Autor: culiador | 10-Aug
Esta historia de amor filial, me pasó cuando tenía 19 años, ahora tengo 31. Fue con mi tía Anabella, quien en ese entonces tenia 27 años, con tres años de casada y un niño de dos años. Anabella siempre fue la tía más linda de todas, de 1.75 mt de estatura, pelo castaño claro, dos preciosas piernas largas blancas, una cara de modelo y un busto mediano que iba con su figura delgada. Era también la tía mas consentida por todos los parientes debido a las bondades que tenía.
Cuando yo tenía 10 u 11 años, las primeras erecciones las tuve por la tía Anabella, imaginándomela desnuda, luego más grande le dedique algunas pajas en mi cama.
El carácter de Anabella era muy amigable y protectora con nosotros los primos más pequeños. A veces cuando mis padres visitaban a sus padres me dejaba dormir con ella en la misma cama, en varias ocasiones me despertaba de madrugada y prendía con mucho cuidado la luz de mi lámpara de noche, levantaba las sabanas y le apreciaba sus bellas piernas y sus pequeños panties con los que dormía. Eso me excitaba tanto que tenía que masturbarme alli mismo, me venia y me acostaba para dormir totalmente mojado.
Pasaron los años, como dije ya con 19 años, mis padres me enviaron a la universidad, nosotros vivíamos en un pueblo pequeño y tenía que trasladarme a la ciudad.
Mis padres hablaron con Anabella y su marido, para tenerme como huésped y por supuesto pagar por mi estadía con ellos. Ellos aceptaron. Es asi que me acomodé en su casa en la habitación de visitas. Anabella seguía siendo aún casada una preciosa mujer, muy sexy para vestir (casi siempre se le veía con vestidos cortos o minifaldas) y cariñosa con todo mundo. Su marido era ingeniero en construcción, y se mantenía fuera casi todo el día o a veces se iba otras ciudades donde tenían que cumplir contratos de obra civil. Mi tía Anabella por su parte trabajaba medio tiempo en una empresa financiera.
A pesar que rápido tuve novia en la universidad , mi obsesión y mi atracción por la tía Anabella iba en aumento. Como somos familia, a veces se mantenía en la casa descalza, en ropa interior o semivestida (nunca desnuda), sus encantos de mujer me paraban la verga al máximo, realmente empecé a desearla fuertemente. La comencé a espiar, cuando se bañaba temprano en la mañana, me deslizaba en su cuarto y la veía por el ojo de la cerradura de la ducha, estaba como siempre me la imagine, desnuda!!, tenia poco vello púbico porque estaba rasurada, sus tetas a pesar de tener ya un hijo eran firmes como siempre, sus caderas curvilíneas hacían juego con sus piernas largas, y su culo no era exagerado, pero fue esculpido por un arquitecto. Asi también cuando no estaba le registraba sus cajones para ver su ropa íntima, sus tanguitas e hilos dentales.
Dice un dicho que lo que esta marcado en el destino se cumple. En el mes de marzo de ese año, un sismo o temblor afectó la ciudad, afectó como siempre más a los barrios marginales. Sin embargo, nos asustó a todos, en especial a Anabella quien me dijo que desde niña tenía fobia por los temblores. En ese momento su marido estaba en otra ciudad revisando una construcción, asi que esas noches me pidió que me quedara a dormir junto a ella en su propia cama porque tenía miedo de estar sola y que ocurriera otro sismo!.
Yo me bañaba y perfumaba antes de ir a su habitación, queria serle atractivo, ella por su parte usaba unos baby doll o camisones casi transparentes de una pieza, sus tanguitas se podían observar fácilmente. El niño que dormía en otra habitación, sin embargo en esos días la cuna la había metido también a la habitación. Yo solía usar solo un boxer para dormir. Tarde en la noche veíamos televisión y charlábamos acerca de la universidad o de su trabajo, cosas triviales. El solo hecho de estar a su lado me causaba erecciones a cada momento. En una ocasión ella se recostó en mi pecho desnudo y con sus manos se puso a sobarme el estomago y el vientre, mi verga empezó a crecer allá abajo. Su cuerpo lo pegó al mío. Mi respiración se tornó fuerte. Ella se dio cuenta.
-Qué tal con tu novia?- preguntó rompiendo el hielo.
-Bien tía, vamos bien!- contesté
-Debe ser difícil para ella!- volvió a insistir.
-Por qué?- pregunté
-Porque eres muy lindo y tendrás mucha mujeres detrás de ti!, me contestó ella.
Me hizo sentir bien ese comentario de tía Anabella, ya que de alguna forma se había fijado en mí como hombre y no como pariente.
-Y ya lo haz hecho con ella?- me preguntó mientras acariciaba mi pecho con la yema de sus dedos. Hubo una pausa.
-Sí, ..de vez en cuando- titubee para contestar.
