Autor: TAPATIO | 04-Feb
Esta es una historia verdadera que me acaba de suceder hace como dos semanas y sus consecuencias aún están vigentes. Tengo 25 años y físicamente no me considero atractivo pero tampoco feo, simplemente alguien normal con cierto éxito con las mujeres.
En la empresa donde trabajo no hay mucho personal femenino, en realidad son 4: Una secretaria, una recepcionista, una capturista y la chica que hace el aseo. He tenido algo que ver con cada una de ellas, pero en esta ocasión les contaré lo que me pasó con la chica del aseo, la cual se había salvado hasta hace dos semanas. Primeramente la describiré, es una chica sencilla, tiene 18 años, de estrato social medio bajo, tímida, coqueta, físicamente no es nada del otro mundo, pero tiene su atractivo, no es muy alta, morena, piernas bien formadas, tetas de buen tamaño, delgada, y un culo bastante apetecible.
Esta chica que llamaremos Gaby entro a trabajar con nosotros hace aproximadamente 1 año, desde al principio me llamó la atención, simplemente porque como dije no hay mucho de donde escoger. Desde que entró siempre mostró hacia mí un poco de coquetería, pero una coquetería natural de una chica de su edad. Siempre platicábamos mientras hacía el aseo de mi oficina y yo aprovechaba para piropear su belleza discretamente pues no quería meterme en problemas en mi trabajo. Me encantaba como se apenaba cuando yo le decía frases como "Que guapa vienes hoy", "Se te ve muy bien ese pantalón", etc. Cuando yo le decía estas cosas se apenaba, pero también era evidente que le gustaba.
Así transcurrió todo este tiempo, siempre me la quise coger, pero nunca se dio la oportunidad aparte de que yo estaba ocupado con las otras chicas de la oficina las cuales físicamente están mucho mejor. Pero hace dos semanas, un Lunes para ser exactos, Gaby llegó a la oficina despampanante, llevaba una minifalda extremadamente corta, maquillada y bien peinada, eso me sorprendió pues ella nunca había ido así a trabajar. La forma en que iba arreglada dejaba ver una belleza que yo no había apreciado en toda su plenitud. Desde que la vi me empecé a excitar y vino a mi mente la idea de cogérmela. Por cuestiones de trabajo hacía una semana que no estaba con una chica así que con cualquier cosa me excitaba.
Cuando llegó a mi oficina a hacer el aseo la miré con deseo lujurioso, como siempre la piropeé, pero esta vez con más animos pues lo merecía, ella como siempre se ruborizó, pero me di cuenta que empezó a hacer cosas extrañas que nunca había hecho. Primeramente se tardó más de lo normal en hacer el aseo, se agachaba a recoger la basura de una forma provocativa que gracias a su minifalda me permitía apreciar sus bien torneadas piernas, empezó a pasar muy cerca de mi rozándome los brazos y los hombros. Todos esos detalles hicieron perder mi concentración en el trabajo para centrarla en ella, aprovechaba cualquier ocasión para admirarla sin ser muy evidente y me puse a pensar que era lo que me detenía para no gozar de ese cuerpecito. Mientras duró haciendo el aseo de mi despacho mi verga se mantuvo a todo lo largo, tratando yo de no hacerlo muy evidente tapándome con el escritorio.
Cuando salió de mi oficina aproveché y fui directamente al baño, no podía más, tenía que descargar toda la calentura que Gaby me había provocado, me hice una paja que me dejó satisfecho por unos momentos. De regreso a mi escritorio, Gaby seguía pasando cerca de ahí mostrando su rico cuerpo una y otra vez, mi verga no tardó en reaccionar dando evidentes muestras que una paja no había sido suficiente para calmar mi calentura, ahora solo tenía en mente una cosa: Tenía que cogerme a esa rica hembra y mientras más pronto, mejor.
