Autor: sexoffice | 10-Aug
3ª parte. Como recordaran, Raúl, José y Mauro cuentan sus vivencias sexuales que hemos tenido en empresa.
Historia de Mauro.
La historia caliente que elegí sucedió el día de un evento de capacitación que tuvimos los gerentes intermedios, para ese entonces yo tenía problemas con uno de los jefes de relaciones publicas, debido a un comentario que había hecho de mi persona. Por tanto, estaba muy molesto con dicha persona, que denominaremos Victor López. Al grado que pensé golpearlo si lo encontraba. Pero finalmente me comentaron que esta persona no se iba a presentar a este evento debido a una situación particular. De alguna forma me reconfortó saberlo, ya que estaría más cómodo sin el.
Tengo 27 años, soy moreno claro, no soy delgado sino llenito sin estomago, ya que me cuido bien en mi dieta y hago bastante ejercicio. Asi también, la naturaleza fue generosa conmigo y tengo un miembro grueso de 9 pulgadas que ha sido la delicia de muchas mujeres.
Pasando a la historia, durante el evento pude observar a una mujer trigueña de pelo negro azabache, dos lindos senos de tamaño mediano bien parados, con pezones grandes, de 1.65 mt de estatura y de unos 25 años aproximadamente, muy atractiva eso sí!. Estaba lejos de los demás participantes, llevaba puesto un vestido corto de una pieza, con un regular escote que mostraba poco de su buen busto, una lindas curvas en sus caderas que presagiaban un par de buenas nalgas, además de zapatos abiertos con tacones altos que resaltan su buena figura.
Me fui a sentar cerca de ella y rápidamente trate de hacer conversación con ella. Me dijo que su nombre era Janeth. Luego de decirle que era muy bella y que tenía buen gusto para vestirse, cosa que la sonrojó, estuvimos charlando a gusto el resto del evento. Almorzamos juntos, separados de los demás. José y Raúl mis amigos, solo me hacían señas indicándome de lo afortunado que era, ya que la chica era realmente preciosa.
Por la noche hubo el tradicional cóctel de bienvenida, Janeth quería retirarse ya, pero la convencí que se quedara un rato más. La presenté a José y Raúl quienes conversaron un poco con ella. Luego me hicieron señas con el dedo pulgar de la suerte y la buena presa que era.
Bebimos unas copas de champagne, luego la invité a cenar; durante la cena me dijo que se sentía un poco mareada, seguramente por el champagne. Le ofrecí llevarla a mi habitación para que descansara, ella al principio se negó rotundamente, pero luego que empezamos a caminar para salir, se volvió a sentir mareada nuevamente, asi que aceptó mi invitación. Yo ya tenía la verga parada de la emoción.
Llegamos a mi habitación y la recosté en la cama, luego le quité los zapatos, vi sus pies, hasta eso tenía atractivos, con las uñas bien recortaditas y pintadas.
Acostada se veía como una princesa!, pude observan bien sus muslos torneados y sus pantorillas bien desarrolladas, definitivamente hacía ejercicio para mantenerse muy bien. Me decía que sentía vergüenza el haberse puesto asi de mareada y que por favor la perdonara. Yo le decía que no había nada que perdonar, que mi habitación se sentía honrada con tan linda mujer, que lástima era tenerla alli solo porque estaba mareada.
Le dejé ir esa indirecta. Ella no contestó solo se limitó a descansar con los ojos cerrados.
Al poco rato se empezó a sentir mejor, me comentó que había sido delicioso descansar un rato, porque le dolían un poco los pies, talvez debido a los tacones tan altos que llevaba puestos, ya que no estaba acostumbrada.
-Quieres que te de un masaje en los pies-, le dije, ya me iba contestar que no, pero interrumpí y le dije -soy experto en eso, he recibido algunos cursos!- lo cual era una mentira del tamaño de un cometa. Entonces aceptó.
Le tomé uno de sus bellos pies, lo comencé a masajear y frotar, había visto en alguna oportunidad en el Discovery Channel algo con relación a ello. Entonces traté de seguir un patrón. ?Se siente bien!- me dijo. Sus pies eran un encanto y muy atractivos y además que podia verle casi todas las piernas por la posición en que estaba. Esto me calentó tanto, que creo que empecé a transpirar por lo excitado. Los masajes se fueron convirtiendo en caricias hacia sus pies. Coloque uno de sus pies en mi pecho para seguirlo masajeando, al elevarlo quedó al descubierto el hilo dental que llevaba, de color negro que se perdía en los globos que tenía por nalgas. Ya tenia yo una gran erección.
