Un humedo paseo en bus !! relatos eróticos

Cuando Hugo llegó a la estación, Alejandra estaba sentada en un banco esperando por el mismo autobús. No se conocían aún. Hugo la vio primero, le impresionó el tamaño de sus tetas. Miró su rostro y deseó esos carnosos labios rojos.

Ella tenía el pelo castaño oscuro y ojos marrones. Tardó un minuto en advertir la mirada de Hugo. Mientras tanto, tuvo tiempo para pararse y agacharse, de espaldas a él, demostrando que su cola también era muy tentadora.

El se sintió un poco incómodo por la situación y se paró junto al poste que sostenía el techo de la estación. Dejó de observarla un instante para comprobar si esa ?agachada? fue coincidencia o había algo más. Había algo más, y habría mucho, mucho más...

Llegó el transporte, subieron los pasajeros y Alejandra y Hugo se encontraron en la puerta. Gentilmente le cedió el paso y aprovechó para mirarle el cola-less que le ?dibujaba? su ropa interior.

Hugo se sentó en uno de los últimos asientos y Ale, que le correspondía uno de los primeros, se levantó y se mudó al fondo. Arrancó el autobús y cayó la noche. Tendrían cinco horas de viaje, cinco horas que serían únicas para ambos.

Ni bien salieron a la ruta Ale se sentó en los asientos de al lado del de Hugo, cruzando el pasillo. Recostó el respaldo y se desabrochó tres botones de la camisa blanca. No tenía corpiño y Hugo podía verles los pechos. Podía advertir que aunque no hacía frío llevaba los pezones endurecidos.

Ella enfocó su mirada en el contorno del pantalón de Hugo que para ese entonces estaba totalmente duro. Sin mirarse a los ojos, cruzaron el pasillo con sus manos y acariciaron sus piernas.

El pene de Hugo estaba durísimo y ya comenzaba a largar esa blancura viscosa de la lubricación como consecuencia de la calentura?. De los labios de Ale fluía también una humedad cálida que le mojaba las calzas.

Pasaron cinco minutos de caricias hasta que Hugo se decidió a cruzar el pasillo del micro. Lentamente posó su cuerpo sobre el de Alejandra. Sus manos fueron directamente al escote de la camisa, acariciando primero un pecho, después el otro, haciendo círculos y espirales en sus pezones.

Su verga asomó entre las manos de Alejandra. Cuando Hugo le besó los pezones el calor interno de los dos estalló. Ale dejó caer su cuerpo y descendió hasta introducir todo su miembro en la boca.

La cabeza de Hugo le daba vueltas, todo su cuerpo se estremecía. Moviendo rítmicamente su miembro, Ale jugaba estirando y retrayéndole la piel. De pronto Hugo sintió que todo su ser salía por el conducto que corre a lo largo de su juguete.

Ella lo besó, lo chupó y lo comió. Su boca se llenó del precioso líquido, que de a poco y degustándolo, fue tragando... El relato de lo que pasó el resto del viaje continuará en otro capítulo.