Con 17 terminé el último curso del instituto pero había suspendido física e ingles, y en lugar de repetir curso decidí dejar los estudios y dedicarme a trabajar. El año pasado, con 22 años, me planteé volver a estudiar, me hablaron de un instituto nocturno (trabajo por la mañana) y me matriculé con ganas tras decirme que me guardaban las asignaturas aprobadas, por lo tanto sólo tendría que cursar las dos suspensas, y si a esto le añadimos que estuve 6 meses viviendo en Inglaterra y que tenía el idioma bastante controlado
no me sería muy difícil.
La presentación fue un jueves, y al día siguiente tuve mi primera clase de física. Fui la única que asistió a la clase, el mismo profesor me contó que éramos 5 personas matriculadas pero que lo normal allí era que la gente faltase mucho a clase, unos por trabajo y otros por vaguería, y más un viernes a las 8 de la tarde, que era la clase de física. No sé por qué mi profesor me llamó la atención, tenía unos 55 años (esos le calculé yo), no mucho más alto que yo, calvo pero para mi tremendamente sexy. En realidad lo que más me gustó de él fue su forma de mirarme, supongo que en realidad fue eso lo que despertó mi interés por él. Yo por mi parte no soy una chica llamativa, estatura media, morena, ojos castaños y lo que sí que puede llamar la atención de mi son mis senos, pues sin ser exageradamente grandes, tienen un buen tamaño. Mi profesor debió darse cuenta de ello, pues le pillé varias mirándome al escote, y aunque al principio pensé que era un descarado, poco tardé en encontrarle el lado morboso.
La siguiente semana ya hubo más gente en clase, pero yo notaba como él me miraba continuamente, y a mi eso me volvía loca. Al cabo de un mes de clase me había dado cuenta de que los viernes como mucho íbamos 2 o 3 a personas a clase, y yo aprovechaba para ponerme mis camisas más ceñidas y con algún botón de más desabrochado para tentar a que me mirase. Recuerdo en concreto un viernes, en clase estábamos mi compañera y yo, él, se había sentado en una silla delante de nuestra mesa(nos sentábamos juntas), y yo mientras él explicaba algo, me puse a mordisquear el boli, al principio fue de forma inocente, es una manía que tengo, pero al notar cómo él miraba mi boca lo hice de forma más provocativa pero disimulada, y él hablaba y me miraba, hasta que de repente se quedó mirando y callado, había perdido el hilo de lo que estaba contando y le costó volver a centrarse. Al terminar la clase mi compañera me contó que se había dado cuenta de cómo me miraba, e hizo mención a lo ocurrido en la clase, y yo le dije que no, que yo no había notado nada, y ella insistió diciéndome que era un pervertido. Ese día salí encantada, y por qué no decirlo con la mente algo calenturienta, tanto que aquella noche mi novio y yo echamos uno de nuestros mejores polvos.
El curso siguió avanzando y a primeros de diciembre ya estábamos con los exámenes encima, y yo preocupada porque había cosas de física que no había cogido, y así se lo dije a mi profesor un viernes en el que estábamos él y yo solos en clase. Le comenté que tenía muchas dudas y que estaba preocupada pues el examen era la siguiente semana. Se levantó y se puso detrás de mí para mirar lo que no entendía en mis apuntes, y mientras yo le explicaba lo que no sabía él comenzó a acariciarme el pelo y a decirme que no me preocupara, que era una buena alumna y que seguro que lo haría bien. Me puse nerviosa y no supe reaccionar, pero me excité al máximo. En ese momento sonó la campana en señal de que la clase acababa. Salí de allí envuelta en una nube, había quedado con mi novio en el centro pero antes tenía que pasar por casa, y mientras iba pensando en ello escuché un claxon y una voz que llamaba mi nombre. Era mi profesor, me decía que hacía mucho frío, que si me acercaba a casa. No me lo pensé y le dije que sí. Me preguntó mi dirección y me llevó, por el camino a penas hablamos, algo de física y poco más. Al llegar me preguntó como quien no quiere la cosa que si vivía sola, le dije que no, que vivía con mis padres, pero que se iban los viernes por la tarde a un pueblo que está a 200 Km. de la ciudad, donde había nacido mi padre. Dicho esto me despedí y cuando fui a bajar del coche él puso una mano en mi pierna y me dijo "pásalo bien; en ese momento supe lo que él quería, lo mismo que yo quería, así que le dije que si quería tomar un café en mi casa, y me dijo "pensé que no lo dirías".
