Autor: sexoffice | 18-Aug
A mis 45 años la suerte quiso que se me cumpliera una de mis tantas fantasias sexuales, con mi esposa decidimos pasar un par de semanas en unas preciosas playas colombianas como parte de nuestras vacaciones, nuestros hijos estaban aún en la universidad y no nos acompañaron en esta ocasión, sin embargo, mi esposa invitó a dos sobrinas (una hija de un hermano y la otra de una hermana) como para quedar bien con la familia.
Los nombres, aunque cambiados de las sobrinas son Cindy y Mishelita; Cindy es de unos 20 años, delgada, pero con un buen par de buenas tetas juveniles, sus curvas estan bien definidas y un su cuerpo esta adornado por un lindo culito en forma de corazón, es una preciosa muñeca. Mishelita por su parte es de pelo castaño claro, de casi 19 años y con un cuerpo más menudito en sus muslos y su trasero, de tez bastante blanca, unos senos aún creciendo y un bonito par de nalgas carnosas.
Me gusta leer y me excitan los relatos que sean bien descriptivos y ricos en detalles, por ello he intentado colocar cada pequeño detalle de esos encuentros sexuales.
Nos fuimos vía aerea y nos alojamos en un hotel lujoso con playa privada y todo eso. Durante el primer día completo, estabamos disfrutando del sol cono mi esposa, cuando llegaron las sobrinas de mi esposa, Ufff!!, llevaban puestos unos hilos dentales que dejaban muy poco para la imaginación, la verga se me erectó de inmediato, tuve que taparme con la toalla para no delatarme, estaban riquisimas!!, sus cuerpos juveniles en desarrollo eran preciosos, en ese momento pensé que tuvieron que haberse depilado todo el coño, ya que la parte delantera de su bikini era diminuta que cubría su rajita y apenas una línea de tela tapándoles el orificio del culito. Deveras que me hicieron humedecer mis pensamientos en ese momento, no les perdí la vista durante su estadía en la playa, estaban bien ricas las chiquillas!, era cierto también que ellas sabían lo que tenían y sabían que todos las observaban, ya que empezaron a moverse y a coquetear.
Yo a pesar de mis 45, me mantengo bastante bien, hago ejercicios muy frecuentemente, con muslos desarrollados y no tengo estomago, además soy alto 1.85 mt para ser latino y siempre he ostentado una buena polla de casi las ocho pulgadas.
Durante ese primer día, estabamos tan cansados de estar en la playa de tomar el sol, que mi esposa decidió que no iría a la discoteca del hotel, sino que se quedaría a descansar y me pidió que fuera porque no podíamos dejar solas a sus sobrinas. Eso fue música para mis oidos.
La discoteca estaba a reventar y rápidamente las sobrinas consiguieron pareja para ir a la pista de baile, yo me quedé bebiendo unas cervezas en la barra. Después de unas tres cervezas, observé que Mishelita estaba ya sentada, mientras que Cindy no dejaba de bailar con un joven mayor que ella bastante apuesto. Pasaron varios minutos y animado por las cervezas, le pedí una más al cantinero y se la llevé a Mishelita, quien estaba como aburrida viendo a Cindy bailar.
Me agradeció la cerveza y me senté a platicar, la cerveza la tomó como desesperada debido a agobiante calor. Luego de pedirle una segunda cerveza, le invité a salir a bailar, ella aceptó. Debo comentar que he sido muy buen bailarin y tengo cierta destreza en diferentes tipos de baile. Durante la música salsa y merengué pude de alguna forma tocarla por diferentes lados, sentir su delgada cintura y sus suaves nalgas algodonosas frotarse contra mi cuerpo; con la música y el sudor causado por el ejercicio, hizo notar a través de su vestido, que no llevaba sujetadores, sus senos eran firmes como yo esperaba a su edad.
Durante el baile, vimos a Cindy que abandonaba la discoteca en compañía del jóven con quien estaba bailando. Iban muy acaramelados.
Ante esto vi que Mishelita se puso un poco molesta, sin embargo seguimos bailando, luego cansados nos fuimos a sentar y allí empecé a endulzarle el oido, a adularla, diciendole que era muy bonita y que los chicos de su colegio la debía acosar, ella reía y poco a poco fui ganando su confianza, claro que seguimos ingiriendo una par de cervezas más. De vez en cuando, al mismo tiempo que le hablaba le ponía la mano en su muslo a la orilla de su vestido, al principio vi que se puso un poco incomoda, pero al pasar los minutos y con la conversación ya no le dio importancia y aceptó que yo le acariciara su pierna. Mis dedos más que tocarla, le acariciaban su piel, la cual era tersa y lozana.
