Autor: confesiones | 08-Aug
Soy Nancy en ese entonces tenía 19 años y quiero relatarles una historia verídica de un suceso extraño. Había oído del don que tienen algunas personas de dominar las mentes de otras, sin embargo no creía que fuera cierto del todo, y es la única explicación posible de lo que les relataré.
Tengo bonito cuerpo, sobre todo las piernas, no soy delgada sino llenita, tez morena clara, tengo dos grandes senos con una aureola de los pezones bien grande, mi trasero es grande sin serlo demasiado, pelo castaño oscuro y soy muy fogosa en el aspecto sexual.
En ese entonces había tenido tres novios formales y con los tres había tenido relaciones sexuales, el primero me desfloro mi cuquita, el segundo lo hizo con mi culito y el tercero solo gozó los dos agujeros que habían dejado abiertos sus antecesores. Paso a contar que en ese entonces me habían hablado para servir como edecan junto con otras cinco chicas que estábamos entre 17 y 20 años, para un evento de organizaciones de desarrollo local, el evento duraría de lunes a viernes. La mayor parte de los invitados eran hombres entre solteros y casados, aunque los había más casados.
Las demás chicas compañeras edecanes, todas tenían novios, sin embargo durante la inducción que recibimos antes del evento, algunas eran de la opinión de que si podían ligar algún hombre atractivo lo harían. Yo también estaba en ese grupo, si tenía la oportunidad de tirarme un hombre guapo o atractivo lo haría, y si era jefe pues que mejor.
Al final del primer día, estaba preparado un acto cultural por la noche, con un cóctel de bienvenida (asi le llaman a tomar licor y danzar). En dicho acto, todas estábamos vestidas con una minifalda tipo jeans bastante corta y una blusa de espalda destapada y solo detenida por unos tirantes al cuello, además de unos zapatos destapados con tacón mediano. Las edecanes bailamos y brindamos en algunos casos, con los invitados que habrán sido unas 50 personas en total. Fue allí donde me fijé en un hombre raro, de unos 40 años aproximadamente, vestido con pantalones tipo jeans y camisa de botones, quien no dejaba de verme; yo me hice la desentendida, pero cuando volteaba a verlo, siempre tenia los ojos fijos en mi. A veces lo perdía de vista por un momento, pero volvía a aparecer cuando menos lo esperaba con su lúgubre mirada.
Al final de esa noche mis compañeras mostraban como trofeos las llaves de las habitaciones de varios hombres, que las invitaban a compartir con ellos la noche. Ellas debían elegir el mejor partido. Yo también coleccioné dos juegos de llaves. Cuando me despedí de ellas para dirigirme a mis habitaciones, volví a ver al hombre misterioso y su mirada fija en mi.
Subi al elevador, tratando de no pensar en él, sino pensando con quien compartiría la noche, los dos juegos de llaves permanecían en mis manos, luego las coloqué en mi bolsa de mano. Salí del ascensor e iba por el pasillo, cuando alguien me tomó por la espalda, puso un brazo alrededor de mi cuello y el otro en la cintura. Yo estaba asustadísima.
-Toma mi llave, en una hora te voy a coger como a una puta barata!!- dijo, luego me soltó y se fue caminando por donde vino. Me voltee y era el señor misterioso quien se perdía de vista en el pasillo. Solo me quedó la llave de su habitación en la mano.
El suceso me bloqueó el pensamiento, no recuerdo muchas cosas, solo recuerdo haber entrado a mi habitación y cambiarme, una mini y las bragas, me dejé la misma blusa. Lo único que tenía en mente era ir a esa habitación cuyo número estaba en la llave.
Me dirigí hacia allá movida por algo que me ordenaba hacerlo, no tenía miedo, he pensado mucho en ese momento, pero hubiera jurado que algo me seguía y ordenaba hacerlo. Giré la llave y entre a la habitación, todo estaba oscuro, saludé: -hola!, hay alguien aquí?-, avance un poco, al dar unos pasos, fui tomada otra vez por la espalda por el señor misterioso.
