Mis primeras veces fue con un hombre maduro relato eroticos

Autor: michelle | 13-Aug

Heterosexuales

Soy Michelle, actualmente tengo 31 años, pero quiero escribir lo que me sucedió cuando era una adolescente. Lo que me animó a escribir este relato, además del anonimato, es que normalmente cuando existe una relación entre una adolescente y un hombre maduro, casi siempre el relato lo escribe el hombre maduro, sin embargo, soy yo la que quiere escribir esta historia de la persona que escribió varias páginas de mi vida.

Cuando conocí a Arturo, era una adolescente, con un cuerpo en desarrollo, con senos pequeñitos como dos limones, tengo tez blanca, ojos verdes, piernas bien hechitas y con cintura delgada y una carita muy bonita con algunas pecas en la cara. Lo conocí en un evento que se realizó en el Colegio donde estudiaba, él era el padre de una compañera que estaba un año adelante de mi.   En ese entonces el tema de conversación de nosotras las chicas de esa edad, era sobre los novios de cada una, de experiencias con chicos y sobre todo de sexo, nuestras hormonas andaban a mil revoluciones.

Desde que lo ví me atrajo como hombre, se veía apuesto y guapo, no me importaba mucho la edad, el tenía en ese momento 39 años.   Hice mil cosas para que se fijara en mi y lo logré; el mismo pidió a su hija que me presentara, cuando toque su mano sentí una corriente eléctrica como en las películas románticas.   A raíz de ese día, convencí a mi amiga, la hija de él, que me invitara a su casa a pasar el fin de semana, como se acostumbraba en esa época.

Me vestía bien sexy para mi edad, para que él se fijara en mi, también me gustaba platicar con él de temas como música, cine y otros géneros (a mi me gusta mucho la lectura y eso me ayudó mucho), a veces nos invitaba al cine y yo me sentaba a su lado y me recostaba en su hombro. Cada vez me gustaba más estar con él.   Cuando me tenía que regresar a mi casa el se ofrecía a llevarme en su automóvil. En una ocasión se estacionó frente a mi casa y me iba a despedir de beso en la mejilla, yo pensé en dárselo lo más cercano a su boca y a sus labios, creo que él tuvo la misma idea y el resultado fue que nos dimos un beso en la propia boca, nos separamos rápido, yo abrí la puerta y salí corriendo, como si hubiera hecho una travesura. Esa noche no pude dormir y la escena se repetía en mi cabeza toda la noche.

La siguiente ocasión que llegué a su casa, después del suceso del beso, me sonrojaba solo con verlo. Y la noche que me llevó de vuelta a la casa noté que él se parqueo unos metros antes de mi casa, era clara su intención y yo estaba feliz, asi que se volteo para despedirme de beso, pero esta vez los dos ya sabíamos lo que sucedería. No dimos un largo y rico beso, yo no tenía mucha experiencia, pero en pocos minutos aprendí a meterle la lengua en su boca y a frotarla contra la suya, fue algo lindo. Antes de retirarse me dijo que era chiquilla muy linda y hermosa.

Las siguientes veces nuestros encuentros no solo se limitaron cuando me llevaba a mi casa, sino, nos besamos en su estudio, en el jardín y cuando teníamos algún momento disponible. También había días en que él me decía que no era correcto y que era la última vez que lo hacíamos, pero siempre volvíamos a hacerlo.

Cierto día, le dije a mis papas que llegaría tarde a la casa porque íbamos a ensayar una danza en el colegio. Llamé a Arturo y le conté lo de mi mentirilla, pero lo que buscaba era verlo a él y no en su casa.   El llegó a recogerme a unas cuadras del colegio y me llevó a un sitio solitario en la carretera, me abracé a él y empezamos besarnos muy apasionadamente por varios minutos, luego me dijo que me llevaría a otro lado donde estuviéramos más cómodos. En pocos minutos entramos a un motel a la orilla del camino, yo estaba muy nerviosa y pude observar que él también. Cuando estuvimos adentro me sentó a la orilla de la cama y él se puso a mi lado, me besó muy rico en la boca, luego me comenzó a acariciar mis piernas. Su boca se posó en mi cuello, una sensación de placer me llenó por completo, sentí unas cosquillas entre mis piernas, su mano me acariciaba ahora mi entrepierna buscando mi coñito.   En ese momento yo llevaba puesto la falda a cuadros del colegio y una camisa blanca con un corbatín negro.

