Lo que más la atormentaba era el hecho de abandonar su ciudad, sus amigos, su familia, su entorno. El lugar donde vivió y donde creció. Ahora se aventuraba en pos de lo incierto, de lo desconocido. Por su mente pasaban tantas ideas y tantas situaciones pero ninguna lograba esclarecerle acerca de cual fue el momento en el que todo se salió de control, ella sabia que no era una mujer mala, que por el contrario intentaba vivir una vida tranquila. Por su mente pasaron muchas ideas desordenadas, recordaba el día que lo conoció, nunca se imagino que un hombre que ella consideraba tan especial fuera tan miserable, la involucro con engaños pidiéndole pequeños favores, que por favor llamara a alguien y se hiciera pasar por tal, que esperara una llamada telefónica y dijera tal cosa, y muchas otras cosas por el estilo. A pesar de sus desconfianzas las explicaciones de el hicieron que tarde se diera cuenta de la realidad. Su novio la utilizaba para hacer algunas estafas, y lo peor, el desgraciado en muchas ocasiones utilizo su dirección y su teléfono para engañar a las entidades o personas que engañaba.
Es día anterior la policía había ido a buscarla a su casa y su novio simplemente había desaparecido. No sin antes llamarla y amenazarla de que cuidado se le ocurría decir algo relacionado con él, que conocía su casa, su familia y que ellos pagarían cualquier desliz. Se mortificaba pensando como diablos había sido tan estúpida. Y se torturaba aun más al pensar que había llegado a amarlo. Esa noche, después de que la policía fue a buscarla a su casa y le dejo una citación decidió pasar la noche en casa de una tía, desde allí llamo a una amiga suya que vivía en otra ciudad y le pidió que la ayudara, que tenia que irse del lugar donde vivía por algún tiempo, que por favor la acogiera en su casa. Su amiga le pregunto algunas cosas y al notarla tan desesperada accedió sin ponerle muchos inconvenientes. El día siguiente la desesperación la consumía, ordeno algunas cosas de su vida y fue a la terminal de autobuses con la cabeza hecha un mar de dudas. No había podido reunir mucho dinero, pero le bastaba para intentar comenzar una nueva vida y con un poco de suerte no tendría problemas de dinero.
Llego al terminal a las 7:50 p.m, prefirió que nadie fuera a despedirla, el autobús rumbo a su destino saldría a las 9:00 p.m en un viaje que duraría unas 8 horas. Vago con sus pensamientos oscuros llena de tristeza y desesperanza, la frustración de haberse sentido engañada por el hombre que amaba la abrumaba aun más. El tiempo paso casi sin percibirlo, llego el momento de abordar el autobús y se sentó en su puesto junto a una ventana. Aparentemente miraba a través de ella pero su vista se perdía en sus recuerdos y pensamientos, tenia los ojos abiertos pero no veía. Llego el momento de partir, el bus ya empezaba a moverse cuando un hombre le pregunto si el asiento estaba ocupado, ella sin mirar, solo atino a decir secamente que no tenia ni idea, sin apartar la mirada de la ventana. Era verdad, podía haber tenido una foca sentada a su lado y no se hubiera dado por enterada, el hombre volvió unos instantes después y sé sentó a su lado, este intento hablarle pero lo ultimo que quería era que un baboso empezara a decir y a preguntarle tonterías, por lo que le respondió secamente un par de cosas, el tipo capto el mensaje y decidió callarse.
El autobús comenzó a alejarse, a medida que dejaban las luces y el movimiento de la ciudad empezó a tranquilizarse. Lucia era una mujer joven, solo hacia un par de semanas había cumplido 23 años, su cabello era largo y negro, sus ojos negros, su piel bronceada, 1.70 de estatura, unas bien torneadas y largas piernas que terminaban en un perfecto trasero, y unos pechos firmes y redondos habían hecho que nunca en su vida le faltaran pretendientes ni admiradores, pero por alguna mala coincidencia ni una sola vez había tenido suerte en el amor, claro que nunca le había ido tan mal como en esta ultima relación que había terminado de manera tan confusa. Recordaba otro estúpido que le había escondido durante el inicio de la relación un matrimonio y dos hijos, ahora recordaba todas las señales que ella ignoraba, el amor es ciego y estúpido se decía una y otra vez. Todas estas ideas y muchas mas pasaban por su agitada mente.
De su letargo fue sacada cuando en el autobús se encendió la TV. y colocaron una vieja película, ya ni recordaba cuantas veces la había visto, una película de un policía encerrado con unos terroristas en un edificio la noche de navidad, al final el tipo hacia volar el edificio y los mataba a todos. Que viaje aburridor pensó para sus adentros cuando escucho otra vez la voz del tipo que viajaba a su lado, hizo un comentario acerca de la película y era justo lo que ella pensaba, esta vez no fue grosera con su acompañante, era un viaje largo y conversar con alguien seria mejor que ver ese tipo de películas.
