Tengo 50 años, estoy casado y sin grandes problemas en mi relación y jamás pensé poder tener la experiencia que os voy a relatar. Hace un año, completamente aburrido en la oficina durante el tórrido mes de agosto madrileño, se me ocurrió entrar en Internet (instrumento habitual de mi trabajo) pero con el fin de pasar un rato y entretener la mañana. En una sala de chat conocí a una joven sudamericana y de una manera natural iniciamos una conversación que manteníamos casi diariamente. Con el tiempo fuimos adquiriendo una confianza mutua hasta el punto de comentar nuestros problemas personales y llegamos a hablar de sexo. Hablamos de los que más nos gustaba a la hora de tener sexo y que conoceréis vosotros también si seguís leyendo.
Como un juego acordamos un día tener un encuentro en una sala privada, planteando una situación virtual que a ambos nos apetecía. Mi planteamiento inicial consistía en que los dos estábamos vestidos de fiesta. Yo con smoking y ella con un vestido de raso de los que únicamente se sujetan con unos finos tirantes sobre los hombros. Con una música apropiada empezamos a bailar juntando nuestros cuerpos. Yo olía su perfume y notaba sus pechos aplastándose contra el mío, mientras mi mano enlazaba su desnuda cintura sintiendo la suavidad de su piel morena. Sus pezones duros marcaban el vestido, cuya tela era muy fina y eso me ponía aún mas excitado. Al poco y con la excitación de los cuerpos juntos mis labios buscaron los suyos y nuestras lenguas se entrelazaron. Nos dimos un beso caliente, largo... su lengua jugaba con la mía mientras sus manos buscaban mi cuerpo. Mis manos en sus nalgas las apretaban con fuerza hacia mi polla que empezó a endurecerse con el roce de ese cuerpo y el olor que desprendía.
Después mis labios descendieron por su cuello, lo que la hizo estremecer y excitar “estoy muy excitada, mira como mis pezones marcan el vestido, me siento húmeda mmmmm”. Mis dedos apartaron los tirantes de sus hombros y el vestido cayó al suelo, dejándola delante de mí, solo con un pequeño tanga de color azul que ocultaba su deseado coñito. Su piel morena se mostró en todo su esplendor. Sus pezones duros y oscuros atraían mi boca y comencé a chuparlos mientras apretaba sus pechos, tersos y firmes. No conseguía parar de comerlos, lamerlos, morderlos. Mientras mis dientes jugaban con uno de los pezones, mi mano apretaba el otro. Su respiración empezó a agitarse mientras sus manos apretaban mi cabeza suavemente hacía abajo indicándome el camino que deseaba que recorriera. Ella quería verme comiendo su coñito.
Mi lengua atravesó su vientre, plano como solo se tiene cuando no se ha alcanzado la treintena, y se enfrentó al pequeño tanga que impedía su paso. El olor de su sexo me llenó mientras empecé a mordisquear suavemente sus labios, al mismo tiempo que un gemido de placer quedaba ahogado en su garganta. Tiré del tanguita y por fin mi lengua pudo penetrar directamente a su clítoris que comí con ansiedad mientras ella estrecha mi cabeza contra su sexo.
- Cómeme el coño entero, chúpamelo así, aaahhhh sigue... sigue…hummmm mete tu lengua hasta dentro.
Yo sigo comiéndolo y veo como se mueve. Su cuerpo estaba sintiendo el mayor placer que haya sentido nunca. Entonces, mientras le chupo su clítoris, le meto mi dedo en su coño y siento todos sus jugos cayendo por mis manos. Los lamo todos, pues no quiero perder ni una gota de esa maravilla. El sabor de su flujo, su olor y su intenso deseo de placer me excitan de tal forma que mi polla no resiste mas retención y me desnudo, mostrándola tiesa, dura y humedecida por la excitación. Mientras ella se ha sentado en la cama y cuando me acerco toma mi polla entre sus manos y empieza a masturbarme, noto su aliento en mi capullo. Su mirada lasciva se clava en mis ojos reflejando su deseo y el de hacerme desear sus caricias.
- Cómete mi polla, quiero notar tus labios subiendo y bajando por ella, quiero ver tu lengua lamiendo mi capullo.
Pero ella sigue masturbándome con sus labios cerca haciéndome desear el momento en que mi polla se hunda en su boca… estoy excitadísimo. Ella comienza a acariciar mis huevos y sujetando mi polla pasa su lengua de abajo arriba, como si chupara un helado. Juega con mis huevos, los ponen enteros en su boca... Pero quiero toda mi polla en su boca, hundida en su boca. Al fin su boca se traga toda mi polla, que gusto tan intenso. Sigue masturbándome mientras chupa y lame mi polla por todas partes y yo estoy a punto de explotar, pero…la retiro de mí. No quiero terminar todavía. Quiero volver a sentir ese placer tan intenso.
- Ahora quiero que comas mi coñito hasta hacer que me corra - me pide ansiosa y deseando volver a sentir mi lengua en su coñito.
Se abre completamente de piernas y ella misma entreabre sus labios dejando ver ese interior rosado, apetitoso y húmedo donde mis labios y mi lengua empiezan a moverse con suavidad mientras introduzco mis dedos nuevamente en su coño. En unos segundos su cuerpo empieza a vibrar y su garganta a gemir de placer. Ahora mis manos ascienden por su cuerpo hasta alcanzar sus pechos y esos pezones tan duros que pellizco arrancando nuevos gemidos que mezclan el placer y el dolor…Miro su rostro… sus ojos cerrados y su boca entreabierta expresan claramente el placer que esta sintiendo lo que hace que mi excitación suba al máximo.
Sus gemidos aumentan y su cuerpo se mueve cada vez más rápido mientras mi lengua sigue acariciando su clítoris que se nota hinchado de tanta excitación. Entre gemidos me grita:
- Sigue, sigue… aaahhh!!! No puedo más, no puedo más.
Entonces un espasmo recorre su cuerpo y un gemido largo y prolongado sale de su garganta como muestra de todo el placer que siente, mientras el sabor y la humedad de su coño aumentan intensamente. Su gemido se repite una y otra vez disminuyendo poco a poco en intensidad hasta terminar relajada y casi exhausta.
- Pon tu polla entre mis pechos… quiero sentirla ahí, dura y caliente.
En cuando se la pongo toma sus pechos y empieza a masturbarme con ellos mientras yo sigo ese ritmo cada vez más rápido. El calor de sus pechos y la suavidad de su piel moviéndose sobre mi polla, su mirada lasciva en mis ojos hacen que mi placer aumente de forma cada vez más intensa. Ya no puedo mas y un chorro de mi leche caliente salta con fuerza desde mi polla hasta su cara. Verla tragando mi leche me dejaba cada vez mas excitado, ella me sigue masturbando hasta agotar mi leche que reparte por sus pechos y su vientre restregando mi polla sobre su piel suave y húmeda de sudor y placer.
Me dejo caer a su lado y los dos permanecemos juntos hasta que nuestra respiración se normaliza y podemos volver a enlazar nuestras lenguas en un beso suave y largo… Sin prisas.
¿Qué os ha parecido nuestro primer encuentro? Intenso… ¿Verdad? Pues imaginad los que vinieron luego.
Si queréis conocerlos mandad vuestras impresiones y sugerencias. Nos encantaría saber que a alguno/a os ha servido para masturbaros leyendo nuestro primer encuentro virtual.
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