Cuando comenzó la música romántica, la jalé del brazo y la llevé de nuevo a la pista, la pegué a mi torso y puse mis manos en su cintura, ella se dejó manipular sin resistencia, luego de un rato la tenía tan pegada que sentía su aliento en mi cuello y mi paquete se restregaba contra su vientre, mi verga estaba muy erecta, sé que ella la pudo sentir. En una de las piezas románticas, la discoteca se quedó en penumbras, lo que aproveché a bajar mis manos de su cintura y ponerlas casi donde empiezan sus nalgas, Mishela no dijo nada, seguí frotándola con mis dedos suavemente; seguimos frotando nuestros cuerpos, cuando de repente sentí la punta de su lengua tocar mi cuello, la carne se me puso de gallina y como respuesta baje mis manos y le tomé la redondez de sus nalgas con suavidad, fueron unos treinta segundos, pero me parecieron horas, ella lamiéndome el cuello y yo acariciando esas lindas nalgas que había visto en la playa, parecían infladas con aire.
Después de unos pocos minutos, Mishela me pidio que la fuera a dejar a su habitación, a pesar que le pedí que nos quedaramos otro rato, me indicó que ya no quería, que estaba aburrida y que ya quería descansar. Debo decir que las sobrinas de mi esposa, estaban a dos habitaciones de la nuestra, cuando llegamos a la puerta, Mishela se volteo y con una voz quebrada me invitó a pasar adelante por un rato, no quería estar sola y sabía que Cindy no estaría allí.
Ya adentro de la habitación, nos sentamos en la cama, prendimos la TV y Mishela me pide que si le puedo echar cierta crema humectante en la espalda, me dice que la tiene quemada por haberse asoleado en la mañana y que le está ardiendo un poco. Se quita los zapatos y se acuesta boca abajo en la cama, previo se baja los tirantes de su vestido, para poderselo bajar a la cintura y dejar la espalda descubierta.
Pude ver que su espalda si estaba quemadita, procedi a echarle una cremita blanca en su delicada espalda, la cual tenía algunas pecas que la hacía ver más sexy. Con toda la experiencia de años, le esparcí la crema y la empece a acariciar mientras se la untaba, llegaba hasta sus hombros y luego descendía hasta su cintura baja, casi a la orilla de sus glúteos. Cada vez mis caricias eran más ardorosas, mis manos llevaba todo el deseo en cada caricia. Me di cuenta que Mishela se estaba empezando a excitar, esto aumento cuando lateralmente toqué sus senos para esparcirle la cremita y cuando yendo hacia abajo llegué hasta casi su tanguita negra.
Por mi parte, yo ya estaba a mil revoluciones tenia la cabeza caliente y la verga quería casi romper mis pantalones, no recordaba la última vez que había estado tan excitado. Asi que como no tenía todo el tiempo del mundo, decidí arriesgarme y jugarmela toda, descendí mi rostro sobre la espalda de Mishela y empecé a darle algunos besitos de lengua sobre su espalda, ella reprimió un poco su espalda, pero no dijo nada, me detuve un segundo y luego lamí una parte de su espalda media, a pesar de lo amargo de la crema, tuve que aguantarme y seguir mi labor. Mishela tuvo la reacción de levantarse, pero se detuvo y se relajó, con mi lengua fui recorriendo lentamente toda su espalda, lamiendo y dandole besitos, en ocasiones con mis labios apretaba partes de su espalda, Mishela empezó a respirar más fuerte, luego comenzó a gimotear como quejándose, pero era el deseado sonido de una mujer excitada.
Ante eso, continué y mientras le lamía la espalda fui deslizando su vestido hacia abajo, hasta que salió por sus tobillos, Mishelita había quedado solo con su tanguita puesta. Seguí lamiendo su espalda y cuando llegué a su espalda baja, seguí besuqueando sus nalguitas rosadas, en las áreas que su tanguita no cubría, ahora ella gemía más frecuentemente. Se notaba que a ella le embargaba la excitación, ya que cuando le estaba comiendo a chupones sus nalguitas, abrió sus piernas como invitándome para que manoseara su joven coñito. Ante tal invitación, con los dedos empecé a frotar su rajita sobre su tanguita, rápidamente el olor a hembrita caliente y mojada llegó a mi nariz.