Las horas avanzaban sin prisa, afuera del autobús solo se lograban ver las luces de algún vehículo que nos encontrábamos en la autopista o uno que otro lugar habitado, el resto era oscuridad. Dentro del bus, solo iluminado por los reflejos de la TV., todos parecían dormir y se ocupaban de sus propios asuntos. La conversación con el tipo que viajaba a su lado se había puesto aburridora, le había respondido con una mezcla de sinceridad y mentira a todas sus preguntas, y aunque no había puesto mucho de su parte para tener una agradable conversación con él, sabia que era un hombre atractivo e interesante, pero ahora no estaba para romances ni cosas por el estilo. Por lo que decidió dormir y se cubrió con una manta.
Unos instantes después la película termino y el autobús quedo sumido en las más profundas tinieblas, Lucia cerro sus ojos y su mente volvió a confundirse, se sentía sola y vacía, pensaba en cuanto tiempo tardaría en conseguir un trabajo, en conseguir un novio. Nada tenia, solo un pequeño bolso y el equipaje que llevaba en el compartimiento del bus. Solo eso era su vida, todo lo que tenia. Suspiro y su mente se perdió en el mundo de las fantasías, en ese instante en el que no estamos despiertos y empezamos a adentrarnos lentamente en el mundo del sueño. Lucia fue sacada de su ensueño por una mano que se abría paso por debajo de la manta que la cubría, iba a gritarle al tipo que viajaba con ella, mil palabras cruzaron su mente para decírselas a su atrevido compañero, pero por algún extraño motivo no lo hizo y fingió estar dormida.
Lucia se había vestido con unas largas botas negras de tacón alto que llegaban casi hasta sus rodillas, una larga pollera que llegaba a sus tobillos, una pollera amplia y de una tela delgada y suave. Una camiseta deportiva de color blanco y se había cubierto con una manta para así dormir mas placenteramente. Se había acurrucado cubriéndose con la manta en posición fetal y daba la espalda a su acompañante.
El hombre que a su lado iba puso su mano sobre sus muslos y empezó a acariciar sus piernas por encima de la pollera, Lucia no pensaba en nada, su mente estaba en blanco. Tenia la idea de dejar que la acariciara un rato y luego detenerlo sin dejar que nada fuera muy lejos, sabia que en la posición que estaba el tipo no podía acariciarla bien. Por lo que se incorporo lentamente, se acomodo en el espaldar de la silla y abrió solo un poco sus piernas. El tipo al sentir que Lucia se despertaba retiro rápidamente su mano y se quedo un momento en silencio en medio de la oscuridad reinante en el autobús, luego, con voz nerviosa susurro muy cerca de su oído, Lucia escucho claramente como le decía: ¿Estas dormida?. Pero decidió no contestar, guardo silencio e ignoro las palabras de su compañero de viaje. Un breve instante después percibió como nuevamente una mano se abría paso bajo la manta y empezaba a acariciar su entrepierna, acariciaba sus rodillas y subía suavemente hasta tocar su sexo por encima de su tanguita y de la pollera, luego volvía a descender y comenzaba nuevamente su recorrido. Lucia se dio cuenta de que era el momento de detener al viajero del puesto de al lado por que si no, después no podría detenerlo. Siguió en silencio, haciéndose la supuesta dormida. Otra mano se abrió paso bajo la manta, se poso sobre su abdomen y se deslizo bajo su camisa, el tacto de esta mano era cálido y suave, se abrió paso bajo la camisa que llevaba y empezó a masajear sus pechos por encima de su sostén. Mientras la otra mano había subido su pollera lo suficiente para deslizarse por debajo de ella, sintió un roce suave y cálido que acariciaba su entrepierna, igual que antes pero ya sin la tela de la pollera de por medio. Sentía como las caricias se deslizaban por su entrepierna desde la rodilla, subiendo suavemente hasta su sexo, el cual era coqueteado por unos dedos sobre su tanga y descendían otra vez. La otra mano se había deslizado bajo su sostén y lo había corrido había arriba dejando libre primero uno y luego el otro de sus imponentes pechos. Eran masajeados, acariciados, rozados por una mano experta que los hizo crecer rápidamente, tomaba la punta entre sus dedos y la apretaba sensualmente.