-Hola putita! Sabia que vendrías!-
Me había tomado nuevamente del cuello con fuerza, pero la otra mano me levantaba la mini y hurgaba mis panties, los cuales era diminutos. Me manoseo las nalgas, recorriendo con sus dedos mi raya, llegando hasta mi pequeño orificio del culo, el cual penetró con uno de sus dedos, yo me mordí los labios para no gritar del dolor. La misma operación hizo con mi cuquita después de sacar su dedo de mi ano. A pesar de que era casi una violación, no quería salir de allí!, al mismo tiempo me estaba mojando de la excitación, y mi agresor se dio cuenta de esto. ? Estas mojada verdad putita?- -Vas a ver como te cojo!-
Al desprender su dedo de mi vagina, se dirigió a soltar el nudo de los tirantes de mi blusa, lo desató y con lujo de fuerza la bajó hasta mis tobillos, luego me apretujó mis bubis también con fuerza, con la yema de dos de sus dedos apretó mis pezones, me hizo gemir, una rara sensación entre dolor y placer indescriptible. La habitación seguía oscura, yo no podía ver bien a mi violador, solo sabia que era él.
Luego de masajearme los senos, sentí que se agachó por que sentía su aliento en mis nalgas, me colocó un dedo dentro de mi vagina y lo empezó a mover hacia dentro y hacia fuera en una clara masturbación. Segundos después un segundo dedo acompañó al primero y siguió su rítmico movimiento adentro. El maldito lo que quería era lubricar ese segundo dedo, ya que lo sacó y puso con lujo de fuerza en mi ano, yo me resistí tratando de quitarlo, pero una sonora bofetada en mis nalgas puso el orden de nuevo. Luego de penetrarme cada hoyito de mi trasero (vagina y ano), me comenzó a bombear sus dedos con movimientos acelerados, sus toscos dedos me causaban cierto dolor, flexioné un poco mi cintura con eso senti más placer que dolor, mientras me singaba con sus dedos. Irremediablemente, casi contra mi voluntad obtuve un orgasmo tremendo, quise impedir que mi boca me delatara, pero no lo logre, gemí y jadee fuertemente cuando sentí un espasmo que mojó nuevamente mi vagina.
-Te viniste putita, te gusta que te trate asi, verdad?- me decía, mientras continuaba introduciéndome sus falanges. Yo me chorreaba, mi vagina generaba mucha lubricación, jamás me había pasado eso.
Cuando estuvo satisfecho y su mano estaba destilando mis jugos vaginales, me empujó a la cama, quedando boca abajo en ella. Quise voltear a verlo, pero de un jalón me colocó de nuevo en esa posición, me abrió las piernas y me empezó a dar pequeñas mordidas en las nalgas, mientras incrustaba dos dedos en mi vagina otra vez y los movia por todo su interior.
Después de unos minutos, metió esos dedos lubricados en mi culito, nuevamente gemí al sentirme penetrada alli. Movio en forma circular sus dedos, incrustándolos hasta los nudillos. Sentí que se incorporó, bajó en cierre de su pantalón y sacó su polla, la puso en la entrada de mi vagina y la restregaba en mis labios vaginales, lo hacia con fuerza y me decía: -Quieres que te coja puta barata?- -La quieres adentro?- y continuaba con su acción de sobarse en mi parte intima. Claro que yo estaba muy excitada, tratando de no mostrarlo, sin embargo, tuve otro orgasmo durante esta fricción de nuestros sexos, me invadió una calentura sin igual.
