Autor: CLIPPERTON | 03-Feb
SEXO ORAL.
Soy un hombre casado de 35 años y mi esposa tiene 30, pelo castaño, piel blanca, es atractiva y tiene un cuerpo fabuloso. Nos casamos hace 8 años y desde hace 2 nuestra actividad sexual casi había desaparecido. Además nunca fuimos muy activos: Luego de la luna de miel hacíamos el amor una vez a la semana, luego dos veces al mes y terminamos haciéndolo mensualmente. Las únicas posiciones que adoptabamos eran la del misionero y ella encima de mí; Nunca probamos ninguna otra posición o técnica, y mucho menos practicabamos el sexo oral. En suma, en nuestra vida sexual no había emociones. Siempre que hacíamos el amor se repetía la misma escena: Karina (es el nombre de mi esposa) se quedaba totalmente inmóvil, sin decir palabra, sin mostrar ninguna emoción, era como hacer el amor con una estatua.
Hace casi un año tuve problemas cardíacos y el doctor me sometió a un estricto control médico. Entre otras cosas me prohibió practicar el coito (me lo dijo al frente de mi esposa), pero a cambio podría practicar el sexo oral. No quise decirle que esa era una práctica desconocida en nuestro matrimonio.
Cierta noche, cuando nos disponíamos a dormir, de repente Karina me abrazó, nos besamos mientras nos acariciabamos, y en un momento dado me preguntó si quería hacer el amor. Le recordé las ordenes del médico y me contestó que hiciéramos sexo oral. Al principio no le creí, y además, pensé que ella no tenía ni la más mínima idea de cómo se hace el feleaito. Para mi sorpresa, empezó a juguetear hábilmente con mi pene, su mano tomó mi tronco con firmeza y a la vez con suavidad, y empezó a moverla de arriba abajo, mientras me daba pequeños besos en el glande. Todo eso me produjo una tremenda erección, y de pronto, Karina sumió mi pene en su boca con un movimiento suave, estrecho. No tengo palabras para descibir el enorme placer experimentado durante todo el tiempo en que Karina me tuvo a su completa merced, 15 minutos o media hora ,no recuerdo, y luego llegué al clímax. Siguió chupando hasta borrar toda huella de semen en mi pene y en su boca. No es necesario decir que estuve a punto! de aullar de puro placer.
Tres noches después tuvimos otra sesión de sexo oral y esta vez fue más placentera que la primera, Karina me tenía cada vez más sorprendido porque se comportaba como una verdadera profesional en el asunto, era como si siempre lo hubiera hecho. Meses después de esto el doctor me anunció mi total restablecimiento, y que podía hacer el coito nuevamente. Pero no le dije nada a mi esposa porque la verdad, el sexo oral me produce una satisfacción nunca antes conseguida. Incluso nuestra relación ha mejorado en un cien por ciento. Por ejemplo, ahora nos contamos nuestros problemas, algo que habíamos dejado de hacer. Por otra parte, al parecer, el sexo oral excita grandemente a Karina, pues ahora esta dispuesta a hacerlo a toda hora y en cualquier lugar.
Cierta tarde fuimos a correr a un parque, yo tuve una ligera erección, la cual fue notada por Karina, y eso fue suficiente para que me obligara a bajarme los pantalones. Buscamos el lugar más discreto que pudimos y en pocos segundos la cara de Karina estaba entre mis piernas. Todo iba bien hasta que varios hombres pasaron cerca de nosotros; Se detuvieron para mirarnos, se lo advertí a mi esposa, pero lejos de alejarse empezó a actuar con mayor pasión, tanta que me produjo una rápida eyaculación. Entonces los hombres empezaron a aplaudir y a gritar, me subí los pantalones y tomé a Karina de la mano y nos alejamos. Ella nunca se inmutó y hasta volteó a ver a los hombres para sonreirles con total coquetería. Pese a todo, no quiero que nuestra actividad sexual sufra ningun cambio, pero me asaltan varias dudas. ¿Por qué Karina espero tanto tiempo para decidirse por esa práctica?.
Ya me era familiar su rostro, tanto que hasta le decíamos tío, mis hermanitos y yo, el tiempo paso como siempre raudo y veloz, yo me hice de niño, adolecente y un buen día mi novia me volvió hombre y yo a ella mujer, ambos nos impresionamos ya que los dos sangramos yo nunca había hecho sexo en nadie, ni a ella le habían hecho eso, pero juntos lo vivimos y fue deliciosamente rico, un joven viviendo la máxima experiencia, si par un hombre normal es una súper máxima...