Se me ocurrió un plan, era muy arriesgado pues a la fecha nunca había fornicado con nadie en la oficina y si era descubierto las consecuencias serían evidentes y no muy halagadoras, pero en ese momento me valió madre pues mi calentura era demasiada. Pensaba más con la verga que con la cabeza, no sabía como iba a reaccionar Gaby, pero era evidente que yo le gustaba aunque fuera solo un poco, así que me decidí y puse en marcha mi plan, si fracasaba, tendría bastantes problemas, si tenía éxito disfrutaría de una rica hembra quien sabe por cuanto tiempo. Existe en la oficina un cuarto donde se almacena la información que ya no es requerida, le llamamos el archivo muerto, rara vez entra alguien ahí, pero tampoco es imposible, decidí llevar a cabo ahí mi plan. Llamé a Gaby y le dije que tenía que buscar unos documentos en el archivo, pero que se había acumulado mucho polvo y le pedí de favor que fuera a limpiar un poco, inmediatamente me dijo que sí y se encaminó hacia el cuarto, decidí esperar un tiempo para que fuera confiadamente y no sospechara de mis intenciones, dejé pasar 10 minutos y me encaminé para allá, tuve que tomar algunos papeles para poder disimular mi erección mientras pasaba por delante de los demás escritorios. Abrí la puerta y la encontré subida en unas cajas sacudiendo, gracias a eso y a su minifalda tuve un gran espectáculo de sus piernas, que para ese momento ya eran mi obsesión, al notar mi presencia no se inmutó, parecía que me esperaba y lo que hizo a continuación me sacó de dudas; Se agachó de tal manera que pude apreciar sus bragas blancas diciendo al mismo tiempo:
-Te estaba esperando-.
-¿Para que?- Contesté.
-¿No lo adivinas?-.
-Creo saberlo, pero puedo estar equivocado...-
-Pues yo sé lo que tu deseas y no es precisamente que limpie el polvo...-
-Y según tú ¿Qué es lo que yo deseo?-.
-No hay que ser muy inteligente para saberlo, basta con mirarte ahí abajo.
Lógicamente en ese momento mi pene mostraba una gran erección que no se podía disimular, ella estaba siendo muy directa y en eso yo no había pensado, ahora dejaba ella de ser la presa para convertirse en la cazadora y eso me gustaba.
-Y sabes quién es la culpable de que yo esté así?
-Supongo que yo...
No tuvo que decir más, me acerqué rápidamente hacia ella la tomé en mis brazos y busqué sus labios, ella se sorprendió e intentó separarse, mientras tanto yo ya había encontrado su boca e intentaba meter mi lengua en ella que seguía intentando separarse de mí y mantenía sus labios muy bien cerrados, llegó un momento en que pensé que había cometido un error actuando tan apresuradamente, pero decidí seguir para ver que pasaba, si ella seguía negándose no me quedaría más opción que soltarla y tratar de justificar mi acción. En un momento sentí como sus labios cedían y mi lengua pudo penetrar en su boca, su lengua respondía entrando a la mía, nos fundimos en un beso muy cachondo, ahora sus manos me abrazaban fuertemente hasta con desesperación, estaba igual de caliente que yo. Decidí actuar y bajé mis manos a sus piernas y comencé a acariciarlas llegando hasta sus bragas que empecé a acariciar por encima, tocando su bien formado culo mientras con mi dedo índice acariciaba su ano muy lentamente. Ella respondía con unos leves quejidos de placer que hacían que me excitara más y más, bajé sus bragas rápidamente y seguí acariciando su culo. Ella parecía no tener mucha experiencia a juzgar por la forma en que me besaba y sus manos aún seguían entrelazadas en mi espalda, decidía ayudarle y tomé una de sus manos y la baé a mi bulto para que me lo acariciara, ella vaciló un poco por la pena, pero pudo más su calentura y empezó acariciarla por encima del pantalón y me dijo al oído:
-Nunca había agarrado una verga...-
-No lo creo Gaby...-
-Es la primera vez...-
-Eres virgen?-
-Si...-
-Y estas segura de lo que va a pasar?-
-Si... Lo que más deseo es hacerlo contigo por primera vez, me tienes completamente mojada...-
-¿Te gusta como se siente mi verga?-
-Si...