Arturo me fue desabotonando la camisa, mientras me besaba el cuello y las orejas, cuando terminó de hacerlo, me pidió que me la quitara, me quedé solo con un brazzier bien sencillo, el cual me quitó a los pocos segundos, quedaron libres mis pequeños senos blancos con pezones rosados. Arturo se agachó a besarlos, cuando sentí su lengua tocar mis pezones gemí por primera vez en la noche, sentí que mi cuquita se mojaba lentamente.   Arturo jugo con mis pezones utilizando la punta de su lengua, de uno de mis senos pasaba al otro y los chupaba sin cesar. Mientras me lo hacía, su mano ya me acariciaba mi cuquita sobre mis braguitas. Sus caricias eran de hombre con mucha experiencia, no era violento, no tenía prisa, sino lo hacía con mucha paciencia y dulzura.

Con delicadeza me acostó sobre la cama de la habitación, me besó en los labios nuevamente, bajó a cuello y luego volvió a chuparme los senos, mis pezones estaban por estallar de hinchados. Siguió bajando su boca hasta mi ombligo, su lengua lamió el hoyito de mi ombligo, luego siguió bajando, yo me mordía los labios de la excitación que sentía, era la primera vez que un hombre jugaba con mi cuerpo. Arturo llegó con su boca a mis bragas, le dio unos besitos a mi vulvita sobre ellas y luego pasó su lengua por toda la rayita de mi cuquita.   Me hizo jadear de emoción y en ese instante lo tomé de la cabeza con mis manos, no se para qué, pero me sentí más segura.   

Con mucha destreza Arturo me fue sacando las braguitas blancas de mi cuerpo, en pocos segundos mi vulvita con escasos pelitos quedó libre frente a él, le ví la cara, Arturo estaba degustando ese momento y miraba toda la belleza de mi inocencia. Con sus manos me sujetó de los muslos internos de mis piernas y me las abrió delicadamente, mi cuquita mostró sus labios vaginales que sobresalían de ella; él se abalanzó sobre mi coñito y toda mi parte intima fue lamida por la lengua caliente de Arturo, quien devoró mi coñito virgen con ansias, una lluvia de lengüetazas y chupones inundaron mi cuquita, para ese momento yo me retorcía sobre la cama gozando de ese magnifico sexo oral que me daba mi amor.

La punta de su lengua hurgaba y registraba en todas las partes de mi rajita, cuando tomó con sus labios el botoncito de mi clítoris, sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, era un orgasmo, el primero de mi vida. Mi coñito se llenó de líquidos vaginales que Arturo limpio con su lengua segundos después.

Prácticamente Arturo me estaba comiendo toda mi rajita!, podía sentir toda la pasión de este hombre reflejada en la forma que su boca devoraba mi cuquita, no hubo necesidad de decirle que era virgen, ya que cuando deslizó la punta de su lengua dentro de mi cavidad vaginal él mismo lo comprobó cuando se topó con mi himen. Arturo cambió su estrategia y su campo de acción, fue cuando me levantó el trasero con sus fuertes manos y lamió mi agujerito rosado del culito, me contorsioné instintivamente en la cama cuando su lengua acarició esta sensible zona de mi cuerpo. Yo no sabía que esta parte de mi cuerpo me diera tanto placer. Ahora él extendió sus lamidas desde el botoncito de clítoris hasta mi arrugadito ano. Yo me retorcía en la cama casi llegando al clímax. No tardé mucho en volver a venirme y llenar mi rajita de eyaculación, nuevamente Arturo se encargó de limpiarme y tragárselo como si fuera un néctar.

Para ese momento yo me encontraba agotada de gemir, contorsionarme y de eyacular líquidos vaginales; Arturo por su parte estaba agotado de mamar. Nos quedamos acostados besándonos por un rato, luego me dijo que me vistiera que nos retiraríamos de ese lugar, por un momento pensé en que ese día perdería mi virginidad, pero no fue asi.

Después de esa vez, nos empezamos a llamar por teléfono, yo le decía todo lo que lo amaba y deseaba, él era más prudente y en muchas ocasiones quiso terminar lo nuestro, diciéndome que no quería que yo saliera herida, que él era un hombre casado y con compromisos, yo lo alentaba diciéndole que conocía su situación y que no pedía nada que no pudiera darme.   