Frotándole su rajita estaba cuando, pude notar que mis dedos se impregnaron de un líquido viscoso, a bajar la vista pude ver que la tanguita de Mishelita estaba completamente mojada con sus jugos vaginales y formaba un círculo en su tanguita. ----La hembrita ya esta lista para el segundo paso!- me dije, con todo el cuidado le retiré la tanguita, aún ella intento oponerse pero ya no le quedaba más uso de razón, sino solo pasión, lancé lejos su interior y con las manos en los muslos le abri aún más las piernas, siempre ella en posición boca abajo en la cama, me coloque entre ellas de modo que mi rostro quedara en sus nalguitas, inicié de nuevo a lamer y chuparle los lindos glúteos como si fuera un sorbete, más adelante, con las manos abri sus dos montañas carnosas y divisé en primera instancia su ojito del culo, se veía inmaculado y de color rosa, acerqué mi lengua y lamí no se cuantas veces ese delicioso hoyito arrugado de Mishelita, ella mordía con fuerza la almohada y su respiración era ahora muy acelerada, sus gemidos eran reprimidos, pero eran de placer.
Segui mamandole el culito mientras ahora mis dedos urgaban su rajita, la punta de mis dedos los metía entre sus labios vaginales y en ocasiones la penetraba con ellos, luego salía y bajaba a su clitoris y lo estimulaba con un dedo, Mishelita se estremecía y de pronto emitió un quejido que a pesar de taparse con la almohada se pudo escuchar en toda la habitación, la chica había tenido un rico orgasmo. Automáticamente más jugo vaginal bajo por su rajita, lo sentí en mis dedos, por lo que deslice mi lengua de su ano a su abierta y brillante vagina, donde tome entre mis labios su botoncito del clítoris, en ese momento ella se arqueo en la cama, como queriendose levantar, sin embargo no lo hizo. Yo continué chupando toda su rajita intentando penetrarla con la punta de la lengua, cada vez que lo intentaba una nueva eyaculación bajaba y mojaba su vagina.
-Ya estaba bueno de mamarla!- volví a pensar, en la misma posición en que estabamos, le levanté su trasero y ella se quedó de rodillas y de codos sobre la cama, me coloqué atrás hincado, quedando casi en la posición perruna, puse en tronco de mi verga en la entrada de su vagina, poco a poco la empujé y la fui penetrando, ella gimió cuando me sintió dentro, mi verga se deslizó sin mucho obstaculo a pesar de lo cerrado de su vagina, tanta eyaculación y saliva en su vagina facilitó la inserción; Si bien era cierto que Mishelita ya no era virgen, pero tampoco tenía muchas horas de vuelo.
Por fin mi verga llegó al final de su húmedo tunel y después me limite a bombearle la verga adentro y afuera de su cavidad, primero lo hice lentamente, degustando el interior de su agujerito y la fricción que le hacía a mi pene, pero conforme pasaban los minutos, poco a poco fui tomando un ritmo acelerado, hasta que esta entraba y salia de su rajita con fuerza y velocidad, Mishelita gemía ahora tanto que aveces la tenía que callar poniendole la mano en la boca para que me chupara los dedos, realmente ella la estaba gozando mucho. A los pocos minutos volvio a tener otro orgasmo, lo supe por los gemidos que lanzo y por su respiración acelerada.
El interior de la vagina de Mishela era suave y jugosa, parecía tener un guante alrededor de mi miembro viril. Sus bellas nalgas me daban una visión excitante extra, yo la tomaba de la cintura o de sus nalgas para atraerla hacia mi y clavarle entera toda mi carne hasta el mismo fondo de su rajita.
Asi también mientras la cogía, con los dedos le apretaba las nalgas o bien le manoseaba su ojito del culo.
Después de un buen rato clavándola en esa posición, la puse ahora boca arriba y nuevamente me acomodé entre sus piernas, coloqué sus tobillos en mis hombros y guíandola con la mano le volví a meter la verga, me incliné hacia delante para metersela profunda en su coñito, ella me tomó por la cintura y me jalaba para que la clavara más adentro. Mishelita en segundos estaba nuevamente gimiendo y jadeando con pasión desbordada. Mientras me movía dentro de su vagina, acerqué mi boca a sus pequeñas tetas y las chupé con fuerza sobre todo sus pezones rosados, la cama rechinaba mientras me cogía a Mishelita debido a lo embates que le daba cada vez que se la metía, realmente era un magnifico polvo y la chiquilla sabia gozarlo!.