-Debe ser afortunada, con el buen partido de hombre que eres!- volvió a ensalzarme con su comentario.
Mi verga ya casi salía por el boxer en dirección a mi vientre.
-Qué es lo que más te gusta que ella te haga?- insistió Anabella
Me reí un poco para matar la tensión de la conversación. Tenia que pensar bien en la respuesta, ya que era una clara insinuación que debía aprovechar.
-Me gusta que..me bese el pecho, el vientre y un poco más abajo..! contesté casi riendo nerviosamente, seguidamente nos reímos juntos por mi respuesta.
Seguimos observando la TV, ella seguía recostada en mi torso. Había una atmósfera sexual fuerte en la habitación.
En un instante, Anabella empezó por darme besitos en el pecho, creí que era una especie de cariño, debido a que asi era ella. Sin embargo, sus labios se posaron en uno de mis pezones, le pasó la lengua, inmediatamente sentí una corriente eléctrica por la espalda y que finalizaba en mi polla. Luego se posó en el otro pezón y repitió el mismo tratamiento. Después Anabella bajo a mi vientre, y con la lengua lamió toda su superficie incluido mi ombligo, llegó hasta el limite de mi boxer, yo estaba extasiado y con una mano le acariciaba su cabellera.
Mientras continuaba lamiendo mi vientre una de sus manos descendió hasta mi erecta polla y la estrujó sobre el boxer.
-Sobrino, la tienes toda parada!!. Yo no expresé nada, solo me concentraba en esa lengüita húmeda que me estaba comiendo el vientre.
No conforme, Anabella deslizó ahora su mano dentro de mis calzones, y acarició todo el largo de mi tronco con sus dedos, luego la tomó entre su mano apretándola.
-Tu verga es enorme y gruesa!- -Puedo besarla?- me preguntó con voz sensual.
-Sí?por favor chupala!- le contesté abrumado por la calentura de ese momento.
Anabella bajó un poco mis boxer, hasta la mitad de mi tronco, engulló mi glande entre sus labios y lo chupó como si fuera un dulce. Lo metió varias veces a su boca succionándolo, cada succión me hacía gemir y contorsionarme en la cama. Se veía que la tía Anabella tenia mucha experiencia en el arte de mamar. Luego ella lamió todo el largo del tronco para detenerse en mis testículos, los cuales chupo y besó uno por uno. Yo sentí que ya no iba a aguantar más, quería que probara mi esperma, pero también quería cogerla, entonces tuve que aguantarme.
La tía Anabella continúo mamando y succionando todo el largo de mi verga, en ocasiones se metía todas mis casi ocho pulgadas de carne dentro de su garganta, sus labios chocaban contra mis cojones. Noté que lo que buscaba era sacarme la leche, pero yo tenía otros planes, entonces me animé a decirle:
-Tía Anabella te la quiero meter en tu coño!- ella levantó su cabeza y me vio a los ojos.
-Siempre te he deseado, y quiero metértela!- terminé diciendo.
Ella aún en camisón se subió sobre mi, se lo quitó e hizo a un lado su tanguita dejando destapada su vagina y colocó la cabeza de mi glande en la entrada de su peludito coño. Con sus hábiles manos introdujo el glande dentro de su rajita, estaba bien mojada la tía!, con su peso metió de un solo golpe la mitad de mi miembro en su coño. Ella gimió y dijo alguna palabra obscena que no recuerdo bien. Siguió su tarea de meterse el resto de mi verga en su vagina. Mientras se deslizaba por dentro mi larga polla, gimió fuerte y se contorsionó hacia atrás, mi verga en pocos segundos estaba ya completamente adentro de su cuerpo. Mi tía estaba deliciosa en esa posición sobre mi; mientras ella se acomodaba bien, yo le acariciaba sus muslos y nalgas. Luego comenzó a moverse en un rico vaivén sobre mi verga. Inició con movimientos de cadera suaves, pero a medida que se iba excitando aceleraba el ritmo. La figura de la tía Anabella, toda una hembra, follando sobre mi, aún permanece en mi recuerdo.
Sentía que toda mi verga era tragada por su mojada vagina; después de unos minutos ya con ritmo frenético, Anabella mordió sus labios y cerró los ojos, gimió anunciando un rico orgasmo. Yo le tome la cintura y la ayudé en el vaivén para hacerla llegar más rápido.
Luego sin sacar mi verga de su interior, giró 180 grado sobre mi, ahora ella me mostraba su espalda y sus ricas nalgas, siempre con mi verga trabada hasta el fondo. Ahora sus movimientos ya no eran hacia delante y hacia atrás, sino arriba y abajo, levantaba su cintura y su pelvis hasta que llegaba a mi glande y luego lo volvía a engullir con su vagina, yo tenia una vista única del coito, de su vagina, de su ano, y de sus nalgas, eso era muy excitante!. Mientras me cogía manosee sus nalgas, acariciándolas y apretujándolas, eran duras y tersas a la vez. La cama rechinaba de tanto movimiento encima.