El segundo encuentro que tuve con Arturo fue en su automóvil, cuando me iba a dejar un fin de semana a la casa, nos desviamos a un lugar fuera de la carretera de nuevo, luego nos pasamos al sillón de atrás, nos dimos besos ricos de lenguita (ya lo hice mejor), después me sacó mis braguitas de nuevo y nuevamente me dio otra rica ración de sexo oral, nuevamente su lengua recorrió toda mi rajita y me hizo ver estrellas al menos en dos ocasiones, sin embargo, me sentía un poco mal de solo recibir, asi que le pregunté como podía yo darle placer a él, Arturo me dijo que la estaba pasando bien, pero insistí y le dije que yo quería también tocarlo y besarlo. Viéndome a los ojos y bajándose el cierre de su pantalón me dijo:

-A nosotros los hombres nos gusta que nos besen aquí!- señalándose el bulto enorme que tenía en ese momento.   Metió una mano adentro y sacó un enorme trozo de carne dura y colorada, en ese momento vi por primera vez en vivo una verga, me di cuenta del tamaño y del grueso de su miembro.

-Ya habías visto alguno??- me preguntó

-No!, Jamás!-, respondí

-Tócalo, es suave!-, me dijo, extendí la mano y acaricié su cabezota y luego el tronco, era cierto tenía una piel suave al tacto.

-Mételo en la boca y chupalo!-, me volvió a decir.   Lo hice, metí la cabeza dentro de mi boquita, apenas pude hacerlo por lo grueso que era, luego le pase varias veces la lengua, pude observar que Arturo cerraba los ojos y empezaba a gemir, como yo lo hice antes. Luego de chuparle bien la cabeza de su pene, seguí lamiendo el largo de su tronco, era inmenso, en ese entonces no reparé en su longitud, pero tuvo que haber tenido unas 8 pulgadas. Como no teníamos mucho tiempo, el me enseñó a ordeñarle su verga mientras se la chupaba, eso aceleró su venida; entre gemidos Arturo comenzó a echar un liquido blanco (en aquella ocasión nunca había visto el semen) por la cabeza de su miembro, a pesar que el lo quitó para descargarlo en otro lado, una parte cayó dentro de mi boca, era saladito de poco sabor. Cuando terminó de venirse, nos compusimos la ropa y me llevó a casa, esa fue la primera vez que di sexo oral a un hombre.

Para no aburrir, las siguientes cinco o seis ocasiones que estuvimos solos, ya sea en el automóvil o en la habitación de un motel, Arturo se limitó a darme una ricas mamadas de cuquita y yo le correspondía dándole una buena mamada de pene, (ya había tomado cierta experiencia) en las dos últimas sesiones me tomé toda su lechita. Yo le empecé a pedir que llegáramos a otro nivel, quería que me tomara, pero el me dijo que no quería hacerlo, porque era muy difícil que lo nuestro llegara a algo más serio, me repetía que era un hombre casado. Yo estaba tan enamorada de él que no importaba ya nada. Un día Arturo me llamó a mi móvil, diciéndome que ya no lo llamara, que no quería hacerme ningún daño, que no sabía si me amaba o era una obsesión. Después de aquel día y de varios de llorar, ya no fui a quedarme a su casa en los siguientes tres meses.

Hasta que hubo una actividad en el colegio lo volví a ver. Como las estudiantes íbamos de particular, me había puesto una super minifalda, por primera vez me puse una tanguita de aquellas en donde solo un hilito se mete por las nalgas, mis senos que estaban en pleno crecimiento (y que habían sido estimulados por la boca de Arturo) eran más grandecitos se podían apreciar por la blusa pegada que llevaba. Al final de la actividad vi que su hija se fue con otra amiga para pasar el fin de semana. Arturo se quedó solo (nunca supe porque su esposa nunca lo acompañaba a nada). Me dijo si me podía llevar a mi casa, yo al principio me negué, pero él insistió ya que quería hablar conmigo. Durante el camino, me pidió perdón de todo, pero luego me conmovió cuando me dijo -que no podía olvidarme y siempre estaba en su mente-, yo lo abracé, el paró el automóvil a la orilla del camino y nos volvimos a comer a besos. Rápidamente volvió a la carretera y se metió al primer motel que encontramos.