Al rato noté que no solo yo estaba excitado y transpirando, vi que Janeth se mordía los labios y cerraba los ojos cuando le acariciaba los pies, eso aproveché para bajar el pie que tenia en el pecho y rozarlo con mi verga parada cubierta con el pantalón. Janeth no dijo nada. Hice lo mismo con el otro pie, volví a verle la belleza de sus piernas y nalgas, de regreso también rocé su pie contra mi verga, ahora más evidente. Ella tuvo que haberlo sentido y notado, sin embargo no se inmutó, eso me puso a mil, entonces levanté uno de sus pies y me lo llevé a la boca, le lamí cada uno de sus deditos empezando desde el más pequeño y terminando con el más grande, el cual inserté en mi boca chupándolo. Luego seguí lamiendo su empeine y su planta, para terminar metiendo mi lengua entre sus deditos, mientras lo hacía, Janeth contorsionaba su espalda y mordía sus labios. Después continué con el otro pie, lo empecé a lamer repitiendo casi la misma operación; como dije, desde mi posición podía verle la pantaleta y me llamó poderosamente la atención que su pantaleta, que era de una tela fina y delgada, tenía un circulito de humedad, es decir que lo tenía mojado a la altura de su vagina!. La chica ya había eyaculado sus líquidos lubricantes.
Eso me terminó por excitar!, metí mi mano dentro de los pantalones y me saqué la verga erecta, y con los pies de Janeth me empecé a masturbar, colocando mi verga entre los dos y frotándola suavemente. Debo decirles que aunque ya lo había visto en alguna película porno, nunca lo había experimentado, fue realmente delicioso y caliente.
Luego de hacerme la paja con sus pies, seguí besándola por sus rodillas, lamí sus muslos, tomé los tirantes de sus pantaletas y las deslice sacándosela por sus tobillos. Abrí delicadamente sus lindas piernas, frente a mi quedó su rico sexo, estaba rasurada formando un triangulo con su vello pubico negro, su clítoris resaltaba entre sus labios vaginales morenos que eran largos y brillaban por los líquidos eyaculados por Janeth en esos momentos.
Deslicé mi cabeza entre sus piernas buscando su lindo coño, con la lengua toqué sus labios vaginales, en ese momento ella emitió un quejido de pasión; seguí lamiendo su vagina colocando mi lengua entre sus pliegues vaginales, subiendo hasta encontrar su protuberante clítoris, le pase la lengua dos veces y lo puse entre mis labios y lo apreté suavemente. Ella volvió a quejarse y luego jadeo tomándome por la cabeza y tratando de retirarme de su vulva, claro que con poca fuerza, más llevada por la pasión y excitación del momento. Seguí mi labor de comerme su coñito, repasé el mismo camino hacia la entrada de su vagina en donde le hice círculos pequeños alrededor, esto logró una nueva eyaculación de líquidos agri-amargos que probé con la punta de mi lengua. Me pase un buen rato chupándole su sexo, poniendo en práctica todos mis conocimientos amatorios.
Acto seguido, metí las manos debajo de sus nalgas, las levanté para hacerle los honores al ojito de su culo, el cual era oscuro y arrugadito, le pasé la lengua por toda la rayita hasta detenerme a chupar y lamer su culito, Janeth volvió a gemir y cerró los ojos para concentrarse en esa mamada. Le hice también pequeños círculos a su agujerito y la punta de mi lengua amenazó con penetrarlo, ella me volvió a tomar con sus manos mi cabeza, solo que ahora jalándome hacia ella. De repente con los ojos aún cerrados me pidió:
-Métemela por favor, quiero tenerte adentro!-
Janeth estaba excitadísima y yo igualmente, por lo cual no la hice esperar, me quité a la velocidad de un rayo, la ropa y ya desnudo me subí sobre ella, me coloque entre sus piernas y mi verga comenzó a entrar en su vagina, ella jadeo cuando sintió mi pedazo de carne abrir la entrada de su coñito. Levanté un poco sus muslos y seguí metiéndola! Mi verga fue entrando despacio, abriendo las paredes de su vagina. ? Suave, que la tienes muy grande! ? me dijo. Yo continué ensartándola hasta que todo el largo de mi pene estuvo dentro de su cuerpo. Ya adentro, comencé a moverme dentro de su vagina, con movimientos hacia fuera y luego hacia adentro. Mientras lo hacía, le bajé los tirantes de su vestido, quedando expuestas sus dos bellas tetas, las aureolas eran grandes y sus pezones largos estaban erectos, los mamé por turnos. Los pezones parecían deditos pequeños de carne, los apreté y succioné con los labios. Ella ya gemía rítmicamente, era evidente que la estaba gozando completamente.
