Hola, me fascina leer este tipo de relatos pero nunca me había decidido a compartir mis experiencias, bien sea por falta de tiempo o vergüenza. El motivo por el que al final me he animado a realizarlo es porque me excita pensar que haya personas que leyendo mis relatos e imaginándome se calienten y lleguen hasta masturbarse.
Por este motivo, les voy a contar una serie de encuentros sexuales que he tenido y alguna que otra fantasía que me gustaría tener.
Ya que este es mi primer relato, quiero presentarme. Me llamo Sonia, tengo 34 años y estoy felizmente casada desde hace 10 años. Fruto de esa relación hemos tenido un hijo. Me considero una chica normal, para gente atractiva y para gente no tanto. Tengo el pelo negro y rizado. Mi comprensión física es delgada aunque para mi tengo un poco tripita, con unos pechos normales (ni grandes ni pequeños, pero eso si, con unos pezones pequeñitos pero duros). En resumen, me considero afortunada del cuerpo que tengo.
Una vez me he presentado, comenzaré a relatarles mi primera historia que la he titulado El garaje dado que todo ocurrió allí:
Desde hace ya varios años he querido sustituir mi coche por otro con mayores prestaciones y sobre todo, menos averías pero por motivos económicos no me he decidido a ello. Por este motivo, 3 ó 4 veces al año tengo que llevar el coche al garaje para hacer revisiones o mantenimientos. El año pasado, en una de esas revisiones, ocurrió algo que ha marcado mi vida sexual, dado que a partir de entonces le soy infiel a menudo a mi marido.
Habitualmente suelo llevar el coche al taller de un amigo de mi marido, un garaje pequeño regido por dos personas, Carlos, el amigo de mi marido de unos 40 años y Luís, su socio de 32 años.
Ese día fui al garaje y como hago normalmente metí el coche directamente dentro. Al salir del coche me di cuenta que no había nadie y me dirigí a la oficina que está situada al fondo, al lado de un pequeño aseo. Según iba hacia allí, pude comprobar que había alguien en la oficina ya que estaba la luz encendida. Dado la confianza que tengo con ellos no llamé a la puerta y al abrirla de repente, me encontré con una imagen a la vez de sorprendente, excitante. Luís estaba solo delante del ordenador de la oficina masturbándose. Su reacción fue rápida, soltó su polla y se sonrojó, tapándose y levantándose de inmediato. Carlos observó toda la situación ya que acababa de salir del aseo y se encontraba justo detrás de mí. Casi sin pasar un segundo, Carlos me agarró de la cintura por detrás y me susurró a la oreja ¿Te ha gustado lo que has visto? Al no esperarle me asusté y solté un grito. El me agarró más fuerte de la cintura y comenzó a besarme por detrás el cuello. Yo me quedé inmóvil, no sabía que hacer, todo me había pillado de improviso pero no pude disimular que la situación me había dado mucho morbo. Carlos me llevo hacia Luís cerrando tras de si la puerta de la oficina. Cuando llegamos donde Luís pude comprobar que éste volvía a tener su polla en la mano pero ahora de cerca parecía aun más grande, no de larga sino de gruesa. Mientras tanto Carlos seguía besándome el cuello y haciendo que mi cuerpo deseara dejarme llevar.
Tras unos minutos viendo como Luís se masturbaba y Carlos me besaba me decidí a disfrutar de aquella aventura. Carlos, empujándome de los hombros hacia abajo, me hizo arrodillar en frente de Luís y éste sin pensárselo dos veces me agarró de la cabeza y me empujó hacia su gruesa y erecta polla. Cerré los ojos y me la metí en la boca. Oí un gemido de Luís al hacerlo y éste empezó a meterla y sacarla como si me estuviese follando la boca. Lo hacía tan fuerte que en cada embestida me daban ganas de vomitar pero a la vez me gustaba su brusquedad. Cuando volví a abrir los ojos, pude ver que Carlos estaba al lado de Luís con su polla también erecta al aire. Se la agarré con una mano y se la empecé a frotar a la vez que Luís se quitó para dejarle el sitio a Carlos.
Tras un rato de chupadas, Luís me levantó y me subió encima de la mesa de la oficina, dejándome tumbada encima de ésta solamente apoyada con la espalda y la cabeza. Me levantó las faldas y de unos tirones me rompió las medias, introduciendo su cabeza entre mis piernas. Noté como me mordisqueaba mis entrepiernas hasta que llegó a la altura de mi braga. La chupó, notaba como su fuerte lengua lamía mi coño a través de la braga hasta que con las dos manos la rompió y clavo su boca en toda mi raja. El placer fue enorme
. estaba a punto de estallar, no podía dejar de moverme. Él me cogía del culo mientras con un ritmo frenético me chupaba mi coño. Carlos que estaba mirando todo el espectáculo, se subió encima de la mesa y poniéndose de rodillas con mi cabeza entre sus piernas, me metió su polla en la boca. Al rato, no pude aguantar más y me corrí, no pudiendo gritar por tener la polla de Carlos en la boca. Cuando lo hice, los dos se rieron y me dijeron que no sería el último del día. Carlos se bajo de la mesa y en la postura que estaba, me empezó a follar. Luís mientras tanto me iba soltando la blusa y el sujetador y se divertía con mis pezones.
Después de un rato, Luís le reemplazó a Carlos pero bajándome de la mesa y poniéndome boca abajo apoyada en ella me empezó a follar. Me agarraba con fuerza las caderas y a cada embestida me hacía ver las estrellas. Estuvo así un rato hasta que se apartó y Carlos comenzó a chuparme el coño. Su lengua se deslizaba hasta mi ano. Yo le dije que no hiciera eso pero Luís me agarró con fuerza para que Carlos primero con los dedos y luego con su polla empezara a follarme el culo. Nunca me habían follado por el culo y el dolor fue insoportable. Carlos se sentó en una silla y sentándome encima de él dándole la espalda siguió follándome el culo mientras que Luís me chupaba mi coño. El dolor cesó y el placer cada vez iba a más cuando Luís clavó su polla en mi coño. Noté como si me rompiera, nunca había sentido dos pollas dentro de mí. Me corrí casi nada más que Luís me la metió. Al rato me volví a correr justo cuando Carlos soltó todo su caliente semen dentro de mi culo. Me levanté y Luís me agarró con fuerza la cabeza y comenzó a follarme la boca hasta que, cuando mas adentro la tenía, soltó un chorro que me llegó directamente hasta el estómago. No me dejó sacarla hasta que no vació todo su semen en mi boca. Al sacarla, note ese espeso líquido en mi boca y puedo decir que me encantó su sabor.
Tras unos minutos de besos, nos vestimos y nos sentamos a charlar un rato. Yo les conté lo que me había gustado y Luís me ofreció probar cosas nuevas con otras personas. Yo me negué pero a los dos días le tuve que llamar al móvil porque deseaba más tardes de lujuria como aquella.
En mi siguiente relato les contaré como fue la siguiente experiencia con Luís y su mujer María.
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