Creí que ahora venía mi premio final, pero no fue así.
Paro y se levanto haciéndome sentarme al borde de la cama. Se desnudo completamente.
No tengo mucha experiencia, pero me alegre de que me hubiese sentado sobre la cama, porque lo que vi frente a mí me dejo tanto maravillado como asustado. Un cuerpo maravilloso, solo músculos y fibras. Pero el miembro aterrador, sobre unos 22 cms, pero no muy ancho.
Lentamente se acerco a mí, me tomo de la, cara y sujetándome de la barbilla empujo su miembro contra mi boca. La abrí y adentro se fue sin un miramiento. Sentí que chocaba contra el fondo de mi boca. Arcadas me vinieron, pero no me soltó. La mantuvo adentro , Yo manoteaba pidiéndole que me soltara.
Gracias que lo hizo y pude aprovechar de saborearla. La lamí, la chupe, bese su cabecita, y volvía a la misma secuencia, hasta que la deje dentro de mi boca y comencé a chuparla y disfrutarla.
Así estábamos hasta que sentí que su vaivén aumentaba y ahora era él quien se quejaba y sujetaba mi cabeza para que no la soltara, pero esta vez no empujaba atragantándome, lo que me permitía darle un buen ritmo y disfrutar lo que hacía.
Los gritos aumentaron en intensidad, lo que me indicaba que estaba por llegar, y llego. Un chorro monstruoso de un líquido medio espeso, caliente y de sabor agridulce me indico que estaba llegando.
Era tanto su semen que mi boca comenzó a chorrear, pero mi boca no aflojaba su miembro. Seguí chupando hasta extraer todo su líquido. Debo de haber sido un espectáculo porque al verme con su mano espacio lo que chorreaba por mi cara y pelo.
Se hecho sobre la cama junto a mí y llevo mi mano a su pene. Comencé a jugar con el deseo en mente de llevarlo nuevamente a su máximo. Cuando estaba su pene completamente erguido me llevó al centro de la cama y se coloco entre mis piernas.
Me levanto mis piernas y las puso sobre sus hombros, tomándome me arrastró hasta quedar pegado a él y fue ahí cuando sentí su miembro frente a mi ano.
Se inclino hasta besarme y me dijo; ?ahora vamos a disfrutar juntos?, y sujetándome de la cintura sentí como empujaba su miembro dentro de mi ano.
En un principio no sentí nada extraño, pero a los minutos comencé a sentir un ardor producto de su pene entrando por primera vez en mi ano.
Yo le pedí que me pusiera alguna crema, pero me contesto que a él le gustaba ver a su pareja sufrir y después se convertiría en un placer indescriptible.
Era tan grande mi deseo de sentir a ese macho romper mi culo, que trate de olvidar y concentrarme en sentir todo el placer posible.
No fue así. Por un largo rato sentí un ardor y una sensación de que me estaban taladrando los intestinos. Lagrimas junto a gemidos salieron de mi, las que lentamente se fueron transformando en sensaciones de un enorme placer. Estaba cumpliendo un deseo por mucho tiempo reprimido. Al fin estaba siendo fornicado, algo esperado por mucho tiempo y no iba a interrumpir.
Con el tiempo sus movimientos se fueron volviendo cada vez más animal. Cada empellón era más violento y llegaba más adentro. El placer que me daba el hecho de saberme ser un objeto de los deseos de este hombre me complacían enormemente. Me estaba realizando sexualmente. Esperaba que nunca terminara.
Como todas las cosa todo tiene su fin y llego con un bramido de él. Esta vez sentí el chorro dentro de mí, pero en mi culo
Antes de llegar totalmente me dio varios enviones que creí que me sacaba de la cama, pero me gustaron mucho. En esos momentos Yo dominaba.
Cayó rendido a mi lado. Fascinado por la forma que me había comencé a masturbarme hasta llegar. MI semen me lo esparcí por mi cara y chupe mis dedos.
Descansamos unos largos minutos y después continuamos.
Lo hicimos en la piscina, en el jardín y en la ducha.
Gozamos, por lo menos Yo. Pero lo más importante para mi es que al fin me quitaron la virginidad y descubrí que soy gay sin dudas y pasivo.
Chao amigos, soy feliz ahora.