Luego de mamarle sus ricas tetas, le busqué los labios y la besé efusivamente, ella respondió metiendo la lengua dentro de mi boca, nos dimos un beso húmedo y caliente, mientras yo la follaba con movimientos lentos y suaves. A los pocos minutos Janeth soltó mi boca y emitió un gemido, me arañó la espalda y mojó nuevamente las paredes de su vagina, era otro delicioso orgasmo que la invadía. Yo también estaba cerca de mi limite, me incorporé un poco y en la posición de despechadas o lagartijas como le dicen la empecé a penetrar ahora con un ritmo más acelerado, entrando y saliendo de su vagina. Algunas gotitas de sudor bajaron por mi frente. La velocidad llegó a ser máxima que la cama rechinaba por el movimiento. Vi que nuevamente ella estaba por alcanzar otra venida, cambié el movimiento por entradas y salidas secas y duras en su vagina, eso aceleró su corrida y la mía también, primero ella comenzó a jadear y mojar de nuevo su interior, luego fui yo quien inundó su coño con un chorro de esperma caliente, era exagerada la cantidad de semen que mi verga emitía adentro que parecía que estaba orinando y no eyaculando. Todavía me moví unos segundos más adentro de ella, para sacar hasta la última gota de esperma.
Me desfallecí en la cama, estaba cansado y me acosté a su lado, ella se levantó y se fue al tocador o baño, me imagino que a limpiarse el exceso de semen y de sus propios jugos íntimos en su vagina. Cuando ella regresó se quedó parada frente a mi viendo mi pene.
-Qué grande lo tienes, con razón me costo recibirlo!!- yo solo me limite a sonreírle.
-Mi marido solo tendrá la mitad del tuyo!-, hasta ese momento supe que Janeth era casada.
Se acostó a mi lado, se dirigió a mi pene y tomándolo lo metió en su boca y lo empezó a chupar, limpiándole los restos de mi venida y de sus propios jugos vaginales. A la cabeza del glande le daba pequeños lenguetazos con la punta de su lengua, era riquísimo!. Poco a poco mi verga retomó la vertical, cuando estuvo casi lista, ella volvió a referirse a su tamaño:
-Uy que grande de veras la tienes cariño!-
-Nunca me habían metido una de ese tamaño!-
Luego me hizo una propuesta.
Quiero que me la metas por atrás, quiero sentirla en mi culito- me finalizó diciendo.
Me incorporé, con la mamada de verga ya estaba excitado nuevamente. Ella se volvió a poner acostada boca arriba, tomé sus muslos con las manos abriéndolos de par en par, puse mi verga en la entrada de su ano y con fuerza lentamente la fui penetrando, su esfínter se abrió recibiendo mi apéndice de carne, ella gimió y me araño los brazos:
-Es grande, no me va a caber!-, seguí empujando y mi glande entro totalmente, pero ella gemía de dolor. ?Espera, espera!, en mi bolso tengo un poco de aceite para bebe!- me dijo señalándome su bolso que estaba en la mesita contigua a la cama. Estiré los brazos y la jalé, busque el bote y lo saque, lo unté en todo lo largo de mi verga y en el glande, luego inicié de nuevo la penetración de su culito.
Esta vez se redujo la fricción por el aceite y mi glande entro sin mucho problema, seguí empujando y pude meter la mitad de mi verga en su recto. Luego, comencé a bombeársela lentamente, procurando que cada vez que se la sacaba le trataba de meter de regreso un poco más del largo, poco a poco después de varios bombeos mis 9 pulgadas de verga estuvieron completamente adentro de su agujerito arrugado. Ella mordía la almohada para no gritar. Le tomé con mis manos sus dos tobillos y la levanté otro poco, y le empecé a follar el culo con bombeos rápidos y profundos.
