Desvirgando a mi vecino

Me llamo Luna, escribo este relato para poder compartir la experiencia que viví y, las personas que lo lean disfruten como yo lo hice. Todo empezó cuando a mi bloque de pisos se vino a vivir una nueva familia compuesta por los padres, la abuela y un hijo.

El hijo se llamaba Alex, tenia 20 años y aunque a esa edad ya casi todos los jóvenes de hoy en día la virginidad ya la tienen muy olvidada este todavía la conservaba. Era un chico normal, moreno con ojos negros, 1,75 y muy simpático. Yo también soy una chica normal, morena pelo muy largo casi hasta la cintura y rizado, ojos oscuros y un pecho algo más de una talla 100 algo que hace que sobre todo en verano con mis camisetas de tirantes los hombres en general se me queden mirando embobados. Por esa época hice cuatro años de maravilloso noviazgo con un chico que a sido y es lo mejor de mi vida, Juan, un chico fuerte, 1,87 de estatura, moreno y con ojos negros.

Éramos una pareja de costumbres corrientes en lo que se refiere a la cama, hasta que un día me dijo que llevaba un tiempo pensando en que le gustaría verme haciendo el amor con él y otro hombre. Desde hacía un tiempo descubrimos que, el que me llamase puta, zorra... cosas así en la cama nos excitaba muchísimo a los dos, pero de ahí a que me diesen placer dos hombres a la vez es algo que nunca me hubiese imaginado. Y que fuera él, el que lo propusiese menos aún, aunque siempre fue una fantasía mía el verme con dos pollas en mi coño y en mi culo o mientras uno se dedicaba a follarme yo chupar como lo buena puta que era, y lo que me gustaba la polla del otro y cosas así.

Mi vecino y yo empezamos a hacer una buena amistad, pasando de hablar en el portal de cómo era el barrio hasta que me invitó a pasar a su casa y terminamos hablando de todo lo que salía, sobre todo de sexo. En estas conversaciones fue cuando me confesó que era virgen, ya que siempre había estado muy metido en los estudios y, de tener algo era algún rollo besos tocamientos y nada más. Él me preguntaba lo que le hacia a mi novio, como hacíamos el amor, como me tocaba él a mí con la excusa de aprender para cuando el se iniciase en el tema del sexo. Pero sospeché que también aprovecharía para cuando estuviese solo poder cascarse buenas pajas pensando en como debía de follar, ya que cuando le contaba esas cosas veía muy claramente su excitación bajo el pantalón, y al poco tiempo me confesó que se masturbaba como un loco pensando en todo lo que le decía.

Yo le iba comentando a mi novio todo lo que hablábamos, cuando follábamos me decía que me imaginase como me daban placer los dos, con sus pollas en mis agujeros y con sus manos por todo mi cuerpo, hasta que un día me dijo que le propusiese a Alex unirse a nosotros así lograríamos cumplir nuestra fantasía de hacer un trío y él podría ver lo maravilloso que es el mundo del sexo.

Quedamos un día en salir los tres para dar solamente una vuelta a ver que pasaba, solamente en principio como amigos normales y corrientes y si salía algo más a disfrutarlo. Fuimos al cine a ver una película de estreno, me senté yo en medio, porque auque había mucha gente a si podrían tocar la pierna o lo que les apeteciese. Cuando ya llevábamos una media hora de película decidí subirme algo la falda para que tuviesen mejor el acceso, además que como casi siempre no llevaba bragas mi vecinito se llevaría una sorpresa. Aunque para sorpresa la mía ya que solamente me toco mi novio. Primero empezó suavemente a pasarme la mano por el muslo hasta que empezó a subir poco a poco y abriéndome suavemente los labios empezó a masturbarme. Alex no me toco para nada pero se le podía ver claramente que el simple echo de verme a mi excitada como una perra, a él ya le ponía de tal forma que parecía que iba a reventar la cremallera del pantalón del gran bulto que tenia.

Después del cine y de irnos a tomar algo, tocándoles el paquete de vez en cuando y ellos tocándome lo que podían también, decidimos irnos a casa a descansar. Cuando íbamos en el coche mi novio que era el que conducía de repente cambio de ruta, se metió por un camino de esos que se suelen meter las parejas para follar tranquilamente pero él siguió y siguió durante un buen rato hasta llegar a una zona donde no había ni un solo coche ni nos podía ver nadie en muchos metros a la redonda.