Repentinamente, Anabella volvió a venirse, comenzó a dar movimientos secos sobre mi verga y a jadear de pasión. Yo también me vine a los pocos segundos, y me derramé dentro de su coñito, varios hilos de esperma bajaron por su vagina y mojaron el tronco de mi verga.
-Qué rico sobrino, que rico estuvo!- me dijo
Pero yo estaba lejos de terminar, sabia que debía cogerme bien a la tía Anabella si quería que esto se repitiera.
En la posición en que estábamos, solo me zafé y me puse detrás de ella y con señales le indique que se pusiera en cuatro, ella lo hizo y levantó su bello trasero, con la verga semierecta, debía de ganar tiempo para reponerme. Le empecé a dar besos y chupones en sus nalgas, me dirigí a su ano y lo lamí completo, lo mismo hice con su vagina dilatada y mojada de esperma y sus líquidos vaginales, luego regresé a su orificio anal y le pasé la lengua varias veces, tía Anabella empezaba a excitarse nuevamente con estas caricias. Mientras le mamaba su culito, le ensarté dos dedos en su vagina y la empecé a masturbar con movimientos hacia adentro y afuera y girando los dedos dentro de su coño.
Unos minutos más tarde, mi verga ya estaba casi como al inicio. La coloque en la entrada de su vagina y la penetré hasta el fondo, su lubricación ayudó bastante a conseguirlo. Tía Anabella jadeó cuando sintió mi verga de nuevo dentro de su interior. Ahora era yo quien decidía el ritmo de la follada. La cogí suave pero profundo, en ocasiones se la sacaba por completo y la volvía a ensartar. La gocé en esa posición perruna, tenía a mi disposición sus glúteos y su culito que hurgaba de vez en cuando. Nos envolvimos en ricos movimientos, Anabella empezó a ayudar moviendo su trasero hacia delante y hacia atrás mejorando la fricción de nuestros sexos. La tía llegó primero a un nuevo orgasmo. Este fue suave y lo disfruto moviendo su trasero.
En ese momento estamos muy excitados y en un acto de lujuria, le unté sus líquidos vaginales en el culo, le saqué la verga de su vagina y se la hundí en su agujerito negro, mi glande abrió su esfínter, Anabella gritó. ?Despacito amor, métemela despacio!-
Ya con su consentimiento, la fui metiendo poco a poco, bombeando cada pedazo que le hundía en el ano. Después de varios minutos se la tenía hasta el fondo. Seguidamente la pistonie fuertemente, su ano me presionaba el tronco de la verga y lograba una fricción bárbara, que me aceleró una venida brutal. No gemí sino grité cuando llegue al clímax, le eché un chorro de esperma en su recto, ella seguía moviendo su trasero para lograr extraerme hasta la última gota. Luego de eso me zafé de su culo y caí hacia atrás en la cama, ella me siguió y se acostó a mi par.
-Qué rica cogida me diste sobrino!- y me dio un beso en la boca. Vimos un rato más televisión, sin decir ningún comentario sobre lo ocurrido. Finalmente nos dormimos.
En la mañana desperté y ví que ya no estaba en la cama, ya se había adelantado a trabajar.
Por la noche no sabía que ocurriría, pero para mi suerte la tía seguía caliente, se puso una lencería insinuadora, no creo que nadie pudiera negarse, tenía un hilo dental puesto que se perdía en medio de sus nalgas. La volví a coger nuevamente esa segunda noche, hicimos un par de nuevas poses nuevas en la cama. Le llené de leche su culito otra vez. Ya éramos amantes!.
Al otro día regresó su marido, yo llegue por la noche y vi que la cuna de niño estaba en su lugar, ingresé al cuarto pensando que allí estaría ella, pero me encontré con su esposo, lo saludé y le pregunté por tía Anabella. Me contestó que estaba en el patio. Luego le dije que si había sentido el temblor en el lugar donde había estado.
-Sí, fue fuerte, nos asustamos, yo le tengo miedo a esos fenómenos- me dijo
-Miedo como la tía Anabella?- comenté, el se río.
-Anabella nunca ha tenido miedo a eso, ni siquiera se preocupa- me dijo con seguridad.
-Claro!- -Con permiso- y salí de allí. Me fui pensando que Anabella había planeado nuestro encuentro sexual ese día, inventando lo de su miedo a los temblores. Una sonrisa inundó mi cara.
Mi tía Anabella y yo fuimos varios años amantes. Con ella aprendí cualquier tipo de conocimientos sexuales. Nunca nos descubrieron debido a que su marido casi nunca estaba y que yo vivía adentro de la casa. Y tuvimos muchas experiencias raras que contaré en otra oportunidad.