-Clávamela bien adentro maldito!!- le grité
Senti que su verga me ahogaba la cuquita, era bien gruesa, más que cualquiera que hubiera probado antes. Mi vagina se dilató al máximo para recibir semejante tronco, me llenó por completo, detuvo su embestida hasta que la tuvo toda dentro de mi. Mi respiración era acelerada, mi violador me cabalgó duro, cada empujón de su verga dentro de mi, me movía hacia delante, no cabe duda que la estaba gozando como nunca. No conforme con la introducción total, me tomó por el cuello por detrás con ambas manos y se sujetó de alli para cogerme y hundirme su virilidad. Su vientre al rebotar con mis nalgas producía un sonido como quien golpea dos pedazos de carne, -plop- plop-. A continuación al señor misterioso se le ocurrió meter un dedo en mi culo mientras me follaba duro, sentí un placer nuevo, su dedo en mi ano seguía el ritmo de su cogida, en un momento su dedo fue acompañado de otro más, ambos dedos se deslizaron completamente adentro, mi esfínter los presionaba produciendo una sensación deliciosa. No tardé mucho tiempo para venirme de nuevo, esta vez mis muslos flaquearon, eyaculé tanto liquido que su verga se empapó por dentro y ahora el ruido que producía su follada era como un chapoteo de sobre el agua.
Me derrumbé sobre la cama, mi violador rápidamente metió una almohada bajo mi vientre para elevar mi culo, se subió sobre mi y me penetró el orificio arrugado sin lastima, grité de dolor, ya que su verga era demasiada gruesa y mi esfínter no podía asimilar semejante diámetro. Pero a él no le importó mis quejidos, siguió metiéndola con dificultad por mi ano, haciendo fuerzas con su vientre, hasta que la tuvo toda adentro, luego hizo una pausa, se notaba que la penetración anal lo había dejado muy cansado. Sin embargo, la pausa me sirvió para que el dolor que me causaba su verga dentro de mi recto se minimizara.
Después de unos cinco minutos, se incorporó y siguió follándome el culito, ninguno de mis novios me había dado tanto placer con el sexo anal como me lo dio el señor misterioso. Su penetración estaba formada por movimientos secos adentro y afuera, en ocasiones la sacaba totalmente y de un empellón la introducía hasta el fondo de mi recto.
Al cabo de unos minutos tuve mi primer orgasmo producido por una culiada, normalmente mis novios lo lograban pero estimulándome el clítoris mientras me cogian por el culo. Yo estaba rendida luego de este orgasmo. Sin embargo, mi violador maravilloso aún tenía ganas de seguirme culiando. Por fin, más tarde lo oí gemir fuertemente de inmediato soltó un chorro intermitente de esperma en el interior de mi culo, sentí como recorría mi recto y llegaba a mis intestinos, como cuando uno recibe un lavado. Luego me volteó para que le limpiara su verga con mi boca, asi lo hice, se la limpie de su esperma y mis líquidos vaginales.
Por fin se acostó a mi par, no lo pude ver bien por la oscuridad, pero sabía que era él.
Cuando se recuperó, se puso de pie, juntó mi ropa, me jaló del brazo poniéndome a mi también de pie, abrió la puerta de la habitación que da al pasillo, tiró mi ropa a ese lugar y me puso de patitas afuera, yo estaba desnuda en el pasillo, saliéndome esperma de mi culito y regándose en todos mis muslos, mire alrededor y afortunadamente no había nadie, talvez por la hora, me puse mi ropa rápidamente y abandoné el lugar yéndome a mi habitación.
Ya en mi habitación, no podía dar crédito a lo sucedido y como sucedió. El señor misterioso estuvo toda la semana, pero ya no lo veía seguido como antes.
Cuando terminó el evento, y nos juntamos las edecanes para charlar acerca de nuestras aventuras, yo tenía miedo de contar mi historia, pero mi sorpresa fue que Kathy una compañera, contó una historia igual a la mía, de dominación con un hombre con la descripción del señor misterioso, luego fue Carina quien también mencionó que le paso algo similar a Kathy, yo estaba impresionada, ninguna de nosotras lograba una explicación de cómo nos entregamos a él. Poder de la mente?, Sugestión?