-Te gusta mi culito?- me decía mientras la cogia frenéticamente.
-Me encanta, esta rico!- le respondía yo emocionado.
-Solo mi marido me lo había metido por allí!- me volvía a decir como dando explicaciones.
De esto último yo no daba fé, pero que lo tenía rico eso si era cierto. La seguí cogiendo por el culo en esa posición, haciendo ciertas variantes, cómo llevándome un pie a mi boca y chuparle todos sus deditos, ya sabia que era una zona erógena para ella. Esa variación la llevó a alcanzar un rico orgasmo. El sexo anal no era mi especialidad, pero esa vez la estaba gozando como nunca, metiendo y sacando mi verga de ese rico culito apretado.
Al rato le pedí que se pusiera en cuatro, en parte quería cogerla en la posición perruna y por otra quería admirar ese par de nalgas que tenía, en realidad eran preciosas, bien formadas.
Cundo la tuve en cuatro de espaldas a mi, no pude evitar besarle y chuparle los gluteos, uno por uno, luego lamí un poco su culito abierto y dilatado con la forma de mi verga. Mientras se lo hacía le ensarté dos dedos en su coñito y la masturbé. Después de saciarme, me coloque atrás y la penetré de nuevo por el recto, ella en ese momento se volvió a derramar, le cabalgue el culito por un buen rato hasta que nuevamente me vine a chorros adentro de el; le pistonie la verga hasta que quedó completamente seca. Nos volvimos a acostar en la cama, ahora exhaustos de esta rica sesión de sexo.
-Quiero que te quedes conmigo toda la noche!- le dije durante el descanso.
-Esta bien!, no creo que tenga fuerzas para llegar a mi habitación!.
-Y quiero que nos veamos otro día al terminar este evento- le volví a decir.
-Fíjate cariño, aunque no me lo creas, es la primera vez que le soy infiel a mi marido, me encantó, eres fenomenal, pero terminando el evento lo nuestro se acabó-
Hubo un rato de silencio. Para no parecer grosera, me volvió a decir:
-Esta noche y mañana soy toda tuya!, anda! que todavía nos falta mañana!-
Nos quedamos dormidos.
De madrugada volvimos a hacer el amor.
Al otro día, para distraer la atención, nos sentamos separados con Janeth durante el evento de la empresa. Pero cada pausa o receso, nos veíamos en la habitación para besarnos y manosearnos. Teníamos también sexo oral por un momento y regresábamos al salón. Era una locura tal!! No cabe duda que éramos bastante compatibles sexualmente hablando.
La noche de ese segundo día, ideamos bañarnos juntos en la tina del baño, lo rodeamos con velas perfumadas y la llenamos de agua y espuma. Fue una experiencia única!. Tocarnos y besarnos en diferentes partes de nuestro cuerpo. Debo confesar que cuando me estaba haciendo una felación deliciosa, yo estaba al borde del clímax, de repente ella metió su mano por debajo de mis huevos y apretó un conducto por detrás de ellos, sentí el orgasmo, pero no tuve eyaculación. Le pregunté que había hecho y me comentó que cerrando un conducto que se encuentra en esa posición se puede evitar la eyaculación pero sentir la satisfacción del orgasmo en un hombre. Con eso tendrás más vigor y podrás durar más haciendo el amor, me finalizó diciendo.
Finalmente la cargue en mis brazos y asi mojados como estábamos la llevé a la cama y la follé duro en cada uno de sus ricos agujeros. No se cuantas veces la penetré y cuantas posiciones hicimos, pero la verdad es que solo en mi luna de miel había cogido tanto en pocas horas.
Cuando terminó el evento, nos despedimos y me dio una tarjetita para comunicarnos de vez en cuando, me agradeció por todos lo ricos momentos que pasamos en esos dos días y dos noches. Se perdió entre la gente y desapareció. Tomé la tarjetita y vi que su nombre era Janeth Mejia de López; me quedé pensando ?De López!!-, averigüé y mi amante esos dos días era la esposa de Victor López!!, mi acérrimo enemigo. Que tal!!.