Bajé mi cierre y desabroché mi pantalón dejando completamente libre mi verga, acerqué su mano e ella para que la tocara.
-Te gusta Gaby?-
-¡Siiii!-
Le ayudé a que aprendiera a masturbar moviendo su mano hacia arriba y abajo, aprendió rápido y la dejé sola, mientras utilizaba mi mano para introducir mi dedo a la boca para llenarlo de saliva. Bajé mi dedo y lo introduje a su rajita, muy por encima puesto que ya sabía que era virgen, empezó a jadear cada vez más rápido, su raja estaba completamente mojada y preparada para la penetración, aunque dudé que fuera suficiente para no causarle tanto dolor por ser su primera vez. Se me ocurrió que me la mamara y así tener un poco más de lubricación, conduje su cabeza hasta el nivel de mi aparato y le dije:
-Chúpalo Gaby, chúpalo...-
-Es que no se cómo-
-Has de cuenta que es un caramelo...-
Empezó a mamar, al principio sus dientes me causaron dolor, pero le dije que mantuviera sus dientes lejos de mi verga y ella lo comprendió rápidamente, empezó a mamar como si lo hubiera hecho toda su vida, cuando estaba a punto de venirme le dije que se detuviera y la paré, busque un lugar adecuado para recostarla y prepararla para meterle mi verga en esa rica y aún virgen vagina. La recosté sobre unas cajas mientras con mi dedo seguía acariciando su rajita, ensalivé mi mano y la esparcí a todo la largo de mi miembro, especialmente en la punta.
-¿Estás lista para convertirte en una mujer?-
-Si, pero tengo miedo-.
-No tengas miedo Gaby trataré de que no te duela y que goces como nunca... Tranquila...-
Apunté la cabeza de mi verga a la entrada de su vagina, esta era la primera vez que desvirgaría a una mujer, siempre las había evitado, pero en esta ocasión no podía hacerlo. Había oído en pláticas con mis amigos como hacerlo e intenté poner en práctica sus consejos, Gaby tenía una vagina muy apetitosa, bien formada y con unos labios apetitosos, su clítoris apenas sobresalía, pero se notaba lo suficiente. Empecé a pasar la cabeza de mi verga por encima de su vagina, acariciando sus labios vaginales y su clítoris, ella ya contaba con una buena lubricación y me decidí a penetrarla empecé a empujar mi cabeza, apenas había avanzado cuando se detuvo sintiendo un normal obstáculo, decidí penetrarla de un tirón para no hacerla sufrir así que cuando menos se lo esperaba empujé con todas mis fuerzas las caderas, metiendo mi verga a lo más profundo de su agujerito, ella hizo lo imposible por no lanzar un grito que nos descubriría, se aguantó, pero se veía que sufría, sentí como mi verga se mojaba con la sangre de su recién roto himen.
Mantuve mi verga un rato hasta el fondo dando oportunidad a que su vagina se acostumbrara al nuevo visitante, empecé a moverme poco a poco y al parecer el dolor que sentía se iba transformando en placer, su agujero me apretaba increíblemente y sus caderas empezaron a llevar el ritmo de las mías, el dolor había pasado y ahora el placer recorría todo su cuerpo. Aumenté el ritmo de mis movimientos empezando a sacar mi verga y a meterla ritmicamente en su delicioso agujerito, ella respondía de la misma manera moviendo sus caderas, la forma como me apretaba hizo que mi verga no pudiera más y cuando empecé a sentir que ya iba a terminar la saqué, previniendo un posible embarazo y eyaculé abundantemente en su cuerpo.
Miré mi verga completamente manchada con sangre y a ella que tenía una cara de satisfacción de haberse convertido en mujer, la besé y me dijo que estaba un poco adolorida, yo le dije que era normal, pero que el paso más difícil ya estaba hecho y que de ahora en adelante solamente sentiría placer.
Corrimos un gran riesgo, pero afortunadamente todo salió bien, o mejor dicho, todo entró bien, por la noche me tuve que hacer otra paja recordando ese momento con Gaby...