No tardó Mishela de experimentar otro orgasmo, cuando hubo terminado este, ella se veía cansada y relajada, ya no gemía igual, solo se limitaba a cerrar los ojos mientras la seguía follando. Como no estaba usando ningún protector, cuando sentí que ya no podía resistir más la venida, saqué toda mi verga de su vagina y me puse a frotarla con las manos, al rato fueron chorros de esperma los que lanzo la cabeza, gran parte cayó en su vientre y en los pechos, todo esto acompañado de un mujido que emití mientras lanzaba la leche.
Me acosté rendido a su par, nos besamos por un momento, ella me decía que había estado muy rico, yo le dije que tenía que retirarme ya que Cindy podía aparecerse y vernos allí desnudos en la cama, podía ser riesgoso. Ella me pidio abrazada a mi, que no me fuera todavía y siguió besándome, mientras lo hacía una de sus manos me acariciaba la polla. Le pregunté si alguna vez había chupado un pene, ella sonrojada me dijo que si, que lo había hecho con un par de novios, pero que los miembros de ellos eran chicos en comparación del mio, luego le dije si quería chuparlo, ella poco a poco bajo su cabeza y tomó mi verga que estaba semiflacida y humedecida por nuestros flujos sexuales, al sentir la tibieza de su boca y su lengua lamiendo el glande y el tronco, me empecé a excitar de nuevo, le tome con delicadez su cabeza y segui el vaiven que tenía ella mamando, mi verga fue ganando dureza hasta que después de unos diez minutos degustando la boquita de Mishelita, finalmente entre chupones y lamidas de nuevo se erectó mi verga entre sus labios.
Depués de que se sació de mamarmela, la puse de ladito en posición fetal, yo a su lado, tomé un poco de crema de bronceado (la única disponible) y se la coloque en el orificio de su culito, cuando ella vio lo que estaba haciendo, me dijo que nunca lo había hecho por allí, esa confesión me animó más, luego me dijo que le gustaría que yo fuera el primero, asi que me puse también crema en la verga y luego me coloque de lado atrás de ella, tome mi pene con una mano y la dirigí a su culito, empujé pero estaba muy cerradito, intenté dos otres veces más veces pero su ano resistía los embates, además ella también gemía como sintiendo dolor cuando mi glande abria su esfínter, a pesar de todo eso no me hizo retroceder, finalmente mi glande entro en su esfínter, seguido por una pequeña parte del tronco, era un primer paso, luego bombeando lentamente, pude meter la mitad de mi verga en su culito.
Mishelita ya no gemía, sino que estaba callada concentrada en la penetración que yo le hacía, después de bombear otro buen rato su culito, por fin se deslizó toda hacia adentro, hasta ese momento pude iniciar a disfrutar su orificio, era riquisimo su ano, me apretaba diferente la verga, dandome un placer extra que no había sentido con su vagina. Sin embargo, ella me pedia que se lo hiciera más despacio porque sentía aún dolor, baje la velocidad de los pistonazos, de todos modos era placentero tenerla enculadita.
Mientras la culiaba ella volteo su cara y nos dimos un rico beso de lenguita, a pesar que para ella era muy incomoda la posición. Asi también me repetía el hecho de que yo era el primero en probar su culito, -que rico lo tienes!!- le contestaba bastante excitado. La estuve cogiendo por el culo un buen rato, ya que mis embestidas eran suaves y lentas, eso ayudó a no eyacular muy pronto y a tardar un mayor tiempo. Para hacerla terminar, con una mano le empecé a acariciar su clítoris, ella empezó por fin a gemir de placer, al fin era mayor que el umbral del dolor, Mishelita terminó primero y luego de eso la comencé a pistonear más rápido hasta que eyaculé otro buen chorro de semen, el cual fue a parar en su recto. Mi verga salió de su culito hasta que se puso flácida y la presión de su ano la sacó por completo. Desde la Universidad que no cogía a una mujer por el culo, ya que mi esposa nunca se había dejado penetrar por allí.
Ahora si me vesti y me despedí, Mishela estuvo de acuerdo y antes de salir me dio un delicioso besito de lenguita. Al salir de la habitación y cerrar la puerta, una sonrisa invadio mis labios, estaba feliz como un niño cuando realiza una travesura.
Los días siguientes, con Mishela haciamos todo lo posible por estar solos, aunque sea por unos minutos, para tocarnos o besarnos, aveces estando en la playa inventabamos ir a traer una toalla, el bronceador o cualquier cosa para vernos en su habitación y tener relaciones sexuales o hacer un delicioso 69, a ella le encantaba la forma en que yo la cogía o la tocaba.
Para no aburrirlos con una larga lectura, lo dividiré en dos partes y les contaré el resto del relato y lo que sucedió el último día de las vacaciones.