Autor: historiaxxx | 25-Dec
(PREVIAMENTE "EN LA RUTA")
El departamento era bastante cómodo, había dos habitaciones y en el living también había lugar. Demasiado grande para 5 personas, pero nos lo habían prestado y dos amigos habían abandonado el viaje. Un matrimonio fue a una habitación y nosotros a la otra. Javier dormiría en el living.
Pasamos el día, disfrutamos, nos reímos y divertimos. Salimos a cenar, tomamos algo y nos dispusimos a volver. A la otra pareja se la notaba bastante cachonda y sabíamos que se encerrarían en su habitación hasta la mañana siguiente.
Nosotros entramos a nuestro cuarto, nos acomodamos y estábamos dispuestos a acostarnos, cuando un débil golpeteo en la puerta nos sorprendió. De inmediato, la puerta de nuestra habitación se entreabrió y Javier asomó la cabeza.
-¿Se puede? ?preguntó en voz baja.
-Sí, pasá ?le respondí.
Javier entró al dormitorio, vestía una remera blanca y estaba en calzoncillos. Llevaba en la mano un estuche de cámara.
-Che, me quedé shokeado con lo del viaje ?comenzó a decir, mientras yo lo escuchaba de pie y mi esposa ya estaba sentada en la cama. ?La verdad es que fue muy intenso. No sé Uds., pero a mí me elevó la sangre a dos mil grados.
-Estuvo muy bueno ?le dijo mi mujer sonriendo ?Fue bastante intenso, ¿verdad? ? concluyó mirándome
-Si, si? -intentaba buscar las palabras que más se adecuaran a mis sentimientos ?Fue una experiencia intensa y movilizante para mí. Muchas sensaciones juntas y muy rápidas.
-Bueno ?continuó diciendo Javier ?Acá tengo una filmadora de 8mm que me trajeron al laburo para que se la devuelva a mi hermana cuando vuelva ?dijo dando unos golpecitos al estuche ?Y pensé que, quizás, si se copaban, podríamos hacer algo y registrarlo. Uds. se llevan el cassette ?se apuró en decir para no generar alguna reacción contraria en nosotros.
Inmediatamente la miré a mi mujer y sus ojos me respondieron enseguida.
Colocamos una mesita de luz al pie de la cama, junto a ella acomodé una silla para mí. Yo sería el director de aquella película y ellos los protagonistas. Cuando todo estuvo listo, ellos se dispusieron sobre la cama y yo me senté en mi silla. Inmediatamente me volvió esa sensación ambigua que se debatía entre el miedo y la excitación.
-Un paso más ?me dijo ella.
-Acción ?balbuceé yo y presioné ?REC?
Ella vestía una musculosa negra y una bombachita haciendo juego. Estuvieron unos minutos tocándose por sobre la ropa. Javier estrujaba y apretaba los pechos de mi chica, luego acariciaba su cola y sus piernas. Ella paseaba su mano por sus brazos, sus piernas y luego sobre el calzoncillo que ya empezaba a mostrar señales de que algo crecía en su interior.
Entonces, Javier se levantó un instante y se bajó el calzoncillo dejando ante nuestros ojos su pija ya rígida y dispuesta a recibir los favores de mi mujer. Ella no dejaba de mirarme, pero tampoco se distraía de aquella verga. La acarició despacio, subiendo y bajando el prepucio. Luego bajó su cabeza y justo antes de introducirse el miembro en su boca, me dedicó una mirada sensual. Javier le acariciaba el cabello y la espalda, mientras ella metía y sacaba esa pija caliente de su boca. La lamía y acariciaba con suavidad y devoción.
Fue en ese momento, que nuestro amigo decidió encender una nueva mecha y doblarnos la apuesta en nuestro juego.
-¡Por Dios! Qué bien la chupa ?comenzó a decir Javier -¿A vos te la chupa igual? ?me preguntó sin esperar respuesta. Yo me mantuve en silencio. ?Te gusta chupar vergas, ¿no? ?ahora le hablaba a ella que movía su cabeza de arriba hacia abajo en su regazo ?Si, se nota que sos muy puta.
-Mmm? Si, muy puta? -contestó ella sin sacarse la pija de la boca ?Y tu pija es la más grande y deliciosa que jamás haya probado ?concluyó ante mi asombro
Yo lo miraba y en mi interior la sangre me hervía. Me estaban humillando. Ella había entendido de inmediato el juego que proponía Javier. Yo no tenía reacción estaba totalmente paralizado.
-¿Y te gusta mi lechita, putita?
-Mmmm? me encanta. Quiero que me llenes la boca con tu leche como nunca nadie lo hizo ?mi mujer ya no me miraba, ahora eran indiferentes a mí, pero cada palabra tenía el objeto de humillarme. -¿Te gusta así? ?le preguntó mientras rodeaba el glande con su lengua y luego lo mordisqueaba.