Le pregunté a Juan qué hacíamos allí. Aunque yo ya sabia de sobra lo que hacíamos y lo bien que me lo iba a pasar, y lo que me contestó fue: chúpame la polla y cállate puta. A si que yo como buena zorra que soy, según dice él, me puse de rodillas en mi asiento y se la empecé a chupar mientras mi vecinito desde la parte de atrás del coche alargó el brazo y me empezó a tocar el coño. Me tocaba con tantas ganas que yo no podía hacer otra cosa que gemir mientras me metía hasta el fondo de la garganta la gorda polla de mi excitado novio. Me metía los dedos en el coño, todo lo que podía para luego pasármelos por mi clítoris el cual ya estaba bien rojito e hinchado por la excitación de tener a dos hombres con sus pollas bien duras. Estuvimos unos minutos así, yo tragándome una y otra vez la gorda y dura polla de mi Juan mientras mi vecinito me metía y sacaba los dedos para pasármelos luego por todo mi empapado coño. Salimos del coche, Alex se apoyo en el capó y me obligó a que se la chupara, la timidez ya se le había quitado estaba claro que ahora lo que el importaba era meterla en calentito y disfrutar. Mientras Juan mojándose la polla con un poco de saliva y metiéndome un dedo en el culo quería hacerme disfrutar como una verdadera zorra. Me puso el capullo en la entrada de mi culo y de un empujón me la metió entera, nos encanta el sexo anal y como no era la primera que lo hacíamos ya lo tenia algo dado de si, por el fuerte empujón que me dio me trague entera la rica polla de nuestro acompañante en esta fiesta. Me sacaba la polla del culo hasta el capullo para metérmela otra vez de un solo golpe y yo mientras me tragaba y pajeaba la rica polla y los suaves huevos de Alex, mientras lo único que acertaba a decir era: Trágatela puta, venga, oh si estoy en el cielo cacho de zorra. Los dos me decían los mismo, no paraban de decirme obscenidades, mientras yo me empapaba más y más hasta que llegué a mi primer orgasmo, el primero con dos pollas para mi sola y que no sería el último.

Al rato cambiamos de postura y me tumbaron boca arriba en el capó, así mientras a Juan le chupaba la polla y lo que pillaba, Alex me la metía y probaba por primera vez lo que era un buen coño calentito y húmedo. Gemía como un perro se veía que le gustaba ya que además no paraba de tocarme el coño con sus hábiles dedos mientras Juan me tocaba las tetas y me retorcía los pezones. Una de las veces que me dejo Juan la boca libre, empecé a gritar: Oh, si seguid follando a vuestra puta, oh si venga que me corro, me voy a correr, siii me corrooo, mientras yo apretaba cada vez más el coño por la excitación Alex se corrió al unísono conmigo. Juan mientras los dos nos corríamos el también se corrió en mi boca y yo me lo tragué todo menos algo que dejó que cayera por la comisura de mis labios para que luego yo lo cogiera con mis dedos y lo chupase.

Parece que les gustó como me había corrido las dos veces anteriores a si que me dijeron: Te gusta correrte eh zorra, pues como no hay dos sin tres, te vas a correr otra vez, queremos verte estremecerte como una verdadera guarra. Me tumbaron en la parte de atrás del coche y mientras Juan, en el lado derecho del coche, Juan daba su polla y sus huevos para que los chupase otra vez, Alex por el otro lado me empezaba a comer el coño. No parecía que fuese la primera vez que lo hacia, era maravilloso como lo succionaba todo, mis labios mi clítoris, mientras me metía dos dedos hasta el fondo. Cada vez me metía los dedos más rápido y sus lametones eran más profundos. Me metió un dedo en el culo y otro en el coño mientras se comía todos mi jugos y con la otra mano se la pajeaba.
Mientras yo se la pajeaba a Juan y me la tragaba entre gritos de placer. Al ratito de tener mis tres agujeros llenos empecé a temblar, a apretar mi coño todo lo que podía mientras se la pajeaba mas deprisa a mi querido novio, hasta que no pude mas y empecé a gritar como una perra: Síii, me corro de nuevo, siii que placer, venga dadme mas caña que me corroo. Y en ese momento sentí como la leche de Juan llegaba a mis tetas y la de Alex me mojaba todo el coño, luego me hicieron limpiarme todo el cuerpo dándome ellos en sus dedos toda la leche que había quedado repartida entre mi coño y mis tetas.

Así terminamos los tres, secos, extenuados pero muy felices y deseando seguir disfrutando del sexo. Alex me agradeció el que le quitara la virginidad y me dijo que me lo recompensaría más de lo que ya lo había hecho. Y Juan estaba feliz por verme disfrutar como lo hice y haber cumplido nuestra fantasía.