Autor: JoaquÃn | 15-Oct
Mirando las páginas eróticas con mi pareja, una mujer exquisita y deliciosa, a quien llamaré MI GRAN AMOR, comenzamos a fantasear con hacer un trío con una mujer.
Por mi parte, debo reconocer que, como estar con dos hermosas mujeres es la fantasia de todo hombre, estaba dispuesto completamente y cada día la idea me excitaba más y más, y por supuesto no estaba ajeno en ningun momento a este sueño.
Me parecía, a veces aunque no siempre, que cuando veiamos imagenes de tríos o lesbianas, mi gran amor, se excitaba, le gustaba haciendo el amor con unas ganas muy superiores a las normales y en otras ocasiones, ponía cara de disgusto, lo que descolocaba y no sabía que pensar.
Mi gran amor, tiene una amiga llamada Roxana que solo sospechabamos era lesbiana o bisexual, pero nada concreto. Hasta que en cierta oportunidad, que se juntaron a beber un trago, después de conversar diferentes temas de mujeres, llegaron a las fantasías de cada una y mi gran amor comentó la nuestra. Su amiga, una rubia estupenda, solo sonrió y bajó su mirada sospechando quizás, se lo estaba pidiendo.
Pasó el tiempo y continuamos fantasiando y mirando hasta que un día de Otoño, nos visitó Roxana, que venía más hermosa que nunca. Al llegar, cada uno de nosotros, lo pensó, lo imaginó y lo deseo, pero como era una visita social jejejeje. El caso es que comenzamos a conversar acompañados de unos traguitos y comernos un pequeño coctel. Con mi gran amor, un poco bebidos ya, comenzamos a entregarnos las aceitunas con los labios aprovechando de besarnos, cuando a a ella se le ocurrió entregarle una de la misma forma a Roxana. Hermosa sorpresa fue cuando la recibe, entregandole además un beso largo y hermoso.
Grande, largo y hermoso. Un beso deseado por ambas y por mucho tiempo; Tanto tiempo, que se olvidaron de mi, se excitaron como dos hembras que parecía nunca habían tenido sexo, como dos adolecentes, aunque ambas tenían 30 años.
Por mi parte, entre mi excitación de ver este paisaje tanto esperado y acariciado, me sentí celoso. Ibamos a hacer un trío y estaba resultando un dúo, pero igual era una escena hermosa que mi mujer estaba disfrutando como nunca, caliente a más no poder.
En ese momento, sentí que mi mujer era y es mi más grande amor, la amé como nunca había sentido el amor. Nos hicimos complices de nuestra intimidades, sin engaños, libres de nuestras cosas oscuras y ocultas.
Fué tan grande mi impresión verla tan caliente disfrutando a una mujer, haciéndose un rico 69, besandose y acariciandose sus pechos, haciendose el amor con amor, el mismo amor que sentía por mi, la misma calentura que sentía por mi. Mi gran amor, bajo a la flor de Roxana, la besó con suavidad, disfrutó sus jugos vaginales y luego mirandome me ofreció sus labios para que disfrutara ese sabor que tanto había degustado con pasión.
Ese beso fue la invitación, para que participara con ambas y formaramos el trío soñado. Besamos nuestros cuerpo, dandole por mi parte a mi gran amor y ellas..... dandose preferencia solo para ellas.
Roxana, demostró toda su experiencia, entregandole unos besos llenos de pasión a mi mujer, colocandola en un 69 espectacular, metiendole su lengua en la conchita caliente y dejando para mi el culito sabroso de mi mujer, metiendole mi lengua lo más profundo que pude. Feliz, mi mujer acabando por ambos lados, entregando sus jugos vaginales como nunca los había entregado hasta que llegó a su máxima calentura pidiendome la verga por su oyito, lubricado y dilatado. Encantado la penetré. Tenía una verga en su culo y una lengua en conchita, mientras su lengua disfrutaba de los jugos de su amiga. Acabamos los tres de una manera brutal como nunca habíamos acabado.
Quedamos jadeando en el piso, nos besamos, nos sonreimos y sentimos con mi pareja más amor que nunca y con nuestra amiga más complices que nunca.
Creo que nos amamos los tres a nuestra manera