-¡Uf! Sí, si? sos una experta. Y, ¿sabés qué? Ahora te voy a coger como jamás te cogieron. ¿Querés que te garche ahora? ?le preguntó y mi corazón se aceleró.
-Ay, sí? sí? métemela ya mismo ?exclamó ella. Pude ver que en ese momento me miró de reojo. Pero no buscaba aprobación, ella ya lo había decidido. Simplemente me miró para humillarme más.
Javier sacó un preservativo de debajo de la almohada y ella se lo colocó con cuidado. Yo me movía en mi silla. Estaba extremadamente intranquilo e incómodo.
Nuestro amigo le sacó la bombacha a mi mujer y siguió acariciando su cola.
-¡Qué buen culo que tiene ésta zorra! Me dan unas ganas de rompérselo ?me decía y miraba fijamente, desafiándome.
Él se recostó boca arriba en la cama y ella lo montó, luego mi mujer agarró esa verga hinchada y caliente y se la acomodó en su concha mientras él se aferraba a su culo y separaba sus carnes para mostrarme cómo la estaba penetrando. Fue bajando despacio mientras me enseñaban cómo ese pedazo de carne se iba perdiendo dentro de la raja de mi esposa.
Inmediatamente comenzó a cabalgar esa pija, subiendo y bajando sus caderas. Estuvieron follando un buen rato en la misma posición, yo veía perfectamente como el miembro de Javier entraba y salía de la concha ardiente de mi mujer. La humedad y viscosidad de los flujos de ella le daban un brillo particular a todo.
Podía oírlos, susurraban pero podía escuchar lo que decían, estaban abrazados y la cabeza de ella se apoyaba sobre uno de los hombros de Javier que le hablaba al oído.
-¿Te gusta, putita?
-Me encanta
-¿La sentís bien adentro? A que nunca te cogieron tan profundo?
-¡¡Ah?!! no? es muy grande y muy dura? Dale, no pares? Ah? más fuerte, más? -la voz de ella se entrecortaba y los murmullos ya eran casi jadeos y gemidos.
Javier aumento la fuerza y velocidad de sus embestidas y el sonido de sus cuerpos golpeando llenó la habitación. Él comenzó a agitarse, su respiración se volvió más intensa. Ya no podía controlar el ritmo pero la penetraba con bastante violencia. Fue ella la que dio la primera señal con un grito que ahogó con la almohada. Su cuerpo se estremecía y temblaba. Luego él respiró hondo, contuvo un instante el aire y luego descargó todo su placer dentro de ella.
Ya no se movían. Los músculos de las piernas de él se tensaban y distendían. Estaba expulsando lo que quedaba de leche en sus huevos dentro de mi mujer. Ella levantó despacio sus caderas, y la verga de Javier fue abandonando la calidez y humedad de la concha de mi esposa. Era interminable, o por lo menos lo fue para mí, esa pija larga envuelta en el preservativo no terminaba de salir nunca de su raja. Finalmente su miembro abandonó la cavidad de ella. El preservativo estaba totalmente colmado en su capacidad con abundante y espesa leche.
Me distraje viendo la concha dilatada y follada de mi mujer por un momento y no me percaté de que ambos me observaban. Ella dejó su cola en lo alto y abierta y yo no podía dejar de mirar la humedad que la cubría y sus labios totalmente separados luego de la intensa cogida.
-Che, boludo ?dijo ella con ironía ?Haceme un favor, que estoy muy cómoda acá. Vení y sacale el forro a Javi y tiralo que me quiero quedar un ratito más arriba de él.
-Chupame un huevo, pelotuda ?fue mi respuesta mientras apagaba la cámara.
-Dale, che. No seas aguafiestas, es un juego ?trató de explicar él.
-Dale, ¿sí? Porfis ?ella cambió su actitud y sus ojos me brillaron una vez más, su sonrisa volvió a ser de complicidad y yo estaba muy confundido por todo lo que había pasado. En ese instante pensé que jamás me acostumbraría a eso.
Me acerqué a la cama, me agache un poco y con una mano agarré la verga por su base, casi por los huevos. Sentía en mis dedos la temperatura y la humedad del miembro de Javier. Luego, con mi otra mano fui sacando el preservativo, tratando de que no se derramara la enorme cantidad de semen de su interior. Ambos me miraban con atención. Una vez que lo retiré lo dejé colgando un instante ante mi cara. Era impresionante lo lleno que estaba. Y ellos seguían abrazados uno sobre el otro.
-Ahora te vas a tener que ir a lavar, putita ?le dije a mi mujer y vacié el contenido del forro sobre su cola. La leche se desparramo por su raya hasta inundar su concha, luego cayó sobre la pija y los huevos de Javier. Al principio ambos se sorprendieron y molestaron por lo que había hecho, pero luego de unos segundos los tres nos reímos.