Subimos hablando de tonterías, y una vez arriba, tras ponerle un café, le dije que iba a llamar a mi novio para decirle que no saldría esa noche. Así lo hice y cuando volví, me sujetó de la cintura para que me sentara a su lado. Puso su mano en mi pierna y empezó a subirla despacio. Abrí las piernas un poco para dejar que me tocase, pero no, dejó mi pierna y se dedicó a tocarme las tetas por encima del jersey. Me desaté y me quité el jersey, la camiseta y me quedé en sujetador, que en seguida él se encargó de quitarme. Entre tanto le quité la camisa a él y él mismo se quitó los pantalones, y yo los míos, y así en ropa interior nos dedicamos a acariciarnos y a besarnos. Yo estaba excitadísima, me notaba empapada y deseaba tenerle dentro de mí ya. Yo notaba entre mis piernas su polla dura, me levanté, me quité el tanga, me agaché y me arrodillé delante de él. Se la saqué y ví una polla no demasiado larga pero sí gorda. Esa visión me encantó y me lancé a lamerle el capullo hasta acabar haciéndole una deliciosa mamada. A mi me encantaba su sabor y él sujetaba mi cabeza marcándome el ritmo que más le gustaba. Me pidió que parara pues sino se correría. Me pidió que le llevase a la habitación y allí me tiró en la cama, me abrió las piernas, se puso encima mía y empezó a pasarme su polla por mi rajita, y de vez en cuando con la punta del capullo me daba en el clítoris, llevándome a un rincón insospechado de placer desenfrenado.
- ¿Quieres que te la meta ya?
- Claro que sí!!!
- Pídemelo
- Métemela
- ¿Cómo? no te oigo
(mientras seguía pasándome su polla por el coño)
- Métemela por favor, hazlo ya, métemela que no me aguanto.
Abrió mis piernas, las puso sobre sus hombros y me la metió casi de golpe, creo que en ese momento casi me corro. Empezó a follarme al principio no muy rápido pero enseguida aceleró y me follaba salvajemente. Pronto tuve un orgasmo como no había tenido en mucho tiempo y lo hice entre gemidos y pidiéndole más y más. Escucharme a mí debió acelerarle a él porque me empezó a decir que le pidiera que le follara.
- Fóllame - le decía yo - fóllame sin parar, vamos córrete, quiero sentir cómo te corres dentro de mí, vamos fóllame.
Se corrió soltando un chorro de semen que noté caliente dentro de mí. Nos quedamos los dos exhaustos, y él comenzó a preguntarme sobre lo que más me había gustado etc, y claro, el calentón fue inevitable. Me pidió que me pusiese de cuclillas encima suya, encima de su boca para así lamérmelo. Debo reconocer que su manera de hacerlo, su lengua, todo fue maravilloso. Yo mientras tanto me acariciaba las testas, hasta que me dí la vuelta y me puse en posición 69, empecé a chupársela, creo que como nunca lo había hecho, probablemente por el placer que me estaba dando su lengua, le dije que me corría y me dijo que bien, que lo hiciese en su boca y así lo hice. Volvimos a follar, esta vez yo me puse encima suya y cuando más excitada estaba él metió en mi culito un dedo, cosa que me llegó a tener otro explosivo orgasmo y caer casi rendida, por lo que me tumbé boca arriba y le dije que pusiera su polla entre mis tetas, y después de un par de minutos así, se corrió en mis tetas.
Me dijo que lo había pasado en grande, que le había gustado muchísimo. Antes de irse me preguntó si aquello se repetiría y le dije que por supuesto que sí.
Durante todo el curso nos estuvimos viendo, con él viví maravillas en el sexo, descubrí mil juegos que no conocía hasta entonces.
Un saludo y espero que os haya gustado mi historia 100% real.
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