Lucia estaba entregada completamente a aquellas caricias. La excitación inundaba su ser, sentía unas cosquillas en su interior al deslizarse sus jugos dentro de su sexo. Se sentía empapada, excitada, provocada, estimulada y solo quería sentirse mas y más poseída. Su reciente conocido deslizo unos dedos debajo de su tanga y buscaron su sexo, lo recorrieron y se hundieron en el, primero uno, luego dos y luego tres. Rozaban y recorrían el borde de su yacimiento, jugueteaban con su clítoris, lo masajeaban. Lo amasaban. Lo apretaban. Y los dedos no dejaban de penetrarla una y otra vez. Los néctares de su excitación se deslizaban lentamente por los alrededores de su sexo. La otra mano que acariciaba insistentemente sus firmes pechos los abandonaron de improviso, entraron por debajo de su pollera y tomaron un borde de su tanga, luego la otra mano abandono su sexo y tomo el otro borde. Se levanto de su asiento y sintió como su tanga descendía hasta sus rodillas. Una vez libre su sexo fue sometido a un ataque con mayor intensidad, las dos manos recorrían su sexo y ahora uno, dos, tres dedos la penetraban sin piedad mientas otros mas no dejaban de jugar con su clítoris. Lucia se sentía estremecer, el éxtasis inundaba su cuerpo. Una mano levanto su camisa hasta el cuello para luego empezar a jugar con uno de sus pechos, un instante después sintió unos labios que empezaron a jugar con sus pechos, besaban, mamaban, chupaban, mordían, primero uno y luego el otro. No alcanzo a percibir cuando su acompañante se ubico entre la silla de los de delante y ella, y bajo hasta besar su clítoris. La pasión la desbordo y en medio de estremecimientos y convulsiones alcanzo un espectacular orgasmo, no pudo reprimir todos sus gemidos a pesar de sus esfuerzos desesperados por pasar desapercibida, el tipo desconocido no dejaba de besar y jugar con sus labios y dedos en su clítoris, Lucia estaba recibiendo la más maravillosa mamada que hubiera sentido en su vida y poco le importaba que la escucharan los demás, los orgasmos sucesivos hicieron que sus gemidos se hicieran mas intensos y solo en ese momento su desconocido acompañante dejo de estimularla. Queriendo evitar llamar la atención de todos en el autobús.
El tipo se acomodo en su puesto y sin decir ni una palabra tomo a Lucia por la cintura, la levanto y la sentó sobre él. Ella se asombro al sentir la verga de su desconocido que buscaba la entrada de su sexo completamente empapado de jugos y néctares, en medio de la excitación no se había dado cuenta en que momento su acompañante había liberado su miembro, estaba tan lubricada que al tercer intento percibió como se abría paso por su interior, no lo había mirado, ni tocado, solo sabia que era inmenso, grande, colosal. Nunca había sentido como los músculos de su sexo eran desplazados de esa manera tan brutal y excitante, lo sentía en todo su ser y no pudo reprimir totalmente un gemido se placer. El tipo inicio su tarea empujando adentro y afuera y Lucia encima de el solo descargaba todo su peso sobre ese tronco para que la clavara hasta lo más profundo sé su ser. Lucia estaba tan lubricada que a pesar del tamaño ella sentía como se deslizaba suavemente en su interior, sentía esa enorme polla caliente entallándola con cada mete y saca, cada vez saltaba con mas y más fuerza sobre esa colosal herramienta que se abría paso dentro de ella confundiéndola de placer. El tipo sobre el que estaba sentado se la empujaba cada vez mas y más rápido, mientras acariciaba sus pechos y jugaba con su clítoris.
Lucia no podía mas, ya no se podía controlar. Sus gemidos de placer ya no guardaban ningún temor a ser escuchada. El éxtasis inundaba su cuerpo. Sintió que la clavaban con mas fuerza levantándola violentamente, se estremeció una y otra vez y un orgasmo más increíble que el anterior inundo todos sus sentidos mientras sentía como algo caliente llenaba su fuente. Los movimientos se hicieron más lentos hasta disminuir completamente, ninguno de los dos se movía, la viga de su recién descubierto amante la tenia clavada, permanecía inmóvil dentro de ella. Ella se incorporo, un roce especial la estremeció al sentir como la abandonaba ese fruto de placer. Se subió su tanga que tenia enredada entre las botas y se acomodo la pollera. Se coloco el sostén y se bajo la camisa. Quería decirle a su acompañante que había sido un momento espectacular, pero al igual que antes guardo silencio. El tipo hizo lo mismo. Se quedo dormida sintiendo el suave movimiento de los fluidos que salían de su sexo y empapaban su tanga. Estaba llena de semen, tenia que haber sido una gran descarga, nunca en su vida se había sentido tan llena y tan extasiada.
La despertaron los sonidos de la ciudad, empezaba a amanecer y el autobús se acercaba al terminal de la ciudad que era su destino, miro a su lado y el tipo aun dormía. Ni sabia como se llamaba. Unos instantes después entraron al terminal y llego a su destino. Miro su reloj 5:50 a.m. El autobús se detuvo, las personas comenzaron a bajar y al pasar a su lado todos la miraban con curiosidad, todos habían escuchado sus exclamaciones de placer. Tomo su pequeño bolso y se levanto dispuesta a salir, sintió como descendieron algunas gotas mas fluidos de su sexo empapando aun más su tanguita. Su acompañante se despertó sobresaltado y ella paso a un lado de el. Reclamo su equipaje y fue a la parada de taxi. Y se alejo con la esperanza de conquistar esta nueva ciudad, se mortificaba al pensar que tal vez había debido dejarlo su numero a su amante de viaje, pero sabia que era mejor así.
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