Primero me apreció diciéndome que me veía toda una señorita, que esta muy bella con ese atuendo. Luego me desvistió completamente dejándome desnudita frente a él, le dije que yo haría lo mismo con él, el se río y me dijo que estaba bien. Lo desvestí y lo dejé por primera vez desnudo totalmente, su verga estaba en su máxima expresión de parada. Me arrodillé a mamársela, lo hice con muchas ganas, le lamí todo el tronco y le besé hasta sus huevos, mientras que el gemía y jadeaba. Luego, él me cargo a la cama y me abrió las piernas para darme otra memorable chupada de rajita, que me hizo retorcerme alli en la cama mientras su boca y lengua degustaban de mi sexo. Me vine en su boca al poco rato. Sin embargo, yo quería que me hiciera suya. Se lo dije abiertamente.

Arturo se colocó entre mis piernas y puso su verga empalmada en la entrada de mi rajita, frotó su enorme pene contra mis labios vaginales varias veces, eso terminó de excitarme, quería que estuviera dentro de mi!. Con su mano guió su verga hacía dentro de mi cuquita, su cabeza abrió la entrada y se deslizó con mucha dificultad adentro, con un poco más de fuerza, Arturo pudo romper mi himen, sentí un pequeño dolor cuando lo hizo, a continuación su pene se hundió dentro de mi cuerpo, al fin me hizo suya!. Yo chillaba de pasión, gemí todo el recorrido de su verga, abriendo las paredes de mi vagina por primera vez. Mi coñito literalmente se comió todo su enorme falo viril. Cuando estuvo completamente adentro, comenzó un movimiento de caderas delicioso, que a pesar del dolor que sentía por la penetración, me hizo sentir emociones nunca sentidas en mi vida, yo quería que esto no acabara nunca, estábamos fundidos el uno con el otro. Estaba extasiada!.

Sus movimientos rápidamente me llevaron a un orgasmo brutal, grité alli clavada por su enorme verga. Arturo aceleraba su bombeo por unos minutos y luego se detenía para besarme la boca y mis senos. Eso era increíblemente rico. Casi siempre he oído en boca de mis amigas que sus desfloraciones habían sido frustrantes o que las había dejado insatisfechas. En mi caso fue lo más hermoso que me había pasado hasta ese día. Sentir el miembro de Arturo moverse dentro de mi cuerpo, sentir la sensación de un orgasmo y verlo jadear mientras me hacía el amor, fue de los recuerdos más bellos de ese día. Finalmente Arturo me pidió casi permiso para terminar dentro de mi vagina, se lo merecía!, me inundó de esperma mi coñito mojado, el chorro era casi interminable. Arturo fue también el primer hombre que introdujo semen en mi cuerpo de mujer.

A partir de ese día, no hubo ocasión que nos encontráramos que no hiciéramos el amor, con Arturo aprendí varias cosas y posiciones sexuales, en todas me hizo chorrearme. Me volví adicta a su pene y a su cuerpo. Era su pequeña amante. Arturo me llevó a los mejores momentos sexuales de mi vida, posiblemente porque lo hicimos con amor y no solo por el sexo. Nadie me ha hecho venirme con la magnitud que él lo hizo.

Cabe mencionar que él también desfloró mi culito. Ese día fue memorable también, ya que hicimos todo un programa para esa ocasión. Arturo y yo fuimos amantes por un poco más de dos años. Hasta que una compañía lo contrato y se mudo a otra ciudad. Quisimos seguir viéndonos, pero resultaba mucho más que difícil. Finalmente contra nuestra voluntad y muy tristes cortamos nuestra relación. Hasta me enfermé cuando eso sucedió, claro él nunca se dio cuenta, ya que tenía a sus hijos y a su esposa cerca para buscar consuelo.

De eso hace 13 años, ya no lo volví a ver, sobre todo porque me fui a una universidad cuando salí del colegio.   Me casé a los 26 con un buen hombre y tengo una beba de dos años. Hace unos días unas amigas hablaban que lo habían visto en la ciudad donde vivo, me dan ganas de buscarlo y de verlo aunque ya debe ser un hombre entrado en años, no se si prefiero recordarlo como hace tantos años o verlo y platicar con el un buen rato?Aún no lo decido.

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