Hola, soy nuevo en esto, pero espero que les guste, esta es la historia de como, sin buscarlo, llegue a follarme a la señora mas deseada del vecindario. Me llamo José, y tengo 21 años, vivo en un barrio de clase media desde muy pequeño, todos lo vecinos se conocen y llevan una vida muy fraternaria entre ellos, esto era hasta hace unos meses, es decir hasta cuando llegó Irma, una señora de 42 años que desde que se apareció, trae locos a todos los viejos de mi cuadra.
Es que, en serio que esta tía se las trae, tiene un cuerpo escultural, es blanca, cabello castaño, un rostro muy sugestivo, labios carnosos, unas tetas de infarto, unas piernas muy contorneadas y un culo que no puede pasar desapercibido ni ante el más puritano de los hombres, la tía es un monumento a la mujer.
Desde que llegó al barrio, Irma ha desatado una lluvia de habladurías, todas las mujeres, vale decir esposas de los viejos mañosos que se la quieren levantar, la tildan de mujerzuela, pero a ella eso parece no importarle, porque viste de una manera bastante provocativa, con sólo verla despierta en uno todo tipo de fantasías. Ella es casada, pero su esposo viaja muy a menudo, quedándose sola por varias semanas cada cierto tiempo, al parecer sus hijos ya tienen sus vidas hechas, por lo que no viven con ella.
Bueno, con mis amigos del barrio siempre conversamos que rico seria tener una aventura sexual con Irma, para esto todos pasamos lo 20 años y ya tenemos algo de experiencia en lo sexual. Ellos siempre me dicen que soy un suertudo, porque, se me olvidó mencionarlo, Irma vive al costado de mi casa, y me preguntan si es que en la azotea no la he visto tomando el sol o algo parecido, la verdad no había tenido esa suerte, no hasta que llegó ese día.
Eran como las 11 de la mañana, cuando me mandaron a recoger unas cosas de la azotea, yo siempre subía pensando en encontrar a Irma, más cuando no estaba su esposo, pero en el fondo sabía que sólo era una fantasía. Pero ese día la fantasía se volvió realidad. Irma estaba colgando ropa en su azotea, lo único que dividía su azotea de la mía era un muro de un metro de altura; en principio ella no notó mi presencia y colgaba la ropa como si nada, yo la observaba oculto tras el muro sin hacer el menor ruido. Traía puesta una bata blanca semi transparente, por lo que se notaba su tanga tipo hilo dental, también se notaba que no traía sostén, por que sus pezones se traslucían tras la bata, pase diez minutos viéndola, e imaginándome como sería follarla.
De pronto, sin querer, hice caer las cosas que me habían mandado a recoger, ella volteó pero me escondí, ella no le tomó importancia y siguió haciendo su labor, yo continué observándola. Pero esta vez, algo raro pasaba, al momento que la miraba, ella parecía saber que yo estaba ahí, por que empezó a moverse de una forma que inmediatamente me hizo excitar y ponerme a mil, primero se empezó a tocar los senos encima de la bata y a cogerse las caderas, poco a poco empezaba a bajar sus manos hacia sus piernas y las metía entre éstas tocando su vagina y lanzando excitantes gemidos al aire, yo ya estaba como loco, quería cruzar el muro y penetrarla como nunca, cuando de pronto ella volteó y me dijo " te gusta esto", yo tímidamente le respondí que sí, y entonces ella me hizo una seña con el dedo para que me acercara. Lo hice despacio, con cierto pudor, ni bien estuve cerca, ella me agarró y me dio un beso súper mojado, que tal beso, usaba su lengua de una forma que me hacía explotar de lo excitado que estaba, tenía el pene tan erecto que se notaba bajo los shorts que traía puesto, ello me agarró el pene y me lo sobaba con la mano por encima de los shorts, yo, ya con más confianza, agarraba sus nalgas, esas con las que tanto había soñado, y las sobaba apretándola hacia mí.
Entonces ella, me bajó los shorts de un tirón, mi verga saló como si hubiese estado atrapada toda una eternidad, ella la agarró con las dos manos, y se arrodilló, empezándola a lamer con la lengua, mmm que bien se sentía eso, luego se la metió, toda a la boca, la succionaba, acariciándome las bolas con los dedos, pocas veces me habían dado una mamada, pero esta vez si fue una verdadera mamada. Ella hacia de todo, después empezó a chuparme las bolas, mientras me decía que le gustaban, que estaban ricas, el placer que sentía era inmenso. Después de eso, yo la levanté, y empecé a sacarle la bata con la boca, ella se quedó en tanga, besé su cuello, poco a poco bajé hasta sus tetas, que ricas eran, muy redondas y paradas, las lamía, una por una, sus pezones estaban muy duros por la excitación, seguí por su abdomen hasta bajar a sus muslos, pasaba mi lengua, como buscando algo, así, lentamente le saque la tanga con los dientes y llegué a su vagina, pasaba mi lengua, la lamía, primero por los labios de la vagina, y luego introduciéndola en ella; mis manos se gastaban de tanto sobarle las nalgas, que rico era. Al escucharla gemir me encendía mucho más.
Así estuvimos buen rato, excitándonos mutuamente, hasta que ella me susurró al oído, métemela bien hasta dentro, sus susurros hacían que mis deseos se vuelvan incontrolables, la recosté en el suelo, y empecé a jugar con mi pene entre sus piernas, lo sobaba por su vagina sin introducirla aún. Ella gemía y me decía que lo hiciera de una vez por que ya no podía soportar. Quería tenerla adentro, entonces la agarré de la cintura y de un empujón brusco se la introduje completa, ella dio un grito que tuve que taparle la boca para que no siga gritando, que caliente se sentía allí dentro, que resbaloso, mi pene entraba y salía de una forma tan placentera que sentía que estaba en el cielo, era muy resbaloso, ella y yo estábamos súper lubricados por nuestro jugos, estos se mezclaban dejando un aroma a sexo muy rico, así la penetraba, ella me pedía más, más, lo hacía con todas mis fuerzas mientras que apretaba sus nalgas con mis manos y le chupaba las bellas tetas, que buena estaba esta tía, estaba realizando la fantasía con la que soñaba todas las noches.
Luego de un rato, la pare y la puse de espaldas a mí, quería sentir sus nalgas contra mi pelvis, ella se inclinó un poco, y sin ayuda de las manos le metí el miembro de nuevo, lo lubricado que estaba hacía que se sintiese más rico, mmm, que placer el que gozaba, ver el culo de Irma contra mis piernas mientras que mi pene escarbaba en ella, le agarraba los brazos y la acercaba fuerte hacia mí, ella también cogía el ritmo, mmmm, que bueno era, le apretaba las tetas, las caderas, la movía hacia mí, el sonido que resultaba del choque entre sus nalgas y mis muslos me excitaba más, que rico, así la tuve hasta que después de un largo rato, me corrí, mmmm, que rico orgasmo, deje un poco de leche en ella y otro poco se lo vacié en las nalgas, mientras ella la esparcía hacia su ano, luego ella se encargó de limpiarme el pene con su boca, usaba la lengua para ello y se tomaba toda la leche restante; luego se levantó, cogió su tanga y su bata, y se despidió, con un fogoso beso, diciéndome que esperaba que esa no fuese la única vez.
Ese fue el polvo más rico que me había tirado, sobre todo por que fue con Irma, la mujer de la fantasía sexual de todos los del barrio, la más deseada.
Ahora cada vez que su marido no está, ella me espera por las noches en la azotea de su casa, para que yo pase unas horas con ella, y para que podamos hacerlo de todas las formas que se nos pueda ocurrir, en la cocina, el baño, la cama, la sala, me encanta esta mujer por que me enseña muchas cosas.
Si quieres que les cuente los demás encuentros que siguieron a ese, solo pídanlo, y opinen sobre qué les pareció mi primer encuentro con Irma.
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